sábado, 18 de diciembre de 2010

UNA DICTADURA QUE SE CONSOLIDA GRACIAS AL APOYO DEL PLC Y ALN

En la antigua Roma, el Dictador era un título otorgado por el Senado a un Magistrado, escogido por los cónsules en situaciones de emergencia o excepcionalidad. El dictador gobernaba por lo general durante seis meses y ejercía como magistrado superior del Estado. La jurisdicción civil seguía en manos de magistrados ordinarios, subordinados todos ellos al dictador. Según los historiadores, el cargo fue creado en la Roma imperial para responder a los disturbios civiles entre patricios y plebeyos, así como para que el Estado tuviera una autoridad máxima definida y única en tiempos de guerra, sin embargo, Julio Cesar, quizás el más famoso emperador romano, se proclamó dictador vitalicio hasta su muerte en el año 45 AC. Luego de su deceso, la figura del Dictador fue abolida, quizás para evitar que otro emperador tuviera la tentación de auto proclamarse dictador por el resto de sus días.
En los tiempos modernos y según la definición de Wikipedia, “la dictadura es una forma de gobierno en la cual el poder se concentra en torno a la figura de un solo individuo, el dictador, generalmente a través de la consolidación de un gobierno de facto, que se caracteriza por una ausencia de división de poderes, una propensión a ejercitar arbitrariamente el mando en beneficio de la minoría que la apoya, la inexistencia de consentimiento alguno por parte de los gobernados y la imposibilidad de que a través de un procedimiento institucionalizado la oposición llegue al poder”. Cualquier parecido de la definición anterior con lo que pasa en Nicaragua es mera coincidencia.
Según los últimos eventos políticos en la Asamblea Nacional, las bancadas supuestamente opositoras del PLC y ALN, asumiendo el rol de cónsules chapiollos del “Senado nicaragüense”, han entregado en bandeja de plata el título de Dictador al Presidente Daniel Ortega, para que asuma por encargo de ellos mismos, todos los poderes militares que le faltaban, ya que los duros tiempos de guerra en que nos encontramos, ante los invasores del poderoso imperio vecino de ticolandia que pretenden el Rio San Juan y quizás hasta la histórica y colonial Granada, así lo demandan.
En una votación a mata caballo y presionados tal vez por cumplir con el intercambio de regalos propio de estos días navideños, los supuestos diputados de oposición exhibiendo una docilidad jamás vista, aprobaron en tiempo record las tres leyes que crean, a partir de su publicación en La Gaceta, un estado policíaco con el presidente Ortega al frente del mismo, legalizado y legitimado por estas dos bancadas mal llamadas opositoras, PLC y ALN. Se cumplió a cabalidad lo que estaba previsto en el guión asignado a cada quien, aunque la férrea y a la vez patética defensa del encargado de maquillar las susodichas leyes no estaba incluida, por lo que no se sabe si este  diputado es muy cándido, muy bobo o piensa que la mayoría de los nicaragüenses somos tontos. Lo más probable es que la respuesta sea, como en las preguntas de exámenes, todas las anteriores.
El PLC ha cumplido con la parte que le toca del nuevo pacto tripartito, en una dramática carrera por llegar de primero a la repartición de las prebendas con olor a promesas incumplidas. Muy de cerca y casi resoplando en la nuca de estos, los de ALN corren veloz y casi alcanzan a sus antiguos correligionarios, desesperados en no llegar de últimos a la repartición que se aproxima. Ellos también han cumplido e igualmente esperan ser recompensados con generosidad. Ambos grupos quieren tres cargos en la próxima directiva del vulgar remedo del Senado Romano y una cuota importante de los 25 funcionarios pendientes de nombramiento, para sus familiares, amigos o para ellos mismos. 
Ante las próximas elecciones nacionales, conscientes del repudio provocado en la población durante todo este tiempo en que han sido material de compra y venta, no se sienten seguros de repetir en sus curules. Realista la mayoría de ellos, saben que necesitan un buen hueso que roer durante los próximos cinco años y para lograrlo habrá que hacer lo que sea necesario hacer, al mejor estilo de las proféticas palabras dichas por nuestro Embajador en Perú, repetidas hasta la saciedad en Radio Corporación para que no se le olvide a la población con quienes tratamos, a propósito de las encuestas que dan por ganador, desde ya, a un angelical Daniel Ortega.
No importa si con las tres leyes aprobadas por los “gloriosos y valientes” diputados del PLC y ALN, se le dio lo que tanto ansiaba el presidente Ortega: los mecanismos legales y jurídicos para lograr la consolidación de la dictadura por la vía que le faltaba, la militar. Ya no son necesarias las reformas constitucionales para legalizar y legitimar su reelección presidencial. Bastó crear un conflicto artificial con Costa Rica, para encender las pasiones patrioteras de los nicaragüenses y embaucar a todo el país. Sucede que, según las propias palabras de Ortega dichas durante la reciente visita del  Presidente Colom de Guatemala, el diferendo con los costarricenses es “minúsculo”. El daño al país está hecho y la victoria del presidente, gracias a la contumacia de los diputados traidores a la democracia, es total. Ante tanto ofrecido, estaba más difícil robarle a un ciego en la oscuridad de la noche, pidiendo las debidas disculpas a los amigos no videntes. 
Con tanto poder depositado en las manos de Ortega, se ha escogido la ruta más dura y difícil para la oposición, la del fraude electoral, que iniciará con una violación mas a la Constitución Política, al permitirle ser candidato en el 2011, pasando por encima de la doble prohibición constitucional y para rematar, con el actual  Consejo Supremo Electoral contando los votos de los nicaragüenses el próximo año. El mismo Consejo que fraguó el robo de las elecciones municipales del 2008, que cuatro años después no ha entregado los resultados finales de la elección del 2006 y que viola las leyes a diestra y siniestra, sobre todo cuando de rendir cuentas de gastos se trata.
Ahora, con las leyes aprobadas y que le dan al presidente Ortega poderes omnímodos en el plano militar, solamente con una montaña de votos que hagan imposible el robo de las próximas elecciones y con la firme voluntad de defender este voto en las calles, podremos los nicaragüenses, que ansiamos vivir en paz y en libertad, evitar que se repita en Nicaragua la historia del Emperador Julio Cesar, auto proclamado Dictador Vitalicio del Imperio Romano, máxime si nos atenemos a la amenaza del presidente Ortega de vivir hasta los 97 años. Ante esta posibilidad, que Dios nos agarre confesados.

sábado, 11 de diciembre de 2010

LA MENTIRA: LA OTRA CARA DEL ROSTRO DEL ORTEGUISMO

Si la corrupción es una de las caras del rostro del orteguismo, la mentira es la otra que lo complementa. A partir de la derrota electoral del 90, Daniel Ortega y sus principales colaboradores, devenidos en una suerte de círculo de hierro, han eslabonado a través del tiempo una cadena de mentiras, que al mejor estilo del ministro de propaganda nazi, Joseph Goebbels, de manera constante repiten y convierten en realidad, enredando en la madeja, no solo a sus bases, sino que a todos aquellos que de una u otra forma han creído en los cantos de sirenas del caudillo o dado un voto de confianza a un discurso cargado de reminiscencias de un pasado que no volverá jamás.

Algunos han sido sorprendidos, quizás por la inercia de la costumbre y otros, por la insistencia en continuar creyendo en la utopía que se resiste a  morir ante la cruda realidad de los hechos, que no hacen más que confirmar, cada día que pasa, que estamos más ante un retorno del somocismo, que frente a la segunda etapa de una revolución que dejó de existir como tal en Enero de 1990 y quizás mucho antes. Fue precisamente este año, en que al entregar el poder, perdido por los votos y el cansancio de los nicaragüenses de una paz y los ríos de leche y miel que nunca llegaban, el entonces presidente derrotado juraba gobernar desde abajo.

La gran mentira fue que a partir de ese día empezaba a cogobernar desde arriba y no en beneficio de las masas sandinistas derrotadas en las urnas, sino para mantener incólumes los bienes y privilegios que dejaron para unos pocos, los casi 11 años de lucha y sacrificio de la inmensa mayoría de los nicaragüenses. Salvar el producto de la rapiña era más importante que conservar la dignidad y los principios revolucionarios, tan llevados y traídos durante la época en que la guerra y la muerte eran el pan nuestro de cada día.

Luego fue el supuesto liderazgo ideológico a lo interno del partido, acusando a los antiguos compañeros de claudicar ante los nuevos gobernantes de derecha, mismos con los que se entendieron a la perfección. La mentira fue que detrás de un discurso de izquierda, se escondía la ambición de apoderarse del partido y convertirlo en la secta que es ahora, en el más claro retroceso político e ideológico, un sancocho fascistoide llamado orteguismo. Se ataba entonces la suerte del partido a la del caudillo, ni más ni menos que repitiendo el fracaso del Partido Liberal Nacionalista y Anastasio Somoza.

Posteriormente fueron las diatribas en contra de Arnoldo Alemán, acusado por quienes después serían sus socios, de ser el gobierno más corrupto de la historia. La mentira fue que detrás de tanta alharaca moralista se escondía el Pacto del 2000 entre Alemán y Ortega, llamado por sus mismos ideólogos como el Pacto de los Mengalos, que repartían el poder, las instituciones y demás está decirlo, el presupuesto, en partes proporcionales para cada fuerza, de acuerdo a la correlación del momento. Con la dignidad y la vergüenza perdida, el único fin válido era volver al poder algún día, sin detenerse en los medios para lograrlo, al mejor estilo de Nicolás de Maquiavelo.   

Siguieron las promesas de la campaña electoral que llevó a Ortega nuevamente al gobierno en el 2006. Promesas de nunca jamás repetir todo lo que había hecho anteriormente. Promesas de respetar la Constitución. Promesas de respetar el sistema democrático. Promesas de restablecer la institucionalidad demolida por el pacto entre él y Alemán. Promesas de convivir en paz con el vecindario internacional.  Promesas de reconstruir el estado de derecho, convertido en cenizas a partir de la cooptación del sistema judicial por parte de sus operadores políticos. La gran mentira fue que a partir del mismísimo día de la toma de posesión, se inició el asalto a todas las instituciones del estado y alcaldías, fraude incluido, convirtiéndolas de hecho en casas de campaña, donde al amparo de los recursos del estado, se cuecen las pretensiones reeleccionistas del caudillo.

