En nuestro artículo
anterior analizábamos algunos de los factores que han originado la crisis
actual en Venezuela, que lejos de amainar se recrudece cada día que pasa, ante
la incapacidad y la soberbia gubernamental para disminuir las tensiones y
encontrar el cauce civilizado, que tanto dentro como fuera del país se reclama,
para poner fin a la misma. Una crisis que después de dos semanas y media ha
cobrado 17 muertos, más de 200 heridos por armas de fuego y armas cortas, cerca
de 800 detenciones, 33 casos de torturas documentadas por el Foro Penal
Venezolano, saqueos al comercio y una cuantiosa destrucción producto de la
acción de las “guarimbas” (barricadas) y la desproporcionada respuesta del
gobierno.
De nada sirvió el
adelanto de los carnavales, ni el llamado a una “conferencia de paz” por parte
de Nicolas Maduro, ya que en la misma no están representados los sectores de la
oposición que están precisamente en las calles del país, ni siquiera el periplo
que realiza el canciller Elías Jaua por las capitales de los países aliados,
muchos de ellos, como el nuestro, con facturas vencidas de la cuenta petrolera.
Probablemente Jaua les recordó a los que aún no lo han hecho, de que deben
alzar sus voces solidarizándose con el gobierno que les abastece de petróleo en
condiciones muy favorables, y a los que ya lo hicieron, como el nuestro,
sencillamente darles las gracias y de paso recordarles la deuda pendiente. Sin embargo,
es fácil deducir que la gira del canciller venezolano obedece a bloquear la
iniciativa panameña de discutir la crisis del país sureño en el seno de la OEA.
La actual movilización
de calle de amplios sectores juveniles y de la oposición agrupada en la Mesa de
Unidad Democrática, MUD, en la que están tanto el partido Voluntad Popular, cuyo dirigente es Leopoldo López, como el partido
Primero Justicia, que lidera Henrique
Capriles Radonsky, ha despertado la solidaridad de muchas personalidades
mundiales, artistas, escritores, diputados del Parlamento Europeo, entre ellos socialistas,
socialdemócratas y de centro derecha del viejo continente, del Departamento de
Estado de los Estados Unidos y muy pocos presidentes, entre los que se destacan el de Panamá y Chile. Sin embargo, el silencio del resto de los gobernantes latinoamericanos
es ensordecedor, ya que la mayoría de ellos han callado de manera vergonzante en la crisis venezolana. Pareciera ser que el petróleo, que muy hábilmente
utilizó Hugo Chávez como moneda de cambio para su liderazgo político en el sub
continente, está dejando los réditos que Maduro usufructúa en estos duros e
inciertos momentos de tensión social.
Muchos nos preguntamos
en dónde está la voz del Presidente de Uruguay José Mujica condenando la barbarie chavista en contra del pueblo
venezolano. Mujica, cuyo pasado guerrillero formando parte del Movimiento
Nacional de Liberación - Tupamaros, le costó 15 años de cárcel y al que la dictadura en
su momento enlistó, junto a Raúl Sendic y otros altos dirigentes tupamaros, como
parte de los llamados “rehenes”, significado que se les dio a los sentenciados
a morir ejecutados en caso de que la guerrilla retomara las acciones armadas.
No
pocos también nos preguntamos por la condena de Michelle Bachelet, quien asumirá la presidencia el próximo 11 de
Marzo y cuyo padre, el General de Brigada de la Fuerza Aérea de Chile, Alberto
Bachelet, fue encarcelado y asesinado por la dictadura de Pinochet y ella misma
junto a su madre fue encarcelada y exiliada en 1975.
En donde está también la
voz de Dilma Rouseff, Presidenta de
Brasil, militante guerrillera durante la dictadura militar que se instaló luego
del Golpe de Estado en 1964 al presidente Joao Goulart, encarcelada y torturada
por el régimen, permaneciendo durante tres años en prisión.
Quizás uno espere muy
poco de los presidentes de Bolivia, Ecuador y Argentina, ya que de alguna forma
y a como se dice popularmente, estos tienen sus propias barbas en remojo con la
situación en Venezuela; mucho menos del gobernante inconstitucional de
Nicaragua que ha parasitado alrededor de la cooperación petrolera venezolana y
acumulado por esta vía un inmenso capital; y ya no digamos de los albaceas
cubanos, cuya sobrevivencia actual es a costa de los 100,000 barriles diarios
de petróleo y los 13 mil millones de dólares anuales que llegan de Venezuela,
pero el silencio cómplice de Mujica, Bachelet y Rouseff es realmente increíble.
Es solidaridad socialista o un grosero oportunismo las causas de dicho
silencio?
Guerrilleros encarcelados y torturados en algún momento de la
historia de sus países y de sus vidas, ahora se solidarizan no con el pueblo
que sufre las locuras de un incapaz, sino con el incapaz mismo, que lleva a su país
al precipicio. Incapaz de gobernar, incapaz de buscar consensos, incapaz de
controlar al entorno inmediato que lo rodea, incapaz de controlar a los militares,
incapaz de contener la enorme corrupción en su gobierno, en su partido y en
sectores de las mismas fuerzas armadas, incapaz de controlar las bandas de
malandros y delincuentes, que para desgracia del Presidente Mujica, algunas de ellas usurpan el
nombre del movimiento guerrillero en el que militó y fue sinónimo de firmeza
revolucionaria en Latinoamérica.
Para desgracia de los venezolanos y para desgracia nuestra, que vivimos una dictadura que nació y se consolida gracias al petroleo usurpado y que llega precisamente de Venezuela, lamentamos el silencio cómplice de quienes deberían ser los primeros en condenar lo que esta sufriendo el pueblo venezolano, porque a como decía una pancarta en alguna calle de Caracas: ESTO NO ES SOCIALISMO, ESTO NO ES COMUNISMO, ESTO ES UN FRACASO!