Recientemente
se publicó un estudio del Banco Mundial, BM, donde se destacaba la situación del
37 % de la población nicaragüense, equivalente a cerca de 2,200,000 habitantes que
se encuentran en situación de Pobreza Crónica, definida esta como el estado en que las personas nunca han
tenido la oportunidad real de tener una educación de calidad y poder acceder a
un empleo, no solo digno, sino que bien remunerado.
Esta
categoría se diferencia de otras que miden la pobreza, ya sea por el volumen de
calorías que consumen las personas por día o bien por la cantidad de dinero
disponible para subsistir diariamente. El mismo Banco Mundial define también estados
de Pobreza Absoluta, Pobreza Extrema y Pobreza Relativa, estableciendo
criterios monetarios que han variado a través del tiempo, en un intento de ser
condescendientes con las políticas fracasadas, no solo de los gobiernos, sino
de las mismas Instituciones Financieras Multilaterales.
Como
quiera que se mire, el fracaso de la lucha contra la pobreza en nuestro país es
fácilmente verificable, sea que la midamos por criterios educativos, por la
ingesta de calorías o por simples criterios monetarios. Nicaragua es un país en
donde la pobreza solo se ha reducido en las cifras y estadísticas oficiales. Un
gran porcentaje de los nicaragüenses, mayor del 37 % que plantea el Banco
Mundial, consume menos alimentos y en consecuencia menos calorías, para lo cual
solamente hay que remitirse a las cifras oficiales del costo de la canasta básica
y a la capacidad adquisitiva del Salario Real en nuestro país. Pero también podemos
medir la cantidad de empleos formales e informales y el nivel salarial de los
empleados en el gobierno y en el sector privado, para ver cuantos ciudadanos están
lejos de la cobertura del salario promedio nacional y por consiguiente se
ubican en el grupo infame de los “olvidados” o “crónicos”.
En contraste
con esta información y estos números perversos, nos damos cuenta que el Holding
Empresarial Familiar propiedad de la familia y la estructura de poder en
nuestro país, se prepara a expandir sus negocios, Diversificación se llamaría en
Estrategia Empresarial, ahora penetrando en la industria de la distribución de
medicamentos, mediante ALBA – MED, una empresa importadora de medicinas genéricas
producidas en la India, amparados en la generosidad y condescendencia de todo
el aparato estatal que se presta y apresta a facilitar dicha incursión empresarial.
Esto
puede conllevar a la adquisición, negociada o forzada, de la mayoría de las
Empresas Medicas Previsionales privadas existentes en todo el país, consolidándolas
en unas pocas a manos de allegados al gobierno y convirtiéndolas, junto al Sistema
de Salud Pública, en un enorme mercado cautivo, donde serán los mismos que
dirigen los monopolios y cuasi - monopolios de la importación de petróleo, generación
y distribución energética, distribución de combustible y Fuel Oil, entre otros,
los que gozarán de sus inmensos beneficios económicos.
Monopolios
que no han servido para disminuir la pobreza en Nicaragua, llámese crónica,
absoluta, extrema o relativa, sino que han contribuido a ampliar la brecha
entre ricos y pobres en nuestro país, para aumentar la cantidad de
multimillonarios nicaragüenses, un contraste obsceno en el que el 0.000033 % de
la población dispone de 30 Millardos de Dólares – 30 mil millones de dólares - muchos
de los cuales han visto crecer sus arcas a partir del 2007. Monopolios que no
han servido para disminuir los precios del combustible, el transporte y la energía,
pero si han creado una casta de nuevos ricos que engordan sus bolsillos desde
las estructuras gubernamentales, partidarias y militares del estado nicaragüense.
Es de esperar entonces, que lejos de abaratar el costo de los medicamentos en
nuestro país, estos voraces comerciantes de todo lo que huela a negocio
rentable, encarezcan y dificulten aún más el acceso a una salud gratuita y de
calidad de la población más pobre y vulnerable, de los olvidados, de los crónicos
de Nicaragua.