Finalmente y por boca del
mismísimo Jefe del Ejército Julio Avilés, de acuerdo a sus últimas
declaraciones, se confirma lo que hemos venido denunciando luego de las
Operaciones Limpiezas ejecutadas en varios municipios de Nicaragua durante el
mes de Julio del 2018: la complicidad del cuerpo castrense con los Crímenes de
Lesa Humanidad ocurridos durante todo el periodo que abarca la crisis que
agobia al país a partir de abril del 2018. El propio hecho de negar lo que ha
estado visible para una gran parte de la población durante todos estos meses y
de sobremesa, amenazar velada o directamente al pueblo con los famosos 100,000
tiros por Compañía, coloca a Avilés al mismo nivel de quienes han asesinado a
cientos de ciudadanos por el solo hecho de protestar contra un régimen que ha
privilegiado el crimen, el robo al erario público y la depredación de los
recursos naturales, a gobernar un país empobrecido por tanto miserable que ha
llegado al poder, encabezado por el que defiende tan afanosamente.
Si algo ha quedado muy claro
en la conferencia de prensa de marras, es que Avilés miente descaradamente y
trata de engañar a la ciudadanía, confundiendo a conveniencia la lealtad
constitucional que el Ejercito le debe al Soberano, con la sumisión al caudillo;
pretende culpar a otros de su propia ignominia y cobardía, por no haber frenado
la matanza hecha a la juventud nicaragüense, de la que más bien se volvió cómplice,
arrastrando en la vorágine de sangre y muerte al cuerpo castrense que dirige;
nos confirma su incapacidad para guardar las distancias entre los espurios y
mezquinos intereses económicos institucionales y los legítimos intereses de la
Nación; reafirma su propio fanatismo político al alinearse a un régimen
proscrito internacionalmente por los crímenes cometidos, en una regresión
histórica gravísima, que convierte prácticamente a la institución castrense en
la guardia pretoriana de Daniel Ortega.
Hay muchas teorías que
tratan de justificar el suicidio político e institucional del que hizo gala
Avilés en su comparecencia, una de ellas es que presienta que el aviso anterior
por parte de los Estados Unidos, la aplicación de la Magnitsky Global Act al
General Oscar Mojica, se convierta en sanciones con nombre y apellidos a altos
oficiales del ejército o a él mismo; otra teoría es que Ortega quiere evitarse
sorpresas como las que en su momento le tenían preparada a Maduro en Venezuela
y en el último momento, los personajes que estaban negociando su salida del
país, se echaron atrás, uno de ellos el General Padrino López, el mejor seguro
en clave Ortega, es quemar a Avilés públicamente, como efectivamente lo hizo,
haciendo su correspondiente declaración de amor y lealtad a toda prueba; otra
teoría es que Ortega quiere seguridad de que el Ejercito no está en encerronas
con la Embajada USA, personeros del Gran Capital y otros elementos, con lo del
famoso “Aterrizaje Suave” y quiere asegurarse de que al menos por este lado no
habrán sorpresas, aunque en estas cosas nunca dejan de haberlas; una cuarta
teoría es que Ortega este cobrando al ejército todos los beneficios económicos
que en estos doce años les ha dispensado, hasta convertir a esta institución en
un poder económico independiente y auto sostenible, dichos beneficios
provinieron generosamente de la Cooperación Petrolera Venezolana, del Erario
Público, del Capitalismo de Compadres y de otras fuentes más “oscuras” que
muchos intuyen; finalmente, una última teoría es que Ortega se prepara para su
propia versión de “Guerra Prolongada” (no popular) en contra del “Imperialismo
Norteamericano”, con el objetivo de resistir las sanciones estadounidenses,
europeas y de la OEA, a la espera de eventos externos que le permitan continuar
con vida hasta el 2021 y para ello quiere garantizarse el acompañamiento del
ejército en esta aventura suicida.
