martes, 12 de marzo de 2019

EL IMPASSE DE LA NEGOCIACION


Debe ser mucha la desesperación de Ortega ante el impasse en el proceso de negociación para haberle pedido al Nuncio Apostólico que visitara a algunos secuestrados políticos y dar fe, gráfica, del “buen trato” y lo “contento” que se encuentran, en oficinas hasta con aire acondicionado. Vamos! Todos sabemos que son fotos para enviar un mensaje a la Unión Europea y otros actores internacionales, para que las amenazas de sanciones no se concreten. El tiempo corre y no es precisamente a favor del régimen. Sin embargo, tenemos que estar pendientes de todas sus acciones para presionar a la ACJD a que vuelva a la mesa de negociaciones, sin compromisos ni acciones concretas de parte de Ortega.  Algunos elementos a los que hay que prestarle atención, son los siguientes: 

1.- La huelga de hambre de Nelly Roque, Amaya Coppens, Karla Matus, Johana Delgado, María Peralta, Yaritza Mairena, Solange Centeno y Yamileth Gutiérrez se mantiene. La mayoría de ellas en extrema debilidad y sometidas al asedio de los carceleros, hombre y mujeres, quienes no les entregan las medicinas, mantienen equipos de sonido hasta altas horas de la noche y madrugada para ni siquiera dejarlas dormir, cocinan asados cerca de sus celdas para tratar de rendirlas por hambre, entre otras torturas psicológicas. El Nuncio tuvo que haber conocido de esto de boca de las afectadas, por lo que deberíamos de esperar que informe al dictador de su visita y le de sus recomendaciones. Es evidente que esta apresurada visita tiene mucho que ver con las denuncias de torturas y salvajes golpizas que sufrieron los secuestrados políticos dias antes de la visita, entre ellos Chester Membreño, Francisco Sequeira, Jeffrey Isaac Jarquín, Fredrich Castillo, Yubrank Suazo, entre otros. Ortega sabe que esta visita “opacaría” la denuncia anterior, por lo que cabe preguntarse si el Nuncio se prestó para semejante manipulación. Si no es así, lo invitaría a que visite o solicite visitar el tristemente famoso “Infiernillo” y se le permita conversar con los secuestrados vapuleados y torturados mencionados anteriormente. 

2.- La ACJD ha planteado su reposicionamiento en relación a una vuelta al diálogo, tal a como lo había venido demandando el pueblo, dentro y fuera del país. Su comunicado del 11 de marzo es claro y contundente: 1) Liberación y seguridad de los presos políticos y restablecimiento de las libertades, derechos y garantías establecidos por la Constitución Política; 2) Reformas electorales que garanticen unas elecciones adelantadas, justas, libres y transparentes; 3) Justicia, reparación y no repetición. Debemos cerrar filas en torno a estas demandas. La dispersión nuestra es la fortaleza de Ortega. Ni la OEA, ni la Unión Europea van a ceder en esto. La primera, establece como prioridad ante su participación en la negociación entre la ACJD y el régimen, la salida inmediata de los secuestrados políticos. La segunda, prepara para el 13 y 14 su resolución sobre la situación de los Derechos Humanos y las eventuales sanciones a Ortega. No hay vuelta atrás, al dictador solo le queda cumplir las exigencias o rechazarlas y suicidarse junto a toda su claque política. 

3.- Como lo mencioné en mi escrito anterior, a Ortega solo le quedará para negociar la fecha de las elecciones adelantadas, a fines de este año o a más tardar en el primer trimestre del próximo. Los secuestrados saldrán libres muy pronto, no podrá usarlos como rehenes o fichas de cambio. Es secreto a voces que los principales operadores políticos del orteguismo están dados a la tarea de preparar al rebaño para cuando esto se anuncie y no cunda la desmoralización, la desconfianza y el pánico. Lo que no les dicen es que la negociación pretenden centrarla en la Amnistía para Ortega y su círculo más cercano a cambio del adelanto de las elecciones, dejando a su suerte a todos los que creyeron que esto iba a ser eterno. Ya está anunciado que la policía será la gran sacrificada, igual que en los años 90’s, solo que esta vez tendrán que pagar por sus crímenes, torturas y violaciones. La aceptación del “consuegro en Jefe” de que los paramilitares eran policías voluntarios o profesionales con pasamontañas, es la señal más clara para anunciar quienes serán los becerros que irán a la piedra de los sacrificios. Esto lo deberían tomar muy en cuenta los oficiales que aún no tienen manchadas las manos de sangre, ni han participado en la orgia criminal ordenada por Daniel Ortega y Rosario Murillo. Todavía están a tiempo.

domingo, 10 de marzo de 2019

LA DESESPERACION DE ORTEGA


El golpe en la mesa dado por nuestros Obispos de la conferencia Episcopal de Nicaragua y por los miembros de la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia, ACJD, durante la semana que recién termina, ha encendido las alarmas del régimen de Ortega, al extremo de develar sus cartas de negociación como un mecanismo de “buena fe”, más de cara al exterior y evidentemente para calmar un poco las inquietudes y dudas de la fanaticada orteguista, quienes  ven en las últimas acciones de sus jefes una señal inequívoca que preparan maletas y no se quieren quedar colgados de la brocha. Se ven en el espejo de los somocistas en el 79, quienes en su gran mayoría quedaron a la deriva y a merced de la furia popular, una vez que Somoza abandonó el país luego de jurar, como éste ahora, que iba a entregar el poder hasta el fin de su mandato. La historia dijo otra cosa en aquel entonces e igualmente dirá otra con el dictador de turno. 

