viernes, 3 de julio de 2015

UN CLARO MENSAJE DE ORTEGA PARA EL 2016

Este viernes 3 de Julio concluyó el show del nombramiento del magistrado del Consejo Supremo Electoral que repone al recientemente fallecido José Marenco Cardenal, con la “elección” de la propuesta enviada por el partido – familia – gobierno, la ex directora del INVUR Judith Silva, sin que nada ni nadie persuadiera al comandante de abrir un resquicio en la recuperación de la maltrecha y pisoteada credibilidad de este mal llamado Cuarto Poder del Estado, un mensaje más que claro de que las cosas permanecerán inalterables en el Sistema Electoral nicaragüense, un sistema diseñado para robar elecciones y mantener a Ortega en el poder, lo que presagia problemas futuros aún mayores.

A TROCHE Y MOCHE

Pareciera ser que el comandante va contra todo y contra todos: empresarios, partidos políticos, iglesia católica, sociedad civil y aun con aquellos aliados que le aconsejaban enviar un mensaje de cara a los próximos comicios nacionales en el 2016. Poco le han importado las recomendaciones hechas por la Misión de Observación Electoral de la Unión Europea,  UE, luego de las elecciones del 2011, planteándole a la Asamblea Nacional, que el mismo Ortega controla a su gusto y antojo como efectivamente lo vimos en esta escogencia, la incorporación “de requisitos de elegibilidad y mecanismos de selección que promuevan o garanticen la elección de magistrados del CSE de acreditado prestigio profesional y perfil independiente y neutral. La MOE UE consideraría positivo que, ante la inminente renovación del CSE por imperativo legal, la Asamblea Nacional tenga en consideración dichos principios a la hora de elegir a los nuevos magistrados, a pesar de que el FSLN dispondrá de una mayoría que le permite renovar el CSE en solitario”. 

También ha ignorado las propuestas presentadas por el Grupo Promotor de las Reformas Electorales y ya no digamos las hechas por la Conferencia Episcopal, que el 21 de mayo del año pasado le entregó las propias en el documento: “En Busca de Nuevos Horizontes para una Nicaragua Mejor”, en las que lo exhortaban a “dar inicio a una profunda reforma política de todo el sistema electoral del país. Le pedimos con todo respeto que ofrezca su palabra de honor para garantizar en el 2016 para Nicaragua un proceso electoral presidencial absolutamente transparente y honesto, con nuevos y honorables miembros al frente del CSE, en el que brille sin ningún tipo de duda, la voluntad popular; con un sistema de cedulación independiente del mismo CSE que le garantice a cada nicaragüense su cédula en tiempo y forma antes de las elecciones; y con un proceso electoral abierto irrestrictamente a observadores de instituciones nacionales y extranjeras”.

LOS MENSAJES EN “CLAVE ORTEGA”

Muchos piensan que hay varios mensajes en este juego de dados cargados que ha hecho Ortega con la selección de su nominada y escogida. Uno de ellos, dirigido a la clase política y al empresariado, es que nada va a cambiar de aquí al 2016 y que el próximo proceso electoral será con las mismas reglas, con los mismos árbitros y con iguales resultados. No quiere sorpresas ni sobresaltos,  ni mucho menos poner en riesgo la enorme riqueza amasada en estos ocho años y medio producto del usufructo de la cooperación venezolana. Desconfiado por naturaleza, sabe que en cualquier momento y al menor síntoma de debilidad que muestre, los aliados de hoy podrían ser los adversarios de mañana. Le pasó a Somoza, nadie asegura que no le pase a él.

Otro mensaje que estaría enviando al pueblo nicaragüense es en la dirección de promover la abstención electoral, sabiendo que si nadie sale a votar, a SU Consejo Supremo Electoral le resulta mucho más fácil asignar las cuotas correspondientes.  El problema es que, a como se observó en las elecciones municipales del 2012, tampoco salieron a votar muchos de sus seguidores, por lo que el fraude fue mayúsculo y avasallador y tuvo que ser respaldado no solo por el Consejo, sino además por la Policía y el Ejercito.

Pero además hay otro mensaje, aun mas oculto: el que no se advierta la debilidad política en que esta el régimen y que se profundizará después de las elecciones del 6 de diciembre en Venezuela. Este día marcará un antes y un después en la vida política de Ortega, en la de su gobierno y en la de su partido. Sin el padrinazgo económico venezolano, sin los mentores políticos de antes y con los serios problemas que se advierten en la microeconomía nacional: canasta básica por las nubes, alzas en los combustibles, pensiones de miseria a los jubilados, abandono total de los veteranos de guerra, falta de empleos y bajos salarios, va a tener que echar mano de todos los recursos posibles para poder convencer a tanto nicaragüense desencantado, engañado, abandonado y burlado.