sábado, 17 de agosto de 2013

LA EXPLOSIVA SITUACION DEL NORTE DEL PAIS

“Si no puedes negar las malas noticias,
Inventa otras que las distraigan”.
Joseph Goebbels
Ministro de Propaganda Nazi


De un tiempo relativamente corto a la fecha, los medios de comunicación han estado informando constantemente acerca de la explosiva situación en que se encuentra el campo nicaragüense, sea este en la región del centro - norte del país, Jinotega y Matagalpa, o en la zona central de las dos Regiones Autónomas, más concretamente el territorio comprendido entre el triángulo minero (Siuna, Rosita y Bonanza), La Cruz de Rio Grande, Wapi, al norte de El Rama y Mulukuku, no por coincidencia, el escenario del conflicto bélico de los años 80’s. El caso es que desde hace más de un año, algunos obispos católicos que se encuentran ubicados en las diócesis que abarcan estos territorios, venían planteando no solo la existencia de grupos armados, sino la posibilidad de que la situación en el campo empeorara  aún más en el corto plazo.

Ante las advertencias hechas por los obispos y otros sectores sociales, las autoridades, por supuesto, prestaron oídios sordos, y como siempre, la reacción fue de descalificación a quienes hicieron las denuncias. El régimen de Ortega, como el avestruz, prefirió meter la cabeza en la arena para no ver el conflicto que se vivía, ya que la soberbia gubernamental, alimentada por las encuestas que juran y aseguran amor puro a la pareja presidencial, prohíbe reconocer que existen grupos armados en el norte del país. Sin embargo, la situación se ha vuelto tan grave, que han tenido que aceptar a medias que en el campo hay una crisis, y de mayores dimensiones de la que ellos están dispuestos a admitir. 

No reconocer los hechos no significa que estos no existan, lo cual a todas luces es una estrategia equivocada y no hay que ir tan largo para comprobar esto. Solamente buscar dentro de la propia historia del FSLN para saber que cuando oficialmente se pretende ignorar la existencia de grupos armados con carácter político, el pueblo se interesa aún más por conocerlos y muchos al final terminan simpatizando con ellos si consideran que sus planteamientos son justificados. Pero lo más triste del caso, es la respuesta oficial de enviar a la Primer Comisionada Granera Sacasa a resolver, en menos de una semana, un conflicto que tiene muchos años de estar ahí. La aparatosa entrada de la Jefa de la Policía a Mulukuku, trotando al frente de una compañía del ejército y 50 policías, destacada en la televisión nacional, no hacen más que confirmar la ignorancia del régimen de las causas que han provocado este estado de cosas.

LAS CAUSAS DEL PROBLEMA.

Perdida de confianza en el sistema electoral. Luego de varios fraudes electorales, acompañados de la prepotencia gubernamental de quitar autoridades electas legítimamente para poner a los títeres edilicios del orteguismo, muchos pobladores consideran que la alternativa cívica para quitar gobernantes ha desparecido y que la única forma es mediante la fuerza. En carne propia han comprobado en algunos territorios, que policía y ejército se han coludido con el partido de gobierno para cometer verdaderas tropelías electorales. Perseguidos, capturados, vejados en las cárceles, asaltados por las mismas autoridades, entre otras, ha sido la respuesta oficial a los reclamos de la población por los reiterados robos en varias elecciones. Una ira contenida que tarde o temprano sale a luz.

Abandono del Estado. Históricamente, la zona rural de Nicaragua ha sido eternamente abandonada por las autoridades nacionales en todos los gobiernos. Infraestructura en pésimas condiciones para poder sacar la producción agropecuaria; falta de programas de crédito de la institución financiera que supuestamente debería estar presente en la zona por parte del gobierno, el Banco Produzcamos; falta de programas de asistencia técnica a los pequeños productores agropecuarios que les facilite mejorar los sistemas productivos y por consiguiente la productividad; ausencia de proyectos de desarrollo rural que permitan el acceso a una mejor tecnología productiva y generen mayor valor agregado a sus productos; falta de apoyo gubernamental en la búsqueda de nuevos mercados y nuevos productos, son entre otros, los déficit del estado en el campo. Mientras el orteguismo no los vea como votos, seguirán siempre en el olvido.

Latifundismo al amparo del poder. El tráfico de tierras en la zona norte se convirtió en plaga endémica luego de la derrota electoral del sandinismo en el 90. Unos al amparo del poder y otros al amparo de la plata (unas cuantas de dudosa procedencia), se dieron a la tarea de apropiarse de la mayor cantidad de tierras posibles, enviando a la indigencia a cantidades de familias campesinas que eran propietarias de pequeñas parcelas o de cooperativas. Esto ha empujado al campesinado hacia las zonas de amortiguamiento de las reservas biológicas del país y detrás de ellos, como verdaderos carroñeros, a los traficantes de tierras, de viejo y de nuevo cuño. Un campesino sin tierra es un potencial recluta de cualquier  “grupo delincuencial” que lo enamore y convenza y de ahí, a plantear reivindicaciones políticas, es cuestión de tiempo.