Sin embargo es importante anotar algunas observaciones a los acontecimientos provocados en los últimos dias por la CEN y la ACJD, acontecimientos por demás positivos y que brindan una nueva esperanza a un proceso que no iba del todo bien encaminado.
1.- Nuevamente, la debilidad del régimen de cara a las sanciones internacionales es evidente. El punto 4 de su comunicado lo refleja y desnuda totalmente. Cuando decimos que es Ortega quien tiene el tiempo en contra, no mentimos. Hay una fecha clave y es a finales del mes de marzo, cuando las sanciones norteamericanas empiezan a ser efectivas por ley y le toca al Departamento de Estado y a los Órganos de Inteligencia asegurar que hay avances en los temas para los que ha sido sancionado el régimen orteguista. De ahí su desesperación por abrir el juego mostrando sus cartas, una “señal de buena fe” para la Administración Trump. Esto hay que explicárselo muy bien a los adeptos del régimen que aún creen en la “sabiduría del comandante”. 

2.- Ortega eleva su parada con las fechas de las elecciones, igual que hizo Somoza en el 78 y 79. Ni me voy ni me van! Y se fue! Es su carta más fuerte, para poder negociar impunidad, ya ni siquiera son los secuestrados políticos, pues estos tendrán que salir, TODOS, en el más corto plazo. Lo exige la CIDH, el MESENI, el GIEI, el ACNUDH, la OEA, el Parlamento Europeo y pronto lo dirán los Estados Unidos, si no es que se lo han dicho ya. Además que es la demanda de todos los nicaragüenses que nos vemos y sentimos Azul y Blanco adentro y fuera del país. En consecuencia, retenerlos más tiempo solo hace generar mayores anticuerpos de Ortega con la comunidad internacional, lo cual no obra en su beneficio. Darlos a cuenta gotas tampoco resulta, pues si no los doblegaron en las cárceles y mediante las torturas y violaciones, menos ahora, independientemente del régimen carcelario en el que ahora se encuentran. Por lo tanto, la gran apuesta del dictador será elecciones adelantadas a cambio de impunidad. 

3.- Es importante destacar que luego del retiro de la CEN, los miembros de la ACJD han podido recapacitar y escuchar el clamor popular: Justicia, Democracia y Libertad. Independientemente de que las críticas hayan sido y sean exacerbadas o bien intencionadas para enderezar el rumbo, pero siempre con la firmeza que se necesita, no podían seguir mirándose el ombligo y pretender que las cosas iban bien. Podemos estar claros de que la Hoja de Ruta es esencial para definir las reglas de la negociación que ni siquiera ha comenzado, pero otra es dejarse imponer por el régimen las reglas que a este le convienen. Es este, el régimen, quien tiene la soga al cuello. Como me decía un amigo cubano, de los buenos, “nosotros solo tenemos que perder las cadenas”. Esto hay que entenderlo bien para caminar en sintonía con el pueblo, que es quien ha sufrido muerte, cárcel, represión, tortura, exilio. 

4.- Si bien es cierto las fuertes críticas, burlas y señalamientos a la ACJD no han servido más que para fomentar la división entre las filas antigubernamentales, es necesario oírlas porque también son parte del pueblo. Y si algo huele mal, la gente lo percibe a leguas. Pero debemos entender que lo mejor que podemos hacer es apropiarnos de la negociación, “Envolverla”, empoderarnos de ella e inundar las redes con mensajes positivos, con luces y críticas constructivas cuando sea necesario hacerlas. Mucho de esto tuvo que haber influido para que la ACJD se diera un periodo de reflexión y escuchara la voz popular, independientemente de los tonos. Otra cosa es que se quieran las cosas para ayer. Tenemos que entender que estamos en un proceso de negociación, dentro de una salida cívica, la cual es respaldada por la comunidad internacional. Lo que no debemos de perder de vista, ni por un segundo, son los resultados esperados del dialogo y que se resumen en uno solo: la salida de Ortega del poder en el menor tiempo posible. Luego vendrán la Justicia, la Democracia y la Libertad. La salida de Ortega es condición sine qua non para poder implementar las tres aspiraciones máximas del pueblo. 

5.- Probablemente exista un dialogo paralelo entre Ortega, el Gran Capital, los Estados Unidos y otros actores internacionales, donde se esté maniobrando una nueva versión del “Aterrizaje Suave”. En lo personal no me cabe ninguna duda de que así es, sin embargo, la ACJD debe desmarcarse de esta otra negociación y no dejar al pueblo colgado de la brocha. Lo que se negocie en la mesa oficial y sobre los tres elementos básicos, JUSTICIA, DEMOCRACIA Y LIBERTAD, es lo que reconoceremos, siempre y cuando se cumplan los principios de: cero impunidad, castigo para los culpables de crímenes de lesa humanidad, elecciones adelantadas y con nuevas reglas del juego electoral, libertad de movilización y expresión y retorno seguro para los exiliados. Debe quedar claro que para que este último punto sea efectivo, los cuerpos de inteligencia deben ser desmantelados, por lo que, en una Nicaragua con nuevas autoridades, la existencia misma del ejército debe ser sometida a una consulta popular. No puede ocurrir lo mismo de los años 90’s, cuando más de 600 líderes contras fueron asesinados de distintas formas y circunstancias por los mismos cómplices de la matanza perpetrada por Ortega en estos meses de lucha y sacrificio.