sábado, 14 de febrero de 2015

EL EJÉRCITO EN SU LABERINTO


En los últimos días hemos visto a personeros del Ejército hacer denodados esfuerzos por negar la responsabilidad de los hechos de Pantasma, más concretamente la acción terrorista de la “mochila bomba”, incluyendo en dichos esfuerzos la descalificación innoble de una verdadera institución al servicio de los Derechos Humanos de los nicaragüenses, El CENIDH, y en especial a doña Vilma Núñez de Escorcia, una persona a carta cabal, sumamente ponderada y honesta en su totalidad. No han podido desmentir los señalamientos y siendo como es, tan sencilla la forma de dilucidarse la controversia: una investigación independiente, con expertos internacionales –si desconfían de los nacionales- y con la participación de delegados de todas los organismos defensores de los Derechos Humanos, incluida la Iglesia (católica y protestante), este debería ser el recurso que la institución armada podría promover para evitar seguir cayendo en picada en cuanto a credibilidad institucional se refiere. Otra cosa es que no les importe la opinión pública y solamente les interese la opinión del Jefe Supremo.

LOS AVIONES MIG - 29 Y LA LUCHA ANTI NARCO.

Con suma sorpresa y extrañeza nos informamos que paralelo a estos señalamientos, el Ejército anuncia con bombos y platillos la próxima compra de aviones de combate rusos del tipo “Mikoyan MIG 29”, a un costo aproximado de 29 millones de dólares cada uno –según publicaciones especializadas- para el combate al narcotráfico. Analizando un poco sobre las rutas utilizadas por los capos de la droga (GOOGLE – Rutas del Narcotráfico en América), nos encontramos que la ruta más importante utilizada por los capos de la droga para atravesar el país rumbo al norte, es por la vía marítima, desplazándose desde Colombia hasta las costas del Caribe nicaragüense, norte y sur. Por otra parte, la única referencia de vuelos cargados de cocaína proviene de la zona de Apure y Zulia en Venezuela hacia la mosquitia hondureña, pasando posiblemente por Cabo Gracias a Dios. No sería más económico para el país utilizar los misiles tierra – aire SAM 7 y darles un uso más efectivo en lugar de que continúen envejeciendo en sus almacenes? 

Posicionar dichos misiles en el corredor aéreo utilizado por los narcos, apoyándose en la información de radares del ejército hondureño y de las agencias antidrogas norteamericanas y rusas que colaboran con nuestro país en el combate contra este flagelo, debe ser más efectivo y menos costoso para el país, ya que erogar esa millonada de dólares, que además no tenemos, afectará irremediablemente al presupuesto de salud, educación e infraestructura en general. Hay que recordar que el costo no es solamente en la compra inicial, sino también en el mantenimiento, repuestos, combustible, reconstrucción del aeropuerto ubicado en San Francisco Libre, conocido como “Panchito”, el único capaz de poder recibir este tipo de aeronaves y por supuesto todo el gasto que conlleva la protección y seguridad de dichas instalaciones.

GASTOS INNECESARIOS.

En los años 80’s se compró armamento pesado de artillería, tanques, blindados, radares y helicópteros, que la mayoría de ellos, a excepción de estos últimos, solamente se utilizaron en los desfiles y maniobras militares. Ninguno del resto de estos equipos militares se utilizó en la guerra recién pasada y en el caso de los helicópteros, cuando los Estados Unidos proporcionaron los misiles “Red Eyes” a las tropas de la “Contra”, también fueron a sus hangares después de haber tumbados unos cuantos. Posteriormente, ya finalizado el conflicto bélico, la mayoría de este armamento fue vendido al Perú y Ecuador, ambos en guerra entre ellos y la plata producto de la venta sirvió para la capitalización inicial del  Instituto de Previsión Social Militar, IPSM.

Puestas así las cosas, el Ejército debería tomar acciones que levanten su golpeado prestigio ante la sociedad nicaragüense y entre otras les aconsejamos las siguientes:

§  Salir de las escuelas de El Tule, La Fonseca, La Unión, Punta Gorda y otras de las comunidades de Nueva Guinea, a menos que estén ahí para recibir clases, lo cual es dudoso;
§  Dejar que sea la Policía la encargada de resguardar el orden en las marchas anti canaleras, ya que no es función del ejercito dedicarse a estas actividades, a menos que la policía sea desbordada por los marchistas, lo cual nunca ha sido el caso;
§  Llamar a lo inmediato a la conformación de una comisión verdaderamente independiente para investigar los hechos de Pantasma y así deslindarse de los señalamientos que afectan gravemente a la institución;
§  Dar respuesta institucional a todos los oficiales retirados, 12 mil específicamente, que no están incluidos dentro de los planes de beneficios del IPSM y que salieron retirados entre 1990 y 1994, sobre todo tomando en cuenta que ellos cotizaron al INSS o al menos les fueron retenidas dichas cotizaciones durante los años 80’s y que sumado a la venta del armamento al Perú y Ecuador fue lo que capitalizó al IPSM, por lo que existe una obligación moral e institucional con todos estos compañeros;

§  Y finalmente, promover la iniciativa ante el “Jefe Supremo” de crear el “Instituto del Veterano”, sustituyendo a la ineficaz, inexistente e ineficiente Comisión de Verificación y Paz, que únicamente ha servido para cambiar láminas de zinc por votos en temporada de elecciones. Una vez creado el Instituto del Veterano, entregar el Hospital Militar “Alejandro Dávila Bolaños” a dicho instituto para ser el Hospital que atienda a los miles de oficiales y desmovilizados del SMP sin cobertura actualmente y a los miembros de la Resistencia Nicaragüense. 

Estas pocas medidas seguramente levantaría la imagen y prestigio de la institución armada y la población volvería a verla como un Ejército Nacional y no como actualmente lo percibe, una guardia pretoriana al servicio de la familia Ortega – Murillo.  


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