Para
cualquier gobierno que se precie de responsable, la credibilidad ante la
población es lo primero que cultiva y resguarda con gran celo, ya que de ello
depende que la gestión administrativa sea asimilada, respetada, creída y
apoyada por los gobernados. Sin que necesariamente sea “Palabra de Dios” lo que
digan los gobernantes, lo mínimo que se espera es que la mayoría de la gente
confíe en las cifras que den, porque estas coinciden con la cotidianidad, o que
crean en las versiones que ofrezcan para tal o cual evento, por que van de la
mano con la lógica que supone la ciudadanía para responderse las causas y
consecuencias de los mismos, o bien que consideren acertadas las explicaciones
que se dan para argumentar muchas situaciones que tienen que ver con el día a día
de quienes están más por la labor de recibir información que de darla.
Cuando
la población considera que lo que se le dice o explica no va según la lógica de
los acontecimientos, o las cifras no coinciden con la vida diaria o los
argumentos que se exponen para informar a la población sencillamente “tapan
algo, son sospechosos o huelen raro”, se dan las “interpretaciones libres” de
los acontecimientos, se riegan las “bolas” que poco a poco se convierten en
verdaderos aludes informativos o se recurre a la sorna y al vulgareo de las
explicaciones oficiales. Es el recurso que tiene el pueblo para identificar si
lo que se le dice es verdadero o falso y es lo que mide, fuera de encuestas
oficiales, el verdadero respeto que tiene la población hacia el gobierno o
hacia sus líderes. Lejos están los tiempos de “creer por decreto” y por mucho
que se cuestione la educación formal de los nicaragüenses, 4 o 5 grados en
promedio nacional, salvo en algunas excepciones vinculadas a las campañas
políticas, no gustan de comer atol con el dedo.
Con
los últimos acontecimientos del país, el gobierno del comandante Daniel y la
compañera Rosario vienen dando tumbos tras tumbos en el asunto de la credibilidad,
a extremos tales que la ridiculización de la administración Ortega – Murillo
tiene ribetes tan altos que debería alarmarlos. Nadie les cree nada, inclusive
hasta sus mismos partidarios y empleados estatales, que están acostumbrados a
tragarse todo lo que les dicen, se han vuelto excesivamente escépticos y son
ellos quienes se encargan, la mayoría de las veces, de “filtrar información
confidencial”, quizás como un mecanismo de venganza ante el abuso gubernamental
hacia estos, sea por que los sobre utilizan en las “vigilancias rotonderas”, en
las marchas y concentraciones oficiales o en la provocación y ataque a
actividades de la oposición. Veamos algunas de las mentiras.
LA
AYUDA VENEZOLANA.
Enero
nos trajo la mala noticia de que Venezuela se debatía entre el uso del papel
periódico haciendo las veces de papel “tualé”, a como ellos le dicen al
incomprendido papel higiénico, y las largas colas para poder comprar pollo, pan
o aceite de cocina. Una crisis como nunca vista en la historia del rico país
del sur, que se acentuaba mucho más por las pugnas internas de los clanes por
el poder, la enorme corrupción, la incapacidad gubernamental y las heroicas
“guarimbas”. Se percibía en el ambiente
que la desaparición de la ayuda venezolana en Nicaragua era cosa de tiempo, sin
embargo, los voceros gubernamentales en la Asamblea Nacional fomentaban la idea
de que esta más bien iba a crecer en el 2014. Hablaban de cifras que solo
cabían en las mentes de quienes siempre tratan de jugar con la información
económica. Resultado: se marchitó el palito de cacao venezolano y el cuerno de
la abundancia, que fomentó la aparición de muchos multimillonarios en nuestro
país, se agotó de tanto exprimirlo.
LA
MUERTE DEL COMANDANTE.
Febrero
comenzó con la noticia de la prolongada ausencia del comandante, a partir de
aquí, empezó a rodar la bola de nieve que se convirtió en avalancha
informativa. Que si un infarto, que si trasladado de emergencia a Cuba, inclusive
no faltaron aquellos que lo vieron reunido con Chávez en el mas allá. El
silencio gubernamental más las acciones de última hora de la compañera,
preparando el gobierno paralelo, le daban un aire de más misterio aun a la
desaparición física de Ortega, hasta que “resucitó” justamente el día que
llegaba al país el Cardenal Leopoldo Brenes, luego de su nombramiento
cardenalicio hecho por el Papa Francisco. No hubo conmoción, ni histeria
colectiva, ni caras largas. Simplemente la gente asumió que le quería “robar el
mandado” al nuevo Cardenal, el siempre querido “Polito”.
