El nuevo decreto de la Secretaria de Propaganda del régimen orteguista ha
causado mucho revuelo a nivel nacional, tanto que hasta el día de hoy se
continua analizando el mismo desde diferentes ángulos y a excepción de los
plumíferos del régimen, todos sin excepción, bueno, casi todos, destacan el
lado perverso de los postulados de la “Estrategia
de Vivir Limpio, Vivir Sano, Vivir Bonito, Vivir Bien”. Desgraciadamente
para el régimen, no todos los nicaragüenses vivimos en el limbo y nadamos en la
ingenuidad política, como para aparecer tan inocentes, dándole el beneficio de
la duda a las pretensiones hegemonistas de un proyecto que, ahora, se oculta
bajo el disfraz de “Gabinetes de la Familia, la Comunidad y la Vida”, pero que
antes fue “CDS: Ojos y Oídos de la Revolución” y después los “Concejos del
Poder Ciudadano” definidos claramente como una
parte importante en la lucha ideológica en nuestro país. No todos andamos detrás de una Magistratura o
un “hueso” en el estado, como para bendecir semejante intromisión de un
proyecto totalitario, que pretende infiltrarse hasta en los aposentos de las
casas.
Luego de dos fraudes electorales, uno en las elecciones nacionales del
2011, que dejó al orteguismo con 63 diputados en la Asamblea Nacional, una
mayoría absoluta que representa en la practica un lastre para legitimar todo lo
actuado, y otro en las elecciones municipales, que representan 153 alcaldías
“ganadas” en el 2012, Ortega quiere pasar página de estas manchas
presentándolas como cosas juzgadas y pretendiendo que la ciudadanía se disperse
en nuevos focos de atención. Al igual que en la antigua Roma en tiempos del
Emperador Augusto, se pretende imponer la Paz Armada en Nicaragua, un viejo
concepto de sometimiento de la población al poder, solo que ahora este emana de
la pareja presidencial.
Se quiere persuadir a los ciudadanos de que ya no hay nada que hacer, más
que aceptar el decreto de estabilidad del país. Las voces que en coro repiten
las nuevas consignas de mejoría económica, seguridad ciudadana, cambio de la
matriz energética para bien de los nicaragüenses (bien que no se ha visto, ni
se verá en los próximos 30 años), records de las exportaciones (no se habla del
record en las importaciones), cifras record en la Inversión Extranjera Directa
y otras maravillas del régimen orteguista, son variadas, sobresaliendo entre
estas las del Gran Capital, de una que otra cúpula empresarial, las de
políticos ansiosos que se disfrazan de opositores, las de curas en rebeldía con
sus líderes espirituales (no con el “buen vivir”), pastores que se suman
gustosos al rebaño que pastorean los nuevos profetas, comunicadores de
diferentes tipos, colores y tamaños, y por supuesto, las voces de todos los
funcionarios públicos y aspirantes a serlo, que dependen de su sumisión y
flexibilidad de carácter y columna para mantenerse viviendo bonito a costa del
erario público.
Cuáles son las características de esta moderna Paz Augusta, que desde la
colina del poder se nos quiere imponer a todos los nicaragüenses, acompañados
de las consabidas letanías de que estamos bendecidos, prosperados y en
victorias, y por supuesto de la cartilla que respalda la nueva lucha ideológica
que se libra para imponer el proyecto totalitario?
1.- Estabilidad en el país a cualquier costo. El pasado año, durante la
celebración del 33 aniversario de fundación del Ejército Nacional, Ortega decretó
la paz, enviando un claro mensaje de que aquí nunca más habría guerra, lo que
traducido al cristiano, era la orden a las Fuerzas Armadas de que no se
reconocería ningún grupo armado y que debían combatirlos hasta el exterminio,
sin prisioneros. Por eso los Jahob, los Pablo Negro y otros asesinatos denunciados
en su momento por la Coordinadora Guerrillera 380.
