sábado, 31 de enero de 2015

A COMO CAMINA EL CANGREJO GRANDE CAMINAN LOS PEQUEÑOS


En los últimos días hemos observado una serie de eventos que confirman el afianzamiento de un estado forajido y terrorista, que pretende intimidar al máximo a sus ciudadanos, para evitar que levanten su voz ante los desmanes del gobierno. Los mecanismos son variados, pero las etapas de la represión y los agentes para llevarlos a cabo están claramente definidos: Criminalización de las protestas y utilización de fuerzas paramilitares motorizadas y a pie como el primer escalón represivo; uso de la policía para desarticular las protestas, legitimando la intromisión de la fuerza pública en temas políticos y posicionándolos como el segundo escalón de la represión contra la ciudadanía; y finalmente, el escalamiento represivo en su etapa mayor, al utilizar al ejército y sus aparatos de inteligencia contra el pueblo nicaragüense que rechaza muchas de las medidas y acciones del gobierno.  

Los ejemplos son variados: ataque de las turbas paramilitares a los jóvenes que acompañaban a los pensionados del INSS en su reclamo al gobierno, dejando como resultado el robo de vehículos, motos, computadoras, teléfonos celulares y la agresión física indiscriminada a dichos jóvenes, mujeres y varones, ante la vista, paciencia y complacencia de la policía. Ataque de paramilitares motorizados armados a escasos manifestantes, en su mayoría mujeres, que protestaban en el CSE o que pretendían conmemorar el asesinato de Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, de igual forma contando con la cooperación necesaria de la policía “nacional”. Encarcelamiento y tortura por parte de la policía a manifestantes que protestaban por el robo descarado de las elecciones municipales en Nueva Guinea, en esta ocasión y por increíble que parezca, la responsable de la Comisaría de la Mujer de la institución policial fue la encargada de las agresiones a las jóvenes que fueron apresadas ilegalmente, “Represión de Género” dirán algunos. Secuestro y tortura a manifestantes capturados en Rivas y El Tule, ante la vista y paciencia de todo el país, por el solo hecho de oponerse a la venta de la Soberanía Nacional hecha por quienes deberían resguardarla. Tortura y asesinato en Anisales, Pantasma, al joven Yairon Díaz Pastrana por parte del ejército, al ser acusado de pertenecer a “grupos delincuenciales”, la población de Pantasma unánimemente condenó el hecho y exoneró a la victima de los señalamientos imputados. Utilización de una mochila bomba para aniquilar a un grupo de armados “inexistentes”, nuevamente en Pantasma y posterior tortura y asesinato de Modesto Duarte Altamirano, el ciudadano empleado como mensajero del mortal artefacto explosivo.

Todos los hechos anteriormente señalados, verídicos, comprobables y del dominio público, no hacen más que confirmar lo expresado al inicio, que estamos frente a un estado dictatorial, forajido y terrorista, que no siente el mínimo respeto por sus ciudadanos y cuyas fuerzas represivas, ejército y policía, solamente actúan a como lo hace su jefe supremo, con el desparpajo y la grosería mostrada en la recién finalizada reunión de la CELAC, terminada abruptamente precisamente por la creencia del comandante Ortega que fuera del país puede comportarse con la impunidad con que actúa dentro de Nicaragua. Definitivamente, que a como camina el cangrejo grande aprenden a caminar los pequeños.