lunes, 22 de agosto de 2022

BOLETIN A FONDO CON ROBERTO SAMCAM. EDICION N° 22

 

Edición N° 22. 19 de Abril, 2022. San José, Costa Rica.

EDITORIAL: ABRIL, EL DESPERTAR DE UN PUEBLO

Por: Ing. Roberto Samcam Ruiz. Mayor en Retiro.

Se cumplen cuatro años de la Insurrección Cívica Ciudadana de Abril del 2018, el hermoso despertar de un pueblo heroico, generoso y valiente, que nos ha dejado un hito en la historia de nuestra sufrida Nicaragua, de ahora en adelante, será antes de abril y después de abril. Antes: la ignominia, el oprobio, el concubinato, el entreguismo. Después: la lucha, la rebeldía, la resistencia, la resiliencia. Otro abril que se recordará por siempre, como aquel 4 de Abril del 54, heroico, sangriento, de luto y dolor. Es la triste historia de un pueblo, luchar contra una dictadura, los vencedores traen el virus de una nueva, volver a luchar contra esta, para darte cuenta de que es necesario seguir luchando, porque el mal se resiste a morir. Nicaragua se parece a Sísifo, el personaje de la mitología griega, que, castigado por el Dios Zeus, con gran sacrificio es obligado a subir una pesada piedra por la ladera de una montaña empinada y cuando está por llegar a la cima, la piedra cae, para nuevamente volverla a subir, y así hasta la eternidad.

Desde enero del 2007 hasta el 19 de abril del 2018, la piedra se mantenía al pie de la montaña, sobre los hombros del pueblo, solo que este aún no se daba cuenta del enorme peso que tenia que cargar cada día, para mantener en el poder una casta corrupta de parásitos que carcomían el presupuesto de la nación, a la postre la famosa “res pública”, de la cual se repartían impunemente sus partes. Eran los años de connivencia, de “crecimiento asombroso”, del ejemplar comportamiento de la policía, una de las mejores de Latinoamérica, decían alegremente, y muchos se lo creían. Los años del famoso Muro de Contención, que no permitía que se asentaran las maras del norte de Centroamérica y el narcotráfico de Sudamérica, como si hiciera falta tener otras en el país. Eran los años del enriquecimiento ilícito, del Capitalismo de Compadres y del empobrecimiento de la mayoría de la población, los años del engaño.

Pero llego Abril y la burbuja que desde el poder, junto a sus socios y compinches se había construido, se esfumó, estalló, y de repente, muchos que estaban adormecidos despertaron, se dieron cuenta de que la roca la sostenían ellos y decidieron soltarla. Fue el inicio del camino de la liberación, lo primero, darse cuenta de que había una dictadura en el país (muchos, incluido los socios, no se atrevían a llamarla como tal), lo segundo, que todos éramos rehenes de ella, que nos oprimía, que nos engañaba, que nos robaba, y tercero, que el pueblo era y tenía que ser dueño de su destino. Fue un brutal despertar para todos. El régimen perdió las calles y con ello descubrió que el poder estaba en peligro. El pueblo ganó las calles y descubrió la debilidad de un régimen que únicamente se asentaba sobre el poder de las armas. Y las armas fueron la solución que encontró el régimen para restablecer el orden al que estaban acostumbrados, pero ya nada fue igual, ni lo será nunca más. Recurrieron a Crímenes de Lesa Humanidad, crímenes que se vienen documentando cada día con más técnicas y conocimientos, pero se desnudaron ante la Comunidad Internacional como lo que siempre han sido.

Después de Abril, la política de Terrorismo de Estado es lo único que sostiene a la dictadura. Ortega y Murillo saben que para mantenerse un día más en el poder tienen que reprimir todo y a todos, incluidos hasta sus propios seguidores. Ya no confían en nadie y lo que en un tiempo fue un partido de masas, se ha convertido en una caricatura de su pasado, es una secta de fanáticos que se mantiene unida por el terror, pero que poco a poco se carcome a si misma. ¿Hasta cuándo durara? No se sabe. Dependerá de nosotros. Lo que si es claro, es que después de Abril Nicaragua no volverá a ser la misma que conocimos, la del engaño, la del robo inmisericorde, la adormecida.

