Las
transformaciones en el ámbito político han sido las más fáciles de
ejecutar para la pareja presidencial,
toda vez que ya existía un largo trecho andado de “comodidad” en el trato hacia
lo que se conoce como la clase política nacional, trecho que viene desde los
tiempos de Anastasio Somoza García, se extendió a su hijo Anastasio Somoza
Debayle, hasta llegar a la actualidad, en la que el comandante ha hecho gala de
una “finura” notable para comprar, alquilar, utilizar a préstamo o simplemente
chantajear a cuanto político se le ha puesto en frente. No ha sido nada difícil
la relación con políticos y empresarios, para alguien acostumbrado a las
negociaciones duras y que por lo general, antes de sentarse con ellos, ya les
tiene tomada la medida de sus debilidades, de sus problemas, fallas, pecados (veniales
y mortales) y por qué no decirlo, de sus necesidades “más sentidas”. Por El
Carmen han desfilado la mayoría de los políticos nacionales y a uno que otro lo
ha ido a visitar a sus dominios, sobre todo cuando no tenía el inmenso poder económico
que tiene ahora, poder que se fundamenta en el usufructo de la cooperación
venezolana, la que todo hace presagiar que está llegando al ocaso luego de la
derrota del gobierno de Maduro el 6 de diciembre recién pasado.
LOS
OBJETIVOS PROPUESTOS A NIVEL POLÍTICO
Para
lograr los objetivos en el ámbito político se plantearon “una nueva Constitución Política, la reforma de todos los poderes del
estado restándoles y quitándoles completamente las cuotas de poder a los
liberales, así se terminará para siempre con el chantaje del pacto y nuestros
adversarios no podrán recuperar el poder en los próximos 15 años”… “Profundizar el debilitamiento y la división
de la oposición política, aprovechándose de sus debilidades, por las vías y
métodos que fuera necesario, monopolizando las Asamblea Nacional, la Corte
Suprema de Justicia y el Consejo Supremo Electoral”… “Impedir la unidad de las
llamadas Fuerzas Democráticas. Negociar y Torpedear hasta donde sea posible con
los líderes liberales franqueables
para mantener la imagen del pacto viva y sea pieza angular para profundizar sus
contradicciones y divisiones”.
Como
puede apreciarse, han cumplido a rajatablas todo cuanto se propusieron en enero
del 2009, esperando pacientemente el momento propicio para dar los zarpazos
institucionales y constitucionales, pero sobre todo, para mantener a la
oposición dividida o al menos al liderazgo liberal enfrentado unos con otros. Cooptaron
todas las instituciones del estado, incluidas el Ejército y la Policía, las
instrumentalizaron para su beneficio y muy eficientemente han cambiado las
reglas del juego político, sin que muchos ni siquiera hayan protestado ante
tales desmanes inconstitucionales, antes bien, no son pocos los que han
aplaudido, por comodidad, cobardía o ignorancia, tales medidas. Para realizar
las reformas a la Constitución esperaron hasta enero del 2014 y de paso
arrasaron con la institucionalidad del Ejército y lo poco que le quedaba a la Policía.
Necesitaban el control total de la Asamblea Nacional, lo que lograron con el
fraude del 2011. La reelección indefinida, las reformas al Código de
Organización Militar y a la Ley de la Policía han sido los cambios más ansiados
y trascendentales en este periodo, que les permiten cristalizar sus más
preciados anhelos de perpetuidad en el poder.
LA
PERVERSIÓN DE LA POLÍTICA, UN ACTO REVOLUCIONARIO?
Si
algo ha hecho bien Ortega y Cia. en Nicaragua ha sido pervertir la política
criolla a extremos que ni a Somoza García ni a Somoza Debayle se les hubiera ocurrido.
Bajo el lema maquiavélico de que “El fin justifica los medios”, arrasaron con
la credibilidad de la clase política y de los partidos políticos, a niveles
tales que hoy la ciudadanía duda hasta de su propia sombra, culpa de todos los
males a la dirigencia de los partidos políticos, pero no se atreve a señalar al
verdadero causante de tanto desprestigio. Desde los tiempos del “Gobierno de Abajo” se dieron a la tarea
de infiltrar dirigentes y gente de base en cuanto partido político aparecía;
crearon partidos topos que se activaban –y aun hoy se activan- durante los
procesos electorales; repartieron plata para fortalecer partidos sin bases;
compraron “lideres” de partidos cuya militancia alcanzaban y alcanzan
holgadamente en tres o cuatro sofás de regular tamaño; rellenaban -y rellenan-
los tendidos electorales de unas cuantas agrupaciones políticas; dividieron a
la Contra, a liberales, a conservadores y partidos cristianos en varios pedazos
y para remate, con el control total que tiene en el Consejo Supremo Electoral,
se da el lujo de quitar y asignar Personerías Jurídicas, como si se tratara de
un mercado persa. Es árbitro, juega en todos los equipos, apuesta, controla las
apuestas, es manager de varios equipos y controla a la mayoría de los otros,
regala los uniformes, paga los salarios de muchos jugadores, es dueño de los bates,
manoplas y bolas y también del estadio en donde se juega. El daño que Ortega y
su comparsa le han hecho a la institucionalidad política nicaragüense es
inmenso, han hecho cenizas la credibilidad y la esperanza electoral ante la
población, que se trata, ni más ni menos, de la única vía pacifica para acceder
al poder en nuestro país. La gente ya no cree en ella y culpa a los políticos
opositores y no a quien se ha encargado, con malévola eficiencia, de demoler
dicha credibilidad. Enterrar el futuro electoral ha sido un acto
revolucionario? O es la consecuencia más vil y despreciable para conservar un
poder que beneficia solo a la claque política que lo detenta? De nuevo, el fin
no puede justificar los medios.