Ya en el poder, vino el discurso atacando los 16 años de gobiernos neoliberales, satanizados hasta más no poder, por lucrarse inmoralmente de las arcas del erario público, por ser fuentes de riquezas mal habidas, por atentar contra los pobres de la tierra, por ser lacayos del imperialismo, ya no sólo el norteamericano, sino también del neo colonialismo europeo, el nuevo gran enemigo. La gran mentira es que estamos ante un gobierno sumiso  ante el Fondo Monetario Internacional, FMI, mejor alumno inclusive que el gobierno de Enrique Bolaños, tildado por sus detractores como el más pro yanqui de la historia. La gran mentira es que estamos ante un gobernante que exhibe una fortuna valorada en más de 1,200 millones de dólares, acumulada en menos de cuatro años bajo el amparo del usufructo de la privatizada cooperación venezolana. La cruda realidad de los hechos se impone, con clara contundencia, ante la retórica destinada para el consumo de las bases orteguistas, fidelizadas a costa de láminas de zinc, vaquitas, chanchos y gallinas.

Y finalmente, la agitación del nacionalismo y el patriotismo de los nicaragüenses, para defender la soberanía nacional puesta en peligro por el guerrerismo y la voracidad de los ticos, que han enfocado la mira en el Rio San Juan. Malos vecinos que nos niegan el derecho a dragar los caños de su desembocadura, aunque sea a punta de pico y pala, a pesar de contar con maquinaria, que aunque hechiza,  el novel Ingeniero Hidráulico a cargo de las operaciones, garantiza al ciento por ciento su eficiencia. Y para reforzar la unidad de los nicaragüenses ante la defensa del pais, puesta a prueba en tres kilómetros cuadrados de suampos, tres leyes, que cual Reyes Magos en los días de la próxima Natividad, traerán consigo la buena nueva de que estamos ante el advenimiento de una era de respeto absoluto a nuestras fronteras, a la defensa del país y a la seguridad nacional. 

La gran mentira es que el conflicto creado es mas artificial que un implante de silicona, necesario para los dos gobernantes que pretenden acallar voces que acusan de ineptitud por un lado y para mediatizar a la opinión pública por el otro. Se pretende, por la vía de atizar el patrioterismo, ocultar la verdadera intención del presidente Ortega, la reelección presidencial y para alcanzarla no importa inventar la crisis que sea necesario inventar. Todo el estado, toda la secta y todos los recursos disponibles están puestos en función de la reelección.
Las tres leyes, enviadas con la inequívoca trampa revestida de “carácter de urgencia”, no tienen más objetivos que garantizar que el día después de las elecciones, ante una masa enardecida por el fraude electoral que se cuece desde antes de la toma de posesión, el presidente Ortega decrete un Estado de Emergencia, imposible de revertir por la Asamblea Nacional en virtud del articulado de las leyes propuestas y ponga a disposición del Jefe Supremo del Ejército, que es él mismo, además de los efectivos de las Fuerzas Armadas, a todos los empleados del estado y de las alcaldías, para sofocar la más que probable ira del pueblo, que sabrá defender su voto en las calles, un voto por la democracia, la institucionalidad, el estado de derecho, la honradez y la transparencia de los funcionarios en la gestión pública.    

sábado, 4 de diciembre de 2010

LA CORRUPCION: UNA DE LAS CARAS DEL ROSTRO ORTEGUISTA

A partir de Enero del 2007, los nicaragüenses hemos venido siendo testigos de un proceso acelerado de corrupción que corroe las más altas esferas del gobierno y del partido en el poder. Esta epidemia de codicia desatada tiene su origen en la privatización de la cooperación venezolana, a raíz del convenio energético y suministro de petróleo suscrito entre Venezuela y ALBANISA, el que, de acuerdo a la interpretación de los dueños de esta última, la familia Ortega - Murillo, es una operación entre una empresa privada nacional, ellos mismos, por un lado y una empresa autónoma estatal venezolana, PDVSA, por el otro. 

Los usufructos de esta operación han dejado a la familia presidencial y su entorno inmediato, no menos de 1,200 Millones de dólares, aunque de acuerdo a denuncias de la oposición en el Congreso venezolano, los montos son superiores a los 4,000 Millones de dólares. Según la denuncia hecha pública esta semana por los diputados del MRS en la Asamblea Nacional, una parte del dinero de la cooperación venezolana está depositado en tres bancos nacionales, BANPRO, BDF Y BANCENTRO, en un monto aproximado a los 10,000 millones de córdobas, cifra que correspondería al incremento de los depósitos a partir del 2009, los que según los datos de la Secretaría Ejecutiva del Mercado Común Centroamericano, SEMCA, se ubicaban en el orden de los 4,000 Millones de córdobas en esa fecha.

Otra parte de la inmensa fortuna acumulada por la familia presidencial en estos casi cuatro años de la “Segunda Etapa de la Revolución” está invertida en la compra de un sinnúmero de empresas en operación, en préstamos a entes autónomos y empresas estatales, sobre todo las ligadas al sector energético, en la creación de nuevas empresas y nuevos negocios, inversiones en los grandes proyectos hidroeléctricos y posiblemente una parte considerable esté depositada en bancos extranjeros.

En un país tan pequeño, en que los niveles de pobreza y pobreza extrema sobrepasan holgadamente el 70 % de la población, ocultar esta inmensa fortuna es una tarea harto difícil. Difícilmente se podrían esconder tantas plumas en un vecindario con tan pocas gallinas. Sin embargo, para acallar las voces de las bases orteguistas y evitar que ni siquiera piensen en esta rápida involución de sus principales líderes, de supuestos revolucionarios a una nueva clase “mengalo – oligarca”, les regalan láminas de zinc, les otorgan prestamos vía programa “Usura Cero”, les facilitan Bonos Productivos Alimentarios  y a los que tienen mayor suerte, pueden recibir, eso sí, financiadas por su propio banquito, una de las “Casas para el Pueblo”, con su antena de Claro TV incluida.

Lo tremendo de esto es que nada de los supuestos beneficios anteriormente señalados sale de los recursos de la cooperación venezolana, sino que proviene de las partidas presupuestarias asignadas a las distintas instituciones del Estado, es decir, de los impuestos de todos los nicaragüenses. Pero las ganancias de todas estas operaciones, irremediablemente quedan en manos de empresas privadas, siempre ligadas a la omnipresente ALBANISA. Corrupción pura y dura que haría palidecer a cualquiera de los más connotados depredadores del erario público que ha tenido que sufrir nuestra nación en el pasado reciente y lejano.

Por eso es que la población ya casi ni se inmuta ante los últimos casos de la estela de corrupción que de manera impune y descarada, el presidente de facto del Consejo Supremo Electoral, Roberto Rivas Reyes, viene dejando desde inicios de los años 90. Ahora es acusado de  contraer un préstamo con una entidad bancaria por 37 millones de córdobas a  nombre de la institución que, por las vías de hecho preside, sin tener la autorización necesaria para poderlo hacer y lo que es peor, sin rendir cuentas en que lo gastó. Adicional a esto, se denuncia el pago anómalo, a través de proveedores del CSE, a quienes adeuda cantidades millonarias,  de más de medio millón de dólares para la supuesta compra o abono a la compra, solo ellos lo saben, de un avión privado de catorce plazas.

Roberto Rivas Reyes es la cara más visible de la corrupción de este gobierno, pero no es peor que la que se pretende ocultar tras su obesa figura. Rivas Reyes hospeda en las mansiones que posee en San José, Costa Rica, a hijos del presidente Ortega, facilitándole vehículos de lujo para su movilización y posiblemente hasta el “avioncito” en mención, lo cual, en el menor de los casos, coloca a este último como encubridor de los delitos de Roberto Rivas, delitos por los que, en cualquier país del mundo, este sujeto estaría tras las rejas purgando una larga y merecida condena.

Sin embargo, los corruptos se atraen y complementan entre sí. En lugar de prisión, Daniel Ortega lo  premia con una extensión de su magistratura en el CSE, usando vías igualmente ilegitimas, consciente que nada ni nadie le impedirán violar la Constitución para inscribirlo como candidato a la presidencia en Marzo del próximo año y reconocerlo como virtual ganador en la mañana del lunes 7 de noviembre del 2011.

Pareciera ser que ambos están perfectamente convencidos de lo mucho que se necesitan entre ellos y de lo que tienen que dar cada uno a cambio de los favores correspondientes. La impunidad por tanto no es gratis, como tampoco será de gratis asumir el próximo fraude electoral que tan afanosamente se prepara desde el propio seno de la institución encargada de contar los votos. Roberto Rivas sabe lo que vale y representa para Ortega y cobra de acuerdo a esta circunstancia. De ahí que desde su desfachatez, desprecio y burla a las leyes pareciera decirnos a todos los nicaragüenses: Soy corrupto y que!!. 

Y así, mientras uno es el blanco de los reflectores por tan descarada y evidente corrupción, el otro, más corrupto aun, pasa con sigilo y de puntillas por detrás, aparentemente inadvertido, con el país dentro de un saco a cuestas. Ambos saben que el plazo para sus fechorías se vence el 6 de Noviembre del 2011 y para tratar de prolongarlo, se recurre a la mentira disfrazada de patriotismo, pero esa es la otra cara del mismo rostro del orteguismo, de la que hablaremos la próxima semana.  

domingo, 14 de noviembre de 2010

NOVIEMBRE, EL MES QUE SE JUNTAN LA ETICA, EL CINISMO Y LA REBELDIA

El recién pasado 7 de Noviembre, se cumplieron 34 años de la caída en combate del Comandante Carlos Fonseca Amador, fundador y guía del histórico y legítimo Frente Sandinista de Liberación Nacional, no la caricatura del actual,  convertido ahora en una suerte de secta fundamentalista llamada orteguismo. Fue un aniversario que transcurrió en el más absoluto silencio, convenientemente opacado por la estridencia del diferendo con Costa Rica, que reclama, por parte de las autoridades, antes que serenidad e inteligencia, el fervor patriotero del pueblo tan fácil de agitar y tan necesario para ocultar las ruinas de la institucionalidad y el estado de derecho en nuestro país. 

