Este
domingo 19 se celebran 36 años del triunfo del pueblo nicaragüense sobre la
dictadura somocista, un largo proceso de luchas que inicio el 21 de febrero del
1934, cuando el padre de la dictadura somocista Anastasio Somoza García y por
encargo de Henry Stimpson, asesinaba al Héroe de Las Segovias, el General
Augusto Cesar Sandino. Se iniciaba entonces un heroico camino que concluiría el
19 de Julio de 1979, cuando la
dictadura que continuaría el heredero infame del asesino del patriota sucumbía
estrepitosamente ante el empuje de todo un pueblo encabezado por el FSLN tras
muchos años de lucha armada. Atrás quedaban las intentonas rebeldes en contra
de Somoza, en la que estuvieron involucrados conservadores, liberales,
Socialistas, Socialcristianos y hasta oficiales de la Guardia Nacional, la
guardia pretoriana al servicio de la familia en el poder.
SANDINO: EL ORIGEN
Sin lugar
a dudas, Sandino, El Héroe, representa la génesis de la lucha del pueblo nicaragüense
sobre la subordinación del pueblo a la traición, a la intervención extranjera y
al dominio de las cúpulas partidarias corruptas. Su asesinato a manos de Somoza
García no fue el fin de la lucha, sino que representó el inicio de la rebelión popular
en contra de la dictadura, que sobre su crimen, se levantaría durante 45 largos
años en la patria sangrante y reprimida. Sandino dejó a las futuras
generaciones de luchadores al Coronel Santos López como eslabón imprescindible
para continuar el camino de la liberación. Y Santos López forjó a quienes darían
continuidad al Legado de Sandino, un legado de Patria, de Libertad, de Soberanía
Nacional.
SOMOZA DEBAYLE: LA HERENCIA DE LA INFAMIA
La ejecución
del padre de la dictadura a manos del Poeta Rigoberto López Pérez abriría el
camino a nuevos luchadores, a la idea de que ningún dictador está a salvo de la
justicia popular, pero también al relevo de la infamia por parte de Anastasio
Somoza Debayle. Y continúo el ciclo de violencia en nuestro país. Somoza privatizó
a la Guardia Nacional, poniéndola al servicio de él y de su familia. Somoza privatizó
al Partido Liberal Nacionalista, convirtiéndolo en el Partido Liberal
Somocista. Somoza continuó con la confusión Estado – Partido – Guardia Nacional
– Familia. Somoza amplió la acumulación de capital que había iniciado su padre
luego de expropiar a los ciudadanos alemanes en nuestro país, con los
Monopolios Televisivos, Naviero y Aéreos, la compra de fincas, casas, radios y mediante
la incursión en cuanto negocio había en Nicaragua. También Somoza elevó a categoría
de Política de Estado su concubinato con el Gran Capital y la sumisión de una oposición
hecha a su medida.
LA REVOLUCION: UNA UTOPIA IMPOSIBLE
La
lucha, el heroísmo y el sacrificio de miles de nicaragüenses daría sus frutos
el 19 de Julio de 1979. La dictadura que se sostuvo a sangre y fuego durante más
de cuatro décadas moría a cómo vivió, pero esta vez bajo la violencia popular.
Sandino, Santos López, Rigoberto López Pérez, Carlos Fonseca Amador, Julio
Buitrago, Silvio Mayorga, Jorge Navarro, German Pomares, José Benito Escobar,
Rigoberto Cruz, Leonel Rugama, Pedro Arauz, Carlos Agüero, Pedro Joaquín
Chamorro, Rene y David Tejada Peralta, Luis y Adolfo Báez Bone y miles de héroes
anónimos entraban victoriosos a la historia, la dictadura había caído y se abría
un nuevo horizonte de esperanzas. La Revolución Popular Sandinista fue la Utopía
Imposible. Los logros en la Alfabetización, en la Reforma Agraria, en Salud, en
la democratización social y política, fueron contrarrestados por la guerra
contrarrevolucionaria, el bloqueo norteamericano y los propios errores cometidos.
El 25 de Febrero de 1990 llegaba a su fin el proyecto revolucionario, dejando
tras de sí un ciclo de violencia que duró 10 años en la historia de nuestro país.
Dejaba la nostalgia de lo que pudo ser y no fue. Sueños y esperanzas que no se
pudieron disfrutar. Y quedaba un país en ruinas.
