sábado, 13 de abril de 2013

CONTROL TOTAL Y ESPIONAJE, POR SI ACASO…



Primero fue la UAF y como no teníamos cuenta en los bancos, no nos importó. Luego fueron los CDS de la Familia, pero como nos dijeron que no iban a entrar a nuestras casas, no nos importó. Después fue el Acuerdo 005 – 2013, exigiendo el control de los puestos claves de las empresas de telecomunicaciones y como no trabajábamos ahí, tampoco nos importó. Cuando nos esclavizaron, ya nada importaba pues éramos esclavos desde hacia tiempo. Esta pareciera ser la crónica de un nicaragüense dentro de unos pocos años, en una reedición de las famosas palabras del pastor protestante Martín Niemoeller, quien dejara para la historia su poema: “Cuando los nazis vinieron por los comunistas”. 

Tarde aprendió la lección, pues según confesaría años más tarde, después de ser liberado del Campo de Concentración de Sachsenhausen en 1945, que había apoyado a Hitler pues él le había dado su palabra de honor de proteger a la Iglesia, no promulgar leyes anti eclesiásticas y no permitir linchamientos de judíos. La historia posterior de estas promesas es harto conocida. La autonomía de las  iglesias sería tolerada en tanto aceptaran la “sincronización”, que no era más que la alineación de la Iglesia en otras áreas de la sociedad con objetivos nazis. Los campos de exterminio de judíos forman parte de la historia del horror de la Alemania hitleriana, donde las cifras más o menos concuerdan en unos 15,000 campos de concentración, en donde se exterminaron más de 3 millones de judíos, comunistas, masones, gitanos, homosexuales, Pentecostales, Testigos de Jehová y discapacitados. 

Si hay algo en lo que no podemos darnos el lujo de permitir, por los golpes que nos dan las enseñanzas de la historia, es creer en la palabra de los dictadores. Mienten obsesiva, compulsiva y enfermizamente, hasta conseguir sus fines y una vez conseguidos, no les importa seguir mintiendo o quitarse la máscara de la mentira, ante la mirada atónita del “engañado”, que como M. Niemoller, solo tendrá el recurso de decir para la posteridad, que él había creído en la palabra empeñada por el dictador. No basta ir muy lejos en la historia de nuestro país, para comprobar lo que decimos. Anastasio Somoza García edificó la dictadura familiar que duró 45 años en nuestro país a partir del asesinato de Sandino y el posterior exterminio de los sandinistas que lo seguían. Hasta fotos se tomaron juntos, prometiéndole el cielo y la tierra luego de la entrega de las armas. Días después, ordenaba su infame asesinato, utilizando como señuelo su presencia en Managua para la firma de los acuerdos de paz. Sandino creyó en la palabra empeñada. Tarde comprendería su error. 

Su sucesor, Anastasio Somoza Debayle construyó una alianza con el sector empresarial de Nicaragua durante los años de continuidad de la dictadura. Compartieron el pastel armoniosamente hasta que vino el terremoto del 72 y con él la cuantiosa ayuda internacional para la reconstrucción. Mucha plata en juego y a partir de aquí, la ambición por quedarse con todo, fue el parte aguas para truncar un matrimonio estable y duradero. Una vez más la palabra empeñada era sujeto de los intereses personales del dictador. Otra vez, los incautos comprenderían tarde su error. 

Enero del 2009: inicio del tercer año del primer gobierno de Daniel Ortega, el constitucional. Reunión  en la Secretaría del FSLN de un grupo de “valiosos cuadros” del Frente Sandinista coordinados por la compañera Rosario Murillo (cita textual). Objetivo: definir las líneas estratégicas de la implementación del Socialismo del Siglo XXI para asegurar la continuidad del gobierno de Ortega durante no menos de 15 años. El Lineamiento VI es bastante revelador: Impulsar una Alianza táctica con los empresarios, concentrando nuestros esfuerzos en el otorgamiento de prebendas y políticas que les generen ciertos espacios mínimos en la que se constituyan un aliado y no en un enemigo del FSLN. Concentrarse en las características de liderazgos personales para ganar su apoyo a nuestro sistema. Esto fue ampliamente documentado, por lo que muchos no podrán alegar desconocimiento.

Durante el periodo anterior y parte del actual, el régimen ha venido consolidando el poder total en todas las instituciones del Estado, al extremo que al día de hoy son pocos los estamentos del poder los que no están bajo la egida de la pareja presidencial. Algunas pocas alcaldías, que como la de Rancho Grande, pretenden someterla por inanición. A la par, han venido consolidando su relación con el sector empresarial de la mano de uno de los grupos de poder en el orteguismo, una relación en la que les han permitido ciertas libertades y cumplido algunas exigencias para llevar la fiesta en paz. Sin embargo, la diferencia de este periodo, inconstitucional, con el periodo anterior, el constitucional, es que los negocios de la familia presidencial han entrado en una etapa obligada y acelerada de consolidación debido a los acontecimientos de Venezuela y aquí es donde empieza a sentirse la presión, sin importar lo que piensen o digan los “aliados” empresarios. La incertidumbre de la continuidad de la ayuda venezolana, en los montos y términos que venían siendo manejados, han puesto en marcha el Plan B, que incluye, además de los mega proyectos con los chinos, la represión y el control total a nivel social, político y económico, por si las moscas. 

Sabido es por parte de la cúpula gobernante, que en las nuevas condiciones que se empiezan a vivir, la regaladera tiene plazos de vencimientos y una vez vencidos los mismos, la gente, como los gatitos a los quince días, abrirá los ojos y empezará a cuestionar, ya lo están haciendo, tímidamente al comienzo y con mayor fuerza a medida que aprete mas la faja, del enriquecimiento ilícito, de la vida ostentosa y de los nuevos millonarios que antes del 2007 no existían. Pero también de las duras condiciones económicas en las que se debaten miles y miles de nicaragüenses, muchos de ellos partidarios del sandinismo, a los que no han llegado las oleadas de los caudalosos ríos de leche y miel que bañan a la nueva oligarquía orteguista.  

Por eso, por que manejan en alguna medida las lecciones de la historia y saben lo que se les puede venir, se apresuran a buscar el control total de la sociedad nicaragüense: control de las finanzas personales poniendo a un militante uniformado orteguista al frente de la UAF; control de las familias en los barrios y comarcas a través de los nuevos CDS, los Gabinetes de la Familia, la Comunidad y la Vida; y ahora, el control de las comunicaciones privadas de los ciudadanos nicaragüenses, mediante la Resolución Administrativa  005 – 2013 del Director de Telcor, a quien nadie en su sano juicio le concede la mas mínima autonomía para emitir semejante adefesio. Todos estamos convencidos de que esto proviene de “arriba”, de la obsesión enfermiza de la pareja presidencial de controlarlo todo y a todos. 

El acuerdo en cuestión va a permitir, a la corta o a la larga, el sueño dorado de todo dictador: el espionaje de la población mediante el control de las llamadas telefónicas fijas y de celulares, de los chats, de las cuentas corporativas y personales de internet, de los correos electrónicos y quien sabe cuántas otras cosas. Y luego irán por más, porque no se pueden dar el lujo de que la población no se sienta vigilada, no se sienta perseguida, no se sienta controlada. Una vez más repitiendo las viejas y conocidas recetas del pasado, sin que ahora se pueda poner como justificación “de que confiamos en la palabra empeñada y nos engañaron”. 

Ya sabemos como son, como piensan y como trabajan. Hay que recordar la máxima con la que actúan: Firmar me harás, Cumplir jamás!