Como quiera que haya sido la
motivación o motivaciones que tuvo Avilés para mentir, amenazar y hacer el
ridículo públicamente, es importante refrescarle algunos hechos y realidades
que están a la vista de todos los nicaragüenses y que ni él ni nadie, por más
amenazas que profiera, pueden negarlo. Veamos:
1.- La Constitución Política
nicaragüense dice en su Arto. 95: No pueden existir más cuerpos armados en el
territorio nacional que los establecidos en la Constitución, ni grados
militares que los establecidos por la ley. Para ejecutar la Operación
Limpieza en el mes de Julio del año pasado se organizó un grupo o fuerza
Paramilitar, el término PARAMILITAR, de acuerdo a Wikipedia, “se refiere a organizaciones particulares que
tienen una estructura, entrenamiento, subcultura y a menudo, una función igual
a las de un ejército, pero no forman parte de manera formal
a las fuerzas militares de un Estado y generalmente están fuera de la ley.
Dentro de sus miembros pueden estar fuerzas policiales, militares,
guerrilleros, mercenarios e integrantes de escuadrones de asalto
o grupos de seguridad privados y políticos. Estos grupos generalmente tienen un
carácter de tropa irregular por lo que combaten sin obedecer las
convenciones nacionales e internacionales para el ejercicio de la guerra, lo
cual les permite excesos de violencia que serían inadmisibles en las fuerzas
del Estado”.
Este grupo paramilitar fue organizado
por altos oficiales en retiro del Ejército y del extinto Ministerio del
Interior, MINT, entre los que sobresalen los siguientes: Edén Pastora Gómez,
Comandante Guerrillero y de Brigada (Jefe Nacional); Raúl Venerio Granera
(fallecido), Comandante Guerrillero y de Brigada (Jefe del Estado Mayor
Paramilitar); Leopoldo Rivas Alfaro, Comandante Guerrillero y de Brigada
(Segundo Jefe del Estado Mayor Parmilitar); Juan José Úbeda, Comandante
Guerrillero; José Valdivia Hidalgo, Comandante Guerrillero y de Brigada; Juan
Estrada, Contralmirante; Manuel Calderón Chávez, Comandante Guerrillero; Danilo
Blanco Núñez, Comandante Guerrillero; Elías Noguera García, Comandante
Guerrillero; Ramón Eduardo Cabrales Arauz, Comandante Guerrillero; Glauco Sidar
Robelo Choening, General de Brigada; Ramón Arnesto Sosa, General de Brigada,
para solo citar al Estado Mayor Nacional. Dicha fuerza, organizada por estos
sujetos al margen de la ley, contó con el beneplácito, armamento,
entrenamiento, apoyo logístico y de inteligencia del Ejército, antes nacional,
ahora de Ortega. Jamás podría haberse organizado un grupo de estas dimensiones
sin el apoyo y el consentimiento del ejército, por lo que se violó el Arto. 95
de la CPN antes citado.
2.-
Se ha repetido hasta la saciedad de que el armamento utilizado por el grupo
Paramilitar proviene de los arsenales del ejército, existe información
fidedigna de que la mayoría salió de los almacenes ubicados en Xiloa, aunque
haya quienes pretendan negarlo. El Lanza Granadas M-79 es armamento orgánico
del Comando de Operaciones Especiales, COE. El Lanza Cohetes RPG – 7 es
armamento orgánico de las tropas de infantería del Ejército. El M – 24 SWS,
fusil de francotirador, es arma de entrenamiento de los francotiradores del COE
dejado por los instructores norteamericanos. La ametralladora PKM y la RPK son
armamento orgánico de las tropas de infantería del Ejército. El fusil de
francotirador Dragunov es armamento orgánico del COE. Los fusiles M – 16 y
fusiles FAL, remanentes de la guerra de los años 80’s, estaban bajo resguardo
del Ejercito. De todo este armamento, solamente los fusiles Dragunov las poseen
en cantidades muchos menores, que no pasan de 10 o 15, las Tropas Especiales de
la Policía, TAPIR, que por sus funciones y misiones no poseen ningún tipo de
armamento propio de las tropas de infantería (RPG-7, PKM, RPK, M-79). La