ABRIL SE TRAJO ABAJO EL “MODELO” DE LA DICTADURA

Por: Stylianos Ramos

Hace cuatro años la dictadura avizoraba un futuro tranquilo, tras robarse las elecciones del 2011 y haber logrado engañar a un sector de la comunidad internacional, sacando de juego a la oposición encabezada por la Coalición Nacional por la Democracia, con la formula compuesta por Luis Callejas y Violeta Granera (hoy presa política). El gran capital, como principal aliado de la dictadura, habían expresado en privado su malestar por el significado de llevar como candidata a la vice presidencia a Rosario Murillo, ese malestar solo era una manera de expresar lo que no deseaban expresar con claridad, y es que el malestar real, tarde se dio cuenta, que el modelo de convivencia con la dictadura solo era posible en la medida que no interfiriera en el escenario político, dado que este era un terreno de control exclusivo de la dictadura.

Los empresarios, que hasta ese momento miraban viable esa convivencia, entraron a una fase de alta preocupación, entre otras cosas, porque la comunicación con la dictadura había bajado de nivel.  Ortega impuso a Rosario Murillo como la interlocutora y está a su vez puso a “su gente”, entre ellos al comisionado Luis Marenco Corea, cuyo trato se fue haciendo cada vez más tosco, en la medida que, a juicio de la dictadura, se estaban entrando a una etapa de vacas flacas y le tocaba a los empresarios “colaborar” con el efectivo que escaseaba, en la medida que la fuente de petrodólares venezolanos se agotaba.

Las reformas al Reglamento de la Ley del Instituto Nicaragüense de Seguridad Social, INSS y la imposición de las leyes contra el lavado de activos y el financiamiento al terrorismo, así como la nueva Ley de la Unidad de Análisis Financiero, fueron el centro de fuertes discusiones, en lo fundamental por la abierta violación de varios derechos fundamentales establecidos en la Constitución Política de la República, debido a que se produjeron una serie de choques, que en el fondo eran simples choques de enfoques que se habían estado evitando durante el período de cuando las vacas estaban “gordas”, porque lo que para los empresarios, era una simple relación de negocios, la dictadura lo entendía como que estaba haciendo “favores” a los empresarios.

Al final, los empresarios resintieron el duro trato recibido por los interlocutores de la dictadura, cada vez de más bajo nivel y cada vez más rudos y toscos, todo lo cual se resumió en las expresiones de Rosario Murillo, cuando expresó: “no tenemos por qué estar consensuando todo con ellos”, con lo cual el “Modelo de Dialogo y Consenso” llegaba a su fin, aunque todo se mantenía en privado. La dictadura se atrevió a imponer la reforma al Reglamento del INSS sin consensuarlo con nadie, y eso fue suficiente para que se produjera un estallido social, que comenzó con las expresiones de solidaridad con los jubilados del INSS y luego se extendió a todo el país, tras las matanzas desatadas por Ortega y Murillo, la famosa y fatídica orden de: “Vamos con todo”.

Así, el estallido social de abril de hace 4 años, fue la consecuencia de un hartazgo de la población con una década de acciones represivas en todos los órdenes, abusos, cierres de espacios democráticos, fraudes electorales, violaciones a los DDHH, ejecuciones extrajudiciales, corrupción descarada, nepotismo y una arrogancia e impunidad que solo era comparable con el somocismo, todo lo cual venía siendo apañado por un grupo de empresarios colaboracionistas, que vio en el estallido social la ocasión perfecta para romper abiertamente con la dictadura.

La brutalidad con la que continuó actuando la dictadura hizo que se autoimpusiera un aislamiento nacional e internacional que cada día se profundiza más, y la inmensa mayoría de los nicaragüenses ha encontrado puntos de coincidencia sobre sus prioridades: salir de la dictadura y establecer un sistema democrático, lo cual ha obtenido apoyo internacional nunca antes visto, en parte porque el pueblo nicaragüense, sabiamente, ha optado por la vía cívica y pacífica, que si bien puede resultar más complejo y tedioso, es efectivo, porque desarma a la dictadura e impone una nueva forma de hacer política, que se traduce justamente en una nueva cultura política. Abril abrió las puertas al futuro y cierra las del pasado que se llevará irremediablemente a Ortega y a los orteguistas.

