A
raíz de las “orientaciones” de la Ex Ministra de Gobernación Ana Isabel Morales
a un grupo de militantes del orteguismo, al parecer no tan fieles como se
supone, pues de ellos mismos se filtró el dislate de la susodicha, el pueblo
nicaragüense se dio cuenta de lo que habíamos venido denunciando desde hace
muchísimos meses atrás, el involucramiento del Ejercito, que se dice Nacional,
en todos y cada uno de los actos de represión desde que estalló el conflicto el
19/4 del año pasado. Leímos el comunicado del vocero oficial y aunque trata de
desmarcarse de las palabras que acusan a la institución castrense de ejercer
labores de inteligencia en contra del pueblo nicaragüense, vamos a recordarles
un poco su actuación durante estos meses en los que Nicaragua ha estado
sometida al vandalismo, a los crímenes, incluso de Lesa Humanidad y a un estado
de sitio de hecho, impuesto por policías, paramilitares y el mismo ejército.
Veamos.
1.-
En los primeros dias de la represión, entregaron el armamento que estaba en
almacenes militares, remanentes de la guerra de los años 80’s y que habían sido
enviados por Libia y Vietnam entre otros países. Fusiles M – 16 y AR – 15 en su
mayoría. Si hacemos memoria y observamos los videos de los primeros
paramilitares armados, notaremos la gran cantidad de este tipo de fusiles en
manos de estos delincuentes. Estos fusiles no cayeron del cielo, ni estaban en
manos de civiles.
2.- Entrenamiento de los contingentes
de la juventud sandinista, devenidos en fuerzas paramilitares y prácticas de
tiro en polígonos que pertenecían al ejército, ahora en manos privadas de
allegados a este, por parte de oficiales de la institución castrense. Fue en el
Polígono de la Empresa Magnum S. A. ubicada en el kilómetro 21 Carretera a
Masaya, donde fueron las instalaciones de la II Zona Militar el lugar donde se
entrenaron parte de las huestes paramilitares que asolarían el país.
3.-
Facilitación de los fusiles M – 24 SWS a los paramilitares. Estos fusiles
fueron utilizados para las prácticas e instrucción de los Francotiradores del
Comando de Operaciones Especiales del Ejército, COE, los que fueron dejados por
los instructores norteamericanos que entrenaron a dichas tropas a raíz de su
salida en el año 2013.
4.-
Facilitación de la técnica y la tecnología para la utilización de drones de uso
militar, procesamiento y entrega a la policía y paramilitares de toda la
información recabada en los diferentes tranques y barricadas del país. Esta
información fue fundamental para la posterior Operación Limpieza desarrollada
en todo el país.
5.-
Recopilación de información de campo a cargo de la Dirección de Información
para la Defensa, DID, en todo el país, sistematización y entrega a la policía y
paramilitares para operar en base a la misma durante las Operaciones Limpieza
llevadas a cabo.
6.-
Complicidad por omisión, en el mejor de los casos, de la organización, armamento
y operatividad del paramilitarismo en el país, al permitir la violación de la
Constitución Política que establece que no pueden haber otros cuerpos armados
más que los establecidos por la ley. Como un recordatorio, el artículo
correspondiente:
Arto.
95.- El Ejército de Nicaragua se regirá en estricto apego a la Constitución
Política, a la que guardará respeto y obediencia. Estará sometido a la autoridad
civil que será ejercida directamente por el Presidente de la República, en su
carácter de Jefe Supremo del Ejército de Nicaragua, o a través del ministerio
correspondiente. No pueden existir más cuerpos armados en el territorio
nacional, ni rangos militares que los establecidos por la ley.
La
violación de este artículo de la Constitución Política es la causa fundamental
de los cerca de 600 asesinados, los más de mil desaparecidos y los más de 700
secuestrados políticos que se contabilizan en todo el periodo que dura la
insurrección cívica del pueblo nicaragüense.
7.-
Participación en las operaciones limpieza de todo el país. Este hecho fue
ampliamente documentado por los cientos de jóvenes que se encontraban en los
tranques de los departamentos, reconociendo a oficiales en servicio activo.
Demás está decir del armamento utilizado, que no es de uso de la Policía
Orteguista, entre estos: Ametralladoras pesadas del tipo PKM, una de las cuales
fue recuperada por los jóvenes en Jinotepe; Lanzacohetes RPG – 7; Lanzagranadas
M – 79; Ametralladoras Ligeras RPK; Fusiles de Francotirador Dragunov, M – 24
SWS y los nunca antes vistos en nuestro país, los fusiles Catatumbo, de
fabricación venezolana; Fusiles de asalto AK – 103, AKM y AK – 47 entre otros.
8.-
Conocimiento y permisividad cómplice de la institución castrense en la
participación de ex oficiales de alta graduación del ejército en la
organización y operatividad de una fuerza paramilitar al margen de las leyes.
No se vale el argumento de que actuaron en su calidad de ex miembros del
ejército y en su carácter personal, dado que el actuar de esta agrupación
criminal y delincuencial violaba la Constitución Política. Hay innumerables fotos
que muestran a varios altos oficiales del ejército haciendo gala de sus armas
luego de las Operaciones Limpieza en el norte del país, entre ellos: Mayor (R)
Silvio Palacios, Coronel (R) Leonardo Guatemala, Teniente Coronel (R) Manuel
Castillo Gámez, Mayor (R) Mario Bolaños, Coronel (R) Adolfo José López
Quintero, entre otros. La lista es mucho mayor y se extiende a todos los
departamentos del país y sobresalen Generales, Coroneles, Tenientes Coroneles,
Mayores, Capitanes y Tenientes.
9.-
Captura en las fronteras con Costa Rica y Honduras y su posterior entrega a la
policía oteguista, de personas que huyen de la represión desatada por las
fuerzas policiales y paramilitares del gobierno, poniendo en riesgo su vida e
integridad personal. Uno de ellos fue el Coronel en Retiro Carlos Brenes
Sánchez, fundador del EPS y Jefe destacado de unidades militares durante su
larga carrera militar en las filas castrenses, el cual fue capturado en la
frontera con Costa Rica por efectivos del ejército y luego fue vilmente
entregado a la policía para su encarcelamiento y acusación infame de actos de
terrorismo y crimen organizado. El Coronel Brenes fue juzgado la semana pasada
y condenado a 32 años de prisión por delitos que nunca cometió. Una traición en
toda regla de parte de una institución a la que dedicó los mejores años de su
vida.
Estos
son los hechos, comprobados con fotos y videos durante las protestas y las
operaciones limpieza. El ejército podrá decir que no participaron en las
acciones de represión y pedir pruebas, sin embargo estos argumentos se caen por
si solos ante la contundencia de los señalamientos que ha hecho durante todos
estos meses el pueblo nicaragüense. No es solamente repetir eslóganes vacíos de
contenidos que no soportan las evidencias ciudadanas, ni proteger mezquinamente
privilegios económicos a costa de la complicidad con la masacre, que el régimen
al que se subordinan, llevó a cabo durante los meses anteriores. Se es cómplice
por acción u omisión y todo parece indicar que el ejército, que se dice
nacional, actuó de ambas formas, protegiendo a un régimen criminal y asesino
que se ensañó contra su propio pueblo, lo cual contradice el eslogan oficial
pues “Ni hacen lo que dicen, ni dicen todo lo que hacen”.
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