Edición
N° 22. 19 de Abril, 2022. San José, Costa Rica.
EDITORIAL: ABRIL, EL DESPERTAR DE UN
PUEBLO
Por: Ing. Roberto Samcam Ruiz. Mayor en
Retiro.
Se cumplen
cuatro años de la Insurrección Cívica Ciudadana de Abril del 2018, el hermoso
despertar de un pueblo heroico, generoso y valiente, que nos ha dejado un hito
en la historia de nuestra sufrida Nicaragua, de ahora en adelante, será antes
de abril y después de abril. Antes: la ignominia, el oprobio, el concubinato,
el entreguismo. Después: la lucha, la rebeldía, la resistencia, la resiliencia.
Otro abril que se recordará por siempre, como aquel 4 de Abril del 54, heroico,
sangriento, de luto y dolor. Es la triste historia de un pueblo, luchar contra
una dictadura, los vencedores traen el virus de una nueva, volver a luchar contra
esta, para darte cuenta de que es necesario seguir luchando, porque el mal se
resiste a morir. Nicaragua se parece a Sísifo, el personaje de la mitología
griega, que, castigado por el Dios Zeus, con gran sacrificio es obligado a
subir una pesada piedra por la ladera de una montaña empinada y cuando está por
llegar a la cima, la piedra cae, para nuevamente volverla a subir, y así hasta
la eternidad.
Desde
enero del 2007 hasta el 19 de abril del 2018, la piedra se mantenía al pie de
la montaña, sobre los hombros del pueblo, solo que este aún no se daba cuenta
del enorme peso que tenia que cargar cada día, para mantener en el poder una
casta corrupta de parásitos que carcomían el presupuesto de la nación, a la
postre la famosa “res pública”, de la cual se repartían impunemente sus partes.
Eran los años de connivencia, de “crecimiento asombroso”, del ejemplar
comportamiento de la policía, una de las mejores de Latinoamérica, decían
alegremente, y muchos se lo creían. Los años del famoso Muro de Contención, que
no permitía que se asentaran las maras del norte de Centroamérica y el
narcotráfico de Sudamérica, como si hiciera falta tener otras en el país. Eran
los años del enriquecimiento ilícito, del Capitalismo de Compadres y del
empobrecimiento de la mayoría de la población, los años del engaño.
Pero
llego Abril y la burbuja que desde el poder, junto a sus socios y compinches se
había construido, se esfumó, estalló, y de repente, muchos que estaban
adormecidos despertaron, se dieron cuenta de que la roca la sostenían ellos y
decidieron soltarla. Fue el inicio del camino de la liberación, lo primero,
darse cuenta de que había una dictadura en el país (muchos, incluido los
socios, no se atrevían a llamarla como tal), lo segundo, que todos éramos
rehenes de ella, que nos oprimía, que nos engañaba, que nos robaba, y tercero,
que el pueblo era y tenía que ser dueño de su destino. Fue un brutal despertar
para todos. El régimen perdió las calles y con ello descubrió que el poder
estaba en peligro. El pueblo ganó las calles y descubrió la debilidad de un
régimen que únicamente se asentaba sobre el poder de las armas. Y las armas
fueron la solución que encontró el régimen para restablecer el orden al que
estaban acostumbrados, pero ya nada fue igual, ni lo será nunca más.
Recurrieron a Crímenes de Lesa Humanidad, crímenes que se vienen documentando
cada día con más técnicas y conocimientos, pero se desnudaron ante la Comunidad
Internacional como lo que siempre han sido.
Después
de Abril, la política de Terrorismo de Estado es lo único que sostiene a la
dictadura. Ortega y Murillo saben que para mantenerse un día más en el poder
tienen que reprimir todo y a todos, incluidos hasta sus propios seguidores. Ya
no confían en nadie y lo que en un tiempo fue un partido de masas, se ha
convertido en una caricatura de su pasado, es una secta de fanáticos que se
mantiene unida por el terror, pero que poco a poco se carcome a si misma.
¿Hasta cuándo durara? No se sabe. Dependerá de nosotros. Lo que si es claro, es
que después de Abril Nicaragua no volverá a ser la misma que conocimos, la del
engaño, la del robo inmisericorde, la adormecida.
