lunes, 8 de julio de 2019

A UN AÑO DE LA MASACRE, LOS ENTERRADOS SON ELLOS


Hoy 8 de Julio se cumple un año de la masacre perpetrada por el régimen orteguista en contra del pueblo caraceño, quien logró despertar de un letargo al que estuvo sometido durante tanto tiempo. Nunca antes se había visto ni vivido lo que aconteció en esa fatídica fecha, ni siquiera en los dias más cruentos de la lucha contra Somoza. Nunca nadie se atrevió a desangrar un pueblo por sus cuatro costados, en un afán de venganza, de odio y de soberbia. Este día, hace un año, se derramó sobre las calles de Diriamba, Jinotepe y Dolores sangre joven, sangre limpia, de luchadores populares que no hicieron más que expresar su rechazo a un gobierno que asesinaba en el campo, que asesinaba en la ciudad, que depredaba los recursos naturales que nos pertenecen a todos los ciudadanos de este país, que se corrompía hasta los tuétanos y que en su afán de continuar la orgia de poder y lucro insaciable, ya no le importaba vender la soberanía nacional, asesinar familias enteras o entregarse al narcotráfico para continuar amasando más dinero sucio. 

En la historia más reciente, Carazo le ha dado la espalda a Daniel Ortega en varias ocasiones, como preparando el momento definitivo de terminar con un gobierno que regreso al poder montado en falsas promesas de cambio. En enero del 2006, un caraceño de pura cepa puso en jaque el poder omnímodo de quien se consideraba el predestinado a gobernar de nuevo nuestro país. Herty Lewites retó al dictador e hizo tambalear sus estructuras, su lanzamiento político fue un fenómeno pocas veces visto y hubo que asesinarlo para darle fin a una esperanza de democratización partidaria que nacía. Esta ruptura se mantuvo hasta el 2008, cuando tuvieron que hacer un fraude colosal para revertir el rechazo hacia el falso profeta. El 2011 se profundiza la distancia de Carazo con el liderazgo desgastado del orteguismo, expresándose en los resultados de un proceso electoral igualmente fraudulento, pero que rompía la cohesión tan cacareada del traicionado sandinismo, con la aparición del Grupo “Sandino Vive”. Llegarían las elecciones del 2016 y 2017 y nuevamente Carazo expresaría su rechazo al régimen con los más altos niveles de abstención a nivel nacional, nuevamente el pueblo le cerraba las puertas y le daba la espalda al tirano, en un aviso de lo que vendría poco tiempo después. 

El 19 de Abril del 2018 vendría la ruptura total y definitiva entre quienes aspiraban a un futuro distinto y los que vivían anclados en un pasado indigno, de oprobio y de vergüenza. Eran unos pocos lo que aún se mantenían fieles a las dadivas, a los abusos que les permitían los cargos partidarios, al robo descarado de las sobras de la cooperación venezolana. Vendría la furia popular el 21 de Abril, que se descargaba en una casa que muchos años atrás había sido robada impunemente a una familia honorable de Jinotepe. La mayoría del pueblo se complacía de ver reducido a cenizas el símbolo de la ignominia, de la desvergüenza y del cinismo, al igual que lo hacían cuando caían estrepitosamente las pesadas estructuras metálicas que simbolizaban las creencias esotéricas de la Vicepresidenta. Era el pueblo que decía basta a un régimen que no tuvo empacho en agredir, asaltar y vejar a estudiantes universitarios y pobladores que los apoyaban, cuando se dieron los acontecimientos que se conocieron como OcupaINSS en el año 2013. Era el mismo pueblo que rechazaba a los autores de la masacre de Las Jaguitas o a los asesinos de los niños en La Cruz de Rio Grande. Fue el mismo pueblo que rechazó a los atacantes la madrugada del 12 de Junio del 2018 propinándoles una dolorosa derrota. Ese pueblo que al día siguiente amanecía trancado de lado a lado para auto protegerse de los asesinos que gozaban de impunidad para asaltar supermercados, asesinar jóvenes y hasta niños, sin importar se lo hacían a balazos o carbonizándolos. 

Y llegaría el fatídico 8 de Julio, cuando más de 2500 criminales uniformados llegarían con los primeros rayos de sol a asesinar a un pueblo que se defendía de quienes pretendían darle una lección por el solo hecho de haber dicho basta. Fueron muchos los que cayeron valientemente portando un mortero y una pañoleta azul y blanco. Al igual que 40 años atrás, jóvenes jinotepinos, caraceños se reencontraban con quienes cayeron en una lucha desigual contra la Guardia Nacional. José María Campos, Marcos Villalobos, Vicente Rapacciolli, Josué Mojica, Miguel Obando, Ricardo Largaespada, Jeffrey Calero, Gerald Barrera, Douglas Acevedo, Faber López, Bismarck Arias, Luis Acevedo, Carlos Ochoa, José Manuel Narváez, Bismark Padilla y Gerald Villavicencio se abrazaban con Arlen Siu, Hugo Arévalo, Chu Castellón, Marlon Calderón, Fanor Chevez, Jorge Matus Téllez, Santiago López, Álvaro Sánchez, Mauricio Duarte y con muchos jóvenes más que cayeron defendiendo sus ideales de Libertad, de Justicia, de Paz y de Democracia.   

Honor y Gloria a los Caídos!

La sangre derramada nunca será en vano! 

Ni Perdón, Ni Olvido!