“Si no puedes
negar las malas noticias,
Inventa otras
que las distraigan”.
Joseph Goebbels
Ministro de Propaganda Nazi
Ministro de Propaganda Nazi
De un tiempo relativamente
corto a la fecha, los medios de comunicación han estado informando
constantemente acerca de la explosiva situación en que se encuentra el campo
nicaragüense, sea este en la región del centro - norte del país, Jinotega y
Matagalpa, o en la zona central de las dos Regiones Autónomas, más
concretamente el territorio comprendido entre el triángulo minero (Siuna,
Rosita y Bonanza), La Cruz de Rio Grande, Wapi, al norte de El Rama y Mulukuku,
no por coincidencia, el escenario del conflicto bélico de los años 80’s. El
caso es que desde hace más de un año, algunos obispos católicos que se
encuentran ubicados en las diócesis que abarcan estos territorios, venían planteando
no solo la existencia de grupos armados, sino la posibilidad de que la
situación en el campo empeorara aún más en
el corto plazo.
Ante las advertencias hechas
por los obispos y otros sectores sociales, las autoridades, por supuesto,
prestaron oídios sordos, y como siempre, la reacción fue de descalificación a quienes
hicieron las denuncias. El régimen de Ortega, como el avestruz, prefirió meter
la cabeza en la arena para no ver el conflicto que se vivía, ya que la soberbia
gubernamental, alimentada por las encuestas que juran y aseguran amor puro a la
pareja presidencial, prohíbe reconocer que existen grupos armados en el norte
del país. Sin embargo, la situación se ha vuelto tan grave, que han tenido que
aceptar a medias que en el campo hay una crisis, y de mayores dimensiones de la
que ellos están dispuestos a admitir.
No reconocer los hechos no
significa que estos no existan, lo cual a todas luces es una estrategia
equivocada y no hay que ir tan largo para comprobar esto. Solamente buscar
dentro de la propia historia del FSLN para saber que cuando oficialmente se
pretende ignorar la existencia de grupos armados con carácter político, el
pueblo se interesa aún más por conocerlos y muchos al final terminan
simpatizando con ellos si consideran que sus planteamientos son justificados.
Pero lo más triste del caso, es la respuesta oficial de enviar a la Primer
Comisionada Granera Sacasa a resolver, en menos de una semana, un conflicto que
tiene muchos años de estar ahí. La aparatosa entrada de la Jefa de la Policía a
Mulukuku, trotando al frente de una compañía del ejército y 50 policías, destacada
en la televisión nacional, no hacen más que confirmar la ignorancia del régimen
de las causas que han provocado este estado de cosas.
LAS CAUSAS DEL PROBLEMA.
Perdida
de confianza en el sistema electoral. Luego de varios fraudes
electorales, acompañados de la prepotencia gubernamental de quitar autoridades
electas legítimamente para poner a los títeres edilicios del orteguismo, muchos
pobladores consideran que la alternativa cívica para quitar gobernantes ha
desparecido y que la única forma es mediante la fuerza. En carne propia han
comprobado en algunos territorios, que policía y ejército se han coludido con
el partido de gobierno para cometer verdaderas tropelías electorales.
Perseguidos, capturados, vejados en las cárceles, asaltados por las mismas
autoridades, entre otras, ha sido la respuesta oficial a los reclamos de la
población por los reiterados robos en varias elecciones. Una ira contenida que
tarde o temprano sale a luz.
Abandono
del Estado. Históricamente, la zona rural de Nicaragua ha sido
eternamente abandonada por las autoridades nacionales en todos los gobiernos.
Infraestructura en pésimas condiciones para poder sacar la producción
agropecuaria; falta de programas de crédito de la institución financiera que
supuestamente debería estar presente en la zona por parte del gobierno, el
Banco Produzcamos; falta de programas de asistencia técnica a los pequeños
productores agropecuarios que les facilite mejorar los sistemas productivos y
por consiguiente la productividad; ausencia de proyectos de desarrollo rural
que permitan el acceso a una mejor tecnología productiva y generen mayor valor
agregado a sus productos; falta de apoyo gubernamental en la búsqueda de nuevos
mercados y nuevos productos, son entre otros, los déficit del estado en el
campo. Mientras el orteguismo no los vea como votos, seguirán siempre en el
olvido.
Latifundismo
al amparo del poder. El tráfico de tierras en la zona norte se
convirtió en plaga endémica luego de la derrota electoral del sandinismo en el
90. Unos al amparo del poder y otros al amparo de la plata (unas cuantas de
dudosa procedencia), se dieron a la tarea de apropiarse de la mayor cantidad de
tierras posibles, enviando a la indigencia a cantidades de familias campesinas
que eran propietarias de pequeñas parcelas o de cooperativas. Esto ha empujado
al campesinado hacia las zonas de amortiguamiento de las reservas biológicas
del país y detrás de ellos, como verdaderos carroñeros, a los traficantes de
tierras, de viejo y de nuevo cuño. Un campesino sin tierra es un potencial
recluta de cualquier “grupo
delincuencial” que lo enamore y convenza y de ahí, a plantear reivindicaciones
políticas, es cuestión de tiempo.
