sábado, 22 de enero de 2011

DOS PROBABLES ESCENARIOS DE LAS ELECCIONES DEL 6 DE NOVIEMBRE

Luego del fallido round de estudio entre el caudillo de la facción arnoldista del PLC y el candidato de la verdadera oposición Fabio Gadea Mantilla, se descubrió lo que todos ya anticipábamos en relación al ofrecimiento del Dr. Alemán de declinar su candidatura presidencial: que esto no era más que un chamarro hecho a la medida del otro caudillo, con el fin de hacer perder el tiempo a la UNE en interminables idas y venidas y que el 1 de Marzo, plazo fatal de inscripción de Alianzas y Partidos Políticos que participarán en la próxima contienda electoral, se convierta en un obstáculo  imposible de superar. Don Fabio no cayó en la trampa y la lucha por conformar un sólido y triunfador bloque opositor continúa, esta vez con ALN, luego de superar con madurez y valentía las divisiones internas del PLI, exceptuando la ilegal facción de Venancio Berrios, convertido en un Caballo de Troya construido a la medida de los operadores políticos de Daniel Ortega.
Dado que en el editorial anterior hacíamos un análisis de la Coyuntura Electoral de este año tomando en cuenta los actores, comportamientos y sus probables estrategias, toca ahora hacer una aproximación de lo que le espera al pueblo nicaragüense el 6 de  Noviembre, para lo cual consideraremos únicamente dos escenarios: Pesimista y Optimista.
En un Escenario Pesimista, las próximas elecciones transcurrirían en un ambiente propicio a las ambiciones reeleccionistas del caudillo del orteguismo, quien sería oficializado como candidato del partido de gobierno por el Consejo Supremo Electoral de Facto (CSEF), en abierta violación a la Constitución Política, ya que la misma plantea una doble inhibición constitucional a dichas pretensiones. En este escenario, todas las demás fuerzas que se dicen llamar opositoras, tendrán que alinearse con el PLC a fin de que la elección sea a dos bandas, con la promesa de una curul o un puesto en el futuro gobierno.
La verdadera oposición al orteguismo agrupada en la UNE quedaría fuera de los comicios, gracias al rol de sicario político que cumple a la perfección el magistrado espurio Roberto Rivas, en una abierta imposición de la lógica del pacto entre Ortega y Alemán. Triunfo del candidato oficialista gracias a una abstención superior al 30 % y al repliegue de la observación electoral nacional e internacional. Repartición de las curules en la Asamblea Nacional en la proporción que establece el cada vez menos importante papel del arnoldismo en el pacto, llevándose el orteguismo la mayor parte de los diputados, de manera que no necesite a sus socios liberales para poder reformar la constitución.  Este sería el inicio de las transformaciones que tanto pregonan los ideólogos oficialistas y el establecimiento del Nuevo Orden Orteguista en Nicaragua.
Enriquecimiento ilícito de la cúpula gubernamental a niveles insospechados, arrinconamiento a la empresa privada, incursión abusiva y ventajosa en los feudos de los grandes capitales nacionales, persecución política, cierre de los espacios de participación ciudadana, persecución a los medios de comunicación desafectos, mayor inequidad en la distribución de la riqueza, mas migración, mas delincuencia, persecución a la iglesia, serían entre otras, las constantes de este nuevo orden avasallador y hegemónico.
Este escenario vislumbra un clima de inestabilidad social permanente y un gobierno enfrentado a una probable administración republicana a partir del 2013 en los Estados Unidos. Se alejaría aun más la cooperación internacional, sobre todo la europea y la del Grupo de Apoyo Presupuestario. De perder las elecciones Hugo Chávez en Venezuela en el 2012, Ortega quedaría huérfano de apoyo financiero y político internacional, agravándose la crisis a lo interno del país, la que podría desembocar en un levantamiento generalizado en las principales ciudades del país que impida al presidente Ortega finalizar su mandato inconstitucional. Acostumbrada históricamente a oscilar de manera pendular, o muy resignada o muy radical, la sociedad nicaragüense se sacudiría de una vez por todas la llamada “Segunda Etapa de la Revolución”, eufemismo que esconde lo peor de la hipocresía de quienes viven de los pobres, pero que en realidad se han convertido, actúan o suspiran vivir como los nuevos millonarios.
En un Escenario Optimista, las elecciones serían a tres bandas: a) Un bloque oficialista con el FSLN al frente de ellos y compuesto por una convergencia ampliada a los micro partidos de alquiler que pululan alrededor y ambicionan un huesito en el gobierno; b) Un bloque opositor con UNE a la cabeza e integrado por ALN, el PLC luego de la declinación de Arnoldo Alemán y demás partidos y movimientos de oposición; c) Un tercer bloque compuesto de micro partidos zancudos aliados del orteguismo, con la misión de dispersar el voto de sus adversarios. La presión nacional e internacional provoca que el gobierno acceda a la transformación del Consejo Supremo Electoral, el que procede a desarrollar un proceso de cedulación amplio y transparente a todos aquellos ciudadanos que carecen de cedula de identidad, permite la observación electoral irrestricta nacional e internacional, depura el padrón electoral y cuenta bien los votos de los nicaragüenses. En tales condiciones de garantía, la población acude a las urnas en cantidades tales que el abstencionismo se reduce a menos de un 10 %, el sector independiente da su voto de confianza a la propuesta de la UNE, independientemente de la presencia de Arnoldo Alemán en la gran alianza opositora y la juventud no atiende los cantos de sirena del orteguismo, consciente de que serán los próximos peldaños de la escalera por la que subirán los trepadores de siempre, hábiles en la manipulación de los mas jóvenes y más hábiles aun en vivir bien a costa del sacrificio y esfuerzo de los demás.    
En este escenario es previsible la victoria de don Fabio Gadea, logrando alcanzar una mayoría parlamentaria que permita realizar el programa de la UNE y efectuar los cambios que necesita el país de cara a la Revolución de la Honradez propuesta durante la campaña electoral. Restablecimiento de la Democracia, la Institucionalidad y el Estado de Derecho es el premio al pueblo nicaragüense por su valentía de ir a votar masivamente el 6 de Noviembre. El orteguismo tiene dos opciones: aceptar la derrota y trabajar por el bien del país desde la Asamblea Nacional o desestabilizar al nuevo gobierno para proteger las riquezas acumuladas de manera ilegal, ilegitima e inmoral durante el periodo anterior. La segunda opción conllevaría una respuesta firme y contundente del nuevo gobierno, a través de la acción de un poder judicial con su dignidad, independencia y prestigio restaurado. La cooperación internacional regresa al país y de la mano de nuevos proyectos de inversión, la  lucha contra la pobreza se empieza a ganar de manera irreversible. Se deja de hablar de los pobres para trabajar por los pobres. Revolución en la Educación que poco a poco saca a Nicaragua de la triste estadística de tener 4 grados promedio de escolaridad. Fin del orteguismo como sistema retrogrado y atrasado. Inicio de una nueva etapa de paz, desarrollo y bienestar para todos los nicaragüenses.
De la decisión de cada quien dependerá cuál escenario nos tocará vivir a partir del 2012.