LOS
TERREMOTOS DE SEMANA SANTA.
La
Semana Santa de este año se convirtió en un verdadero calvario para los
nicaragüenses de la zona del Pacífico, debido, no a los dos terremotos que
ocurrieron en Managua y Nagarote, sino al terrorismo mediático que siguió a los
movimientos sísmicos. Fueron dos semanas de paranoia apocalíptica que dejaron
como resultado la perdida de millones de dólares en la economía, la que no
resistió la embestida informativa que nos hablaba de erupciones krakatoicas,
lagomotos y del mismo infierno que se abriría ante nuestros pies. Nada de eso pasó
pero el daño se hizo. Como dato curioso, solo dos ciudadanos fallecieron y fue
por infarto al miocardio, posiblemente por el terror que vomitaban los medios
informativos del gobierno.
EL
CASO DE LOS FRIJOLES.
Los
frijoles tampoco escaparon a la manipulación informática del gobierno, ni a la
ignorancia o mentira de las cifras oficiales. Al día de hoy, nadie sabe cuánto
fue la producción de frijoles rojos en la cosecha 2013 – 2014. Se advertía
desde finales del año pasado la escasez que actualmente padecemos, sin embargo,
tanto el gobierno como los corifeos que lo apoyan desde el sector privado,
llenaban los canastos de los mercados de frijoles inexistentes. Así las cosas,
el precio del principal producto de la dieta de los nicaragüenses llego a
cifras récord en la historia. Se habló de una enorme especulación de parte de
algunas empresas vinculadas al gobierno, pero lo único real es la noticia de la
importación de frijoles de uno de los países más pobres y hambreados del mundo,
Etiopía. Tan mal estamos?
LA
SITUACIÓN DE LA ECONOMÍA.
Vamos
bien! Repiten hasta la saciedad los voceros del gobierno y sus socios del Gran
Capital. La economía está pujante, vamos por buen camino, las exportaciones
muestran cifras récord, las remesas batirán récord este año, la Inversión
Extranjera Directa será récord este año, en fin, todo es de récord en este país
bendito. Sin embargo, el único récord del que “disfruta” el pueblo es el costo
de la canasta básica, que sobrepasó ya los 12,500 córdobas, mientras el salario
real se revuelca en los niveles del año 2011. El verdadero récord es el milagro
que hacen las familias nicaragüenses para poder comer los tres tiempos con estos
precios.
EL
GRAN CANAL O LA TIERRA PROMETIDA.
Prometieron
el cielo y la tierra, nos anunciaron crecimientos económicos que ni en China se
han visto, era tal la euforia gubernamental, que los voceros de siempre
hablaban de cerca de dos millones de empleos formales, poco faltó para que
dijeran que íbamos a recibir a miles de migrantes de otros países para trabajar
en el proyecto del Gran Canal Interoceánico. Poco a poco la chimbomba se ha ido
desinflando y va quedando al desnudo el verdadero Gran Proyecto: una mega
expropiación de tierras en la supuesta ruta canalera, para especular con la
construcción de los Sub proyectos. Algo parecido a lo que hizo Cornelius
Vanderbilt cuando se agenció la concesión canalera por el Rio San Juan muchos
años atrás: poner a la venta acciones del proyecto en la Bolsa de Nueva York y
ver crecer su capital, a costa de los estafados, de un millón a once millones
de dólares de aquella época. Todo un negociaso!
Podríamos
seguir hablando de cuantas cosas nos han mentido, manipulado o desinformado, los
tira piedras del 19 de Julio, Tumarin y la transformación de la matriz
energética que bajaría los precios de la energía eléctrica, hasta llegar a la
última, la famosa caída del meteorito en los predios aledaños a la Fuerza
Aérea. Sin embargo, es tanta la pérdida de credibilidad del gobierno y la
ridiculez del mismo en montar un espectáculo de circo para algo tan simple como
la caída de un objeto del cielo, que sería como echar sal en la herida. Nadie
cree la versión oficial porque la gente sospecha que hay algo oscuro detrás de
todo este montaje. Pero este no es el problema, el verdadero problema es que
cuando a un gobierno nadie le cree nadie lo sigue y tiene que gobernar en base
a la mentira, al chantaje, la amenaza y por la fuerza que le da el monopolio de
las armas.
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