Narcotráfico.
La
plaga del siglo ha penetrado profundamente en comunidades enteras de las
Regiones Autónomas del Atlántico. El abandono gubernamental, la pobreza, la
ignorancia, la falta de empleos, la exclusión social, el aislamiento y un
sector de la población predispuesta a la búsqueda del dinero fácil, son el
caldo de cultivo que ha aprovechado el narcotráfico para asentarse en la zona y
usarla como almacenes y corredores para el traslado de la droga al Pacifico, en
ruta hacia México y los Estados Unidos.
Pobreza
y falta de oportunidades. La pobreza general y la extrema
pobreza en el campo alcanzan ribetes alarmantes. Los famosos programas
gubernamentales de reducción de la pobreza se han concentrado en las zonas
urbanas, tal a como lo demostró en su momento el economista independiente
Adolfo Acevedo. En su análisis, tomando cifras oficiales, Acevedo comprobó que
el 70 % de los beneficiarios de los programas eran no pobres y el 62 % estaba
ubicado en las zonas urbanas. El verdadero objetivo de dichos programas ha sido
el de comprar conciencias y votos, no combatir la pobreza. Abandonados a su
suerte y en medio del eterno olvido gubernamental, sin fuentes de empleo ni
oportunidades de una vida mejor para ellos y sus hijos, quedan muy pocos
caminos, uno de ellos el que algunos están tomando y que no quieren reconocer
las autoridades.
Trafico de madera. Otro de los males
endémicos que surgió luego del 90. Ministros, diputados, tagarotes partidarios
y otros especímenes, amparados en el poder, se trasformaron en verdaderos
depredadores de los bosques de nuestro país. Una nueva mafia había surgido, la
mafia maderera. Utilizando al campesinado sin tierra, los convirtieron en
colonos “especialistas en agricultura migratoria y ganadería extensiva”. A partir del 2007 surgió una nueva especie,
una mutación mucho más poderosa y resistente que todas las anteriores: ALBA
FORESTAL. Con el cuento de sacar la madera tumbada por el Huracán Félix, que
dicho sea de paso, a estas alturas la mayoría está podrida por efectos de la
naturaleza, se han convertido en los mayores depredadores que existen en el
país. Son los únicos autorizados a sacar madera de las Regiones Autónomas, de
ahí la “preocupación” por dominar los Concejos Regionales, y si alguien se
aventura a querer competir con ellos, ya sea legal o ilegalmente, la policía se
encarga del resto. Las noticias graficas mostrando el equivalente a más de
5,000 árboles de gran tamaño, montados en rastras y detenidos por las
eficientísimas autoridades policiales, no pudo haber sido más elocuente. El
campesino pobre ve estos abusos y los procesa, sacando sus propias conclusiones.
Crisis
del Café. Pronto se va cumplir un año de la aparición de la plaga
de la Roya en nuestro país y mientras el resto de los países de Centroamérica
tomaron medidas inmediatas e impulsaron políticas de Estado para proteger el
rubro y a los productores de café, en Nicaragua es más importante la construcción
de una rotonda a San Hugo, que implementar un plan de nación para ofrecer
soluciones a los más de 30 mil pequeños productores cafetaleros propietarios de
las aproximadamente 60 mil manzanas de café que han sido afectados por el hongo
en sus cafetales. Nuevamente, el pequeño productor del campo abandonado a su
suerte por un gobierno que de la boca para afuera se auto proclama abanderado y
defensor de los pobres. Nuevamente los pequeños productores acechados por los
geófagos, que sabedores de la situación económica en que estos se encuentran,
pretenden comprarles sus parcelas y otra vez la historia conocida, de antiguos
propietarios a jornaleros sin tierras, de jornaleros sin tierras a …
Remanentes
ideológicos de la guerra de los 80’s. Finalmente, una de las
causas que quizás sea la menor, pero que está ahí, latente y que sale a flote
cada vez que se dan los abusos de este régimen, que dicho sea de paso, día a día
son más frecuentes, que ya parecen la forma normal de gobernar. Al día de hoy,
los grupos armados en el norte parecieran tener más coincidencias con la
antigua contra, que con sectores que alguna vez fueron afectos al gobierno
actual, lo cual pudiese marcar una tendencia, si no ideológica, al menos
política, que pondría en riesgo a quienes sean identificados como miembros del
partido en el poder.
Las causas expuestas
pueden ser solo una parte de lo que está provocando la actual situación en el
campo de nuestro país. Pretender negarlas o desconocerlas, además de
ignorancia, demostraría una soberbia sin límites, o ambas cosas a la vez, pero
que tarde o temprano tendrá consecuencias previsibles para todos los
nicaragüenses.