El día de hoy, domingo 14 de
Octubre del año 2018, Año del Despertar del Pueblo, Daniel Ortega ha hecho
realidad su amenaza de no permitir más protestas de la oposición cívica en las
calles de nuestro país. La Cuarta Fase de la Represión ha desnudado su cara
amarga y violenta, Criminalizar la Protesta Ciudadana, sacando a las huestes
policiales y parapoliciales en contra de la ciudadanía, golpeando y
secuestrando a todos aquellos que han identificado como líderes de las
movilizaciones.
Están lejos de entender que
de nada sirve la amenaza, la cárcel y la represión indiscriminada cuando el
Pueblo ya despertó, cuando el Pueblo ya decidió salir de esta Dictadura, cuando
el Pueblo inicio su largo caminar hacia la Libertad, la Justicia y la
Democracia. Ortega trata desesperadamente de aferrarse a lo poco que le queda
como soporte de su régimen criminal: la policía y los paramilitares, ahora
convertidos por decreto personal en fuerzas para-policiales. Está plenamente
convencido que todos aquellos que ahorita mismo están en las rotondas son
empleados públicos obligados, amenazados con el despido, denigrados por la
necesidad de mantener a sus familias. Con ellos no cuenta ni para el mediano ni
para el largo plazo, este último casi inexistente toda vez que el cerco internacional
se cierra, lenta pero inexorablemente.
Ortega está más que claro
que su única salida es una negociación y si es internacional, mejor. Ortega
sabe que no le queda más alternativa que salvarse el, su familia y el círculo
más cercano y solo la comunidad internacional puede garantizarlo. Ortega sabe
que no podrá salvar el capital acumulado a base del saqueo, si no entrega al
resto de sus compinches que han asesinado, torturado, secuestrado y
encarcelado. Llegado ese momento, NADIE importara más que su círculo. Ni Avellán,
ni Porras, ni Moreno, absolutamente NADIE será más importante que los escogidos
por él y su mujer.
Por eso las acciones como
las de hoy, encarcelando, golpeando, secuestrando, sometiendo a la capital a un
virtual Estado de Sitio, con una fuerza de ocupación uniformada, actuando
ilegalmente. Ortega quiere imperiosamente obligar a que el pueblo acepte sus
condiciones para negociar, sobre miles de encarcelados, líderes y lideresas de
la protesta ciudadana. Se sabe acorralado y quiere tener que ofrecer en una
negociación, algo que es sensible para el pueblo, sus presos políticos. Quiere
Amnistía a cambio de Libertad. Libertad para nuestros presos políticos, los
capturados antes y los capturados hoy, a cambio de Impunidad.
El cerco se cierra para Ortega, lo sabe él y
lo sabemos nosotros.
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