Esta vez no hubo la fanfarria de los otros años, los desfiles y las flores en su mausoleo, ni los discursos hipócritas y grandilocuentes de quienes han perjurado, con sus acciones, del ejemplo de moral revolucionaria y ética personal que dejó Carlos Fonseca para las futuras generaciones, incluso para aquellos que compartieron con él la dureza de la lucha, en los años en que “el amanecer era una tentación” y que ahora se encuentran viviendo el atardecer de sus vidas, sumidos en la vergüenza de exhibir, mañana, tarde y noche, fortunas inexplicables, habidas a costa del erario público, precisamente lo que combatió el Jefe de la Revolución hasta el último día de su vida.

Es lo único que explica la desaparición de su figura en la historia oficial del sandinismo que se pretende reescribir a partir de Enero del 2007. La noche y el día no pueden convivir juntos, a como tampoco lo pueden hacer la ética y la integridad que representa Carlos Fonseca con la desfachatez y la ruina moral que representan quienes, adrede, lo han eliminado de un proyecto que huele mas a somocismo que a revolución. Carlos Fonseca descansa a salvo de ser acompañante mudo e inconsulto, a como los son Sandino, Darío y Andrés Castro, de la nueva estrella del partido, exhibida hasta el cansancio en mega rótulos que inundan rotondas, calles y carreteras de nuestro agraviado país. Sin embargo, desde la tumba y ya no desde la cárcel, a 34 años de distancia, acusa siempre certero y contundente “a los cabecillas del gobierno somocista de asaltar a lo largo de treinta años al sufrido pueblo de Nicaragua para acumular, no la ridícula suma de cincuenta mil córdobas, sino sumas fabulosas que suman, más bien a varios millares de millones de córdobas; dicho para que lo entienda la gente sencilla, sumas que se escriben con siete números o cifras”.

Confrontado a la ética y a la propuesta moral que representó Carlos Fonseca, el martes 9 de Noviembre se cumplieron dos años del burdo, sucio y colosal fraude cometido por el actual partido en el gobierno en las elecciones municipales del 2008, el que contó con la complicidad abierta y manifiesta del impresentable Consejo Supremo Electoral, en particular de su presidente, el ex magistrado usurpador Roberto José Rivas Reyes. Dos años de ilegalidad, ilegitimidad, de robo descarado a la voluntad popular y a las leyes del país, para echar a andar, a fuego y candela, un proyecto desfasado, caudillesco y neo somocista. Al menos 45 alcaldías asaltadas, no en la oscuridad de la noche, sino a plena luz del día, con total  impunidad e impudicia, que convierte a todos los magistrados sin excepción, en delincuentes confesos por violación a la Constitución Política y la Ley Electoral.  

Cancelación de personerías jurídicas de partidos políticos a conveniencia de los dos caudillos que ahogan la democracia en Nicaragua; cedulación amañada que favorece a los miembros del partido de gobierno, que incluso son distribuidas por ellos mismos en el colmo del descaro; padrón electoral convenientemente manoseado, que hacen que siempre existan más votantes a la hora del sufragio que durante el proceso de verificación ciudadana; cartografía electoral hecha a la medida del fraude, para permitir que votantes de otras regiones puedan depositar su voto en municipios distintos a su lugar de origen, como en El Rosario, donde por arte de magia aparecieron más de 200 nuevos votantes, con los que obtuvieron “la victoria” y todos ellos con el mismo domicilio: un potrero en las afueras del pueblo!; campaña electoral usando y abusando de los recursos del estado; confabulación de los fiscales del partido de gobierno con los fiscales de sus satélites y aliados y la innecesariamente numerosa policía electoral, para tener los resultados necesarios que le den la “victoria”  en el municipio; robo de votos en el CEM; robo de votos en el CED; robo de votos en el Centro de Cómputos Nacional; desaparición de cientos de actas de escrutinios de las principales cabeceras departamentales; asalto con total impunidad y a la vista de moros y cristianos de Managua, León, Masaya y Nindirí, son entre otras, la lista incontable de “muertes y daños” de Roberto Rivas y sus secuaces, que en el colmo del cinismo pretenden reeditarlas en las elecciones nacionales del próximo Noviembre del 2011, sin dejar de mencionar que la sola inscripción como candidato del caudillo orteguista, constituirá la más flagrante violación a nuestra Constitución Política, descalificando y deslegitimando desde ese mismo momento una eventual “victoria” electoral de este.

Y finalmente, un 11 de Noviembre, pero del año 1960, un grupo de patriotas, caraceños en su mayoría, asaltaban los cuarteles de Jinotepe y Diriamba, en una respuesta justa y digna a los asesinatos de los héroes del 4 de Abril de 1954 y a la masacre de los estudiantes el 23 de Julio de 1959.  Símbolo de rebeldía de la juventud caraceña, el 11 de Noviembre se constituyó en un hito de la lucha en contra de la dictadura somocista, ya que muchos de los que participaron provenían de familias conservadoras, de miembros de Juventud Patriótica Nicaragüense y de otros sectores, que concebían, en ese momento, el derrocamiento de Anastasio Somoza mediante cuartelazos en diferentes lugares del país. Fue un eslabón más, de una larga cadena de levantamientos armados que se sucedieron durante los 45 años que duró, para desgracia de los nicaragüenses, la dinastía de la familia Somoza. Sin tener la organización necesaria, ni la logística suficiente y con un liderazgo que en otros departamentos desapareció en el momento cumbre, el movimiento fue aplastado luego de la toma exitosa de los cuarteles, pero dejó para las nuevas generaciones un legado de lucha inclaudicable en contra de la dictadura. Quedó demostrado, desde hace 50 años, que los pueblos aman la libertad, la institucionalidad y el estado de derecho y que están dispuestos al sacrificio si es necesario, para restablecerlos.

Tres símbolos, ética revolucionaria, cinismo político y rebeldía ciudadana, que señalan el camino que han tomado muchos, en una decisión personal que va de la mano con los principios que se sustentan. Cuando se tienen, se optan por la ética y la rebeldía ante los poderosos. Cuando se carece de ellos, lo más cómodo es vivir en la falsedad de la demagogia y el cinismo, creyendo que se puede engañar a todos todo el tiempo. 

sábado, 30 de octubre de 2010

ROBERTO RIVAS REYES: EL PARADIGMA DE LA CORRUPCION EN NICARAGUA

Nuevamente el impresentable Roberto José Rivas Reyes, el fraudulento Magistrado Presidente del también fraudulento Consejo Supremo Electoral, ocupa las primeras planas de los medios noticiosos en nuestro país, a raíz de sus más duras, atrevidas y venenosas críticas a la Iglesia Católica, a la Conferencia Episcopal y en particular a quienes  han levantado su voz para exigir su retiro inmediato de la institución encargada de dirigir las próximas elecciones en Nicaragua, por estar a todas luces inhabilitado para hacerlo, dado su largo historial de corrupción personal y del robo denunciado y documentado del voto de los nicaragüenses, tanto en el 2006 como en el 2008.

Rivas Reyes acostumbra decir en su defensa, que nadie se quejó ni protestó cuando dio por vencedor a Alemán y a Bolaños en las elecciones pasadas y ahora la oposición se queja porque ganó Ortega en el 2006 y su partido en las municipales del 2008. Sin embargo parece olvidar que en aquel entonces gozaba de la protección de ambos presidentes en virtud de la alianza de estos con el Cardenal Miguel Obando y Bravo, su mentor y protector de siempre. Se olvida que aun no había pasado a su condición actual de rehén de Daniel Ortega, en virtud de los innumerables casos de corrupción en los que ha sido señalado, en el pasado y en el presente, casi todos comprobados por la Procuraduría General de la República, tanto en la época de Alemán, Bolaños y Ortega.

Esta vez, como se dice popularmente, Rivas Reyes la sacó del estadio, sacando a luz pública casos que comprometen la dignidad de algunos miembros de la Iglesia. Menciona casos de homosexualidad, pederastia, encubrimientos de divorcios, infidelidades matrimoniales y otras basuras, que no tienen más finalidad que trasladar el mensaje de Ortega  a la Jerarquía Católica, mismo que no es otra cosa más que la amenaza de escalar los ataques del orteguismo si insisten en meterse en asuntos políticos, ya que de la mano de Rivas Reyes y Obando y Bravo, conocen algunos “secretos” de ciertos personajes de la iglesia católica. Con su denuncia, Rivas Reyes empaña y compromete todavía más la figura de su protector, El Cardenal, ya que estos supuestos hechos denunciados se dieron bajo la égida de este último, por lo que, al menos, lo convierte en  cómplice o encubridor y, de hecho, en un chivato oficioso al servicio de Daniel Ortega.

Pareciera un ataque suicida el de Rivas Reyes con los supuestos “secretos” que devela, sobre todo si tomamos en cuenta de que él mismo es blanco de rumores acerca de su relación con el Cardenal Obando y Bravo, la que se asegura por no pocos, que ambos tienen lazos de consanguinidad propios de padre a hijo. Rumores, puesto que solamente un examen de ADN lo confirmaría, pero una historia escabrosa al fin y al cabo que lo invalida para lanzar piedras al vecindario teniendo techo de cristal. Sin embargo, para el orteguismo todos los que giran alrededor y fuera del anillo de hierro son desechables y Rivas Reyes no parece o no quiere darse cuenta de esta situación. En todo caso, él tiene que pagar algún costo por todos los abusos cometidos y los que a diario comete a vista y paciencia de la población nicaragüense. Su impunidad no es gratis y en esta ocasión toca pagar. Nadie mejor que él para atacar a la iglesia, ya que de acuerdo al refrán, no hay peor cuña que la del mismo palo, aunque esto signifique enviarlo a la hoguera de la crítica para que termine de arder.