 LA INSURRECCIÓN POLÍTICA DE LOS LIRIOS DE LÁPIZ Y PAPEL

Por: Enrique Orozco. Activista Juvenil en el Exilio. Miembro del Consejo Político de la UNAB

La juventud nicaragüense a través de la historia, ha sido el primer batallón que desde su pluralidad mueve la conciencia social e impulsa la revolución de los aspectos que desgastan las sociedades, como la corrupción, desigualdad, pobreza, nepotismo y autoritarismo, características que son reiterativas producto a una cultura política violenta, adultista y conservadora, que está dispuesta a encontrar los mecanismos necesarios para que el pueblo de Nicaragua se quede estancado en la edad de piedra y no asuma los paradigmas políticos de la sociedad contemporánea, justificados en el diálogo, inclusión y respeto a la diversidad.

La clase política criolla y atrasada sabe que su peor enemigo es la juventud pensante y crítica, y por ello, en los heterogéneos períodos de la historia de Nicaragua, han conformado mecanismos y estrategias que intentan polarizar, someter y manipular a las juventudes, sin embargo, evitar que algunos lirios florezcan es imposible. Abril del 2018 es el ejemplo vivo de como una generación, cansada de cargar con errores y prácticas políticas del pasado, estaba lista para iniciar una insurrección sin precedentes en la historia de Nicaragua. Los cambios de consignas son trascendentales, se pasó del "Patria libre o morir" al "Patria Libre para Vivir" y este nuevo grito se convirtió en el faro guía de un nuevo patrón de lucha cívica y pacífica, que desplazaba al pensamiento bélico de antaño, y va contra todo un sistema podrido, donde la dictadura Ortega-Murillo, solamente son los gusanos superficiales de la pudrición. A esta nueva generación, se le puede atribuir el logro simbólico de desmentir la supuesta apatía política de las juventudes en las sociedades Latinoamericanas.

No obstante, la renuencia al cambio de la vieja clase política se ha convertido nuevamente en un obstáculo que procura controlar la participación juvenil en los espacios políticos de toma de decisiones, con tácticas divisorias, limitación de recursos y manipulación mediática, aprovechando ciertas vulnerabilidades presentes en los jóvenes, resaltando, entre otros elementos manipulados, la falta de pericia política, afectaciones psicológicas producto de la represión, exilio forzado y limitaciones socioeconómicas. Pero a pesar de esta realidad, la visión de las juventudes no es cerrada y apuesta a un acompañamiento intergeneracional en este periodo de cambio, procurado un relevo generacional sano, que permita rescatar lecciones positivas y proactivas en beneficio de la construcción de una nueva Nicaragua integradora para toda la ciudadanía.

Esta generación de jóvenes tiene grandes retos por delante, sobresaliendo el menester de empoderar a más y más jóvenes de diferentes sectores sociales, para que asuman responsabilidades de participar activamente en la política, trabajar en la apertura de espacios de formación que aporten en la construcción de ciudadanía, rescatar la memoria histórica de Nicaragua y propiciar un proceso de justicia transicional que responda integralmente a las penurias del pueblo nicaragüense.

En este panorama, a 4 años de la insurrección de cívica y pacífica de abril, que propone el contexto político nicaragüense, detalla el momento oportuno para reagruparse, y dejar las diferencias banales impuestas por la cultura política tradicional y plantar cara al verdadero enemigo, el sistema corrupto encabezado por la dictadura Ortega-Murillo.

¿Qué dice la juventud, está lista para este nuevo desafío político?

NI TERRORISTAS, NI DELINCUENTES, JÓVENES CONSCIENTES.

Por: Christy Melissa.

Abril de 2018 dejó un mensaje marcado en la población nicaragüense, “la juventud no es apática, está aquí, gritando no más”. A 4 años de la insurrección de abril, las y los presos políticos jóvenes de Nicaragua, entre 19 y 25 años, ascienden más de 30 en todas las cárceles del país, pero no me gusta hablar de listas y cifras porque la gente se acostumbra y normaliza la represión, cada uno/a tiene su propio nombre e historia de cómo la dictadura ha atentado en contra de su familia, sus estudios y su libertad.

Desde ciencias políticas hasta ingeniería, estudios secundarios o trabajos artesanales, desde activistas hasta jóvenes que no han figurado nunca en espacios organizados, se encuentran encarcelados por ejercer su derecho a expresarse en contra de las violaciones a Derechos Humanos perpetrada por la dictadura Ortega-Murillo. A punta de juicios arbitrales y represalias a amigos y familiares, torturas permanentes tanto físicas como psicológicas, limitaciones en visitas y recepción de paqueterías y bajo condiciones inhumanas, el gobierno quiere mantener callado al sector más beligerante de la población.