2.- Legitimación de todo lo actuado en el pasado reciente, fraudes
incluidos. Para eso se necesita el concurso o complicidad de los diputados de
la bancada opositora en la Asamblea Nacional para un nuevo amarre que ya empezó
con la aprobación de los nombramientos en el gobierno. Es la única que puede
legitimar al régimen y en su minoría reside su fortaleza, aunque muchos son
ciegos a esta circunstancia. O se ven enanos, o son demasiado ambiciosos como
para ejercitar el poder que tienen siendo minoría. Muchos se han acomodado a sus
sillones en la Asamblea, que de por si a algunos se les han encarnado en sus
posaderas, y están dispuestos a dejar pasar y dejar hacer, con tal de seguir
“sacrificándose por Nicaragua”, mas ahora que se están barajando nombres para
unos “huesitos” con mas carne en las instituciones del Estado.
3.- Criminalización de la protesta popular. La Pax de Ortega implica que
todos bailemos el mismo son que se toca desde las alturas del poder, sea este
político o económico, que para el caso es lo mismo ya que ambos están en
contubernio para aplacar al país. No se permitirá ningún ruido que altere esta paz,
independientemente de las razones que den lugar a las protestas. Los robados en
las elecciones municipales, robados se quedan. A los inconformes hay que
“profilactarlos” para que callen y acepten el nuevo status quo. Es la primera
etapa. Si no aceptan la profilaxis, viene la presión y el chantaje. Segunda
etapa. Luego la represión, abierta o selectiva. Tercera etapa. Si no se puede
hacer con las instituciones oficiales, Policía y Ejército, para eso están los cuerpos
paramilitares. Todos tienen ya la suficiente práctica como para desplegarse
según las necesidades del momento. Denis Obando, alcalde robado de Nueva Guinea
es el testimonio fiel de este proceso. El exilio le salvó la vida.
4.- Control absoluto de las instituciones del estado. Esto permite la
judicialización de la política. Toda la fuerza del gobierno y el estado contra
los que levanten cabeza. Si no es por la vía de los jueces, será a través de la
UAF, o de la DGI, del MINSA o del nuevo garrote represivo: los Gabinetes de la
Familia, la Comunidad y la Vida. Todos los mecanismos de control institucional
en manos de dos personas, o una, y al servicio de un proyecto totalitario y
hegemónico para imponer una sola verdad, una sola idea, un solo discurso. Ellos
lo son todo, nosotros no somos nada.
5.- Crecimiento económico gracias a la paz y estabilidad alcanzada por el
régimen. Es la parte que le interesa al Gran Capital y a las cúpulas económicas
cómplices del desmadre institucional que ahora se quiere remediar a fuerza de
mejorar la imagen de un régimen inconstitucional, fraudulento, ilegal e
ilegitimo. Nuevos mega proyectos que serán la panacea para que el maná caiga
indeteniblemente a los más pobres. Nuevas inversiones que demuestran la
confianza del capital nacional en el gobierno. Mayor inversión extranjera en
nuestro país. Maquillaje de las cifras oficiales que nos hacen el cuento de
cómo disminuye la pobreza en nuestro país. Cifras record en remesas familiares.
A partir de ahora todo será de Record. Pero no nos dicen cómo es que en medio
de tanta pobreza, tenemos 190 millonarios con más de 30 millones de dólares
cada uno, a como lo denunció el Diputado del MRS Enrique Sáenz. 105 más que
Costa Rica, que exporta más de 10 mil millones de dólares, casi cuatro veces más
que Nicaragua. 45 más que El Salvador, que exporta poco mas de 4,100 millones
de dólares, casi el doble de nosotros, y asústense, 85 más que Panamá, cuyo
Producto Interno Bruto es de más de 50 mil millones de dólares.
La Pax Augusta de Ortega implica el establecimiento de un modelo económico
que privilegia a los más ricos, pues de ellos depende el impulso del modelo. Un
modelo económico excluyente, que se fundamenta en que a los más pobres les
caerá, por efecto de derrame, las sobras que dejen los más ricos. Lo perverso
del modelo, igual que con Somoza, es que Ortega es el principal beneficiado por
ser quien tiene en sus manos todos los mecanismos del poder y se ha convertido en uno de los
hombres más ricos del país, quizás el primero o el segundo de la
lista de los 190 bendecidos y prosperados que señalaba Sáenz.
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