LOS 16 AÑOS LIBERO – CONSERVADORES
Con
la victoria de la UNO en el 90 se iniciaba una nueva etapa en la vida de los nicaragüenses.
Fue la época de la reconstrucción de la economía, del desarme y la reconciliación
entre los bandos en pugna, del desarrollo en la infraestructura atrasada por
los 10 años que duró la Guerra Civil. Pero también fue la época del despojo, de
la contrarreforma agraria, de la corrupción indiscriminada, de la acumulación de
capital a costa del erario público, de los pactos, del descaro, del abandono y
de lucir la miseria humana que llevaban en sus entrañas quienes alguna vez se
presentaron como los revolucionarios perfectos. Y vendría más aún.
LA ROBOLUCION ORTEGUISTA
Enero
del 2007 iniciaba un nuevo ciclo en la vida de nuestro país, quedaban atrás 16
años de gobiernos libero – conservadores que se mantuvieron navegando en medio de
las crisis políticas y sociales, de la corrupción, pero sobre todo del abandono
a los más desprotegidos de la sociedad. El nuevo ocupante de la silla
presidencial había hecho de esto, precisamente de los pobres, su objetivo de
campaña y que al final le darían la victoria. Iniciaba entonces el retorno al somocismo.
Acumulación de capital, ya no expropiando alemanes o asaltando descaradamente el
erario público, ahora era la Cooperación Venezolana el cuerno de la abundancia,
la fuente de los ríos de leche y miel. De nuevo los Monopolios y Oligopolios, ya
no navieros, aéreos o televisivos, ahora eran más “generosos” por tratarse de industrias
estratégicas para el país: Petróleo, Combustibles, Energía. Aparecieron las
nuevas Nicolasas Sevilla, los modernos AMROCS. Nuevamente la privatización de
las Fuerzas Armadas, ahora al servicio de la familia en el poder. Se privatizó
el partido FSLN para convertirlo en el Partido Orteguista. De nuevo la
sacrosanta alianza con el Gran Capital que todo lo bendice y todo lo aprueba. Resucitó
Modesto Salmerón en la rechoncha figura de Roberto Rivas, dando paso, de nuevo,
a los Fraudes Electorales. Resucito también Adolfo Díaz, entregando la Soberanía
Nacional a una empresa extranjera. Y otra vez el ciclo de la represión para
preservar a toda costa el Poder, la fuente de la Riqueza mal habida.
QUE DEBERÍAMOS CELEBRAR?
Este
19 de Julio deberíamos celebrar en una fiesta nacional la caída de la dictadura
somocista, la restauración de la patria, el restablecimiento de la soberanía,
el fin del oprobio, el robo y el crimen, la unidad del pueblo nicaragüense para
derrocar a un dictador, el fin del dolor que causan los asesinatos políticos, la
represión, la tortura, la cárcel, del fin de la impunidad de quienes tenían las
armas, de los robos al voto del pueblo, del saqueo al erario público, de la exclusión
económica, de la persecución política.
No
podemos ni debemos celebrar la privatización de una celebración nacional, de la
aparición de los grandes latifundios, de la profunda inequidad en la distribución
de la riqueza que producimos todos los nicaragüenses, del enriquecimiento ilícito
de las cúpulas que gobiernan el país. No podemos celebrar a 210
multimillonarios que juntos acumulan casi tres veces el PIB. No podemos
celebrar que el 74 % de la población esté en pobreza multidimensional, ni mucho
menos que se haya entregado la Soberanía Nacional, por la que lucho y murió Sandino
y miles de nicaragüenses, a una empresa extranjera que se arroga el derecho,
con la complicidad de quienes gobiernan, de querer expropiar a miles de
ciudadanos, obligándolos al destierro y al desarraigo. No podemos celebrar la
muerte de la Democracia, del Estado de Derecho y de la Institucionalidad. No podemos
celebrar una educación mediocre que convierte a los ciudadanos en clientes. No
podemos celebrar a quienes han convertido la lucha, la sangre y el sacrificio
de tantos nicaragüenses en un carnaval absurdo, sin sentido y en la glorificación
del esoterismo, lejano a las profundas creencias religiosas del pueblo. En fin, no podemos celebrar lo que ellos
celebran.