Samantha fue forzada a exiliarse cuando aún estaba en secundaría, regresó al país para ver a sus amigos y familia, para estudiar y ser parte de un cambio, sin embargo, a sus 21 años fue encarcelada, su universidad fue confiscada y es la única presa de las detenidas durante 2021 que fue trasladada al penitenciario nacional de mujeres.

John estudiaba último año de ingeniería en 2018 cuando fue expulsado de la UNI, fue agredido, asediado y posteriormente detenido en 2020 cuando intentaba continuar con su vida académica en la UCA, condenado a 12 años de prisión y recluido en una celda de máxima seguridad del sistema penitenciario nacional.

Max era uno de los mejores estudiantes de la UPOLI, destacado desde niño por su talento en la música y la enseñanza, su participación en la oposición nicaragüense le costó no solo la libertad, sino la oportunidad de despedir a su madre, quien falleció cuando él ya se encontraba preso en el chipote y de cuya muerte fue informado hasta tiempo después.

Ángel Sequeira y su hermano Gabriel fueron detenidos en 2019 en su centro de trabajo, donde elaboraban bordados y serigrafía, el primero tiene solo 20 años y se encontraba finalizando su quinto año de secundaria, se le ha privado de la oportunidad de ver crecer a su hija y compartir con su familia. 

A 4 años del estallido social siguen apresando, desapareciendo y reencarcelando a la juventud del país, forzarlos al exilio o aguantar dentro del país las necesidades provocadas por la falta de empleo, la confiscación de universidades, la nula libertad académica y la baja calidad educativa. Abril de 2018 representó un punto de quiebre para nuestra generación que, a pesar de creer en el cambio, hoy nos vemos forzados a crear nuevas maneras de incidir y denunciar, de apostar por el cambio.  

VIOLENCIA SEXUAL EN CONTRA DE LAS Y LOS PRISIONEROS DE ABRIL

Del Peritaje de la Cadena de Mando responsable de la Violencia Sexual como Crimen de Lesa Humanidad. Tribunal de Conciencia. Fundación Arias, septiembre 2020. San José Costa Rica.

Por: Ing. Roberto Samcam Ruiz. Mayor en Retiro.

Las reformas a la ley del Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS) que entraron en vigor el día 17 de abril de 2018 provocaron la protesta de un grupo de jubilados en la ciudad de León, la que fue sofocada violentamente por miembros de la Juventud Sandinista (JS). Al día siguiente, el 18 de abril, un plantón ciudadano en el centro comercial Camino de Oriente, en la capital, fue atacado violentamente por grupos de choque motorizados gubernamentales, arreciando las protestas de los estudiantes universitarios el día 19 de abril, quienes ya se encontraban en las calles indignados por la pasividad y negligencia con que el gobierno había actuado frente al voraz incendio en la Reserva Indio Maíz. Como consecuencia de las protestas ocurrieron los primeros tres asesinatos en Managua; esto desencadenó una ola de nuevas protestas a nivel nacional, que provocaron una represión indiscriminada y desproporcionada por parte del régimen Ortega-Murillo, mediante la utilización de fuerzas de la Policía Nacional y de la DOEP, conocidas como antimotines, de grupos de choque motorizados y de elementos antisociales armados y entrenados rápidamente por oficiales de la Policía en el estadio nacional de béisbol “Denis Martínez” de Managua.   

Luego de las marchas multitudinarias organizadas en la capital durante los meses de abril y mayo, la aparición de tranques en la mayoría de las ciudades del país a mediados de mayo y el impasse en el Diálogo Nacional solicitado por el régimen, Daniel Ortega ordenó la llamada “Operación Limpieza”, un acto brutal que llevó a desmontar a sangre y fuego los tranques y barricadas que se habían levantado en distintas zonas del país. Fue un hecho de represión desmedida, solo comparable con lo vivido durante la insurrección de septiembre de 1978, cuando el dictador Somoza ordenó a la Guardia Nacional una operación similar.