A simple vista podría considerarse que estos ataques a la Jerarquía Católica son una acción solitaria y personal de Rivas Reyes, pero para los conocedores de cómo opera el orteguismo, pudiera tratarse de una de dos cosas o de las dos a la vez. La primera de ellas, tirar una sonda a la opinión pública nacional que permita sacar de la agenda mediática el próximo amarre de Ortega y Alemán, el que podría involucrar una reforma a la Constitución Política que le dé al primero la tan ansiada legitimidad de la reelección de cara a la opinión publica internacional. Nada mejor que atacar a la Iglesia para armar el alboroto y desviar la atención de la gente. La otra es, siempre en la tónica de la negociación entre el PLC y el FSLN, pretender lavar la cara del Consejo Supremo Electoral prescindiendo de Roberto Rivas Reyes y colocar en su lugar al General Omar Hallesleven, pero antes de irse, hacerle el favor de golpear a la Jerarquía Católica para limitar su influencia política en la sociedad nicaragüense con este tipo de denuncia y hacer un nuevo “tanteo” de cómo estaría el apoyo de la ciudadanía a la Iglesia y a la Jerarquía en particular, previo al año electoral que se avecina. Recordemos que el primer tanteo fue el año pasado con la filtración del documento “Relación entre la Iglesia y el Frente Sandinista”, elaborado por Orlando Núñez. En este documento se hacían señalamiento de uso y abuso de alcohol, dinero y mujeres por parte de algunos obispos. La respuesta de la población católica en aquel entonces fue contundente y masivamente cerraron filas en torno a sus guías espirituales, lo que hizo retroceder a los canallas y echar la culpa a un anónimo e inexistente “Hacker de Lujo”. Un llamado al voto masivo para las elecciones del 2011 por parte de la Iglesia no conviene, bajo ningún punto de vista, a los intereses del presidente Ortega.

Al orteguismo no le importa arrastrar al Cardenal en esta cruzada por la reelección, ya que al atacar a la Jerarquía y en especial a aquellos obispos que han denunciado con contundencia el desastre político, económico y moral en que está sumido nuestro país, pero sobre todo la manipulación grosera de los símbolos religiosos, están atacando el corazón mismo de la Institución a la que todavía pertenece Obando y Bravo en su calidad de Cardenal Emérito. Pareciera ser que el amor por Rivas Reyes es superior al decoro, la vergüenza y la solidaridad cristiana hacia sus Hermanos en Cristo. Este amor está claramente expresado en evitar que caiga preso por sus interminables casos de corrupción, chantaje que los convierte a ambos en rehenes de Ortega.  Los inmensos abusos en COPROSA, el pago indebido de la indemnización millonaria por la finca La Garnacha, los denunciados vínculos financieros con los Centeno Roque, el despojo de los terrenos donde se levanta su fastuosa mansión en Carretera a Masaya, el abuso con las cotizaciones, nunca enteradas, de los trabajadores del CSE al INSS por valor de 25 millones de córdobas, sus mansiones en San Rafael de Escazú, Costa Rica, cantidad de autos de lujo adquiridos libres de impuestos, viajes casi semanales de él y su familia en Jets Privados para ir al vecino país del sur, la no rendición de cuentas de más de 30 millones asignados del presupuesto nacional a la institución que preside, fraude en las elecciones del 2006, fraude en las elecciones del 2008, son entre otros, parte del extenso rosario de fechorías de Roberto José Rivas Reyes, fechorías por las que en cualquier país, medianamente decente, estaría tras las rejas purgando una larga condena, fechorías que son del total conocimiento de Obando y Bravo, las que, aparentemente, gozan de la bendición cardenalicia.

sábado, 16 de octubre de 2010

LA UNIDAD VERDADERA Y LOS CABALLOS DE TROYA

Cuenta la leyenda, que después de 10 años de combate entre Griegos y Troyanos y ante la imposibilidad de penetrar los muros de la ciudad sitiada, los primeros idearon la construcción de un gigantesco caballo de madera, el que ofrecerían a los dioses por su pronto regreso a tierras griegas. Fingiendo retirarse, ocultaron una gran cantidad de sus soldados dentro del caballo de madera, el que fue introducido por los mismos troyanos dentro de los muros de la ciudad, para ofrendarlo a sus dioses durante la larga fiesta de celebración de la supuesta victoria sobre sus enemigos. Durante la noche, los soldados ocultos salieron de las entrañas del caballo, tomaron e incendiaron la ciudad casi sin ninguna resistencia por parte de los supuestos vencedores. Este ardid es conocido en la historia como el Caballo de Troya y se refiere actualmente a aquellos individuos  u organizaciones que, haciéndose pasar como afectos a una causa, tratan de minarla y destruirla desde adentro, cumpliendo órdenes del adversario, a quienes sirven, ante la imposibilidad de hacerlo ellos mismos.
En la situación política actual de nuestro país, a través de las distintas encuestas que constantemente se realizan, la mayoría de la población demanda la unidad de las fuerzas de oposición para poder enfrentar al orteguismo en las elecciones del 2011. Algunos claman constantemente la necesidad de aglutinar a todos las fuerzas que son y se dicen de oposición, como la única fórmula para alcanzar la victoria, independientemente de que con sus actos, algunos de ellos se comportan como verdaderos Caballos de Troya dentro de las filas de quienes nos oponemos a Ortega y al orteguismo.
Lo han hecho en el pasado y lo seguirán haciendo en el futuro, pues ellos no dependen de su propia voluntad, sino que cumplen la del adversario, porque algunos son parte de ellos, cumpliendo misiones de “topos”, a como se les denomina en el argot de las fuerzas de inteligencia a los agentes infiltrados por largo tiempo y que permanecen ocupando cargos de importancia en las organizaciones opositoras. Otros, son usados para los fines del orteguismo a cambio de dinero, prebendas, cargos en el gobierno para sus familiares y amigos, por chantajes o amenazas directas o simplemente por cobardía, ambición e incapacidad. La principal tarea que, invariablemente, todos ellos cumplen en estos momentos, es desalentar y desmotivar a la población en torno a una candidatura unitaria y de consenso y mantener en la mente de los nicaragüenses la creencia de que Ortega es inevitable e invencible, que todo cuanto se haga es insuficiente porque este ya ganó desde ya las próximas elecciones del 2011.
Por eso, la unidad no puede ser con todos y a ojos vendados. La oposición nicaragüense poco a poco va encontrando su propio cauce unitario, en un camino plagado de trampas y tramposos. La tarea no es nada fácil, sobre todo cuando se tiene enfrente a un adversario que dispone de un inmenso poder económico, el que utiliza para comprar voluntades a diestra y siniestra y cuando muchos que se dicen opositores, están más pendientes de sus propias necesidades que de las necesidades de aquellos a los que dicen representar. De ahí la frase “La calle esta dura”, que se ha vuelto ya tan famosa en boca de “opositores” que regresan arrepentidos al regazo del orteguismo, para seguir usufructuando cargos y prebendas. 
Superada la trampa de las primarias inter partidarias, quedan muchos escollos que vencer y el más importante es saber quiénes son los verdaderos aliados y quienes los alacranes dentro de la camisa. Muchos se acercan para ofrecer sus casillas, las que nunca han participado solas en una contienda electoral. Otros ofrecen poderosas estructuras a lo largo y ancho de departamentos, municipios, barrios, comarcas y cañadas en todo el país. Algunos más, verdaderos ejércitos de fiscales, haciendo creer que sus tendidos electorales son más inexpugnables que las murallas de Troya. Florecerán los grupos de apoyo a la candidatura, con personajes que se creían ya olvidados o extinguidos, pero que casi por milagro de la naturaleza, aparecen y florecen como hongos después del aguacero, ofreciendo su valiosa experiencia en los asuntos concernientes a la organización de campañas electorales, pero sobre todo, en la correcta administración del estado, por el que estarían dispuestos a “sacrificarse”.  
La posibilidad real de que sea Fabio Gadea Mantilla la persona que una a los nicaragüenses en una candidatura de consenso cada vez se perfila con mayor fuerza y decisión y no hay que caer en la trampa de que por que hay que ir unidos tienen que estar todos los que se autonombren de oposición. Como dice el dicho popular, “Ni están todos los que son, Ni son todos los que están”, las últimas encuestas continúan reflejando que el sector denominado independiente es la fuerza mayoritaria de votantes en el país. Se menciona por las mismas encuestas, que Ortega ha logrado captar un sector importante de este segmento, por lo que no hay que caer en el error del triunfalismo y creer que al ir todos en un “mismo saco”, la población dará su voto como un reflejo automático.
Los llamados independientes, que no se apresuran a votar por cualquiera y toman su decisión en base a un largo proceso de análisis, estarán pendientes de quiénes acompañarán al eventual candidato unitario y de consenso, es decir de las alianzas que se perfilen y de las cuotas de poder, reflejadas en las listas de diputados, que estos logren alcanzar. El peligro puede ser, que ante una supuesta necesidad de aglutinar a todos para derrotar al orteguismo, incluidos los que hoy en día, con sus acciones, se comportan como aliados, pactistas o subordinados de  Ortega, indeseables todos ellos, alejemos a este numeroso grupo de votantes y propiciemos un gran abstencionismo, fatal para las pretensiones de la oposición y escenario ideal del oficialismo.
Por eso, la consigna debe ser de Unidad, pero con aquellos que realmente se ganen el derecho de formar parte de este esfuerzo en contra de la dictadura que pretende consolidar Daniel Ortega. Y este derecho se debe demostrar a los nicaragüenses en acciones concretas día a día, sin titubeos, vacilaciones ni excusas, pues de lo contrario, lo que estaríamos llevando a lo interno de las filas de la verdadera oposición, sería el Caballo de Troya que la destruiría desde adentro.

