sábado, 25 de mayo de 2013

PREVISIONES ANTE EL DESPLOME DEL “SOCIALISMO DEL SIGLO XXI”




En nuestro Editorial del sábado 9 de Marzo del año en curso, hacíamos un repaso de las vicisitudes que iba a afrontar el presidente – sucesor – designado – candidato Nicolás Maduro en el escenario de una Venezuela post Chaves, luego de la desaparición del caudillo. Mencionábamos la lucha que se entablaría entre los diferentes grupos fácticos, identificados como clanes, por hacerse de una mayor cuota del poder que dejaba con su muerte el Presidente Chávez, ya que ninguno de los representantes de estos grupos tuvo más preeminencia que otro,  dado el esquema utilizado por los caudillos en todas partes; mientras todos se consideran los delfines  y se desangran en pugnas intestinas por el favor del Líder, este reina con tranquilidad sabiendo que es el único que los controla. 

Lo que ya se intuía venir, se hizo oficial con el destape de la grabación entre uno de los plumíferos más connotados del chavismo, Mario Silva, y el miembro de la inteligencia cubana, el Coronel Aramis Palacios, cuyo nombre real no debe ser este, tomando en cuenta las obvias medidas de seguridad que toma la agentura cubana en el exterior. Sin embargo, lo que revela la plática entre ambos y que ha acaparado la atención de la prensa internacional, es la profunda división entre dos de los tres grupos que dominan la escena política venezolana, división que puede llegar a límites insospechados, si el tercer grupo no pone las reglas claras, nos referimos al grupo de los militares, quienes serían los árbitros en esta disputa interna, aunque también tienen sus propias contradicciones, sobre todo por su rechazo casi unánime al actual Ministro de Defensa, Almirante Diego Molero. 

El gran problema que se avecina, no es solo la implosión del chavismo a lo interno de Venezuela, sino que también estaría en juego la subsistencia misma del modelo del “Socialismo del Siglo XXI”, construido pacientemente durante 14 largos años por su máximo valedor, el difunto Hugo Chávez. Un modelo construido, a nivel externo, sobre la diplomacia del petróleo, cuyo esquema básico es tener influencia política a cambio de petróleo. Un esquema que supone aprovecharse de la necesidad de los pueblos latinoamericanos, quienes dependen del petróleo como el pez del agua. A nivel interno, un modelo basado en el clientelismo político, el colapso del sistema democrático y el estado de derecho, la agitación enfermiza de la lucha de clases, la hegemonía de la  sacrosanta “Revolución” contra todo lo que se oponga a ella y sus dirigentes, y una corrupción generalizada en el aparato estatal, partidario y militar, para tener a todos contentos. 

La desaparición de Chávez y la manifiesta carencia de liderazgo de su sucesor para poder llevar a cabo los sueños del Líder, construir el socialismo en Latinoamérica y guiar la nueva revolución mundial antiimperialista, han empezado a reflejar las previsibles consecuencias: la lenta pero segura desaparición de un modelo que jamás tuvo un sustento ideológico y político sólido, únicamente el padrinazgo oportunista de los caudillos cubanos y el apoyo, aun mas oportunista, de quienes se sumaron al proyecto. Tanto el ALBA, como el CELAC  y por supuesto el Sucre, tienen los días contados y todos lo saben, aunque no lo dicen. Muchos esperan sacar el máximo de beneficios posibles, mientras duren los actuales dirigentes venezolanos en el poder. Y nuestro país no es la excepción. 

Sabedores de primera mano que la llave del grifo del que han gozado durante casi 7 años está próxima a cerrarse, el orteguismo pretende venderle al pueblo lo de siempre, ilusiones de una repentina bonanza que llegará de la mano de los mega proyectos. Nuevamente se desempolva el Gran Canal Interoceánico, como la panacea para alcanzar el desarrollo y salir del inframundo. Atrás están quedando los proyectos de la Represa Tumarín, la Súper Refinería “El Supremo Sueño de Bolívar”, el Satélite Mandarín, la irrigación de cientos de miles de manzanas de tierra cultivable con el agua del Lago de Nicaragua, y otros muchos que en su momento fueron anunciados con mucha pompa y no menos ruido. Sin embargo, la realidad es otra. Lo que en realidad se cuece, es la consolidación de los negocios del Holding Presidencial, en una calculada previsión del cierre de la fuente de los recursos de la cooperación venezolana. 

Ya se consolidó, y más rápido que ligero, el cuasi monopolio energético. La empresa distribuidora TSK, de la noche a la mañana se ha hecho merecedora de un tratamiento especial, solo dado a las empresas de la Fammilia. El monopolio petrolero se consolida cada día más y amplían la capacidad de distribución de combustible en el país, con las enormes inversiones familiares en las nuevas gasolineras de Petronic. Ahora encaminan sus pasos hacia la industria de las comunicaciones. Es un secreto a voces que van por una de las dos empresas de telefonía que operan en el país y que tendrían no menos del 40 % de participación en la empresa de comunicaciones china, Xinwei, próxima a instalarse en Nicaragua. Todos los movimientos en la Asamblea Nacional, relacionados con la Ley de Antenas para beneficiar a esta ultima, son el preludio de lo que está por venir. 

Petróleo, energía y comunicaciones son tres industrias estratégicas y altamente sensibles para un país tan pobre como el nuestro. Que estén en manos de un grupo familiar es excesivamente riesgoso y peligroso para los intereses nacionales. Por algo en la vecina Costa Rica, cuyo nivel de vida y desarrollo estamos lejos de alcanzar, las tres se encuentran en manos del Estado y los ticos están aun más lejos de ser Socialistas, Cristianos y Solidarios. Ah! Y sin tanta retorica populista y demagógica, resistieron las presiones del FMI para privatizarlas.