sábado, 2 de marzo de 2013

UN NUEVO GOLPE A LA ECONOMIA DE LOS MAS POBRES




Una vez mas y con la pasmosa tranquilidad con que las autoridades lo hacen y la población lo acepta, los precios de los combustible han experimentado una brutal alza en los precios. Como una reedición de los famosos y recordados lunes negros de los años 80’s, recordados por los que pintan canas por supuesto, y como para no perder la vieja costumbre de aquella época, la pareja presidencial nos receta semana a semana, casi como una letanía que se repite cada siete días de manera tenaz e ininterrumpida, un nuevo castigo a los bolsillos de todos los nicaragüenses y de manera especial a los más pobres, la inmensa mayoría de la población. 

Según las informaciones surgidas luego de este “generoso regalo” cristiano, socialista y solidario, fruto de la política de vivir bonito a costa de los bolsillos de los que viven feo, nos damos cuenta de que estamos pagando el combustible más caro de Centroamérica, superior incluso al que pagan los hermanos salvadoreños, precisamente a quienes “les exportamos” una buena parte de lo que consumen. Sin que exista un solo pozo de petróleo en nuestras tierras, ni mucho menos que tengamos dentro de nuestros conciudadanos a algún Jeque árabe que nos haga el honor, “nos hemos” vuelto exportadores de Petróleo y sus Derivados, según las cuentas del Centro de Tramite de las Exportaciones, CETREX. 

Sucede que según las cifras oficiales de dicha institución, en el año 2012 “exportamos” US $ 50,143, 043.38 (Cincuenta millones, ciento cuarenta y tres mil cuarenta y tres dólares con 38 centavos) una cifra nada despreciable, sobre todo si tomamos en cuenta que el año anterior, el 2011, habíamos exportado “solamente” US $ 14,986,064.55 (Catorce millones, novecientos ochenta y seis mil sesenta y cuatro dólares con 55 centavos). No es necesario devanarse los sesos para saber que la empresa exportadora es ALBANISA y el destino de estas exportaciones es El Salvador y posiblemente Honduras. 

Lo que sí se ha convertido en un quebradero de cabezas es explicarnos porque los salvadoreños tienen el precio de sus combustibles más baratos que los nuestros, sobre todo si tomamos en cuenta que tendrían que sumarle a sus costos, un intermediario más en la cadena de comercialización, en este caso ALBANISA y los costos adicionales de transporte, entre otros. Los consumidores de El Salvador pagan el Diesel a 4.21 dólares, la Gasolina Regular a 4.10 dólares y la Gasolina Súper a 4.45 dólares, mientras que en Nicaragua se pagan a 4.68, 5.10 y 5.48 dólares respectivamente. Incluso nos damos el “lujo” de tener precios más altos que Costa Rica, a excepción del Diesel, cuyo precio es 10 centavos de dólar más barato que el nuestro, pero el precio de la Gasolina Regular  es 5.06 dólares y la Súper 5.35 dólares. Y no hablemos de la economía tica, cuyas exportaciones fueron el año pasado US $ 11,386,700 Millones de dólares, 4.25 veces más que las exportaciones nuestras (2,677.4 Millones de dólares). Algo está muy mal en nuestro país. Definitivamente.

Todo pareciera indicar que de lo que se trata es de “hacer caja” de manera urgente ante la posibilidad de un desenlace fatal de Chávez en Venezuela, quien, según los cables internacionales, mas creíbles que la propia gente del gobierno sud americano, vive ya sus últimos días en la residencia oficial presidencial en Isla La Orchila, a donde habría sido trasladado en secreto. Esto preocupa al régimen orteguista, quien se estaría preparando para un compas de espera de al menos dos años, periodo en el cual calculan estarían iniciándose los mega proyectos con los chinos, en los que han depositado todas sus esperanzas. El famoso “Plan B” de la gente en el poder. Tienen sobradas sospechas que tras la desaparición de Chávez, las cosas no serán jamás como antes y habrá que pagar al menos el petróleo en otras condiciones, mucho menos favorables que las actuales.  

Para muchos, los fieles, los incautos y los inocentes, la pregunta que cabe es: Que han hecho con la plata durante todos estos años? La respuesta es bien sencilla, esa plata tiene dueño, ya que el convenio de suministro de petróleo con Venezuela fue privatizado por la familia presidencial a los pocos meses de haber asumido Ortega el gobierno en el 2007. Privatización por supuesto ilegal, inconstitucional, ilegitima e inmoral. Esa plata ha servido para enriquecer a unos pocos, en primer lugar a la familia presidencial. Una parte está depositada en bancos nacionales, otra parte ha servido para la compra de propiedades urbanas y rurales, canales de televisión, radios, hoteles, empresas ya establecidas, desarrollos urbanísticos, inversión millonaria en grandes proyectos de generación eléctrica, agroindustria, explotación maderera, intermediación financiera y quien sabe cuántos negocios más, que ni cuenta nos damos. 

No hay, ni por asomo, piedad con el pueblo pobre nicaragüense. Mientras ellos y sus allegados se enriquecen a más no poder, la gente común, la de las estadísticas que miden la pobreza, tiene que buscar como ingeniárselas. Las alternativas son simples: emigrar y enviar remesas a sus familiares que dejan en el país, prostituirse, volverse delincuente, buscar un trabajo con el partido y agachar la cabeza por supuesto, esperar alguna dadiva de arriba y mientras tanto dedicarse al “bin - ban”, la designación popular de aquellos que han decidido entrar a la economía informal, dicho sea de paso, la que más crece en el país. 

Las cifras oficiales son maravillosas, según quienes se dedican a las alabanzas y dar loas al buen manejo de la macro economía y la gestión gubernamental. Record de exportaciones, record de Inversión Extranjera Directa, record de remesas recibidas; un país de record,  pero nadie habla de lo que realmente vale la pena para el nicaragüense común y corriente: la micro economía, la economía familiar, la economía de la gente de a pie. La economía de la mayoría de la población, que no tiene “pata” en el gobierno, ni en el partido, ni en la alcaldía. La economía de la gente que va al mercado a ver como estira la plata para los dos o tres tiempos de comida que hay que asegurar, la de la gente que vive al fiado, que vive sobre girada, que no le interesa vivir bonito porque en estas condiciones, obligadas por este desgobierno, solamente se puede aspirar a vivir feo. La economía de miles de ancianos que viven en la incertidumbre de poder llegar al día siguiente, pues el asunto de la pensión reducida se volvió una quimera, ya que arriba decidieron que era mejor la limosna del bono. La economía de miles de retirados del ejército y desmovilizados del SMP que continúan esperando el cumplimiento de las promesas hechas. En fin, la economía de cerca del 80 % de los ciudadanos de este país. 

Y mientras esto sucede, los que tanto nos hablan de socialismo, cristianismo y solidaridad, continúan castigando al pueblo, a quien ya ni siquiera le dan pan y circo, solamente circo pues para el pan no ajusta. Y nos seguirán tratando de convencernos que las cosas marchan bien en Nicaragua, que tenemos la gran suerte de que ellos estén en el gobierno, pues sin ellos los precios de los combustibles estarían por las nubes y Venezuela no “nos” haría el gran volado de semejantes concesiones. Lo malo no es que nos asalten a plena luz del día, lo malo es que además de que se los permitamos, haya gente que crea que esto es lo mejor para los nicaragüenses y nos alienten a que sigamos dejándonos asaltar. Ver para creer.