Imposible no
referirse a la dramática situación en la que actualmente se debate el pueblo
venezolano, arrastrado a una aventura política desde hace poco más de quince
años y que la tiene al borde del precipicio, si es que no en caída libre hasta
el fondo del mismo. La violencia desatada en contra de los jóvenes y opositores
en general por parte de las fuerzas policiales y paramilitares luego de la
marcha convocada por los jóvenes el día 12 de Febrero, es un motivo de alarma
para todos los pueblos latinoamericanos en particular, sin embargo, la hipocresía
de muchos gobernantes que usufructúan el petróleo venezolano es tal, que no
solo callan ante los dramáticos momentos que vive el pueblo venezolano, sino
que llegan hasta el descaro de solidarizarse con una dictadura que oprime y
asesina impunemente a un pueblo indefenso.
LOS ORIGENES DE LA CRISIS ACTUAL.
Para entender la
crisis actual, hay que remontarse hasta 1998, cuando surge el chavismo luego de
los 40 años de sucesivos gobiernos de Acción Democrática, la URD y del COPEI,
en lo que se denominó el Pacto de “Punto Fijo” y que a la postre significó para
la Venezuela que salía de la dictadura de Pérez Jiménez, la creación de una
brutal desigualdad social, producto de la corrupción gubernamental y el
derroche de la renta petrolera. Con este antecedente y un discurso fácil y
populista, llegó Hugo Chávez al poder en las elecciones del 98 y durante los cerca
de 15 años que estuvo en el poder, utilizando los mecanismos democráticos que
le daba la Constitución, con la que asumió la presidencia de la república, se
dio a la tarea de demoler el Estado de Derecho, la Institucionalidad y la Democracia.
Subordinó a su persona todos los estamentos del poder en Venezuela, creando una
dictadura personal, solamente comparada con la que en su momento ejerció Juan
Vicente Gómez y Marcos Pérez Jiménez. Gracias a su creación ideológica, El Socialismo del Siglo XXI, se convirtió
en el dueño absoluto de Venezuela, con poderes omnímodos, gobernando por
decreto, gracias a la mayoría creada en la Asamblea Nacional, dirigiendo la economía
a su gusto y antojo y disponiendo irresponsablemente de los recursos petroleros
a fin de crear un liderazgo político regional, el cual se basaba simplemente en
su carisma, sus ideas y su chequera.
EL FACTOR CUBANO.
La creación y
fortalecimiento del liderazgo regional de Chávez tenía que pasar forzosamente por
Cuba, debido a la anormal consideración de que en Latinoamérica, todo aquel que
se precie de revolucionario, tiene que tener el visto bueno de Fidel. Con la
crisis económica cubana, que los mantenía de periodo especial en periodo
especial, consecuencia de la caída del bloque soviético, la llegada de Chávez
fue la balsa de salvación que necesitaban los hermanos Castro para mantenerse
en la línea de flotación y ni cortos ni perezosos acogieron en su seno al huérfano
Teniente Coronel, al que ungieron como el prototipo del nuevo revolucionario.
100 mil barriles de petróleo diarios fueron el costo del ungimiento, los que están
incluidos dentro del generoso obsequio que hizo en su momento Chávez y lo
mantiene Maduro, de cerca de 13 mil millones de dólares anuales de subsidio a
los cubanos. A cambio, Cuba mantiene cerca de 30 mil médicos y maestros, todos
con entrenamiento militar, un fuerte contingente de militares cubanos, quienes están
a cargo de los servicios de seguridad, inteligencia, protección presidencial, puertos,
aeropuertos, la organización de las milicias bolivarianas y los grupos de
choque.
LA ECONOMIA. EL TALON DE AQUILES DEL
GOBIERNO.
Luego del derroche
populista de más de 900 mil millones de dólares, en los que se calcula la renta
petrolera durante el chavismo, la economía venezolana literalmente no tiene
dinero ni siquiera para comprar papel higiénico. En medio del desabastecimiento
generalizado a la población, el país se hunde lentamente en medio de una inflación
superior al 50 %, un raquítico crecimiento económico del 1 %, con el 10 % de
desempleo, apagones diarios y las interminables colas para conseguir leche,
aceite, pollo o pan. Tal a como lo confesara públicamente Rafael Ramírez,
Presidente de la Estatal Petrolera PDVSA, durante el mandato de Chávez jamás
hubo planificación para el manejo de las divisas. Las políticas de
confiscaciones decretadas por el chavismo y el madurismo, han colapsado la
estructura productiva venezolana, todas las empresas confiscadas fueron
despedazadas y a la fecha son muy pocas las que producen. Una de las más
grandes sangrías a la economía venezolana lo representa el precio subsidiado de
los combustibles, ya que llenar el tanque de un vehículo es más barato que comprar
una gaseosa en lata. Otros graves problemas económicos son las deudas multimillonarias con Rusia y China,
esta última a pagarse con petróleo, el subsidio petrolero a Cuba y el
estancamiento de la inversión en la infraestructura petrolera. El colmo es que
a las líneas aéreas extranjeras se le adeudan 2,600 millones de dólares, motivo
por el cual muchas han disminuido los vuelos hacia el país del sur. Por increíble
e inverosímil que parezca, un país que produce más de 3 millones de barriles de
petróleo diario, que recibe 42 mil millones de dólares anuales por la venta del
mismo, está en igual o peor situación que cualquier país pobre de cualquier
latitud.