Narcotráfico. La plaga del siglo ha penetrado profundamente en comunidades enteras de las Regiones Autónomas del Atlántico. El abandono gubernamental, la pobreza, la ignorancia, la falta de empleos, la exclusión social, el aislamiento y un sector de la población predispuesta a la búsqueda del dinero fácil, son el caldo de cultivo que ha aprovechado el narcotráfico para asentarse en la zona y usarla como almacenes y corredores para el traslado de la droga al Pacifico, en ruta hacia México y los Estados Unidos.

Pobreza y falta de oportunidades. La pobreza general y la extrema pobreza en el campo alcanzan ribetes alarmantes. Los famosos programas gubernamentales de reducción de la pobreza se han concentrado en las zonas urbanas, tal a como lo demostró en su momento el economista independiente Adolfo Acevedo. En su análisis, tomando cifras oficiales, Acevedo comprobó que el 70 % de los beneficiarios de los programas eran no pobres y el 62 % estaba ubicado en las zonas urbanas. El verdadero objetivo de dichos programas ha sido el de comprar conciencias y votos, no combatir la pobreza. Abandonados a su suerte y en medio del eterno olvido gubernamental, sin fuentes de empleo ni oportunidades de una vida mejor para ellos y sus hijos, quedan muy pocos caminos, uno de ellos el que algunos están tomando y que no quieren reconocer las autoridades.

Trafico de madera. Otro de los males endémicos que surgió luego del 90. Ministros, diputados, tagarotes partidarios y otros especímenes, amparados en el poder, se trasformaron en verdaderos depredadores de los bosques de nuestro país. Una nueva mafia había surgido, la mafia maderera. Utilizando al campesinado sin tierra, los convirtieron en colonos “especialistas en agricultura migratoria y ganadería extensiva”.  A partir del 2007 surgió una nueva especie, una mutación mucho más poderosa y resistente que todas las anteriores: ALBA FORESTAL. Con el cuento de sacar la madera tumbada por el Huracán Félix, que dicho sea de paso, a estas alturas la mayoría está podrida por efectos de la naturaleza, se han convertido en los mayores depredadores que existen en el país. Son los únicos autorizados a sacar madera de las Regiones Autónomas, de ahí la “preocupación” por dominar los Concejos Regionales, y si alguien se aventura a querer competir con ellos, ya sea legal o ilegalmente, la policía se encarga del resto. Las noticias graficas mostrando el equivalente a más de 5,000 árboles de gran tamaño, montados en rastras y detenidos por las eficientísimas autoridades policiales, no pudo haber sido más elocuente. El campesino pobre ve estos abusos y los procesa, sacando sus propias conclusiones. 

Crisis del Café. Pronto se va cumplir un año de la aparición de la plaga de la Roya en nuestro país y mientras el resto de los países de Centroamérica tomaron medidas inmediatas e impulsaron políticas de Estado para proteger el rubro y a los productores de café, en Nicaragua es más importante la construcción de una rotonda a San Hugo, que implementar un plan de nación para ofrecer soluciones a los más de 30 mil pequeños productores cafetaleros propietarios de las aproximadamente 60 mil manzanas de café que han sido afectados por el hongo en sus cafetales. Nuevamente, el pequeño productor del campo abandonado a su suerte por un gobierno que de la boca para afuera se auto proclama abanderado y defensor de los pobres. Nuevamente los pequeños productores acechados por los geófagos, que sabedores de la situación económica en que estos se encuentran, pretenden comprarles sus parcelas y otra vez la historia conocida, de antiguos propietarios a jornaleros sin tierras, de jornaleros sin tierras a …

Remanentes ideológicos de la guerra de los 80’s. Finalmente, una de las causas que quizás sea la menor, pero que está ahí, latente y que sale a flote cada vez que se dan los abusos de este régimen, que dicho sea de paso, día a día son más frecuentes, que ya parecen la forma normal de gobernar. Al día de hoy, los grupos armados en el norte parecieran tener más coincidencias con la antigua contra, que con sectores que alguna vez fueron afectos al gobierno actual, lo cual pudiese marcar una tendencia, si no ideológica, al menos política, que pondría en riesgo a quienes sean identificados como miembros del partido en el poder.

Las causas expuestas pueden ser solo una parte de lo que está provocando la actual situación en el campo de nuestro país. Pretender negarlas o desconocerlas, además de ignorancia, demostraría una soberbia sin límites, o ambas cosas a la vez, pero que tarde o temprano tendrá consecuencias previsibles para todos los nicaragüenses.