A partir del 19/4 en
Nicaragua se libra una verdadera guerra, aunque muchos no lo quieran ver así.
Por un lado están los que tratan de mantenerse en el poder (Ortega y el
orteguismo) y por el otro, quienes tratamos de restablecer la democracia, el
estado de derecho y la institucionalidad de este país. Esta guerra se libra en
varios frentes, el primero de ellos es la lucha por el control de las calles
Para nadie es un secreto que este lo ha perdido Ortega y el orteguismo, luego
que la población nicaragüense se sacudió la modorra de once años y desplazo con
la fuerza de su presencia a quienes las habían monopolizado por tanto tiempo.
Más de una vez lo dijimos, si nos unimos todos se las quitamos. El pueblo
perdió el miedo y la ira contenida durante años se desato, cuando contemplamos
una verdadera carnicería cometida por la policía orteguista, las turbas
motorizadas, la juventud “sandinista” y el sector lumpen al que siempre han
recurrido. 63 muertos, cerca de quince desaparecidos y más de 400 heridos es el
resultado de esta batalla. Una sangría innecesaria que solo fue posible por la
intransigencia criminal del régimen, la obsesión de poder y la locura de mentes
retorcidas que gobiernan este país.
Otro de los frentes de lucha
a nivel nacional e internacional, y es al que me quiero referir en esta
ocasión, es la mediática, aquella que trata de influir en el comportamiento,
actitudes y conducta, no solo del otro contendiente, del adversario, sino que
también de quienes podrían estar en posición neutral o no resueltamente del
lado del pueblo nicaragüense. Algunos estudiosos la denominan “Guerra Psicológica”,
partiendo del hecho de que la guerra, es un enfrentamiento psicológico entre
dos bandos en disputas. En este sentido, de lo que se trata es de influir,
desarmar, desanimar, desmoralizar, confundir y eventualmente derrotar a la otra
parte. El objetivo inmediato es llegar al dialogo con mayor fuerza, demostrar a
la comunidad internacional que el país está en completa calma y que son
pequeños grupos vandálicos los que aun protestan. Se trata de minimizar un
descontento nacional que ha pedido la salida de la familia Ortega – Murillo del
poder. Se trata de rescatar y mantener la vigencia del consenso y la alianza
con el sector empresarial. Se trata de preservar el poder, que es la fuente de
tanta riqueza mal habida.
Con que cuenta el gobierno?
En primer lugar, con todos los canales de televisión que a partir del 2007
fueron comprando con el dinero de la cooperación venezolana; en segundo lugar
con todas las radios nacionales y locales, que igual que las televisoras, son
producto del saqueo del erario público. En tercer lugar, una legión de
informáticos, pagados con los impuestos de todos los nicaragüenses y al
servicio de la pareja presidencial. Todos ellos tratan de transmitir a cada
momento y hasta el cansancio, el mensaje del poder. Este mensaje es que ellos,
el gobierno, están siendo víctimas de una conspiración internacional financiada
por la CIA y el Imperialismo Norteamericano, dicha conspiración es llevada a cabo por fuerzas tenebrosas
internas, que el propio 19 eran minúsculas, minoritarias, insignificantes, pequeñitas,
etc. Muy rápidamente comprendieron su error y rectificaron en la narrativa. Apuntaron
al único enemigo de todos estos años, el MRS, que de pronto se volvió una
fuerza nacional, incontenible, con una capacidad de coordinación extraordinaria
y con millonarios recursos económicos (dólares americanos) que le ha permitido
movilizar a miles y miles de ciudadanos en las marchas masivas que se han dado.
Para los entendidos, esto resulta totalmente ridículo, pero para mentes no tan
entendidas, más sencillas, siembra una duda y aquí es donde el terreno se
vuelve fértil para desatar la campaña publicitaria que neutralice a esa
persona, a esa familia, a ese grupo social.
El aparato publicitario a
cargo de la guerra psicológica opera también en las redes sociales, puesto que
este ha sido el flanco más débil del gobierno. Han llevado la guerra a Facebook
utilizando perfiles falsos, confundiendo, alarmando, tratando de dividir, denigrando,
posteando noticias falsas, etc. El problema es que para ellos, también ya es
una batalla perdida, las fotos y videos que se han compartido no se pueden borrar
de la mente de la ciudadanía, ver policías saqueando no es invento de la gente,
ni verlos disparando, golpeando, protegiendo grupos de antisociales,
delinquiendo. Un simple teléfono ha sido el arma más efectiva para que la gente
se convenza de quien tiene la razón en esta lucha. Los muertos están ahí, no
los pueden esconder, ni siquiera el descaro de falsear las actas de defunción les
ha dado resultado. Pero hay que estar alerta, trataran de recomponerse y
revertir la derrota en el terreno de la propaganda, usaran métodos sucios, eso
los caracteriza, lo llevan en su ADN, harán mayor uso del decálogo de Goebbels
que tan buenos resultados les dio en estos once años de engaños, continuaran
hablando de amor, paz, dialogo, rezando en las rotondas, hablando del país de
mentira que se han construido y se han creído, mientras maquinan más maldad y más
daño al pueblo que les dio la espalda para siempre.
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