domingo, 10 de marzo de 2019

LA DESESPERACION DE ORTEGA


El golpe en la mesa dado por nuestros Obispos de la conferencia Episcopal de Nicaragua y por los miembros de la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia, ACJD, durante la semana que recién termina, ha encendido las alarmas del régimen de Ortega, al extremo de develar sus cartas de negociación como un mecanismo de “buena fe”, más de cara al exterior y evidentemente para calmar un poco las inquietudes y dudas de la fanaticada orteguista, quienes  ven en las últimas acciones de sus jefes una señal inequívoca que preparan maletas y no se quieren quedar colgados de la brocha. Se ven en el espejo de los somocistas en el 79, quienes en su gran mayoría quedaron a la deriva y a merced de la furia popular, una vez que Somoza abandonó el país luego de jurar, como éste ahora, que iba a entregar el poder hasta el fin de su mandato. La historia dijo otra cosa en aquel entonces e igualmente dirá otra con el dictador de turno. 

Sin embargo es importante anotar algunas observaciones a los acontecimientos provocados en los últimos dias por la CEN y la ACJD, acontecimientos por demás positivos y que brindan una nueva esperanza a un proceso que no iba del todo bien encaminado.
1.- Nuevamente, la debilidad del régimen de cara a las sanciones internacionales es evidente. El punto 4 de su comunicado lo refleja y desnuda totalmente. Cuando decimos que es Ortega quien tiene el tiempo en contra, no mentimos. Hay una fecha clave y es a finales del mes de marzo, cuando las sanciones norteamericanas empiezan a ser efectivas por ley y le toca al Departamento de Estado y a los Órganos de Inteligencia asegurar que hay avances en los temas para los que ha sido sancionado el régimen orteguista. De ahí su desesperación por abrir el juego mostrando sus cartas, una “señal de buena fe” para la Administración Trump. Esto hay que explicárselo muy bien a los adeptos del régimen que aún creen en la “sabiduría del comandante”. 

2.- Ortega eleva su parada con las fechas de las elecciones, igual que hizo Somoza en el 78 y 79. Ni me voy ni me van! Y se fue! Es su carta más fuerte, para poder negociar impunidad, ya ni siquiera son los secuestrados políticos, pues estos tendrán que salir, TODOS, en el más corto plazo. Lo exige la CIDH, el MESENI, el GIEI, el ACNUDH, la OEA, el Parlamento Europeo y pronto lo dirán los Estados Unidos, si no es que se lo han dicho ya. Además que es la demanda de todos los nicaragüenses que nos vemos y sentimos Azul y Blanco adentro y fuera del país. En consecuencia, retenerlos más tiempo solo hace generar mayores anticuerpos de Ortega con la comunidad internacional, lo cual no obra en su beneficio. Darlos a cuenta gotas tampoco resulta, pues si no los doblegaron en las cárceles y mediante las torturas y violaciones, menos ahora, independientemente del régimen carcelario en el que ahora se encuentran. Por lo tanto, la gran apuesta del dictador será elecciones adelantadas a cambio de impunidad. 

3.- Es importante destacar que luego del retiro de la CEN, los miembros de la ACJD han podido recapacitar y escuchar el clamor popular: Justicia, Democracia y Libertad. Independientemente de que las críticas hayan sido y sean exacerbadas o bien intencionadas para enderezar el rumbo, pero siempre con la firmeza que se necesita, no podían seguir mirándose el ombligo y pretender que las cosas iban bien. Podemos estar claros de que la Hoja de Ruta es esencial para definir las reglas de la negociación que ni siquiera ha comenzado, pero otra es dejarse imponer por el régimen las reglas que a este le convienen. Es este, el régimen, quien tiene la soga al cuello. Como me decía un amigo cubano, de los buenos, “nosotros solo tenemos que perder las cadenas”. Esto hay que entenderlo bien para caminar en sintonía con el pueblo, que es quien ha sufrido muerte, cárcel, represión, tortura, exilio. 

4.- Si bien es cierto las fuertes críticas, burlas y señalamientos a la ACJD no han servido más que para fomentar la división entre las filas antigubernamentales, es necesario oírlas porque también son parte del pueblo. Y si algo huele mal, la gente lo percibe a leguas. Pero debemos entender que lo mejor que podemos hacer es apropiarnos de la negociación, “Envolverla”, empoderarnos de ella e inundar las redes con mensajes positivos, con luces y críticas constructivas cuando sea necesario hacerlas. Mucho de esto tuvo que haber influido para que la ACJD se diera un periodo de reflexión y escuchara la voz popular, independientemente de los tonos. Otra cosa es que se quieran las cosas para ayer. Tenemos que entender que estamos en un proceso de negociación, dentro de una salida cívica, la cual es respaldada por la comunidad internacional. Lo que no debemos de perder de vista, ni por un segundo, son los resultados esperados del dialogo y que se resumen en uno solo: la salida de Ortega del poder en el menor tiempo posible. Luego vendrán la Justicia, la Democracia y la Libertad. La salida de Ortega es condición sine qua non para poder implementar las tres aspiraciones máximas del pueblo. 

5.- Probablemente exista un dialogo paralelo entre Ortega, el Gran Capital, los Estados Unidos y otros actores internacionales, donde se esté maniobrando una nueva versión del “Aterrizaje Suave”. En lo personal no me cabe ninguna duda de que así es, sin embargo, la ACJD debe desmarcarse de esta otra negociación y no dejar al pueblo colgado de la brocha. Lo que se negocie en la mesa oficial y sobre los tres elementos básicos, JUSTICIA, DEMOCRACIA Y LIBERTAD, es lo que reconoceremos, siempre y cuando se cumplan los principios de: cero impunidad, castigo para los culpables de crímenes de lesa humanidad, elecciones adelantadas y con nuevas reglas del juego electoral, libertad de movilización y expresión y retorno seguro para los exiliados. Debe quedar claro que para que este último punto sea efectivo, los cuerpos de inteligencia deben ser desmantelados, por lo que, en una Nicaragua con nuevas autoridades, la existencia misma del ejército debe ser sometida a una consulta popular. No puede ocurrir lo mismo de los años 90’s, cuando más de 600 líderes contras fueron asesinados de distintas formas y circunstancias por los mismos cómplices de la matanza perpetrada por Ortega en estos meses de lucha y sacrificio.

2 comentarios:

** dijo...

Excelente análisis de la difícil situación que los carniceros del Carmen han perpetrado a los Nicaragüenses.

Unknown dijo...

Exelente, completamente de acuerdo con el comentario...