Recién
inicia el nuevo año y una serie de complejidades se presentan en el horizonte
que podrían resultar complicadas para el país en general. Equivocadamente se
plantea toda la carga a la oposición, señalándola como la única responsable de
la consolidación de la dictadura orteguista en Nicaragua, sin embargo, las
dificultades son mayores por el lado del gobierno que lo que muchos piensan.
2015 se presenta como un año plagado de retos, con una serie de elementos
coyunturales que podrían marcar el devenir del siguiente, el año de las
elecciones nacionales.
EL CANAL.
El
proyecto canalero es el reto máximo que el gobierno se ha autoimpuesto. Luego
de las masivas protestas del 2014 y la represión indiscriminada desatada
durante el mes de diciembre recién pasado, una cosa le quedó claro a quienes
promueven desde el poder dicho proyecto: el pueblo no lo comprará a ojos
cerrados y dado el manto de discrecionalidad y falsedades que poco a poco se
vienen develando, tendrán que hilar fino para no convertirlo en la génesis de
un conflicto social de mayores proporciones. Si bien es cierto que la población
de Rivas y San Miguelito quedó seriamente afectada a consecuencias de la acción
del ejército y la policía, no es menos cierto que esta lucha apenas toma un
respiro y quienes están al frente de la misma tendrán que sacar lecciones de lo
pasado durante la navidad roja del 2014 para aprender de ella y no cometer los
mismos errores. La clave estará en la capacidad de organización departamental,
municipal, comarcal y de barrios, para poder hacer efectiva la demanda de los
pobladores donde está trazada la supuesta ruta canalera, de no ser confiscados
por la empresa extranjera dueña de nuestra soberanía nacional.
LOS PROBLEMAS DEL PODER.
Muchos
analistas magnifican la solidez del gobierno, quizás como parte de la
estrategia misma para amedrentar a la población y matar en puerta cualquier indicio
de descontento. La tan cacareada solidez presenta fracturas muy peligrosas que
tienen el potencial de desatar una implosión interna del orteguismo. El cese de
la ayuda venezolana, la indetenible carestía de la vida, la entrega a cuenta
gotas de las migajas del festín gubernamental a los miles de sandinistas,
orteguistas, murillistas, militares retirados y desmovilizados del SMP, hacen
imposible mantener la cohesión en las filas partidarias, ya que basaron su
proyecto en la compra de conciencias a través de programas clientelistas y prebendarios.
Amor pagado son cuernos asegurados.
LA ASAMBLEA NACIONAL.
La
lucha por el control de la Asamblea Nacional entre el murillismo y el grupo
contrario a esta facción del orteguismo es enconada. Desde septiembre del 2013
los intentos de la compañera Rosario por tomar las riendas de este poder del
estado han fallado estrepitosamente. Ha habido fracturas en el seno de la
bancada oficialista que han sido cuidadosamente disimulados. La Asamblea es
clave para las aspiraciones presidenciales de Murillo y su control a través de
terceras personas es vital para tener el poder total en el país en un año
preelectoral. La situación de salud del Presidente Rene Núñez no hace sino complicar
la pugna entre ambos bandos. Aunque se habla de negociaciones que dejarían a
Iris Montenegro fungiendo como Presidenta en Funciones, la candidatura de Alba
Palacios siempre será la espada de Damocles que mantendrá la compañera sobre
las cabezas de quienes la adversan dentro de su mismo partido.
LA CANDIDATURA DE ROSARIO MURILLO.
2015
es el año de definir candidaturas en el oficialismo. Siempre lo hacen un año
antes y lo oficializan el año electoral. Todos se preguntan si será Daniel de
nuevo o será Rosario, la actual regenta del poder. Para nadie es un secreto el
estado de salud del comandante Ortega, ni tampoco las ambiciones de la
compañera para ser la candidata en el 2016. Una candidatura que causa escozor al
liderazgo de la vieja guardia, agrupados ahora en el “Grupo de los 50”, aparentemente
con dirección, visión y objetivos claros. Este año será el de la medición de
fuerzas entre Rosario y quienes la adversan y se antoja que la falange juvenil
no le bastará para salir airosa. Daniel es el único que podría poner el orden en
la granja, sin embargo habría que ver hasta donde su condición física le
permite y no habría que desestimar la decisión de Murillo de ser la nueva
presidenta de Nicaragua, un derecho que ella considera indiscutible e
inapelable.
