El recién pasado martes 22 de Febrero, el candidato de consenso de la verdadera oposición en Nicaragua, don Fabio Gadea Mantilla, anunció formalmente la designación del Dr. Edmundo Jarquín Calderón como su Vicepresidente, en una fórmula que ha causado no solo un gran revuelo mediático, sino que la aceptación y tranquilidad de muchos sectores que venían pidiendo a gritos el nombramiento del acompañante de don Fabio, toda vez que este viene a definir, en gran parte, el cariz del tipo de gobierno que tendremos después de Enero del 20102. La otra parte la complementa el Programa de Gobierno y el Gabinete que llevará sobre sus hombros la gran tarea de hacer realidad ese programa.
Acostumbrados a ver que los Vicepresidentes a través de la historia han sido como la quinta llanta de un vehículo o que han llegado a esta posición producto de negociaciones con aliados, convirtiéndose en poco tiempo en adversarios del propio presidente por la ambición de aspirar a mas o por la frustración de ver truncadas esas mismas ambiciones, el caso del Dr. Jarquin es atípico, pues ha sido una designación producto de la confianza, cercanía e identificación de intereses políticos, sociales, culturales, pero sobre todo, por considerar don Fabio, que la persona designada a acompañarlo en los próximos cinco años de gobierno, representa y encarna la misma visión del futuro de nuestro país que él mismo manifiesta.
Una visión de Nicaragua con mejores instituciones y ministerios, donde el tráfico de influencias no sea el modus operandi de los pillos y aprovechados que se disfrazan de funcionarios públicos para beneficiar a los clanes, que plata en mano quieren torcer todo a su favor.
Una Nicaragua con un verdadero estado de derecho donde todos tengamos el mismo tratamiento y no sea la coima y el soborno los que encargados de dilucidar quién tiene la razón y quién no.
Una Nicaragua con más y mejor educación, que permita poder dar respuesta a los 25,000 bachilleres que se quedan año con año sin oportunidades de aspirar a una carrera técnica o universitaria, condenándolos a ser candidatos al exilio económico; con un sistema educativo que nos saque de la negra estadística de cuatro grados promedio nacional de escolaridad; donde el sub sistema de educación secundaria no revele su amarga cara de mediocridad en los exámenes de ingreso de las universidades estatales, que frustra a los mismos estudiantes y pone en riesgo el futuro del desarrollo del país. Un sistema educativo donde no sea la militancia partidaria quien determine el aprobado o el reprobado de los estudiantes.
Una Nicaragua con funcionarios públicos que no vean al estado como la fuente del enriquecimiento fácil, rápido e ilícito, como actualmente lo vemos entre estos que para desgracia nuestra tenemos, quienes sin ningún empacho y con el mayor descaro, arrojan en frente nuestro las plumas de las gallinas robadas a vista y paciencia de propios y extraños.
Una Nicaragua con un poder judicial limpio, transparente y confiable, sin bancadas partidarias y sin tanto desvergonzado, que con toda la desfachatez del mundo declaran, de por sí y ante sí, inconstitucional hasta la mismísima Constitución Política.
Una Nicaragua con un poder legislativo convertido realmente en el foro de discusión política por excelencia y hacedor de las leyes para todos, no en el mercado persa que es hoy, donde el voto y las lealtades políticas, con honrosas excepciones, se compran y venden al gusto del gran comerciante de voluntades y conciencias.
Una Nicaragua donde no se hable de los pobres, sino que se trabaje por sacar a los pobres de su pobreza, donde los propios gobernantes sean los primeros en dar el ejemplo de probidad y honestidad y no quienes más se enriquezcan a costa del erario público, como actualmente los vemos con la ilegal privatización de la cooperación venezolana. Una Nicaragua totalmente distinta a la que actualmente tenemos.
Con las credenciales de honestidad del Dr. Edmundo Jarquín, demostrada durante toda su vida política y profesional y reconocida hasta por sus mismos enemigos, nadie mejor para encabezar junto a don Fabio la Revolución de la Honradez que nos hemos planteado desarrollar en el próximo gobierno de la UNE. Es también un nombramiento que da la garantía necesaria a aquellos sectores de izquierda y de centro izquierda, que la población más desfavorecida y vulnerable serán reconocidos y atendidos con verdaderas políticas de estado anti pobreza, no con programas prebendarios y de beneficencia política, que solo pretenden mantener y extender la cantidad de pobres en Nicaragua para garantizar la lealtad partidaria hacia los repartidores de limosnas, hacia los repartidores de las migajas que caen de la mesa del gran festín.
El Dr. Edmundo Jarquín es la garantía a los verdaderos sandinistas que todavía se mantienen en las filas del orteguismo, asqueados e indignados de tanta corrupción pero rehenes de un trabajo en el estado que les garantiza mantener a sus familias con una relativa estabilidad económica, y que después de la derrota del 6 de Noviembre no serán ni perseguidos ni humillados. Es la garantía de que los gobiernos de abajo, de en medio o los co-gobiernos llegarán a su fin después de enero del 2012. Es la garantía de poder atraer a los sectores independientes o sin partido, que se agrupan en los departamentos de la región del Pacifico de Nicaragua y que demandan calidad y honradez de los gobernantes, claridad de qué se va a hacer y cómo se van a hacer las cosas en un eventual gobierno. Sectores que son atraídos no por consignas sino por programas y por la capacidad de la gente que estará a cargo de hacer realidad esos programas.
Ha sido esta una escogencia afortunada, que si la medimos por la reacción de los enemigos de la democracia que se aglutinan en el pacto perverso que tiene a nuestro país en la ruina moral, es la fórmula que tiene asegurado el triunfo electoral en el próximo 6 de Noviembre. Ninguno de sus detractores ha podido hacer un planteamiento de peso que ponga en duda la credibilidad, honorabilidad y capacidad de sus integrantes. En una muestra de la máxima incapacidad política, el argumento de mayor peso que han encontrado los pactistas es decir, en un coro bien orquestado y sincronizado, como el pacto mismo, que uno es viejo y el otro es feo. Ante esto, dos verdades del tamaño de una catedral, la primera la dijo don Fabio en La Trinidad, Estelí: Mejor ser un viejo demócrata, que un joven dictador. La segunda la planteo Mundo en la campaña del 2006: Feo pero no Ladrón!
Al buen entendedor, con señas.
felicidades por este aporte al pensamiento político critico al Orteguismo
ResponderEliminar