sábado, 9 de octubre de 2010

LA ESTRATEGIA ORTEGUISTA PARA LAS ELECCIONES DEL 2011

El gran objetivo general del orteguismo, expresado en la Estrategia de Comunicación para las próximas elecciones, denominada “La Campaña de la Victoria”, es Ganar holgadamente la elección presidencial del año 2011. Para alcanzar dicho objetivo, necesita forzosamente dividir al máximo a las fuerzas de la oposición, vale decir a los partidos políticos opuestos al FSLN, para evitar a toda costa la consolidación del voto de los nicaragüenses que ni han creído , ni creen en las maravillas de la tan cacareada Segunda Etapa de la Revolución.
Luego de 16 años en la llanura y después de casi 4 años de una increíble  acumulación de capital cercana a los 1,200 millones de dólares, que al amparo de la ayuda venezolana ha logrado amasar la familia Ortega – Murillo y sus principales allegados, difícilmente el orteguismo accederá a entregar nuevamente el poder. Según sus principales voceros, llegaron para quedarse al menos los próximos 15 años, por lo que, de acuerdo al mismo documento, ganar las próximas elecciones son asunto de vida o muerte para garantizar la continuidad del nefasto proyecto que han emprendido. Perderlas y que la oposición logre al menos 56 diputados en el próximo parlamento, numero clave para reformar la Constitución Política, no es opción que se esté contemplando en las filas orteguistas. Están plenamente conscientes que eso sería el Principio del Fin.
Haciendo un repaso de los resultados de las elecciones nacionales anteriores, se comprueba fácilmente que el FSLN ha mantenido en promedio el 39.71 % del total de votos, insuficiente para alcanzar la silla presidencial. De acuerdo a estas cifras, las posibilidades de conservar la presidencia  en una contienda electoral justa, transparente, con amplia observación nacional e internacional y con árbitros honestos en el Consejo Supremo Electoral es casi una misión imposible. Solamente con el inmenso favor de disminuir al 35 % el porcentaje necesario para ser electo presidente, producto del pacto del 2000 entre Alemán y Ortega, pudo este último retomar el poder nuevamente. Por tal razón, los estrategas del orteguismo se plantean, fraude de por medio,  ganar las elecciones con un porcentaje equivalente al 60 % del total de los votos, lo que les daría los 56 diputados en la Asamblea Nacional  necesarios para, a partir del 2012, llevar adelante las reformas a la Constitución que garanticen la hegemonía política del FSLN sobre toda la sociedad. Sin embargo, esta alternativa tiene varios escollos a vencer.
El primero de ellos, la aparición de Fabio Gadea Mantilla como posible candidato de consenso, capaz de aglutinar el voto mayoritario de los nicaragüenses y dejar reducido a un probable 30 % los votos de los seguidores del orteguismo. En segundo lugar, la ilegalidad de la candidatura de Daniel Ortega de cara a la comunidad internacional, que ante esta y la evidencia de un gran fraude electoral, podría plantearse el retiro total de la cooperación económica a nuestro país, incluida la de los organismos multilaterales, lo que sería desastroso en un eventual tercer mandato del actual presidente. En tercer lugar, la ilegitimidad del Consejo Supremo Electoral, órgano rector del próximo proceso electoral y de la Corte Suprema de Justicia, como máximo responsable de dirimir cualquier alegato que tenga que ver con la legalidad de las decisiones tomadas por el primero. Finalmente, las dudas sobre la fortaleza de Hugo Chávez Frías, principal soporte económico de Ortega, en las elecciones venezolanas previstas en el 2012.
Se necesita entonces, para superar el primer escollo, torpedear al máximo la posibilidad de que se aglutine la oposición en una sola candidatura. Conscientes de la facilidad con que la población puede ser desmotivada y desmovilizada, ejecutan al pie de la letra los Principales Lineamientos expresados en el documento Socialismo del Siglo XXI, Hermandad Revolucionaria, que plantea “Profundizar el debilitamiento y la división de la oposición política, aprovechándose de sus debilidades, por las vías y métodos que fueran necesarios, monopolizando la Asamblea Nacional, la Corte Suprema de Justicia y el Consejo Supremo Electoral”. La conveniente “declaratoria de guerra” anunciada por ALN en contra del PLC en el seno del Parlamento se conjuga perfectamente con la estrategia de Ortega. De manera consciente y muy bien retribuida, o inconsciente y haciendo el triste papel de tontos útiles, con sus acciones, ambas agrupaciones políticas pavimentan el camino que permite el avance incontenible del orteguismo sobre las ruinas de la institucionalidad y el estado de derecho. Ambos están siendo cómplices de la consolidación de la dictadura de Daniel Ortega en Nicaragua.
En relación a la ilegalidad de la candidatura de Ortega, la única posibilidad de diluirla es mediante las reformas a la Constitución Política. Para esto se necesitan urgentemente 56 votos antes del 15 de Diciembre. Sobre la base de los 52 votos exhibidos en fecha reciente, se especula que los 4 restantes saldran a costa del PLC, por la vía de diputados suplentes que se “libretearían” o desertarían de las filas del partido, “descontentos” con el máximo líder. Esto, sumado al anunciado regreso de los magistrados liberales a la Corte Suprema de Justicia, sería el colofón del pacto en su tercera versión, solo que esta vez a tres bandas, ya que incluirían a ALN, segunda fuerza política en virtud del despojo del partido a los del MVCE. El hecho de que le correspondan el 50% de los cargos claves en los órganos electorales municipales y departamentales en las próximas elecciones nacionales, constituye su principal activo y el derecho de piso en el nuevo pacto. El papel asignado sería el de validar el fraude que se prepara para la gran “victoria” de Ortega en el 2011. Se maneja que el arreglo a tres bandas comenzó ya con el famoso “Gacetazo”, por el que hubo una gran “inversión de capital” y se profundizaría con la repartición de diputados entre los tres socios en la contienda electoral del año entrante.
Para mejorar el rostro del Consejo Supremo Electoral y la Corte Suprema de Justicia, se procedería a elegir a los 25 funcionarios de estos y los demás poderes del Estado, con la connivencia de los “enemigos jurados” ALN  y PLC. Ambos lo harían por “amor a Nicaragua y para evitar un nuevo derramamiento de sangre”. Posiblemente quede fuera de la fiesta Roberto José Rivas Reyes, pero en todo caso, el FSLN tendría mayoría absoluta o la hegemonía total que le permiten los dólares de Chávez, que distribuyen a manos llenas entre los que cooptan o compran. En relación a una eventual derrota del presidente Hugo Chávez en el 2012, esta obligaría forzosamente a Ortega el tener que retomar la cooperación internacional, tan vilipendiada hoy en día. De ahí los esfuerzos de cumplir a cabalidad los compromisos adquiridos con Estados Unidos y que tienen que ver con la migración ilegal, la lucha contra el narco tráfico y el combate al terrorismo. En Europa no las tiene todas consigo, pues el cambio de gobierno en Holanda y el ya hecho público retiro de la cooperación de Dinamarca y Noruega, son malas señas para el futuro inmediato.
Puestas así las cosas, las próximas elecciones no serán fáciles para la oposición, pero tampoco para Ortega. La victoria dependerá de la estrategia que se logre articular, de la cohesión que se alcance con la población en torno a la propuesta que se presente y de la motivación que la gente tenga para defender en las calles Su Victoria.

sábado, 2 de octubre de 2010

DIVIDE Y VENCERAS, VIEJA TACTICA DEL ORTEGUISMO

La máxima Divide y Vencerás, del latín Divide et Vinces, es atribuida al emperador romano Cayo Julio Cesar,  quien la utilizó para referirse a su táctica de conquista de Las Galias, aprovechando las rencillas entre las diversas tribus germanas, lo que a la postre le facilitó la victoria. 
Sun Tzu, estratega militar chino, en su extraordinaria obra “El Arte de la Guerra” escrita hacia el año 500 antes de Cristo, plantea en el Capítulo III, referido a la Estrategia Ofensiva, una modalidad aplicada a la más pura estrategia militar de la máxima Cesariana. Citando textualmente la enseñanza número 5 recomienda: “Después, lo mejor es desbaratar sus alianzas. No permitas que tres enemigos se junten. Examina sus alianzas y trata de deshacerlas y destruirlas. Si un enemigo tiene alianzas el problema es grave y fuerte la posición del enemigo; si no tiene alianzas, el problema es menor y débil la posición del enemigo”.
Para nadie es un secreto que los estrategas del orteguismo han venido aplicando estas viejas tácticas con gran éxito y mas aplicadamente a partir de los años 90´s, luego de la derrota electoral a manos de Violeta Barrios de Chamorro. El método de infiltración de las nuevas fuerzas políticas adversarias, dejando “sembrados” cuadros que invariablemente ocupaban y ocupan cargos de dirección, para después utilizarlos en la creación de conflictos y fisuras internas que irremediablemente conllevan a la división, ha sido la modalidad preferida de los antiguos miembros de la Dirección General de la Seguridad del Estado, DGSE, devenidos ahora en la seguridad interna del partido orteguista, bajo la cobertura y amparo de la Secretaría de Organización de dicha agrupación política. MUN, APRE, PRONAL, MDN, MUC, MUR, AC entre otros, fueron alimentados y engordados en sus filas por el FSLN, de acuerdo a satíricas confesiones hechas ahora por quienes cumplieron esas acciones. Estos mismos aseguran, que la mayoría de los partidos que actúan en el espectro político nacional y que se oponen al gobierno del presidente Ortega, también están infiltrados a todos los niveles. No es casual entonces ver los desesperados intentos de muchos que se auto llaman opositores por dividir, confundir, figurar y atacar cuanto intento unitario aparezca de cara a las elecciones nacionales del próximo año. 
En los tiempos de la segunda etapa de la revolución, el objetivo final del orteguismo es único y ha sido expresado con meridiana claridad en todos sus documentos: La reelección del caudillo del partido en las próximas elecciones de Noviembre del 2011. La estrategia es simple: Desmovilizar y Dividir a la oposición que corra en contra del candidato del partido de gobierno. Esta estrategia se desarrolla fundamentalmente en dos ámbitos de acción: La Asamblea Nacional y el Electorado Nicaragüense.
En el primero, han obtenido un éxito relativo al quitar la mayoría parlamentaria a las fuerzas de la oposición, gracias a los votos de las bancadas de ALN y del BUN. De ALN nos ocupamos en nuestro editorial anterior. Los segundos, como su nombre lo insinúa, más ruido que cerebro, son una verdadera panda de mercenarios, compuesta en su mayoría por desertores de los partidos que los llevaron a las curules que actualmente usurpan. Esta bancada, auto llamada de Unidad Nicaragüense, sin más objetivos que servir de pie de amigo a la bancada oficialista, se debaten entre la mendicidad y la mediocridad política, el desprecio de la población y la ausencia de ideas que les permita, al menos, guardar las apariencias de que son diputados de oposición. Fueron creados de manera artificiosa para bajar el precio de los votos de aquellos mal acostumbrados a ver el parlamento como un mercado persa.
En relación al electorado nicaragüense, el orteguismo apunta a fortalecer el Abstencionismo y la Dispersión. La idea de inevitabilidad e invencibilidad de Ortega es la principal arma para desmotivar y desmovilizar a la población y mantener los niveles de abstencionismo cercanos al 30%. Las acciones prebendarias para fidelizar a la base de militantes orteguistas, garantizarían el voto duro necesario para mantener el 38 % histórico, suficiente para obtener la victoria.
Así mismo, el orteguismo ha optado por ampliar el abanico de modalidades para mantener dividida a la oposición, por lo que, de acuerdo a esta línea de trabajo, existen algunos partidos que actúan de oficio en su acción desestabilizadora y otros que desde supuestas alianzas tácticas, hacen el trabajo sucio diversionista y divisionista, recibiendo miserables prebendas, por supuesto mucho menores que las prometidas cuando negocian dichas alianzas. Vehículos, dinero en efectivo, cargos en el gobierno para ellos, sus familiares y amigos, participación ventajosa en algunos negocios, seguridad de su personería jurídica y financiamiento electoral entre otras,  es parte del menú que se ofrece a los prospectos a cooptar y comprar.
Existen también los llamados partidos de alquiler, quienes jamás han obtenido el favor de más del 4 % del electorado nacional, pero al servir a los intereses del orteguismo mantienen sus personerías jurídicas, algunos favores personales y cuando llegan las elecciones, son financiados y rellenados con fiscales para completarles sus tendidos electorales, ya que, huérfanos de bases, ni para eso “ajustan”.
Sin embargo, no todo el panorama es tan sombrío. En los cálculos del orteguismo no entraba la intención de una candidatura única, que eventualmente aglutine a la mayoría de los partidos y organizaciones de la verdadera oposición. En los escenarios que recreaban, especulaban con distintas fórmulas encabezadas la mayoría por Eduardo Montealegre. En otros, esperaban que como resultado de las primarias inter partidarias, corriera como candidato “opositor” triunfante el Dr. Arnoldo Alemán. La repentina aparición de Fabio Gadea Mantilla y el respaldo que ha concitado en muchos sectores, ha agarrado fuera de base a los estrategas de Ortega. Al desinflarse las famosas primarias, la “Opción Alemán” es vista ahora como un elemento de distracción y confusión de la base liberal. Se ha debilitado tanto, que el orteguismo ha enviado como refuerzo a los conservadores de Bolaños Davis para plantearse una alianza tan rara como un arroz con mango. Se juega también con el Factor ALN para enamorar a Fabio Gadea con el famoso cuento de la casilla segura de la segunda fuerza política a nivel nacional y siempre queda el recurso de hacer una elección con cerca de 15 partidos para dispersar a los electores.
Queda por ver que tan amplio puede llegar a ser el respaldo de los nicaragüenses hacia la candidatura de Fabio Gadea Mantilla. Las últimas encuestas mantienen cercanos al 45 % el sector de los llamados votantes independientes, verdaderos decisores de toda contienda electoral. Este segmento electoral más proclive a razonar su voto, ni es emotivo ni se moviliza con las consignas de “Todos contra Ortega” o “Todos con Fabio”. Esperarán a ver el programa de gobierno, la fórmula electoral, la composición del futuro gabinete y las listas de diputados que presente Gadea Mantilla.  De su calidad, idoneidad y balance dependerá que, entonces y solo hasta entonces, se pueda decir que los días de Ortega al frente del gobierno están contados.