CULPABLES,
CÓMPLICES O VICTIMAS?
La
clase política nacional se debate en una encrucijada muy compleja. No solo tiene
que bregar en contra de Ortega y el orteguismo que todo lo arrasa, sino que además
tiene que luchar en contra de la falta de credibilidad ante la población
nicaragüense. Los topos, el pacto, las divisiones, la vergonzosa entrega de los
tendidos electorales, la no menos vergonzosa participación en las JRV haciendo
bulto con el orteguismo, la vocación irrefrenable de quinta columnas de algunos
partidos y el mesianismo de muchos líderes, hace que el “trabajo” le salga más
fácil –sospechosamente- a Ortega. La clase política es culpable, es cómplice o
es víctima de las tramas y maquinaciones de Ortega? Nadie quiere ceder en sus
posiciones. Jamás Ortega hubiera llegado al poder sin la “necesaria” división
de los liberales, división que al día de hoy se mantiene por la tozudez del
liderazgo liberal. No en balde el partido más grande en Nicaragua es el de los
independientes, de los sin partido, que suman arriba del 40 % del electorado
total en el país. Algunos piensan que hay que dejar gobernar a Ortega los
quince años propuestos, con la inocente creencia que luego este entregará el
poder y se irá tranquilamente a su casa. Otros creen, ilusamente, que en quince
años el desgaste será tan grande, que en el 2021 la salida de Ortega será más
fácil que la victoria de la MUD en Venezuela el pasado 6 de diciembre. Y unos
cuantos creen que el voto masivo puede sacar a Ortega del poder, aun cuando él
cuenta los votos, él asigna diputados y él determina quién va a la competencia
y quién no y en qué condiciones. No se entiende o no se quiere entender, que el
capital económico acumulado en estos nueve años de poder orteguista es tan
grande, que la principal preocupación de esta gente es legitimarlo,
preservarlo, invertirlo y que se constituya en la fuente de poder político,
económico y social que facilite la estadía de la familia Ortega al frente del
país por muchísimos años más.
EL
MODELO POLÍTICO ACTUAL ES SOSTENIBLE SIN LA AYUDA VENEZOLANA?
El
gran debate en el seno del orteguismo es la continuidad del modelo político
actual sin los flujos de la cooperación venezolana, la que se ha manejado con
una discrecionalidad absoluta y ha enriquecido a una casta política, económica,
militar y policial, sobre la que precisamente descansa el mentado modelo. Ante
la evidente revisión que habrá desde el seno de la Asamblea Nacional venezolana
de todos los convenios de cooperación en el marco del ALBA y PETROCARIBE, los
nubarrones que se divisan en el panorama no son tan alentadores para nuestro
país. Solamente en el primer trimestre del 2014 se mencionaba la astronómica
cifra de 2,500 millones de dólares en facturas vencidas que ALBANISA adeudaba a
PDVSA. Con un precio promedio del crudo venezolano en US $ 31.24, las finanzas de
este pais están prácticamente en el suelo, noqueadas, por lo que la suspensión
de los envíos de petróleo en los términos concesionales firmados por Hugo
Chávez será cosa del pasado. Según investigadores venezolanos, la factura
petrolera con PETROCARIBE entre 2006 y 2014 asciende a 50 MIL MILLONES DE
DOLARES, equivalentes al despacho de 186,000 barriles de petróleo diarios, de
los cuales se ha pagado muy poco. Para tener una idea de los cuestionamientos
que se hacen a dichos convenios petroleros se menciona el hecho de que
Republica Dominicana y Jamaica remataron este año su deuda petrolera al 50 %
del total de lo adeudado, debido a la urgencia de dólares que tenían los
venezolanos. Actualmente Venezuela envía a PETROCARIBE más de 62 millones de
barriles de petróleo al año, lo que representa 2,000 MILLONES DE DOLARES
anuales, que Venezuela no percibe y necesita con suma urgencia.
En
estas condiciones, la pregunta que cabe es si Ortega y el orteguismo continuarán
adelante con el proyecto hegemónico, totalitario, excluyente, autoritario y
dictatorial que a partir del 2007 han impulsado con la complacencia de varios
sectores, incluidos entre ellos una parte de la clase política nacional? Dicen
que con la plata baila el perro, podrá continuar el baile dejando los gastos de
la fiesta a cargo del presupuesto nacional? Enterrará el pueblo para siempre a
los cómplices que ha tenido Ortega dentro de la clase política nacional o
seguirán dándoles el beneficio de la duda? Desenmascarará el pueblo finalmente
a los topos, infiltrados, quinta columnas y mercenarios que pululan dentro de
varios “partidos” políticos que sirven únicamente para vender el tendido
electoral, confundir y dividir a la población? Ortega ha hecho lo que ha
querido con Nicaragua porque ha tenido cooperadores necesarios, tanto en los
sectores económicos, en una parte de la clase política nacional, pero también en
la indiferencia del pueblo. Continuará esa indiferencia o abrirá al fin los
ojos? Como bien lo dice Monseñor Báez, hay gente que ve y no quiere creer lo
que ve, otros que ven y se hacen los que no ven y otros que prefieren no ver
del todo. Con tanto ciego, el tuerto siempre querrá ser el rey.
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