No deis importancia al
número,
sino a la unidad de las
fuerzas.
Giuseppe Mazzini
Con el anuncio del
lanzamiento de la UNIDAD POR LA REPUBLICA el recién pasado 20 de Agosto, la
reacción del orteguismo no se hizo esperar y como es su estilo, echó a andar la
maquinaria mediática que dispone, para intentar disminuir el impacto que ante
los nicaragüenses tiene el intento de ver unida a la oposición, que luego de los
continuados fraudes electorales, nacionales y municipales, la población la percibe atomizada, desorientada, temerosa, sin objetivos claros
y desorganizada territorialmente.
Ciertamente, los últimos
años han sido de verdadero reflujo en el accionar de los distintos partidos,
organizaciones políticas y de la sociedad civil, sobre todo si tomamos en
cuenta que haciendo uso de los mecanismos gubernamentales, los ha tratado de
ahogar económica y políticamente, amenazando y presionando a sus fuentes de
financiamiento, intimidando y chantajeando a sus líderes y por supuesto,
blandiendo el garrote en manos del inefable Roberto Rivas y la banda
delincuencial que dirige, misma que ha robado impunemente la esperanza
electoral de la inmensa mayoría de los nicaragüenses. Cuatro fraudes
consecutivos así lo certifican.
Ortega ha cabalgado durante
estos años de gobierno sobre la bonanza de la ayuda petrolera venezolana, que
le permitió comprar, mediatizar, corromper y cooptar a determinados sectores de
la sociedad, necesarios para mantener a flote su modelo de desarrollo neo
somocista. Un modelo que excluye a los sectores más empobrecidos. Un modelo
elitista que privilegia al gran capital nacional y extranjero. Un modelo
entreguista de la soberanía nacional y de los recursos naturales.
Cayeron bajo el influjo del
cuerno de la abundancia que el difunto Chávez facilitó a Ortega, políticos
inescrupulosos y timoratos; empresarios embelesados por el enorme pastel a
repartirse; sectores religiosos rendidos al ídolo del dinero fácil; sandinistas
devenidos en danielistas y murillistas, esperanzados en disfrutar por fin de los
ríos de leche y miel prometidos desde tiempos inmemoriales; jóvenes encantados
con los estadios virtuales, el bacanal gratuito, las pérdidas continuas de
clases y las buenas notas sin tener que estudiar; pero sobre todo, sucumbió a
los cantos de sirena una enorme masa paupérrima de ciudadanos carentes de
empleo, sin educación formal, sin oportunidades laborales, sin acceso a la
seguridad social y con un futuro sombrío e incierto, quienes habían depositado,
hasta hace poco, toda su confianza y esperanza en las promesas cristianas,
socialistas y solidarias de la pareja presidencial.
Muerto el mecenas, el
escenario del proyecto orteguista ha cambiado radicalmente y los resultados
tampoco se han hecho esperar. Desencanto de una cantidad importante de
militantes, hastiados de tanta corrupción en el partido y en el gobierno, que
en número cada vez más creciente se alejan del proyecto por el que hasta hace
poco estaban comprometidos en cuerpo y alma. Dudas de los sectores
empresariales acerca de la viabilidad real y no virtual, de los mega proyectos
que prometían ganancias multimillonarias para todos. Asfixia de los sectores
populares más desprotegidos, quienes prácticamente han sido abandonados a su
suerte, sin la menor posibilidad de poder hacerle frente a la cada vez más
creciente crisis económica familiar. Para ellos los éxitos de la macro economía
son palabras sin sentido, lo mismo que las cifras record de Inversión
Extranjera Directa y de las exportaciones que alegremente manejan los corifeos
del gobierno. Para estos sectores mayoritarios, lo verdaderamente importante es
el altísimo costo de la vida, los precios inalcanzables de los productos de la
canasta básica, el costo de los servicios públicos, el incremento semanal de los
precios del combustible, los bajos salarios, el empleo inexistente, la inseguridad
ciudadana.