LA CORRUPCION GUBERNAMENTAL.
Durante los 40 años
del Punto Fijismo, se calculó en 30 % el desvío que la corrupción gubernamental
de ADECOS y COPEYANOS hacían del presupuesto nacional; en la era chavista, se
calcula que la corrupción se duplicó, llevándose el 60 % del presupuesto
nacional. Estas cifras son sostenidas nada más y nada menos que por el ex
rector de la Universidad Central de Venezuela y ex director de la
Superintendencia Nacional Tributaria (SENIAT). De acuerdo a esta información, de
los 900 mil millones de dólares que ingresaron producto del petróleo, 500 mil
millones se perdieron producto de la corrupción gubernamental.
EL LIDERAZGO DE MADURO.
Ungido por Chávez
poco antes de su muerte, Maduro heredó la presidencia en Venezuela en medio de
la pugna entre los clanes políticos, familiares y militares, quienes se
disputaban mayores cuotas de poder. Considerado por sus mismos compañeros como
un incapaz, Nicolás Maduro se sostiene gracias al apoyo cubano, a que las
Fuerzas Armadas aun lo sostienen y a que ha dejado en libertad de que todos los
bandos en pugna metan la mano en el tesoro público. Errático y con serias dudas
acerca de su capacidad para gobernar, se acerca rápidamente al borde del
abismo. Sin el carisma, ni el atractivo que Chávez ejercía ante las masas, poco
a poco ha visto mermado el apoyo popular. Solamente a través de medidas
desesperadas, como ordenar el saqueo del comercio de electrodomésticos, ha
podido tomar un breve respiro en una lucha que se le pone cuesta arriba. Los más
cercanos conocedores del chavismo y el Socialismo del Siglo XXI, entre ellos el
alemán Heinz Dieterich, coinciden en que el radicalismo que muestra en los
actos públicos, es la muestra más palpable de su gran debilidad y que la salida
militar será la solución que darán las Fuerzas Armadas en caso de que la crisis
ponga en peligro el sistema actual.
FUERZAS ARMADAS, PARAMILITARES Y BANDAS
ARMADAS.
Integrada por
alrededor de 350,000 combatientes activos, la Fuerza Armada Nacional Bolivariana
está compuesta por el Ejército, la Armada, la Aviación Militar y la Guardia
Nacional. Paralelo a esta estructura, se encuentra la Milicia Nacional
Bolivariana, con cerca de 150,000 efectivos armados, la que responde al
Presidente de la Republica. Creada por Hugo Chávez, más como un disuasivo ante la
posibilidad de un golpe militar, son fuerzas paramilitares que actúan al margen
de los mandos militares y policiales. Son los encargados de hacer el trabajo
sucio para preservar la imagen tanto de la policía como del ejército. Gozan de
total impunidad y es vox populi que han sido entrenados por los especialistas
cubanos que se encuentran en misión en Venezuela y por las FARC. Adicional a
estas fuerzas, existen las bandas de malandros, llamados eufemísticamente “Los
Colectivos”, que también fueron organizadas y armadas estando en vida Chávez,
para reforzar el control sobre la población civil. Estos últimos prácticamente se
salieron de las manos de las autoridades y han creado sus propios reductos de
poder, donde hasta la policía requiere del permiso de ellos para poder penetrar.
Uno de estos reductos, quizás el más famoso, es la barriada 23 de Enero, sede
de los Montoneros, uno de los más feroces grupos de choque del gobierno y
quienes fueron los encargados de llevar la violencia a las protestas
estudiantiles de esta semana. Todos estos grupos son los responsables de los más
de 25 mil asesinatos ocurridos en los 15 años de gobierno chavista.
LA OPOSICION. CORTOPLACISMO VRS. EL MEDIANO
PLAZO.
En el escenario
actual y luego de las recién pasadas elecciones municipales, dentro de la Mesa
de la Unidad Democrática, MUD, han aparecido dos corrientes, una de ellas
liderada por Leopoldo López y María Corina Machado. Esta corriente, bajo la
consigna de “La Salida”, apuesta por sacar del poder a Maduro a base de presión
en las calles, como una respuesta inmediata a la crisis económica y la restricción
de las libertades públicas. La otra corriente, liderada por Henrique Capriles,
aboga por una salida pacífica, esperando que la situación económica y la
incertidumbre social impacte en los seguidores de Maduro y sean una fuerza
decisiva para el 2016, fecha en que se tendría que hacer el Referéndum
Revocatorio. Capriles considera que buscar una salida rápida a la situación actual
solo acelerara la posibilidad de un golpe militar, lo que supondría un retraso
mayor a la búsqueda de la democracia. El radicalismo expresado por López y
Machado tiene eco en un sector de la población, cansada del desabastecimiento,
la violencia callejera, la impunidad y la corrupción, sin embargo, puede ser el
detonante de males peores.
El gobierno de Nicolás
Maduro enfrenta la crisis más difícil en el poco tiempo que tiene de gobernar,
una crisis económica, social y política que podría volver ingobernable a
Venezuela, aumentando con ello la posibilidad de un golpe militar. A la par que
crece la corrupción en el seno del gobierno, el partido y las fuerzas armadas, también
aumenta el desabastecimiento, pero sobre todo la confiscación de las libertades
más elementales a la población. Condenados a vivir encerrados y temerosos a
causa de la violencia callejera que imponen los maleantes, el país es una olla
a punto de estallar y cuando eso ocurra, el estallido también sonará en nuestro
país.