ABRIL SE TRAJO ABAJO EL “MODELO” DE LA DICTADURA
Por: Stylianos Ramos
Hace
cuatro años la dictadura avizoraba un futuro tranquilo, tras robarse las
elecciones del 2011 y haber logrado engañar a un sector de la comunidad internacional,
sacando de juego a la oposición encabezada por la Coalición Nacional por la
Democracia, con la formula compuesta por Luis Callejas y Violeta Granera (hoy
presa política). El gran capital, como principal aliado de la dictadura, habían
expresado en privado su malestar por el significado de llevar como candidata a
la vice presidencia a Rosario Murillo, ese malestar solo era una manera de
expresar lo que no deseaban expresar con claridad, y es que el malestar real,
tarde se dio cuenta, que el modelo de convivencia con la dictadura solo era
posible en la medida que no interfiriera en el escenario político, dado que este
era un terreno de control exclusivo de la dictadura.
Los
empresarios, que hasta ese momento miraban viable esa convivencia, entraron a
una fase de alta preocupación, entre otras cosas, porque la comunicación con la
dictadura había bajado de nivel. Ortega
impuso a Rosario Murillo como la interlocutora y está a su vez puso a “su
gente”, entre ellos al comisionado Luis Marenco Corea, cuyo trato se fue
haciendo cada vez más tosco, en la medida que, a juicio de la dictadura, se
estaban entrando a una etapa de vacas flacas y le tocaba a los empresarios
“colaborar” con el efectivo que escaseaba, en la medida que la fuente de
petrodólares venezolanos se agotaba.
Las
reformas al Reglamento de la Ley del Instituto Nicaragüense de Seguridad
Social, INSS y la imposición de las leyes contra el lavado de activos y el
financiamiento al terrorismo, así como la nueva Ley de la Unidad de Análisis
Financiero, fueron el centro de fuertes discusiones, en lo fundamental por la
abierta violación de varios derechos fundamentales establecidos en la
Constitución Política de la República, debido a que se produjeron una serie de
choques, que en el fondo eran simples choques de enfoques que se habían estado
evitando durante el período de cuando las vacas estaban “gordas”, porque lo que
para los empresarios, era una simple relación de negocios, la dictadura lo
entendía como que estaba haciendo “favores” a los empresarios.
Al
final, los empresarios resintieron el duro trato recibido por los
interlocutores de la dictadura, cada vez de más bajo nivel y cada vez más rudos
y toscos, todo lo cual se resumió en las expresiones de Rosario Murillo, cuando
expresó: “no tenemos por qué estar consensuando todo con ellos”, con lo
cual el “Modelo de Dialogo y Consenso” llegaba a su fin, aunque todo se
mantenía en privado. La dictadura se atrevió a imponer la reforma al Reglamento
del INSS sin consensuarlo con nadie, y eso fue suficiente para que se produjera
un estallido social, que comenzó con las expresiones de solidaridad con los
jubilados del INSS y luego se extendió a todo el país, tras las matanzas
desatadas por Ortega y Murillo, la famosa y fatídica orden de: “Vamos con todo”.
Así,
el estallido social de abril de hace 4 años, fue la consecuencia de un hartazgo
de la población con una década de acciones represivas en todos los órdenes,
abusos, cierres de espacios democráticos, fraudes electorales, violaciones a
los DDHH, ejecuciones extrajudiciales, corrupción descarada, nepotismo y una
arrogancia e impunidad que solo era comparable con el somocismo, todo lo cual
venía siendo apañado por un grupo de empresarios colaboracionistas, que vio en
el estallido social la ocasión perfecta para romper abiertamente con la
dictadura.
La
brutalidad con la que continuó actuando la dictadura hizo que se autoimpusiera
un aislamiento nacional e internacional que cada día se profundiza más, y la
inmensa mayoría de los nicaragüenses ha encontrado puntos de coincidencia sobre
sus prioridades: salir de la dictadura y establecer un sistema democrático, lo
cual ha obtenido apoyo internacional nunca antes visto, en parte porque el
pueblo nicaragüense, sabiamente, ha optado por la vía cívica y pacífica, que si
bien puede resultar más complejo y tedioso, es efectivo, porque desarma a la
dictadura e impone una nueva forma de hacer política, que se traduce justamente
en una nueva cultura política. Abril abrió las puertas al futuro y cierra las
del pasado que se llevará irremediablemente a Ortega y a los orteguistas.