Ante este escenario, el
nacimiento de la UNIDAD POR LA REPUBLICA constituye el mayor peligro para la
continuidad del proyecto, sea este danielista o murillista, ya que sumada a la
fractura de las variables que manejaban tranquilamente con la plata venezolana,
hay que agregar la posibilidad de tener una oposición que poco a poco se vaya nucleando
alrededor de un genuino proyecto de nación y no de un caudillo que pueda ser
fácilmente sometido y doblegado desde antes.
El tiempo camina en contra
del orteguismo, en la medida que las falsas ilusiones del millón trescientos
mil nuevos empleos anunciados con la construcción del Canal se desvanezcan. Que
el crecimiento prometido en el 2014 y 2015 del 10 y 15 % haya sido simplemente
una cortina de humo usada por el prestidigitador oficial para convencer a un
auditorio ansioso por pisar la tierra prometida. Que los cientos de millones de
dólares que aguardan bendecidos, prosperados y en victoria para mejorar la vida
de los nicaragüenses, son nada más que falsas promesas de los falsos profetas.
Sin embargo, no será un
lecho de rosas para la UNIDAD POR LA REPUBLICA, acechan en el camino muchos
peligros, internos y externos. Adentro, los egos, el mesianismo, el
hegemonismo, el caudillismo, la exclusión, el oportunismo, el discurso fácil y
por qué no decirlo, los emisarios del orteguismo disfrazados de opositores,
procurando torpedear el barco desde la sala de máquinas. Nada nuevo, se ha
visto antes y no hay que asustarse cuando esto ocurra.
Afuera, los enemigos de la
unidad que harán cuanto esté a su alcance por descalificar todo lo que se haga
y a todos los que lo hagan, los que intentarán venderle al pueblo la idea de
que después de Daniel, el diluvio, el caos y la anarquía. Repetirán hasta el
cansancio que no hay líderes, que no hay programa, que no hay un modelo de
gobierno alternativo propuesto, como si el neo somocismo actual representa algo
nuevo a lo vivido antes de 1979. Dirán que los empresarios están felices con el
modelo de desarrollo del orteguismo, aunque no exista estado de derecho,
democracia e institucionalidad. Y nuevamente se referirán a las encuestas, que
repiten hasta la saciedad que el pueblo es feliz aunque no coma o coma
salteado, aunque el precio del combustible suba cada semana, aunque no haya
empleo, aunque la pobreza camine en el campo y la ciudad como Pedro por su
casa, aunque alcoholismo, drogadicción y prostitución se incrementen cada día
entre la juventud, lo mismo que la inseguridad ciudadana, reacia a entender que
somos el país más seguro del universo y con una policía diáfana, pura y
cristalina.
Habrá que estar preparado
para esto y más. Amenazas, chantajes, sobornos, intimidación, descalificación,
uso y abuso de las instituciones del estado, entre otras armas, son parte del
arsenal que desde ya se afinan para resquebrajar la UNIDAD POR LA REPUBLICA.
Están conscientes de que la única forma de contenerla es mediante la represión.
El modelo neo somocista de Ortega ha entrado en crisis porque se basó en
comprar estabilidad con la plata venezolana. La plata se acaba y con ella el
mercado de conciencias. No hay enemigos a quien echarle la culpa del anunciado fracaso del modelo. Ya no se puede culpar al
somocismo pues el modelo es el mismo, tampoco al imperialismo, ya que este
gobierno actúa como su gendarme, al FMI imposible, pues son los mejores alumnos
que ha tenido en muchísimos años y al capitalismo salvaje mucho menos, pues
ellos representan su caricatura.
Por eso el apuro de vender
ilusiones al por mayor para ganar tiempo. Por eso la Xochilt, Jarquin Anaya,
Lenin, las pensiones reducidas, la reunión con los empresarios y el Gran
Capital, el maquillaje de Managua y hasta Morgan Freeman. Muchas notas de una
misma canción. Una canción que poco a poco, irremediablemente, está llegando a
su fin. Habrá que estar atentos a que no
nos cambien el CD antes de tiempo.