sábado, 19 de junio de 2010

LOS DIPUTADOS: UN PRODUCTO DE NUESTRA SOCIEDAD

Prácticamente a diario leemos, vemos y oímos quejas de la oposición en Nicaragua, refiriéndose a la actitud que demuestran los miembros de la Asamblea Nacional, supuestos a ser “La Oposición” contra todas aquellas medidas del gobierno que atenten contra la mayoría de la población, ya que este fue el mandato encomendado por la misma población al momento de elegirlos. No pasa un solo día en que por los distintos medios de comunicación se critique a los diputados que no salieron en la casilla del orteguismo, ya sea por su forma tan ambigua de hacer oposición, por venderse miserablemente a precio de saldo o sencillamente por la inutilidad de no tener ni siquiera una estrategia política para enfrentar el desastre a que lleva a toda la sociedad este remedo de gobierno.

De acuerdo a los resultados de las elecciones del 2006, deberían de haber 54 diputados haciendo oposición al gobierno y conteniendo la embestida orteguista por consolidar una dictadura familiar, la que se  apoya, ya sea en la manipulación de la Constitución o en abierta violación a la misma, según el manual Chavista de aprovechar el control de las instituciones del Estado para imponer un férreo control a la sociedad.

Sin embargo, la realidad es otra,  el orteguismo en un paciente proceso de chantaje, presión, halagos o simplemente utilizando la vulgar compra de diputados, ha cambiado totalmente a su favor la correlación de fuerzas en la Asamblea Nacional y de 38 diputados que debería de tener, hoy se asegura que se acerca ya a tener los 54 diputados que sacó la oposición en el 2006. Prácticamente en todas las bancadas ha habido deserciones de parte de algunos de sus miembros y el fenómeno del transfuguismo político ha sido la constante desde que el Orteguismo accedió al poder en Enero del 2007.

Las críticas de la población que no está de acuerdo con el orteguismo y que de acuerdo a las encuestas ronda el 70 %, ha provocado que exista desconfianza, desinterés, apatía y resentimiento hacia los partidos políticos y según las mismas encuestas, cada día se suman más al llamado sector de los independientes, es decir, aquel sector que no se siente representado por ningún partido político. Sin embargo, a las cosas hay que llamarlas por su nombre y los políticos que actualmente están como representantes nuestros en la Asamblea Nacional son los mismos que nosotros elegimos. Ellos no aparecieron de la nada, nosotros con nuestro voto los llevamos ahí. Sabemos que muchos de ellos han traicionado el voto que les dimos y la confianza que depositamos en estos, pero siempre estamos detrás de ellos pidiéndoles ayuda de cualquier tipo, cobrándoles nuestro voto. Los criticamos, pero nos desvivimos por saludarlos. Nos quejamos de su descaro y desvergüenza, pero nos afanamos por sacarles algún beneficio en provecho nuestro. A veces hasta nos llenamos de satisfacción al decir que somos amigos “Del Diputado Fulanito de Tal”. No entendemos o no queremos entender, que estas sabandijas lo único que se merecen, es el desprecio de quienes votamos por ellos y nos traicionaron, vendiéndose al orteguismo por un puñado de dólares.  Los vemos muy orondos, haciendo ostentación de las 30 monedas con que fueron comprados y nos molesta saber que son mentirosos, tramposos, demagogos,  deshonestos y cínicos, pero si se da de nuevo la oportunidad, volvemos a votar por ellos!  Muchos dirán que no votaron por ninguno, pero cuando se abstuvieron de votar  decidieron que otros eligieran por ellos, lo cual no les quita responsabilidad, más bien los vuelve cómplices de poner a tanto inútil al frente de la gestión política de la sociedad.

Todo esto nos debe llamar a la reflexión. Muchos se quejan de la clase política que tenemos, pero la verdad es que estos diputados y estos dirigentes que tenemos no vinieron ni de otro planeta, ni de otro país. Salieron de la misma sociedad en la que  nosotros vivimos, viven en nuestra ciudad, en nuestro barrio, los conocemos desde pequeños, fueron formados en familias a las que conocemos desde hace años. Conocíamos sus defectos. Sabíamos de sus debilidades. Los hemos visto crecer y sabíamos de qué eran  capaces. Muchos de ellos no han servido en el pasado como estudiantes, como hijos, como hermanos, como padres de familia, como esposos, como profesionales, como ciudadanos y ni siquiera como amigos. Sin embargo, a la hora de votar, compramos las ilusiones que nos venden y votamos por ellos conociendo todo lo anterior.

Porqué lo hacemos? Dicen algunos entendidos, que los políticos son producto de la sociedad y que no debería sorprendernos la calidad de personas que son nuestros políticos, porque nosotros como sociedad somos iguales o muy parecidos. Si la sociedad está en descomposición, no podemos aspirar a tener mejores políticos, pues ellos son parte y producto mismo de esa sociedad. Otros conocedores de la materia plantean que nuestra clase política refleja la propia familia de la que provienen, son el reflejo del entorno en el cual ellos han crecido. Esta teoría es más creíble y aceptable, pues si en algo estamos de acuerdo, es que la familia es el núcleo principal de la sociedad y es el entorno inmediato y fundamental en el cual se forjan valores, principios, educación, carácter, respeto, entre otras cosas. Un hogar disfuncional o problemático, difícilmente podrá dar a la sociedad buenos ciudadanos. Un entorno familiar en el que el ejemplo del padre o la madre no es el más adecuado, no reflejará en el futuro de los hijos algo diferente a lo que han vivido. Lógicamente que esto no es absoluto y existirán ejemplos de personas que superaron entornos problemáticos y son buenos ciudadanos. Pero esto es la excepción y no la regla.

Ahora bien, los partidos políticos son para algunos como una gran familia. Los dirigentes de estas agrupaciones partidarias se comportan como los padres de esa gran familia. Las bases de los partidos ven a sus líderes como los ejemplos a seguir y si el ejemplo es malo, no pretendamos esperar  que existan buenos frutos. Líderes corruptos tenderán a producir políticos corruptos y la única fórmula para romper esta cadena,  es precisamente, romper con estos líderes. Muchos lo han hecho y han empezado a andar su propio camino y construir su propio futuro político. En el MRS no somos la excepción. Muchos venimos del FSLN y eso para nadie es un secreto, pero logramos romper con el pasado que nos ataba. Ha habido deserciones y transfuguismo de los más débiles durante este tiempo y algunos regresaron arrepentidos o comprados a lo que ellos consideran sus orígenes. Sin embargo, la mayoría seguimos adelante y los que nos quedamos nos mantenemos fieles a nuestros principios y a la decisión de construir nuestro propio destino político, alejado de lo que alguna vez fue un partido serio y con historia y se convirtió en una agrupación corporativa, con dueños, sin valores, sin principios y sin futuro. Nuestra bancada en la Asamblea Nacional goza de la confianza de la mayoría de la población y la percepción de la ciudadanía no orteguista, es que los  diputados del MRS son los más firmes y los más creíbles, lo cual no hace más que fortalecer nuestra decisión de mantenernos de pie frente al orteguismo. 