pregunta es: Como aparecieron tantas armas en manos de un grupo creado al
margen de la ley? O es que Avilés quiere hacernos creer que las Operaciones
Limpieza las ejecutaron los antimotines de la Dirección de Operaciones Especiales
de la Policía? Sería conveniente que viera varias veces la entrevista dada por
Edén Pastora a Izquierda Visión el sábado 8 de diciembre del 2018, precisamente
en el minuto 37:20, donde el Jefe Nacional de los Paramilitares confirma todo
lo que niega el flamante jefe del ejército. Le dejamos el Link para ahorrarle
tiempo:
3.- Como
es posible que aparezcan cientos de escopetas Mossberg 500, calibre 12, en
manos de “civiles” y Avilés pretenda desentenderse de esto cuando abundan las
pruebas gráficas recopiladas durante todo este tiempo. Cientos de escopetas que
pertenecían a las empresas de vigilancia El Halcón, El Vigilante y El Goliat,
empresas cuyos dueños son Fidel Moreno, Francisco López y Leonel Espinoza y que
fueron entregadas “generosamente” para que fueran usadas por los JS,
trabajadores de las alcaldías y miembros del partido que engrosaron el grupo
paramilitar y no disponían de la suficiente experiencia militar como para
proporcionarles un AK – 47. Sera que Avilés nos quiere ver la cara de tontos a
todos los nicaragüenses?
4.- Según datos de
organismos de Derechos Humanos, se contabilizaron durante los primeros meses de
la crisis: 70 muertes por disparo en la cabeza, 10 por disparo en el cuello, 47
por disparo en el tórax, 19 por disparo en el abdomen y 10 por disparo en la
espalda. El patrón de estos asesinatos es que fueron provocados por un solo
disparo, lo que permite aseverar lo siguiente: a.- Que fueron ocasionados por
francotiradores, los que se encontraban a una distancia entre 800 y 1500 metros
del lugar de donde se encontraban las víctimas, tomando en cuenta el alcance
efectivo de estos fusiles (Dragunov y el M – 24 SWS). b.- Los tiradores
muestran una alta precisión en los disparos, lo cual implica una excelente
preparación y técnica en el uso de este armamento. c.- Que los tiradores
disponían de ubicación privilegiada, del tiempo y la comodidad necesaria para
poder hacer blancos efectivos y con tanta precisión. d.- Que los tiradores solo
pudieron pertenecer a una o a las dos instituciones que disponen de este tipo
de armamento y del personal entrenado como francotiradores: El Comando de
Operaciones Especiales, COE, del Ejército Nacional, EN y la Brigada de Tácticas
y Armas Policiales de Intervención y Rescate, TAPIR, las Tropas Especiales de
la Policía. Responde o no el ejército por estos asesinatos o se los cargan completos
a la Policía orteguista?
5.- Finalmente, el ejército
a partir de la llegada de Ortega al poder, desarrolló una política de cero
prisioneros en el campo, una política que negaba que hubieran grupos armados
con motivaciones políticas en el país y bajo la cual se eliminaron sin
contemplaciones más de 100 campesinos, entre alzados en armas, familiares y
sospechosos de colaborar con estos, ni siquiera tuvieron reparo en asesinar a
niños, tal a como lo hicieron con los hijos de doña Lea Valle en La Cruz de Rio
Grande, o la utilización de tácticas terroristas como ocurrió con el caso de la
“Mochila Bomba”. Pareciera una mala costumbre de Avilés el negar lo obvio,
siempre negó la existencia de dichos grupos, a como niega hoy en día que
hubieron paramilitares que asesinaron a jóvenes nicaragüenses, muchos de ellos
de la misma ciudad que lo vio nacer. La negativa de los primeros ha estado
acompañada de una política de exterminio en el campo que aún se mantiene, negar
los segundos pareciera una broma de mal gusto si no estuviera de por medio la
comisión de Crímenes de Lesa Humanidad, de los cuales el ejército de ortega se
vuelve por voluntad propia, expresada por su Comandante en Jefe, en cómplices.