Pensábamos
escribir en el Editorial de esta semana, la tercera parte de los artículos que
detallan el proceso de transformaciones que la pareja presidencial viene
implementando en diferentes áreas de la vida nacional con el objetivo de
cooptar todas las instituciones del estado, reconfigurarlas y cambiar las
reglas del juego para beneficio de ellos, su familia, la cúpula partidaria, la
casta uniformada y los aliados coyunturales y estratégicos. Sin embargo, los
últimos acontecimientos obligan a posponer para la próxima semana el tercer
artículo: Las transformaciones en el área económica.
FALLECIMIENTO DEL ING. ANTONIO LACAYO
OYANGUREN
El
recién pasado martes 17, el país amanecía con la triste noticia del terrible
accidente del helicóptero en que se transportaba el Ing. Antonio Lacayo
Oyanguren junto a dos empresarios extranjeros. En dicho accidente fallecieron
tanto ellos, como el piloto que comandaba la nave siniestrada. El Ing. Lacayo o
Toño como acostumbraban llamarlo quienes le conocían, fue un personaje
destacado en la política nacional en la época que precedió al fin de la guerra
civil de los años 80’s, ya que fungió como Ministro de la Presidencia en el gobierno
de la presidenta Violeta Barrios de Chamorro. Le tocó la dura tarea, alabada
por unos y vilipendiada por otros, de encausar al país en la senda de la
desmilitarización, de la reconciliación, de la reconstrucción, de la apertura
al libre mercado, de la pacificación de una nación dividida en dos pedazos
irreconciliables, pero además, para complicar dicha tarea le tocó convivir bajo
el mismo techo con dos lobos, uno montaraz y otro que aparentaba estar ya domeñado.
El primero tratando de poner de rodillas al nuevo gobierno a través de las
asonadas, lo único que ha hecho bien a través de los años, y el segundo, más
pensante aunque no menos perverso, tratando de sacar el máximo de provecho a
través de acuerdos y arreglos. Todos o la inmensa mayoría de los anti
sandinistas criticaron en algún momento los famosos Acuerdos de Transición,
pero nadie se detuvo, ni por un momento siquiera, a ponerse en los zapatos de Lacayo
y ver como hacía para sortear las dentelladas de los lobos en cuestión. Arnoldo
no pudo y al final se alió con uno de ellos, Bolaños igual y hasta tuvo al
“otro” como asesor. Al Ing. Lacayo le tocó realmente una difícil gestión, que
quizás ahora, ya muerto, muchos empiecen a reconocer.
Tuve
la agradable sorpresa hace unas pocas semanas de recibir un correo suyo, en
ocasión de un editorial, en el que me hacía notar la diferencia entre los tres
gobiernos de la post guerra, ya que me señalaba de haberlos puesto en el mismo
nivel y retándome a que conversáramos acerca de la CORNAP y la APP, que yo planteaba
como un intercambio de favores con la cúpula del FSLN. Lo que más me llamó la
atención fue la lealtad sin límites a doña Violeta, a su gestión y a todo
cuanto se tuvo que hacer por sacar a Nicaragua de la postración heredada. Del
Ing. Lacayo se han escrito tantas cuartillas y seguramente se escribirán más
aun, ensalzándolo o denigrándolo, sin embargo, después de ser uno de los
hombres que en nuestro país gozó de muchísimo poder, a la fecha no he oído ni
leído a alguien que lo acuse de ladrón, de sinvergüenza o de haber utilizado el
inmenso poder que alguna vez tuvo, para provecho personal o familiar. Cuesta
ver a un político de esa magnitud, una vez fuera, dedicarse a trabajar, vivir
de su trabajo y sobre todo, continuar trabajando, hasta el aciago martes 17,
desde la arena empresarial, para sacar a Nicaragua del desastre institucional,
económico y social en que se encuentra. A lo mejor se convirtió en una
vocación, dada su experiencia de aquellos años, con los mismos actores de
entonces, solo que con mucha más plata en los bolsillos. Descanse en Paz el
Ing. Antonio Lacayo Oyanguren y que El Señor les brinde el consuelo necesario a
sus familiares, Familia Lacayo Oyanguren, Familia Chamorro Barrios y en
especial a su viuda Cristiana y sus hijos Ignacio Antonio y Cristiana María.
BRUTAL AGRESION A EMIGRANTES CUBANOS
Corrían
los primeros meses del gobierno de Doña Violeta B. de Chamorro, cuando por
asuntos de acomodamiento con la nueva administración, la derrotada dirigencia
política y la cabeza militar del país, léase los hermanos Daniel y Humberto
Ortega Saavedra, sacaron casi a empellones a los asesores militares cubanos,
que en un gesto de solidaridad militante con el gobierno revolucionario de entonces,
habían puesto al servicio de las Fuerzas Armadas sus capacidades, conocimientos
y hasta sus vidas. Un feo gesto, grosero, oportunista, artero, propio de gente
mal agradecida con quienes dejaron sus hogares durante años, para cumplir los
principios del internacionalismo revolucionario que les fueron inculcados y con
los que crecieron como miembros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba.