A pesar de la situación de pesimismo y desconfianza con que la población percibe a la mayoría de los diputados en la Asamblea Nacional, tenemos que dar crédito a todos aquellos que se mantienen firmes en sus convicciones y en sus principios, independientemente de la bancada que sea o del partido que provengan. A aquellos que no han cedido a los chantajes, a los halagos y a las presiones. A aquellos que se atrevieron a romper con el pasado. Esos diputados que continúan fieles a sus votantes, representan la luz en el camino sombrío que atravesamos todos los nicaragüenses. Ellos, con su ejemplo de dignidad y firmeza, son la esperanza de que existe un futuro mejor para nuestra patria. Estos diputados son los que harán posible la unidad del pueblo para tener una Nicaragua mejor para todos. 

sábado, 15 de mayo de 2010

LA LUMPENIZACION DE LA SOCIEDAD NICARAGÜENSE, EL SUPREMO SUEÑO DEL PRESIDENTE ORTEGA

A partir del 2007, año del inicio del gobierno del presidente Ortega, nuestro país ha venido sufriendo un proceso acelerado de lumpenización de la sociedad nicaragüense, promovido desde las más altas esferas del partido de gobierno y desde la presidencia misma, que lleva a Nicaragua, irremediablemente, a la descomposición social y moral que sufrirán con mayor embate las futuras generaciones.
A pesar de que en los años 80´s Nicaragua vivió un conflicto bélico que arrastró a lo mejor de su juventud, en el campo y la ciudad, a tomar parte por uno de los bandos en pugna,  la sociedad nicaragüense no sufrió en el período de post guerra, los traumas que sufre hoy en día, la sociedad salvadoreña, cuyo país vivió paralelamente otro conflicto bélico de iguales proporciones al nuestro. Los sociólogos que han analizado el fenómeno de las Maras Salvadoreñas, coinciden en que la conjunción del fenómeno propio del fin de la guerra, la exclusión socio - económica y la deportación masiva de delincuentes de origen salvadoreño desde los Estados Unidos, fueron los elementos fundamentales que dieron origen a estos grupos delictivos, cuyos niveles de criminalidad han puesto en jaque a la sociedad salvadoreña, se han extendido a toda Centroamérica y amenazan la estabilidad social del istmo.
En nuestro país, una vez finalizada la guerra civil que se mantuvo durante casi toda la década de los 80´s, la sociedad nicaragüense experimentó un lento y difícil proceso de reconciliación, iniciado por la Ex Presidenta Violeta de Chamorro, a pesar de los intentos del entonces ex presidente Daniel Ortega de sabotear sistemáticamente dicho proceso. Todos recordamos la lapidaria frase dicha por Ortega de “Gobernar desde Abajo”, inmediatamente después de perder el poder; frase que significó durante 16 años la subversión del orden social en contra de tres gobiernos legítimamente constituidos. Dicha subversión fue hecha consistentemente, echando mano de cuanto grupo social descontento se podía, quienes eran apoyados por las nacientes pandillas juveniles, que en su mayoría provenían de los barrios y asentamientos más pobres.
En efecto, un día eran los transportistas liderados por el tristemente célebre Sindicato Parrales Vallejos, quienes ponían en jaque no solo al gobierno de turno, sino que a la capital entera, ya que decretaban en la práctica, un boicot a todo el transporte público. Dicho sindicato, uno de los más violentos del país, siempre se hacía acompañar de jóvenes marginados de los barrios, quienes al inicio actuaban a título individual y motivados por la posibilidad de descargar durante las jornadas de protesta, su frustración por el permanente estado de exclusión social. Otro día eran los estudiantes universitarios, quienes al igual que ahora, siempre han sido manipulados. Unas veces era por el 6 % (que nunca se cumplió en los años 80´s), otras por el alza del transporte público, otras por que el invierno era malo, en fin, por cualquier cosa había que movilizarlos, para mantener en vilo la estabilidad del gobierno, que no cedía a los caprichos del líder de la oposición, el Comandante  Daniel Ortega. Todos los sectores aledaños a los recintos universitarios sufrían las consecuencias de las protestas, las que cada vez eran más violentas, debido en parte, a la participación de elementos ajenos a las universidades. Otras veces, se recurría a los campesinos sin tierra, en la peor de las manipulaciones que se pueda hacer del hambre de los pobres,  para obligar al gobierno a ceder a las exigencias del de siempre. Se acarreaba a los campesinos del norte, para trancar las carreteras y exigir tierras o titulaciones de fincas, las que siempre terminaban en manos de los instigadores de las protestas, la naciente burguesía terrateniente orteguista, que contaba con los recursos necesarios para poder comprar las fincas entregadas a los campesinos. Una vez que el gobierno cedía, los campesinos eran montados en camiones, devueltos a su pobreza y abandono y a esperar la próxima asonada.
El nuevo Gobierno de Reconciliación y Unidad Nacional, que tomó posesión en enero del 2007, despuntó con la vieja retórica de subvertir el orden, llamando ahora a  la lucha de clases y azuzando al Movimiento de los No Pago a actuar en contra de las microfinancieras, prometiendo apoyo a sus demandas, en un acto irresponsable que posiblemente era motivado por la fuerza de la costumbre, consecuencia de los 16 años de vivir en la oposición. Desconocía quizás el Presidente Ortega, que en algunas de estas instituciones, figuraban entre sus directivos prominentes miembros de su partido, devenido ahora en un fuerte grupo empresarial. Prontamente, este movimiento fue abandonado a su suerte y el consejo fue que negociaran con sus acreedores y pagaran. Los tiempos han cambiado y los negocios son los negocios. Con la plata no se juega.
Los nuevos actos del proceso de descomposición de la sociedad nicaragüense, que consistentemente ha venido propiciando el presidente Ortega, pasan por la desnaturalización de la dignidad de los trabajadores del estado, quienes son obligados a enfrentarse a otros nicaragüenses por defender los delirios de poder de la cúpula orteguista; continúan con la degradación del Poder Judicial, devenido en una mara política que a vista y paciencia de nacionales y extranjeros, infundieron el terror en días recién pasados en algunos lugares de Managua y llega hasta los manipulados de siempre, los estudiantes universitarios, los que  nuevamente son instigados por el orteguismo, para causar la zozobra en los recintos universitarios, en una protesta irracional y que al parecer escapó de las manos de sus auspiciadores, ya que las escenas vistas por la televisión esta semana, han causado el rechazo de toda la sociedad nicaragüense. Dichas escenas desnudan la falacia de Reconciliación y Unidad Nacional que pregona el gobierno y pone al descubierto su verdadera esencia lumpesca.
Todo este fenómeno de descomposición social e intentos de lumpenización de la sociedad nicaragüense, ha evolucionado desde los años 90´s a la fecha, en un novedoso y peligroso “sector empresarial”, ya que estos grupos juveniles que se mantienen al margen de la ley, ahora actúan bajo contrato durante los conflictos que provoca el orteguismo, los que cada día son mayores y más seguidos, en la medida que aumenta la escalada de la crisis que provoca el gobierno. Lo triste de esta evolución, es que en estos últimos tres años y meses, actúan enfrente, al lado o en apoyo de las autoridades policiales, en un pasmoso, terrible y peligroso retroceso de la seguridad ciudadana.
Posiblemente Nicaragua le deba al Presidente Ortega, el nacimiento de las pandillas juveniles como fenómeno organizado de grupos delictivos, que ojalá y no evolucionen en los niveles que sufre y padece la sociedad salvadoreña.


sábado, 8 de mayo de 2010

EL BONO DE LA MISERICORDIA

El viernes 30 de Abril, fecha en que el orteguismo celebró el nuevo día del trabajo (anteriormente era el 1 de Mayo), el Presidente Ortega anunció el otorgamiento a todos los trabajadores del Estado, un bono de C$ 529.00, extensivo hasta el mes de Diciembre de este año. Aunque no lo dijo, pero se supone implícito, si se portan bien, el bono continuará en el 2011, al menos hasta Noviembre, mes en que están supuestas a efectuarse las elecciones nacionales. Portarse bien ya saben que significa: asistir voluntariamente a todas las concentraciones, ir cada vez en cuando a las rotondas a apoyar al Gobierno de Reconciliación y Unidad Nacional y de cuando en vez ir a garrotear a los oligarcas y vende patrias de la derecha. Según los cálculos hechos por economistas, el bono representará para este año, la inyección a nuestra economía de 590 millones 230 mil córdobas, poco más de 28 millones de dólares, los que se sacarán de las arcas millonarias de ALBANISA.
Durante la semana que recién finaliza, este anuncio ha ocupado la atención de moros y cristianos, dándole cada quien el enfoque que más ha creído conveniente analizar. Es importante dejar en claro, que todo lo que beneficie a los trabajadores es bienvenido y no se trata de atacar aquellas medidas que beneficien a los pobres, como les han querido vender los corifeos y plumíferos del gobierno. Muy seguramente, este bono de aproximadamente 25 dólares mensuales, va a ayudar a paliar un poco los problemas económicos de las familias de todos estos hermanos nicaragüenses, problemas a los que han sido sometidos por la ineficiencia y la pésima administración del gobierno de turno, que ha llevado al fracaso económico, político y social a nuestro país.
En efecto, la situación económica de la gran mayoría de los nicaragüenses se ha desmejorado a partir del 2007, a pesar de que las condiciones en que recibió el presidente Ortega fueron mejores que las que pudieron haber recibido cualquier otro gobierno en la historia de nuestro país. Para muestra de la desmejora un botón: El costo de la canasta básica a fines del año 2006 era de C$ 2,937.70, a finales del 2009 el costo era de C$ 8,439.40, un incremento del 348 %.  Otra muestra y otro botón: A fines del año 2006 el salario real de los trabajadores era de C$ 1,629.80, a finales del 2009, era de C$ 1,398.80, C$ 231.00 menos.
Para cerrar, la última encuesta de M & R asegura, que el 73.8 % de los nicaragüenses plantean estar peor económicamente que hace 30 AÑOS!  Sin embargo, esta situación no es la misma en la economía de la familia presidencial y las principales figuras del gobierno, ya que a partir del 2007 han experimentado una mejoría en sus finanzas a niveles tales, que serían la envidia de los mejores inversionistas de cualquier país del primer mundo, sobre todo en estos duros tiempos de crisis económica.
El grupo empresarial ALBANISA, propiedad de la familia presidencial,  importará ya el 100 % del petróleo para Nicaragua, equivalente a 10 millones de barriles. Asumiendo un precio promedio para este año de 80 dólares el barril, la importación de petróleo equivaldrá a 800 millones de dólares. De acuerdo al convenio de suministro de petróleo con el gobierno de Venezuela, el 25 % es administrado de forma privada por la empresa ALBANISA, recibiendo financiamiento concesional de PDVSA, esto es, pagadero en 25 años, con 2 de gracia y una tasa del 2 %. Mejor imposible.
De acuerdo a los cálculos hechos por economistas independientes, las importaciones de petróleo desde al 2007 hasta las previstas en el 2010 suman 2,145.5 millones de dólares, de los cuales, el 25 % que administra ALBANISA serían C$ 536.36 Millones de Dólares. Pero eso no es todo. Si asumimos un margen de ganancia de al menos 25 centavos de dólar por galón en la comercialización de estos 10 millones de barriles que se importarán este año, ALBANISA o la familia presidencial, recibirá un ingreso adicional de 105 Millones de Dólares, que sumados al usufructo del famoso 25 %, sumarían 641.36 Millones de Dólares. Esta cifra no incluye los márgenes de ganancias que quedaron a ALBANISA por las importaciones del 2007 al 2009, importaciones que sumaron 1,345.5 Millones de Dólares. Solamente para el 2010, las ganancias por el manejo de los 10 millones de barriles del suministro de petróleo venezolano ascenderían a 305 Millones de Dólares.
Ahora bien, volviendo al anuncio del ya famoso bono de C$ 529.00 anunciado por el Presidente Ortega el 30 de Abril y que al fin de año sumarán 28 millones de dólares, esto significaría que la familia presidencial estaría donando de forma cristiana, solidaria y socialista a los trabajadores del Estado, el 9.18 % de sus ganancias en este año y apenas el 4.36 % de sus ganancias aproximadas en estos cuatro años de Gobierno de Reconciliación y Unidad Nacional. Realmente, este acto por parte del Presidente Ortega, es prueba real y elocuente del desprendimiento generoso y lleno de amor hacia los pobres trabajadores del estado que ganan menos de C$ 5,500.00. No cualquier multimillonario tiene tanta piedad y misericordia con los pobres. Algunos burgueses, neo liberales, oligarcas, reaccionarios y envidiosos dirán que Bill Gates donó 10 Mil Millones de Dólares para investigaciones médicas, pero recordemos que ese tiene un capital de más de 60 Mil Millones de Dólares; la familia presidencial apenas ha logrado juntar con gran esfuerzo y trabajo, aproximadamente unos 641 Millones de Dólares. No es lo mismo.   
Se comprueba con este anuncio que el Pueblo es Presidente, aunque obviamente unos serán  más pueblo y el otro más Presidente. A unos les reparten el 4.36 % de las ganancias y al otro le queda el 95.64 % de estas. Se pensará que no es muy equitativo, pero hay que tomar en cuenta lo mucho que ha costado hacer esta pequeña fortuna y no todos han trabajado por igual. Algunos mal pensados y críticos dirán que por qué hasta ahora repartir los panes que se han multiplicado exponencialmente, después de tres años de recetar miseria. Bueno, según la Estrategia de Comunicación para la Campaña Electoral 2010 – 2011, este año es el que toca sembrar para poder cosechar el próximo, además que de acuerdo a los expertos en Desarrollo Empresarial, no es conveniente descapitalizar un negocio que apenas empieza.
Así que lo que toca es conformarse con la misericordia del Presidente y rogar por que en el próximo anuncio, done otro pequeño porcentaje de las fabulosas ganancias que le ha dejado el petróleo venezolano.