Por: Enrique Orozco. Activista Juvenil en
el Exilio. Miembro del Consejo Político de la UNAB
La
juventud nicaragüense a través de la historia, ha sido el primer batallón que
desde su pluralidad mueve la conciencia social e impulsa la revolución de los
aspectos que desgastan las sociedades, como la corrupción, desigualdad,
pobreza, nepotismo y autoritarismo, características que son reiterativas
producto a una cultura política violenta, adultista y conservadora, que está
dispuesta a encontrar los mecanismos necesarios para que el pueblo de Nicaragua
se quede estancado en la edad de piedra y no asuma los paradigmas políticos de
la sociedad contemporánea, justificados en el diálogo, inclusión y respeto a la
diversidad.
La
clase política criolla y atrasada sabe que su peor enemigo es la juventud
pensante y crítica, y por ello, en los heterogéneos períodos de la historia de
Nicaragua, han conformado mecanismos y estrategias que intentan polarizar,
someter y manipular a las juventudes, sin embargo, evitar que algunos lirios
florezcan es imposible. Abril del 2018 es el ejemplo vivo de como una
generación, cansada de cargar con errores y prácticas políticas del pasado,
estaba lista para iniciar una insurrección sin precedentes en la historia de
Nicaragua. Los cambios de consignas son trascendentales, se pasó del
"Patria libre o morir" al "Patria Libre para Vivir" y este
nuevo grito se convirtió en el faro guía de un nuevo patrón de lucha cívica y
pacífica, que desplazaba al pensamiento bélico de antaño, y va contra todo un
sistema podrido, donde la dictadura Ortega-Murillo, solamente son los gusanos
superficiales de la pudrición. A esta nueva generación, se le puede atribuir el
logro simbólico de desmentir la supuesta apatía política de las juventudes en
las sociedades Latinoamericanas.
No
obstante, la renuencia al cambio de la vieja clase política se ha convertido
nuevamente en un obstáculo que procura controlar la participación juvenil en
los espacios políticos de toma de decisiones, con tácticas divisorias,
limitación de recursos y manipulación mediática, aprovechando ciertas
vulnerabilidades presentes en los jóvenes, resaltando, entre otros elementos
manipulados, la falta de pericia política, afectaciones psicológicas producto
de la represión, exilio forzado y limitaciones socioeconómicas. Pero a pesar de
esta realidad, la visión de las juventudes no es cerrada y apuesta a un
acompañamiento intergeneracional en este periodo de cambio, procurado un relevo
generacional sano, que permita rescatar lecciones positivas y proactivas en
beneficio de la construcción de una nueva Nicaragua integradora para toda la
ciudadanía.
Esta
generación de jóvenes tiene grandes retos por delante, sobresaliendo el
menester de empoderar a más y más jóvenes de diferentes sectores sociales, para
que asuman responsabilidades de participar activamente en la política, trabajar
en la apertura de espacios de formación que aporten en la construcción de
ciudadanía, rescatar la memoria histórica de Nicaragua y propiciar un proceso
de justicia transicional que responda integralmente a las penurias del pueblo
nicaragüense.
En
este panorama, a 4 años de la insurrección de cívica y pacífica de abril, que
propone el contexto político nicaragüense, detalla el momento oportuno para
reagruparse, y dejar las diferencias banales impuestas por la cultura política
tradicional y plantar cara al verdadero enemigo, el sistema corrupto encabezado
por la dictadura Ortega-Murillo.
¿Qué
dice la juventud, está lista para este nuevo desafío político?
NI TERRORISTAS, NI DELINCUENTES, JÓVENES CONSCIENTES.
Por: Christy
Melissa.
Abril de 2018 dejó un mensaje marcado en la
población nicaragüense, “la juventud no es apática, está aquí, gritando no
más”. A 4 años de la insurrección de abril, las y los presos políticos jóvenes
de Nicaragua, entre 19 y 25 años, ascienden más de 30 en todas las cárceles del
país, pero no me gusta hablar de listas y cifras porque la gente se acostumbra
y normaliza la represión, cada uno/a tiene su propio nombre e historia de cómo
la dictadura ha atentado en contra de su familia, sus estudios y su libertad.
Desde ciencias políticas hasta ingeniería,
estudios secundarios o trabajos artesanales, desde activistas hasta jóvenes que
no han figurado nunca en espacios organizados, se encuentran encarcelados por
ejercer su derecho a expresarse en contra de las violaciones a Derechos Humanos
perpetrada por la dictadura Ortega-Murillo. A punta de juicios arbitrales y
represalias a amigos y familiares, torturas permanentes tanto físicas como
psicológicas, limitaciones en visitas y recepción de paqueterías y bajo
condiciones inhumanas, el gobierno quiere mantener callado al sector más
beligerante de la población.
