La represión indiscriminada
que el régimen orteguista ha desatado en estos días de Navidad y próximos al
Año Nuevo, no tienen otro nombre que Terrorismo de Estado, que no es más que la
utilización de métodos ilegítimos por parte del gobierno, para inducir el miedo
o el terror entre la población civil y poder alcanzar sus objetivos o fomentar
comportamientos que no se producirían de otra forma por sí mismos (Wikipedia).
Nuevamente hemos constatado
la naturaleza violenta y agresiva de Daniel Ortega y su camarilla, que
pretenden imponer un proyecto anti nacional a los nicaragüenses, entregando la
soberanía y el decoro nacional a una empresa extranjera, al igual que en su
momento lo hicieron Adolfo Díaz, Emiliano Chamorro y José María Moncada.
Nuevamente se pone en escena
la Doctrina de Seguridad Nacional, llevada a cabo por los órganos represivos de
la Dictadura de la familia Ortega - Murillo, el ejército y la policía
orteguista, al considerar como enemigos del estado a todos los que se niegan a
ser confiscados, desalojados y desarraigados de sus legítimas propiedades. Lo
dijimos en su momento, cuando se culminaba la desaparición del ejercito
constitucional mediante las reformas al Código de Organización Militar, las
nuevas misiones y la doctrina con la que dotaban al cuerpo castrense, no hacían
más que convertirlo en un remedo de guardia pretoriana al servicio de una
dictadura familiar, que además pretende ser dinástica.
Nuevas misiones,
consistentes en resguardar y proteger las empresas y negocios de la familia
gobernante, el más importante de todos: El proyecto canalero. Nueva doctrina,
la de Seguridad Nacional, que convierte a todos los ciudadanos que disientan
del régimen en sospechosos de ser sus enemigos y por lo tanto, sujetos de investigación,
espionaje y represión. Es lo que hemos visto en Rivas, en El Tule y Nueva
Guinea y lo que veremos en los próximos días, porque está en el ADN de Ortega,
es el lenguaje que él entiende, es su forma más fácil de gobernar. Durante
estos pocos años de gobierno, nunca le han importado las necesidades del
pueblo, las ha usado en su beneficio para instalar y consolidar un proyecto
autoritario, dictatorial y dinástico.
El asunto del canal es un
medio para el fin que ellos han vislumbrado, al menos 50 años en el poder,
pasando de él a su esposa y de esta al hijo que ellos han considerado sea el
elegido, el heredero, el “chigüín”. No importa lo que tengan que hacer ni a
quien tengan que reprimir, primero están sus intereses, segundo y tercero sus
intereses y si sobra, igual, sus intereses. Se sienten predestinados a
gobernar, lo dijeron en su momento, y si para esto es necesario mentir y
manipular, lo harán con el mayor gusto. Ayer eran marianos y “nacimienteros”
hasta más no poder, hoy vuelven a ser lo que son: Terroristas de Estado. Está
en su ADN. Está en su Naturaleza. No cambiarán nunca.
Octavio Ortega Arana, Ronald
Henríquez, Freddy Antonio Orozco, Danilo Lorio, Jairo Lazo y Manuel Antonio
Vega hoy son las victimas del Terrorismo de Estado de la dictadura de Daniel
Ortega y Rosario Murillo, con un ejército y una policía puestos a su servicio
para el más oscuro de sus intereses, el de la entrega de la Soberanía Nacional
a cambio de unos dólares (o yuanes) más. Mañana será el pueblo entero, es una historia
conocida y con un final también conocido.
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