Dicha afrenta costó mucho tiempo para que fuese perdonada por la vieja
dirigencia cubana y fue solamente con la mediación del “eterno” Hugo Chávez
Frías, que las cosas volvieron a la normalidad entre los Ortega y los Castro.
25
años después, en otras circunstancias, nuevamente cubanos son expulsados de
nuestro país, en forma más vergonzante, agresiva y violenta que la anterior,
sin ningún ápice de sentimientos humanitarios, ni siquiera para aparentar algo
del eslogan que repiten hasta el cansancio, hasta la falsedad, hasta la
hipocresía, eso de que son Socialistas, Cristianos y Solidarios. Lo más
vergonzoso de esta expulsión, es que los antiguos revolucionarios ahora
pretenden erigirse en solícitos guardianes de la frontera sur de los Estados Unidos,
sin que estos se los hayan pedido, ya que hasta la Embajada Norteamericana en
Cuba pidió a los gobiernos centroamericanos un trato humanitario para los
emigrantes cubanos. Ejército y Policía, en un despliegue de fuerzas desmesurado
e innecesario, arremetieron violentamente contra hombres, mujeres, algunas de
ellas embarazadas y niños. Pocas semanas antes, en un derroche de fariseísmo,
Ortega había alabado a la Presidenta Alemana Angela Merkel, por su decisión de
abrir las fronteras a quienes huían de los fanáticos criminales del fascismo
islámico. Pero además, meses antes habían “coimeado” a otros emigrantes
cubanos, cerca de 800, a razón de 85 dólares por cabeza, para permitirles
llegar hasta Honduras. En un contrasentido sin límites, gente perteneciente a
organizaciones narco terroristas sudamericanas han sido acogidas como héroes y
heroínas en nuestro país, se las ha brindado asilo político y hasta han tenido
el privilegio de una cedulación exprés y gratuita, algo que se le niega a los
propios nacionales. Como dice el refrán, en el caso de los cubanos, uno puede
ser feo pero no mal agradecido y ya van dos.
NAVIDAD CON REOS POLITICOS?
Cuesta
creer que quien pasó preso una buena cantidad de años durante el somocismo, se
convierta ahora, exactamente en el carcelero de aquella época. Alguien que sufrió
cárcel, tortura, que padeció y vivió el sufrimiento de sus padres tratando de
visitarlo en la prisión, soportando estos la burla de los captores,
negándoselos y humillándolos, ahora reedite ese nefasto pasado, que todos
pensábamos, luego de la caída de Somoza, ya había llegado a su fin. Es tanta la
obsesión que tienen por el poder, que ven enemigos en cada rendija, viven
paranoicos al extremo de ver en cada nicaragüense un enemigo, solo por el simple
hecho de que no se postra sumiso ante ellos. Están presos en una burbuja que
les impide ver la realidad del país y están llevando a Nicaragua al límite,
mucho antes de lo que piensan. Primero fue la Vieja Guardia del Sandinismo exigiendo
la “restitución” de los beneficios prometidos y usurpados por los de “arriba”;
luego fue la Iglesia Católica y la Conferencia Episcopal a la cabeza, planteando
la búsqueda de nuevos horizontes para una Nicaragua mejor; después fueron los
retirados del ejército y del SMP reclamando los derechos conculcados y la reglamentación
de la Ley 830; luego les tocó a sus propios aliados de años, pretendiendo
defender los derechos de los pueblos indígenas; posteriormente fueron los
pobladores de Mina El Limón reclamando derechos laborales a la empresa
transnacional que explota oro y trabajadores; luego fueron los pueblos indígenas
que reclaman en el Caribe Norte el retiro de miles de colonos que trafican con
tierra, madera, ganado y quien sabe cuántas
cosas más, beneficiando a quien sabe quiénes. Todos ellos han sido
reprimidos, balaceados, ninguneados y vulgareados.
Ahora
le toca a los que piden Elecciones Libres y Transparentes en Nicaragua cada
Miércoles de Protesta. Y la respuesta? La misma a la que nos tiene
acostumbrados el comandante desde tiempos inmemoriales: el garrote, las balas,
la mentira, el chantaje, el montaje, la cárcel y la justicia al servicio de los
designios de quien los puso ahí. En el colmo de la ceguera y la soberbia, pretenden
amenazar con la desaforación de dos diputados que asisten a las protestas demandando
el derecho de los nicaragüenses a que no se les roben sus votos: Eddie Gómez y Raúl
Herrera. Quieren reeditar los viejos tiempos somocistas de tener Reos Políticos
en calidad de rehenes, solo que ahora con pésimos montajes, vulgares, burdos y
absurdos. Utilizando a dos pillos asalariados, indeseables confesos, han
apresado a Omar Lola, concejal del
PLI en Managua, cuyo único delito fue defenderse de la agresión montada por el
orteguismo utilizando a pandilleros contratados por el par de indeseables
confesos, quienes también fueron apresados, como para taparle el ojo al macho,
utilizando las palabras de la nueva? adquisición
de la bancada orteguista.