Samantha fue forzada a exiliarse cuando aún
estaba en secundaría, regresó al país para ver a sus amigos y familia, para
estudiar y ser parte de un cambio, sin embargo, a sus 21 años fue encarcelada,
su universidad fue confiscada y es la única presa de las detenidas durante 2021
que fue trasladada al penitenciario nacional de mujeres.
John estudiaba último año de ingeniería en 2018
cuando fue expulsado de la UNI, fue agredido, asediado y posteriormente
detenido en 2020 cuando intentaba continuar con su vida académica en la UCA,
condenado a 12 años de prisión y recluido en una celda de máxima seguridad del
sistema penitenciario nacional.
Max era uno de los mejores estudiantes de la UPOLI,
destacado desde niño por su talento en la música y la enseñanza, su
participación en la oposición nicaragüense le costó no solo la libertad, sino
la oportunidad de despedir a su madre, quien falleció cuando él ya se
encontraba preso en el chipote y de cuya muerte fue informado hasta tiempo
después.
Ángel Sequeira y su hermano Gabriel fueron
detenidos en 2019 en su centro de trabajo, donde elaboraban bordados y
serigrafía, el primero tiene solo 20 años y se encontraba finalizando su quinto
año de secundaria, se le ha privado de la oportunidad de ver crecer a su hija y
compartir con su familia.
A 4 años del estallido social siguen apresando,
desapareciendo y reencarcelando a la juventud del país, forzarlos al exilio o
aguantar dentro del país las necesidades provocadas por la falta de empleo, la
confiscación de universidades, la nula libertad académica y la baja calidad
educativa. Abril de 2018 representó un punto de quiebre
para nuestra generación que, a pesar de creer en el cambio, hoy nos vemos forzados
a crear nuevas maneras de incidir y denunciar, de apostar por el cambio.
VIOLENCIA SEXUAL EN CONTRA DE LAS Y LOS PRISIONEROS DE ABRIL
Del Peritaje de la Cadena de Mando
responsable de la Violencia Sexual como Crimen de Lesa Humanidad. Tribunal de
Conciencia. Fundación Arias, septiembre 2020. San José Costa Rica.
Por: Ing. Roberto Samcam Ruiz. Mayor en
Retiro.
Las
reformas a la ley del Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS) que
entraron en vigor el día 17 de abril de 2018 provocaron la protesta de un grupo
de jubilados en la ciudad de León, la que fue sofocada violentamente por
miembros de la Juventud Sandinista (JS). Al día siguiente, el 18 de abril, un
plantón ciudadano en el centro comercial Camino de Oriente, en la capital, fue
atacado violentamente por grupos de choque motorizados gubernamentales, arreciando
las protestas de los estudiantes universitarios el día 19 de abril, quienes ya
se encontraban en las calles indignados por la pasividad y negligencia con que
el gobierno había actuado frente al voraz incendio en la Reserva Indio Maíz.
Como consecuencia de las protestas ocurrieron los primeros tres asesinatos en
Managua; esto desencadenó una ola de nuevas protestas a nivel nacional, que
provocaron una represión indiscriminada y desproporcionada por parte del
régimen Ortega-Murillo, mediante la utilización de fuerzas de la Policía
Nacional y de la DOEP, conocidas como antimotines, de grupos de choque motorizados
y de elementos antisociales armados y entrenados rápidamente por oficiales de
la Policía en el estadio nacional de béisbol “Denis Martínez” de Managua.
Luego
de las marchas multitudinarias organizadas en la capital durante los meses de abril
y mayo, la aparición de tranques en la mayoría de las ciudades del país a
mediados de mayo y el impasse en el Diálogo
Nacional solicitado por el régimen, Daniel Ortega ordenó la llamada “Operación
Limpieza”, un acto brutal que llevó a desmontar a sangre y fuego los tranques y
barricadas que se habían levantado en distintas zonas del país. Fue un hecho de
represión desmedida, solo comparable con lo vivido durante la insurrección de septiembre
de 1978, cuando el dictador Somoza ordenó a la Guardia Nacional una operación
similar.