sábado, 1 de mayo de 2010

EL FRACASO MORAL DEL GOBIERNO DEL PRESIDENTE ORTEGA

Durante la campaña electoral del 2006, el entonces candidato a la presidencia de la Republica Daniel Ortega Saavedra, rogó al pueblo nicaragüense que le diese una nueva oportunidad para gobernar, ahora en paz, aduciendo que el fracaso de su gobierno en los años 80´s se debió a la guerra civil que afectó todo el entramado social, político y económico del país durante esos duros años. Prometió el cielo y la tierra, pero en lo que hizo más énfasis, fue que nunca se repetirían los errores del pasado.
Efectivamente, las condiciones de los años 80´s, que motivaron prácticamente el desarrollo de una economía de guerra, obligó al gobierno a invertir los pocos recursos que se disponían en el país, para atender los distintos frentes de lucha que se habían creado, sobre todo en las montañas de Nicaragua. La estrategia de “Guerra de Baja Intensidad” impulsada por los Estados Unidos había dado sus frutos. Diez años después del triunfo de la Revolución, el conflicto bélico se encontraba en un empate táctico y estratégico.
En el campo de batalla, la contra resentía la falta de suministros y las tropas del EPS habían agotado prácticamente la cantera del Servicio Militar. Ni la contrarrevolución tenía más el apoyo abierto y declarado de los Estados Unidos, ni el gobierno sandinista podía asegurarse la continuidad del apoyo de la Unión Soviética para sostener la guerra. Al final, los amos y señores de la Guerra Fría se habían puesto de acuerdo en acabar con un conflicto, que había dejado en su inmensa mayoría, solamente muertos nicaragüenses. La presión del gobierno soviético y el desgaste al que había sido sometida la economía nicaragüense, obligó a la dirigencia sandinista a aceptar la salida honrosa de las elecciones de 1990. Elecciones que ganó la oposición anti sandinista, como es del dominio de todos.
Perdidas dichas elecciones frente a la candidata de la UNO, Sra. Violeta Barrios de Chamorro, era obligado un replanteamiento estratégico por parte del FSLN para volver a acceder al poder en un futuro no muy lejano. La mejor gente de las filas del sandinismo, exigía un cambio de rumbo que nos aproximara a los trascendentales cambios que  experimentaba el mundo. Cambios sobre todo en el orden político e ideológico. Los errores del llamado socialismo real, afloraban con tal fuerza y crudeza, que demandaban una revisión urgente de todo lo actuado. Nicaragua y los revolucionarios nicaragüenses no estaban ni debían estar ajenos a esto.
Los hechos iban demostrando poco a poco, que revolucionarios habían sido muy pocos en las filas de una  revolución que llegaba a su final en Abril de 1990. Nuevamente el somocismo prevalecía, después de 45 años de desarrollarse en un país sometido al tradicionalismo político. Urgía un cambio y las condiciones para hacerlo eran propicias, sin embargo, el somocismo había hecho mella no solo en la base, sino en parte de la dirigencia que se proclamaba revolucionaria. Estos ahora reclamaban para sí, no solo el protagonismo de la conducción del partido, sino la hegemonía y propiedad del mismo.
El caudillismo de Emiliano Chamorro y Anastasio Somoza García decía presente. Las tramas políticas refinadas por Somoza Debayle eran  nuevamente puestas en escena. Se violaban los estatutos de un partido que una vez fue faro y guía de una revolución triunfante. Se prohibía competir por la dirección del partido. Pretender ser candidato a la presidencia en las elecciones nacionales era pecado capital. Rodaron las cabezas de  todos aquellos que alguna vez fueron compañeros de lucha y se atrevieron a plantear en serio un nuevo rumbo. El FSLN encontró dueño y con patente de corso para erigirse en El Caudillo del Partido. En su involución, reeditaron el pacto del Espino Negro, solo que esta vez fue El Crucero y no Tipitapa, donde se consumó la traición a los principios y valores que alguna vez sustentaron. Se repartieron el país como los pillos se reparten el botín.
2006 fue el año de recoger los frutos esperados durante 16 años. No fue por la Gracia de Dios, como se nos quiso vender, sino por la gracia del Pacto entre los declarados Mengalos, de un sumiso y cooptado Consejo Supremo Electoral y de la sempiterna apatía del pueblo a salir a votar cuando le corresponde, que el triunfo tan deseado y por el que se invirtió todo y de todo, llegó. Las condiciones en que se estrenaba el poder eran inmejorables. Esta vez no había guerra, ni pretextos, ni excusas para no gobernar bien.  Lo de la Mesa Servida que alguna vez dijo el ex presidente Bolaños era real. Apoyo total de la comunidad internacional. Millones de dólares en proyectos de infraestructura aprobados. Aunque había llegado sólo con un dudoso 38 % del apoyo popular, muchos se habían hecho eco de los cantos de sirenas y promesas celestiales y daban su voto de confianza al nuevo gobierno.
No pasó ni un día estrenando el poder, cuando en la misma toma de posesión se advertía lo que se nos venía encima. Y es que dice el refrán popular: “Gallina que come huevos, ni que le quemen el pico”. Nuevamente el talante anti democrático, hegemonista y totalitario salía a flote. Las camisas blancas de paz y reconciliación, prontamente fueron transformadas en las camisas pardas o azules de una artificial lucha de clases. Otra vez la lucha entre hermanos, bajo el estúpido argumento de que unos son más valientes que otros. Se revive un triste pasado, después de 16 años de haber sido sepultado.
Nuevamente un modelo seudo ideológico a seguir, sólo que más difuso que el anterior. Una nueva secta que proclama el “Socialismo del Siglo 21”, que no es más que el “Somocismo del Nuevo Siglo”. Nuevamente la confrontación con la iglesia y con todos los sectores sociales, políticos y económicos que mayoritariamente exigen un cambio de rumbo en el país. Una vez más, el fracaso económico del gobierno, que lleva al fracaso social de la nación. Más pobres y más pobreza. Más desempleo. Más migración. Más corrupción. Turbas nicolasianas convertidas ahora en fuerzas paramilitares. Funcionarios públicos transformados en “maras” políticas. Caudillismo, prebendarismo, populismo, pactismo. Instituciones e Institucionalidad sin legitimidad ni credibilidad. Ausencia de un verdadero Estado de Derecho. Un país con una Constitución Política de adorno.  
Sin embargo, lo verdaderamente novedoso de este gobierno, que insiste en auto nombrarse conductor y guía de la “Segunda Etapa de la Revolución”, no es su fracaso económico, sino el fracaso moral al que tristemente ha llegado. De supuestos revolucionarios, involucionaron a lo que ahora son, los nuevos oligarcas de un empobrecido país, que exhiben sin ningún pudor una inmensa fortuna, más dudosa que inmensa y que contrasta terriblemente con los conceptos de Cristianismo, Solidaridad y Socialismo que pregonan a los cuatro vientos.
Una involución que legitima la privatización descarada de la cooperación venezolana, que hará posible que lo amasado durante 45 años por los Somoza, sea superado en solamente cinco años. Una involución que inició en 1984, cuando empezaron el proceso de acumulación de riquezas, siguió con la rapiña al estado en los meses de Enero a Abril de 1990, continuó en los 16 años del maldecido neoliberalismo y continúa en estos años de Unidad, Paz y Reconciliación. Una involución que condena desde ya al fracaso moral a este gobierno.