En este contexto de horror destacan dos elementos importantes: el primero, la aparición de fuerzas paramilitares, organizadas y armadas por el gobierno de Ortega a través del Ejército Nacional en un hecho inédito en Centroamérica; el segundo, el uso reiterado y sistemático de la violencia sexual como método de tortura de los prisioneros, hombres y mujeres, a manos de la Policía Nacional, grupos parapoliciales y paramilitares, funcionarios políticos del FSLN, autoridades edilicias del mismo partido y personal militar extranjero, identificados por las víctimas por su acento como cubanos y venezolanos, quienes acompañaron en todo momento a las tropas nacionales, incluso durante las sesiones de tortura a los prisioneros o secuestrados, de acuerdo con testimonios brindados por las víctimas.

Al 15 de mayo de 2019 y tomando como referencia distintos informes documentados, el saldo trágico de la represión en Nicaragua era el siguiente: de acuerdo con la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), 328 asesinatos confirmados; según el gobierno de Daniel Ortega, 199 muertos.

ESTADO GENERAL DE LAS ORGANIZACIONES SIN FINES DE LUCRO OSFL AL 19 DE ABRIL DE 2022

Por: Alex Aguirre. Activista por la Paz.

El 31 de marzo la ilegitima Asamblea Nacional controlada por los dictadores Ortega y Murillo aprobaron la Ley General de Regulación y control de Organismos sin Fines de Lucro (OSFL), que establece un marco jurídico alterno aplicable a organizaciones nacionales y extranjeras.

La nueva ley determina “derechos, obligaciones y prohibiciones de las OSFL” con una amplia discrecionalidad interpretativa para indicar la disolución, liquidación y cancelación de personalidades jurídicas de las mismas, esta ley además de ser aprobada por una asamblea carente de legalidad por ser electa a través del fraude electoral fraguado en noviembre 2021 va en contra de la convencionalidad suscrita por el Estado de Nicaragua en materia de derechos civiles y políticos; es inconstitucional porque limita a los ciudadanos organizarse y asociarse con total libertad tal como lo faculta el artículo 49 de la constitución y representa una antinomia a la ley no. 1115 de regulación y control de organismos sin fines de lucro, la cual ya establece procedimientos para la gestión pública de la OSFL.

La aprobación de esta nueva ley se suma a la batería de “lawfare” aprobada en 2021 para perseguir, cancelar, silenciar y confiscar los bienes de las OSFL que defienden y evidencian las violaciones a los derechos humanos cometidas por el régimen. Entre sus gravedades esta la “legalización” de las cancelaciones de 148 ONGs realizadas entre 2021 y los primeros meses de 2022 aplicando una “retroactividad”. El régimen primero roba y después legaliza el robo, tal como ha sucedido con los presos de conciencia a quienes primero encarcela y luego establece delitos escritos en leyes espurias que criminalizan la protesta cívica.

Hasta el 18 de abril de 2022 organizaciones de derechos humanos contabilizaban 148 OSFL canceladas, entre ellas organizaciones médicas, indígenas, de mujeres, educativas y para el desarrollo. Al terminar el día se dio a conocer la orden de cancelar 25 organizaciones más, incluida la Comisión Permanente de Derechos Humanos CPDH organización que ha trabajado insensatamente desde 1997 en la abogacía de los derechos humanos y que en Abril 2018 asumió un rol protagónico en la sistematización de casos de encarcelamiento, persecución y agresión por parte del Estado.

Con esto sumarían 173 OSFL canceladas y hasta más de una docena confiscadas ilegalmente. La aberración jurídica es orquestada por medio de los miembros de la Comisión de la Paz, Defensa, Gobernación y Derechos Humanos de la Asamblea, integrada por los diputados Filiberto Rodríguez y Patricia Sánchez Urbina a petición del responsable del departamento de Registro y Control de Asociaciones Civiles Sin fines de lucro del Ministerio de Gobernación, que regula a las OSFL.

El régimen sigue dejando en el desamparo a la población nicaragüense, en este país las OSFL responsabilidades omitidas por el Estado, como la educación secundaria a cargo de organizaciones educativas eclesiales de la Diócesis de Estelí que fueron cerradas, escuelas a cargo de la Fundación Fabretto, atención médica a bajo costos en organizaciones médicas canceladas, intervención social comunitaria como la que realizaba Cantera y ASODEL o promoción económica a cargo de la Red de Empresarias de Nicaragua. ¿El régimen será capaz de sustituir el trabajo que aportaban estas OSFL al desarrollo del país? Definitivamente no, están condenando a la población a un mayor abandono y vulnerabilidad social.

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