En
este contexto de horror destacan dos elementos importantes: el primero, la
aparición de fuerzas paramilitares, organizadas y armadas por el gobierno de
Ortega a través del Ejército Nacional en un hecho inédito en Centroamérica; el
segundo, el uso reiterado y sistemático de la violencia sexual como método de
tortura de los prisioneros, hombres y mujeres, a manos de la Policía Nacional,
grupos parapoliciales y paramilitares, funcionarios políticos del FSLN,
autoridades edilicias del mismo partido y personal militar extranjero,
identificados por las víctimas por su acento como cubanos y venezolanos,
quienes acompañaron en todo momento a las tropas nacionales, incluso durante
las sesiones de tortura a los prisioneros o secuestrados, de acuerdo con
testimonios brindados por las víctimas.
Al
15 de mayo de 2019 y tomando como referencia distintos informes documentados,
el saldo trágico de la represión en Nicaragua era el siguiente: de acuerdo con
la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), 328 asesinatos
confirmados; según el gobierno de Daniel Ortega, 199 muertos.
ESTADO
GENERAL DE LAS ORGANIZACIONES SIN FINES DE LUCRO OSFL AL 19 DE ABRIL DE 2022
Por:
Alex Aguirre. Activista por la Paz.
El
31 de marzo la ilegitima Asamblea Nacional controlada por los dictadores Ortega
y Murillo aprobaron la Ley General de Regulación y control de Organismos sin
Fines de Lucro (OSFL), que establece un marco jurídico alterno aplicable a
organizaciones nacionales y extranjeras.
La
nueva ley determina “derechos, obligaciones y prohibiciones de las OSFL”
con una amplia discrecionalidad interpretativa para indicar la disolución,
liquidación y cancelación de personalidades jurídicas de las mismas, esta ley
además de ser aprobada por una asamblea carente de legalidad por ser electa a
través del fraude electoral fraguado en noviembre 2021 va en contra de la
convencionalidad suscrita por el Estado de Nicaragua en materia de derechos
civiles y políticos; es inconstitucional porque limita a los ciudadanos
organizarse y asociarse con total libertad tal como lo faculta el artículo 49
de la constitución y representa una antinomia a la ley no. 1115 de regulación y
control de organismos sin fines de lucro, la cual ya establece procedimientos
para la gestión pública de la OSFL.
La
aprobación de esta nueva ley se suma a la batería de “lawfare” aprobada en 2021
para perseguir, cancelar, silenciar y confiscar los bienes de las OSFL que
defienden y evidencian las violaciones a los derechos humanos cometidas por el
régimen. Entre sus gravedades esta la “legalización” de las cancelaciones de
148 ONGs realizadas entre 2021 y los primeros meses de 2022 aplicando una
“retroactividad”. El régimen primero roba y después legaliza el robo, tal como
ha sucedido con los presos de conciencia a quienes primero encarcela y luego
establece delitos escritos en leyes espurias que criminalizan la protesta
cívica.
Hasta
el 18 de abril de 2022 organizaciones de derechos humanos contabilizaban 148
OSFL canceladas, entre ellas organizaciones médicas, indígenas, de mujeres,
educativas y para el desarrollo. Al terminar el día se dio a conocer la orden
de cancelar 25 organizaciones más, incluida la Comisión Permanente de Derechos
Humanos CPDH organización que ha trabajado insensatamente desde 1997 en la
abogacía de los derechos humanos y que en Abril 2018 asumió un rol protagónico
en la sistematización de casos de encarcelamiento, persecución y agresión por
parte del Estado.
Con
esto sumarían 173 OSFL canceladas y hasta más de una docena confiscadas
ilegalmente. La aberración jurídica es orquestada por medio de los miembros de
la Comisión de la Paz, Defensa, Gobernación y Derechos Humanos de la Asamblea,
integrada por los diputados Filiberto Rodríguez y Patricia Sánchez Urbina a
petición del responsable del departamento de Registro y Control de Asociaciones
Civiles Sin fines de lucro del Ministerio de Gobernación, que regula a las
OSFL.
El
régimen sigue dejando en el desamparo a la población nicaragüense, en este país
las OSFL responsabilidades omitidas por el Estado, como la educación secundaria
a cargo de organizaciones educativas eclesiales de la Diócesis de Estelí que
fueron cerradas, escuelas a cargo de la Fundación Fabretto, atención médica a
bajo costos en organizaciones médicas canceladas, intervención social
comunitaria como la que realizaba Cantera y ASODEL o promoción económica a
cargo de la Red de Empresarias de Nicaragua. ¿El régimen será capaz de
sustituir el trabajo que aportaban estas OSFL al desarrollo del país?
Definitivamente no, están condenando a la población a un mayor abandono y
vulnerabilidad social.
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