El
viernes 14 de noviembre se desarrolló en Nueva Guinea la marcha número 14 en
contra de la concesión canalera hecha por el comandante Daniel Ortega y que
entrega el país a una empresa extranjera. Por mucho, ha sido la marcha más
numerosa de todas las anteriores que se han organizado en los territorios donde
la “zanja maldita” partirá el país en dos. Más de 10 mil pobladores, de los
miles más que serán expropiados y confiscados en todo el país, expresaron de
manera vehemente su repudio a la amenaza del desarraigo y el despojo que se
cierne sobre ellos. Fueron miles de campesinos “botas de hule”, pequeños
productores de la industria láctea y granos básicos la mayoría, que no están
dispuestos a servir de moneda de cambio a las ambiciones desmedidas, ilegales e
inmorales de una camarilla gobernante, que no repara en los daños sociales que
está causando desde ya al país, al someterlo al desasosiego que produce la
incertidumbre del futuro que les espera.
El
territorio de Nueva Guinea se formó en base a tres grandes oleadas
colonizadoras, la primera de ellas durante las décadas de 1930 y 1940,
aprovechando las trochas que dejaban la industria maderera y la extracción del
caucho. Una segunda oleada migratoria ocurrió entre los años 50 y 70, basado en
un plan de reforma agraria impulsado por los gobiernos somocistas a través del
Instituto Agrario Nicaragüense, IAN, y que consistió en el traslado de familias
campesinas de la región del Pacifico y norte de Nicaragua hacia estas tierras
escasamente habitadas. La tercera y última oleada migratoria ocurrió después de
ser elevada a Municipio en 1981, motivada por el estímulo del apoyo
gubernamental al desarrollo agropecuario del país, lo que tuvo un efecto
adverso sobre el bosque tropical húmedo debido a la expansión sin control de la
frontera agrícola provocada por la ganadería extensiva y la siembra de granos
básicos, frijol principalmente.
Nueva
Guinea dista de ser un territorio cuyos habitantes estén cercanos política o ideológicamente
a Sandino o al sandinismo. Durante los meses finales de la guerra contra la dictadura,
en sus montañas fue desarticulada, casi hasta el exterminio, una columna
guerrillera completa, la Columna “Jacinto Hernández”, al mando de los héroes
Oscar Benavides e Iván Montenegro. Era territorio claramente hostil y proclive
a las fuerzas somocistas. Durante la guerra de los años 80`s, formaba parte de
lo que se conoció como la V Región Militar, donde operaban con fuerte apoyo de
la población campesina las fuerzas de la Resistencia Nicaragüense (Contras)
agrupados en los Comandos Regionales Jorge Salazar 1, 3, 4 y 5; los Comandos de
Operaciones Especiales, COE, el Comando Regional Santiago Meza y las fuerzas de
UDN – FARN, estas últimas que se asentaban en territorio fronterizo de Costa
Rica. Luego del fin de la guerra, próximos a Nueva Guinea se establecieron los
Polos de Desarrollo, permaneciendo asentada en estos territorios una importante
población afín a las fuerzas contrarrevolucionarias. Es por eso que en 1990
el 71.84 % votó a favor de la UNO; en 1996 el 75.19 % votó por la Alianza Liberal;
en el 2001 el 78.46 % lo hizo por el PLC y en el 2006, el 54.85 % nuevamente votó
PLC. En las siguientes elecciones, las del 2011, fue el municipio que tuvo el
segundo porcentaje más alto de abstención con el 27.5 % y uno de los de más
alto riesgo de fraude electoral, sin embargo Nueva Guinea votó por don Fabio
Gadea y Mundo Jarquín con el 47.38 % de los votos válidos. En las elecciones municipales del 2012, gracias
a un beligerante Robertito José al mando de los facinerosos del CSE,
repentinamente Nueva Guinea se transformó en orteguista, habiéndole robado las
elecciones al candidato Denis Obando, el legítimo vencedor.
Con
estos antecedentes, la marcha del 14 recién pasado significó un hecho
trascendental que no puede dejarse pasar por alto. La inmensa mayoría de los
participantes, pobladores autóctonos de la zona y con los afectos antes
descritos, manifestaban una consigna a todo pulmón que reivindica la figura
histórica del General Sandino y su gloriosa gesta anti intervencionista. “Si Sandino Viviera, El Chino Muriera”
era el grito unánime de la gente, refiriéndose obviamente a Wang Jing y su
recua de 50 mil nuevos colonizadores que se aprestan a invadir Nicaragua. Una
consigna que provoca el reencuentro entre dos épocas de la historia nacional:
la lucha contra la intervención de la marinería yanqui en el primer cuarto del
siglo pasado, cuyo principal referente de entreguismo y traición a los
intereses nacionales lo representa el conservador Adolfo Díaz y la lucha contra
la neo colonización china en Nicaragua ochenta años después, que de la mano del
nuevo Adolfo Díaz ha entregado la soberanía nacional bajo el pretexto de la
construcción de un canal interoceánico.
Una
consigna que reconoce que la lucha de Sandino fue para preservar el decoro y la
dignidad nacional ante la capitulación de los gobernantes de la época, que por
cobardía y ambición se postraron de hinojos ante el “bárbaro invasor” a como los definió el Héroe. Una consigna que une
a dos generaciones diferentes de nicaragüenses: una de principios del siglo
pasado, rural y que enfrentó en las montañas de las Segovias con las armas en la
mano a las fuerzas de la intervención norteamericana. La otra, campesina semi
rural, que defiende sus derechos de propiedad en la calle y de forma pacífica contra
el chino invasor, apelando a la solidaridad del pueblo nicaragüense y a la
fuerza de la razón.
Ambas
generaciones están lejanas en el tiempo, pero muy cercanas en cuanto a las
motivaciones más intrínsecas. Esta segunda generación está librando la lucha
más importante por la Soberanía Nacional desde los tiempos en que sus
antecesores lo hicieran. En Nueva Guinea, en Rivas, en San Miguelito y donde
quiera que pretenda pasar el canal, la figura de Sandino se alza majestuosa, digna,
victoriosa, siendo totalmente reivindicada por los nicaragüenses que se oponen
a que la nación sea nuevamente mancillada por los Adolfo Díaz de siempre, por
los que ayer trajeron a la marinería yanqui y hoy traen de la mano a los nuevos
interventores, a los nuevos colonizadores, esta vez disfrazados de
constructores del canal interoceánico.