Tal
a como se suponía, aunque mucho antes de lo previsto y con el total
desconocimiento de la bancada opositora, fueron aprobadas en segunda
legislatura y en la misma sesión, las Reformas a la Constitución Política y las
Reformas al Código de Organización, Jurisdicción y Previsión Social Militar
(Código de Organización Militar), en un verdadero golpe de mano de parte de la
bancada orteguista, enviando al traste las argumentaciones de que un cargo en
la Junta Directiva de la Asamblea Nacional sirve para conocer de antemano las
maniobras que se cuecen en la sala de máquinas del oficialismo. Lección para
los inocentes, el orteguismo hará lo que se le venga en gana, cuando le venga en
gana, pues la vocación totalitaria y dictatorial está en su ADN. La aprobación
de las Reformas dieron el campanazo de salida a un viaje del que será muy difícil,
para los que se han embarcado en el mismo, retornar.
Aunque
en ocasiones anteriores nos hemos referido a las Reformas, sobre todo a las del
Código de Organización Militar, es importante continuar denunciando y
advirtiendo las implicaciones y alcances de las mismas, pues con ellas Ortega ha
abierto una puerta que peligrosamente condena a la nación entera a sufrir un
nuevo ciclo de violencia. Hasta la saciedad se ha explicado que la historia
nicaragüense da cuenta de dictadores y aprendices de dictadores que para
satisfacer sus ambiciones desmedidas, reformaron a su gusto y antojo la Carta
Magna y también la misma historia nos enseña las consecuencias que tuvieron que
pagar quienes así obraron, no sin antes arrastrar al país a guerras, conflictos
y atrasos.
ORIGEN
Y FIN DE LAS REFORMAS.
Si
algo ha quedado suficientemente claro, es que las reformas aprobadas a
matacaballo por los 64 miembros de la bancada orteguista (63 + Wilfredo
Navarro del PLC) únicamente persiguen dos cosas: Proteger las riquezas acumuladas en
estos 7 años de gobierno y Salvaguardar el poder de la familia gobernante. Mantener
el poder para seguir haciendo plata y hacer plata para continuar manteniendo el
poder. Simple, sencillo y brutal. Para cumplir estos fines, Ortega ha dispuesto
dos instrumentos: nuevas misiones y una doctrina.
PRIMER
INSTRUMENTO. LAS MISIONES.
Para proteger el capital que han venido construyendo a partir del usufructo de la
cooperación venezolana, readecúan el papel y las misiones del Ejercito, hasta
convertirlo en guardianes de las empresas de “Capital Mixto”, esto es, en
palabras aún más claras, de todos los sub proyectos derivados del Gran Proyecto
Canalero: El canal húmedo (si se llega a construir), el canal seco, el
oleoducto, dos aeropuertos, dos puertos de aguas profundas, las dos zonas de libre
comercio y cualquier otra infraestructura que se
considere necesaria. Es obvio, que las empresas construidas alrededor de
ALBANISA se verán beneficiadas por semejante “protección”.
Esto, como se ha
explicado en otras ocasiones, solo será posible a través del incremento del
Ejército, tanto en fuerzas como en medios, lo que supondría una violación a los
Acuerdos de Esquipulas, mismos que establecían el Balance Razonable de Fuerzas
en la Región Centroamericana como una de las condiciones para acabar los
conflictos bélicos que se vivieron en los años 80`s. Es previsible que para el
crecimiento señalado se utilicen varias modalidades: una de ellas, el
reclutamiento masivo y asalariado de jóvenes para que permanezcan al menos dos
años dentro del Ejercito; una segunda modalidad sería el llamado a la “Reserva”,
la cual ni siquiera está reglamentada aun, por lo que es de suponer que en el
corto plazo se promulgue la ley que la regule; una tercera modalidad sería la
utilización de la Juventud Sandinista como fuente de reclutamiento, bajo el
argumento de que esta sería una nueva misión partidaria a cumplir, dándole
continuidad a las “misiones” que han venido cumpliendo en Harbour Head.
SEGUNDO INSTRUMENTO. LA
DOCTRINA.
Para preservar el poder
de la familia gobernante, se dota al ejército de una doctrina: La Doctrina
de Seguridad Nacional, en una adaptación nicaraguanizada u orteguizada de
la vieja doctrina diseñada por los Estados Unidos en tiempos de la Guerra Fría.
Bajo esta, se ordena al ejercito “Disponer de sus fuerzas y
medios para combatir las amenazas a la seguridad y defensa nacional, y cualquier
actividad ilícita que pongan en peligro la existencia del Estado nicaragüense,
sus instituciones y los principios fundamentales de la nación”. Ahora,
los peligros que acechan a Nicaragua no estarán fuera de las fronteras, sino
que también estarán dentro del país y estos enemigos son todos aquellos que no
comulguen con el régimen, todos los que de alguna forma se opongan al gobierno
o a sus políticas, todos los que se llamen o los llamen de oposición y a juicio
del gobierno y el Ejercito, pongan en peligro el poder que detentan o propaguen
ideas en contra del modelo de sociedad nacional que ellos han definido: El
Estado Socialista, Cristiano y Solidario. En este sentido, el ejército controlaría la FRONTERA
IDEOLÓGICA, vigilando y controlando todas las actividades
políticas que realice la ciudadanía, organizada o no en partidos políticos, reprimiendo
las actividades que ellos consideren “subversivas”, manteniendo un férreo control
sobre la sociedad civil y la vida privada de los ciudadanos “sospechosos”. Dicho
en pocas palabras, la legalización del espionaje y la represión. La vieja Dirección
General de Seguridad del Estado, DGSE, resucitada en una fortalecida Dirección
de Información para la Defensa, DID, legalizada y autorizada a hacer el mismo
trabajo que aquella hacía en los 80`s y más todavía, porque en aquellos duros
años de guerra algunos no habían sacado a flote sus aberraciones capitalistas.
Con
estas reformas, todos somos culpables mientras no demostremos lo contrario. Lo único
bueno de esto, es que la mayoría de la ciudadanía es quien se encuentra en tal condición:
pequeños y medianos productores cafetaleros que resienten el abandono
gubernamental; pequeños productores de frijoles, papas y tomates que ven como
los precios de venta no alcanzan para cubrir sus costos de producción; ganaderos
que están obligados a venderle al monopolio del ALBA para que sean estos
quienes se lleven la tajada del león cuando comercializan la carne en Venezuela;
cooperativas, pequeños, medianos y grandes productores lecheros que ven cómo se
abren las puertas a poderosos consorcios lácteos internacionales constituyendo la
amenaza más grande para el sector; las miles y miles de amas de casa que tienen
que hacer enormes malabares para ajustar los tres tiempos de comida en la mesa;
los miles de desempleados que no encuentran un trabajo digno para poder llevar
el pan a sus hogares; todos los ciudadanos que a diario echan combustible en
sus vehículos y saben que artificialmente están pagando los precios más altos
de Centroamérica y encima enriqueciendo cada día mas a la familia gobernante; y
en general, todos los ciudadanos que estamos conscientes de que vivimos en
medio de una dictadura que ha demolido la Institucionalidad, la Democracia y el
Estado de Derecho.
1 comentario:
Roberto, este error lo cometio la GN y muchos de los oficiales que no fueron serviles los arrollo Somoza. Hay poner en claro que Nicaragua no es una finca de una familia y el ejercito no es una Cuadrilla de soldados pretorianos. Muy buenos tus artículos.
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