LA OPOSICION.
El
gran reto para la oposición de este país es tratar de encontrar un camino en el
que converjan los intereses de cada agrupación política y poder darle forma a
una coalición electoral que pueda animar a la población a enfrentar el año
siguiente con energía y musculo. Hasta ahora los resultados han sido
infructuosos, no solo por la tozudez del liderazgo nacional, sino también por
los esfuerzos del orteguismo en dinamitar cualquier intento de unidad. Claramente
se identifican tres grandes grupos: Unidad por la República, Liberales y
Sandinistas en la calle. El primero se ve reforzado por el esfuerzo que
desarrolla Hagamos Democracia y aglutina a partidos, movimientos políticos y
organizaciones de Sociedad Civil. El segundo, encuentra dispersas a las tres agrupaciones
más representativas del liberalismo: PLI, PLC y Unidad con Dignidad. El
tercero, el de los miles de sandinistas que han sido purgados por el murillismo
y se encuentran desorganizados, pero con presencia en todos los barrios, municipios
y departamentos del país, constituyen una fuerza importante y necesaria para
poder vencer en el 2016. Desconfiados de la derecha y del liberalismo, que para
ellos es lo mismo, podrían tener una alternativa para poder hacer valer su voto
y su voluntad de mejorar ellos, sus familias y el país.
EL SANTO DE LA PROCESION.
Al
igual que el oficialismo, la oposición tendrá que definir este año las
candidaturas para el 2016. El eterno problema es que todos quieren ser caciques
y muy pocos se ofrecen voluntarios para ser soldados. Todos quieren sacrificarse
por la patria, bien sea como presidente o como diputados. Definir el Santo de
la procesión en el 2015 será crucial si se quiere llegar juntos en noviembre
del próximo año. Egos del tamaño de catedrales tendrán que ser demolidos para
poder encontrar la fórmula que anime a una población escéptica, desconfiada y
hastiada de tantos pleitos y errores.
CONDICIONES PARA LAS ELECCIONES.
El
reto final. Si no hay condiciones, cómo ir a elecciones? Las condiciones electorales
no serán una dadiva de Ortega o de Rosario Murillo, habrá que arrancárselas y
la única forma es que todos tiren parejo. El orteguismo enfrentará condiciones difíciles
este año, tanto a nivel interno, partidario y a nivel externo, como para
permitirse el lujo de abrir otro flanco, sin embargo habrá que estar atento a
que parte del liderazgo político opositor, o que se auto llama de oposición, no
le entregue en bandeja de plata las facilidades para otro fraude electoral. Tampoco
habrá que caer en la trampa del cambio de figuras del mismo álbum en el Consejo
Supremo Electoral, que es el As bajo la manga de Ortega para calmar los ánimos
de la oposición. Cambell por Rivas no resuelve un CSE estructurado y organizado
para ver siempre ganador al mismo candidato, independientemente de si sacó menos
votos. El sistema electoral es la canasta de manzanas podridas que habrá que
cambiar y no solamente una de ellas.
EL
ESCENARIO INTERNACIONAL.
Contrario
a lo que se supone, Ortega estará con mayores dificultades internas y mayores
presiones para tratar de dar señales democráticas claras hacia afuera, y hacia
afuera son los Estados Unidos y Europa. Venezuela es casi inexistente en las
cuentas nacionales, los cubanos están más interesados en mantener la armonía con
el anterior enemigo a muerte y ahora sus nuevos amigos, el Imperialismo
Norteamericano, y Rusia, con los graves problemas económicos que enfrenta, difícilmente
estará en la disposición de acompañar las bravatas de Ortega, por lo que las
perspectivas en el plano internacional no le favorecen. El control de los
republicanos en ambas cámaras se antoja de mayor presión internacional como para
que Ortega continúe con sus pretensiones de crear desde ya las condiciones para
un sexto fraude electoral, sin embargo de poco servirá la presión externa si la
oposición no hace la labor que todos esperan de ella.