A mediados de la semana que finaliza, se conoció de la decisión tomada por el Concejo Político de la Alianza PLI, de asumir las diputaciones que quedaron en sus manos como resultado de las elecciones del 6 de Noviembre, elecciones que, no está demás decirlo, han sido catalogadas como las mas fraudulentas de la historia de nuestro país, aun mas que las municipales del año 2008 y todavía mucho mas que las famosas elecciones de la época del General Anastasio Somoza García, que con el inefable Modesto Salmerón, el Roberto Rivas de la época, se daba el lujo de voltear campantemente los votos, pasando los de los conservadores a los liberales somocistas y viceversa.
La decisión tomada ha venido a profundizar el debate informal, tanto en la calle como a través de las Redes Sociales, ya que nunca se tuvo por parte de la Alianza la voluntad de formalizar dicho debate entre los votantes que dieron su apoyo a Fabio Gadea y Mundo Jarquin. Una decisión de tal magnitud debió ser discutida, al menos, por el liderazgo departamental y municipal de todas las fuerzas que conformaron dicha Alianza en todo el país, ya que dicha decisión afecta a miles de ciudadanos que fueron a depositar el voto con la esperanza del cambio. Se debió haber pensado que la medida tomada ponía en riesgo no solo el prestigio de la Alianza PLI, sino que la voluntad de los 788,889 votantes, según las chuecas cifras del Consejo Supremo Electoral. Se trata de recuperar la credibilidad perdida por la clase política ante la ciudadanía, no de profundizar la desconfianza.
Cuando se toman decisiones de este tipo y de forma tan apresurada, deja al resto de los ciudadanos en libertad de echar a andar la imaginación de las probables causas de las mismas. No se puede creer que haya sido un acto de vida o muerte haber “decidido” en esta semana asumir las curules, a como tampoco se puede creer que haber consultado a las bases de la Alianza hubiera resultado en un ejercicio inocuo, traumático, vacío y sin sentido. Probablemente, la realización de reuniones municipales y asambleas departamentales hubiera consolidado la base de fiscales, líderes de base y dirigentes de todos los niveles, a menos que esto se viera como innecesario y hasta incómodo por parte de algunos. En todo caso, siempre es mejor dar la cara para escuchar con humildad lo que la gente tiene que decir y aprender de ellas, que tomar decisiones inconsultas, independientemente de que estas estén en la línea correcta.
Irremediablemente el debate se hará mucho mayor y como ya se empieza a percibir, acarreará el efecto contrario al deseado; en vez de unir, dispersará a muchos actores políticos, independientemente del tamaño de estos. Las opiniones que se escuchan son tantas y tan variadas, que van desde las extremadamente radicales, hasta las sospechosamente complacientes. En estos momentos cruciales de nuestra historia, lo que demanda la nación es la unidad de todos los que nos resistimos a agachar la cabeza ante lo que ya es una realidad, el proceso de consolidación de la dictadura. No puede dejarse pasar por alto las últimas declaraciones del Jefe de la bancada orteguista, Edwin Castro, en las que se congraciaba de la decisión tomada por la Alianza, viendo la misma como una legitimación del proceso electoral vivido, pero lo más peligroso es el planteamiento hecho por este personaje, de que toda acción política futura que se realice fuera de la Asamblea Nacional, estaría al margen de la ley. Una clara amenaza que da mucho que pensar.
Muchos ciudadanos piensan que la decisión de asumir las curules ha sido el resultado de la presión ejercida por el gobierno, en sus intentos desesperados por legitimarse ante la comunidad internacional. El hecho de que el Fiscal Electoral asumiera como verdad las sospechosas acusaciones hechas por el Ex Coronel Víctor Boitano Coleman y procediera a conformar una lista de potenciales acusados, entre los que están líderes de la Alianza, es algo que la gente no ignora. Otros hablan de la deuda de campaña, cuya cancelación estaría siendo presionada por los bancos que facilitaron el dinero para llevar adelante los gastos de la pasada campaña electoral. Muchos hablan inclusive de algunas “negociaciones” llevadas en secreto y al margen del liderazgo nacional, para mantener inmunidades y proteger oscuros intereses. Otros más se aventuran a mencionar que la única motivación es el abultado salario que devengan los diputados y que muchos de ellos ya están acostumbrados al estilo de vida que han llevado y llevan a costa del erario público. Los más radicales opinan que todo esto es parte de un nuevo pacto, entre Eduardo Montealegre y Daniel Ortega, en sustitución del fenecido entre el caudillo del PLC, Arnoldo Alemán y el mismo Ortega.
Como se puede apreciar, la imaginación es prodigiosa y da para todo. Mientras no exista un adecuado proceso de aclaración entre la dirigencia y la base, las opiniones divergentes y la peligrosa dispersión de los actores políticos y sociales en la nueva coyuntura que se vivirá en Nicaragua a partir del próximo 10 de Enero, será probablemente una dura realidad. Pero no solo basta dar la cara ante la población, sino que también se deben asumir compromisos concretos de la actuación de los diputados el próximo año, toda vez que la decisión de asumir las curules ya está tomada.
Habría que exigir que todos y cada uno de ellos rinda cuentas semestrales y anuales a la población que los eligió. Cuantos de ellos rindieron cuentas de lo actuado en los cinco años anteriores? Mejor aun, cuantas bancadas lo hicieron? También habría que exigirles que ningún diputado haga uso de las libres de importación de vehículos, mucho menos que cometan el delito de venderlas a terceros, a como algunos lo han hecho. Como Bancada de la Dignidad deberían de mocionar la disminución de los salarios, tanto en el Estado como en la misma Asamblea, pues las condiciones económicas en las que se debate la mayoría de los nicaragüenses, vuelven ofensivos dichos salarios. La Bancada de la Dignidad debe propiciar y ponerse al frente de la creación de un Frente Nacional de Resistencia Ciudadana, que incorpore a todas las fuerzas políticas, sociales y económicas que consideren que evitar la consolidación de la dictadura es la tarea prioritaria. Igualmente, la Bancada de la Dignidad debe propiciar la articulación de una Estrategia que permita llevar a cabo todas las acciones que la ley permita para enfrentar a la dictadura. Por otra parte, si nuevamente se "toma la decisión" de asumir cargos en las instituciones del Estado, por ningún motivo se debe permitir que familiares de los diputados asuman uno solo de dichos cargos. El rechazo al Nepotismo debe ser una cuestión de principios en la nueva bancada de oposición, a como debe ser un asunto de principios plantear que toda negociación debe ser dentro de la Asamblea y de cara a la nación, nunca a espaldas del pueblo.
Es tiempo de abandonar las veleidades a las que la clase política nos tiene acostumbrados. Con pocas excepciones, la mayoría de los diputados han dejado mucho que desear por su falta de lucidez ante las diferentes coyunturas que fuerza el orteguismo. A la mayoría se les critica su falta de entereza y gallardía para enfrentarse al poder. A muchos otros ni siquiera se les conoce la voz y a algunos se les cuestiona su idoneidad para estar ahí. Es tiempo de exigir dignidad ante el poderoso. Es tiempo de que demuestren que la ciudadanía no se equivocó al votar por ellos. Es tiempo de demostrar que la decisión tomada ha sido la correcta.