Dios es un Juez justo, atento siempre para castigar.
Arrepiéntanse o tengan cuidado:
El Señor tiene su espada afilada, su arco tenso y la flecha
apuntando
Miren al hombre preñado de malicia: Concibe la desgracia y da a luz
el fracaso.
Su maldad le recae en la cabeza y le rebota en la cara su violencia.
Yo alabare al Señor por su justicia y cantare al Nombre del Altísimo.
Salmo 7
TRES
AÑOS Y CONTANDO
Hoy 22 de Agosto, se cumplieron tres años del vil asesinato del Padre
Marlon Pupiro, cura párroco de La Concha y la inmensa mayoría de la población de
este Municipio, sus amigos y en especial sus familiares, no creen, ni mucho
menos, en la versión oficial que dio por cerrado el caso, acusando y
encarcelando rápidamente a un supuesto autor material e intelectual, el mesero
Yasker Blandón, condenado en un abrir y cerrar de ojos a 30 años de prisión.
Tres
años después, la sangre del Padre Pupiro continua exigiendo justicia para los
autores materiales e intelectuales de su crimen, quienes gozan de la impunidad
que solo el poder puede conceder. Un crimen que pretendió silenciar la voz
valiente de quien, desde el púlpito, instaba a los feligreses a no tener miedo,
a denunciar con firmeza los abusos cometidos en contra de todos los ciudadanos.
Al
igual que muchos sacerdotes y religiosos que han ofrendado su vida como
testimonio de compromiso con lo que predican, el Padre Pupiro mantuvo una
trayectoria y un apostolado en total sintonía con lo que exigía de sus
feligreses. No pudieron, quienes quisieron mancharlo para confundir a la opinión
pública, lograr que la gente dudara de su rectitud y de los valores morales y
espirituales que lo sustentaban. Tampoco han podido hacer que su martirio caiga
en el olvido y en el abandono entre quienes lo conocieron y convivieron con él.
Secuestrado,
torturado y asesinado, el Padre Pupiro vivió y sufrió en carne propia el
suplicio que purificó su alma en las que debieron ser sus terribles últimas horas
de vida, al igual que todos los religiosos que en distintos lugares y épocas, han
sido presa de la furia insensata del poder, llevando hasta las últimas
consecuencias el compromiso con el evangelio, con la verdad y con la justicia.
No
pudieron doblegarlo en vida y menos aún en el martirio de su muerte, pues su
ejemplo guía a miles y miles de nicaragüenses que luchan por un presente y un
futuro mejor para todos; para todos los que nos resistimos a vender nuestra
alma al dinero, al halago, al chantaje y a la amenaza; para todos los que
creemos que hay luz después de la oscuridad en que se encuentra sumida la
patria; para todos los que creemos que la democracia, el estado de derecho, la
institucionalidad, la paz y la verdadera reconciliación más temprano que tarde
se hará realidad.
A tres años del crimen, el pueblo nicaragüense no ha olvidado al Padre
Marlon Pupiro y continua exigiendo JUSTICIA y demanda CASTIGO para
los culpables, materiales e intelectuales, de su horrendo crimen.
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