sábado, 10 de septiembre de 2011

ILEGALIDAD E IMPUNIDAD: EL PLAN “A” DE ORTEGA

Todo parece indicar que Ortega y el orteguismo han decidido que la mejor opción para agenciarse con el triunfo electoral el próximo 6 de Noviembre es desmotivando y desmovilizando a la población (Plan A), para evitar tener que hacer el fraude que ya está montado y que se viene aplicando invariablemente (Plan B), si las circunstancias así lo ameritaran, dichas circunstancias son, lógicamente, el voto masivo de los nicaragüenses. La idea es crear las condiciones sicológicas entre la gente, que propicien un abstencionismo en la masa de votantes que históricamente han votado en contra de Ortega y se lleve la victoria sin que nadie, ni adentro ni afuera, cuestione tal triunfo electoral. Un 30 % de abstención sería suficiente para que los objetivos del Plan A se cumplan. 
Desde la toma de posesión en Enero del 2007, el Presidente Ortega inició un plan para asegurar el continuismo en el  poder, utilizando las vías democráticas, algo similar a lo ejecutado por su mentor Hugo Chávez en Venezuela. Usar la democracia para crear una dictadura. Las elecciones de Noviembre del 2011 serían en todo caso, el pasaporte para la reelección, por demás inconstitucional. El objetivo fundamental  del Plan está claramente delineado en La Estrategia de Comunicación “La Campaña de la Victoria” de Febrero del 2010: “Ganar holgadamente la elección presidencial del año 2011. Aseguramos así la continuidad de nuestro Proyecto transformador, y aseguramos la consolidación de nuestro modelo de Justicia Social en Nicaragua.
Conocedores de que en todas las elecciones pasadas han sido minoría, la división de la oposición en el 2006 y la más que sospechosa creación de condiciones, por parte de Arnoldo Alemán, para allanar el camino a Ortega en su retorno al poder, permitieron que el país atraviese el duro camino que hoy estamos transitando, la consolidación de una dictadura, que se sirve de las facilidades que presta el modelo democrático, a la que se agrega la ilegalidad e impunidad propia de quienes no están dispuestos a entregar el gobierno, ya que el mesianismo y la fatalidad fundamentalista de la que hacen gala no se los permiten. 
Primero se dieron a la tarea de crear las condiciones para que la ilegalidad que vendría después no hiciera tanto alboroto. Mediante decreto, el Presidente Ortega prorrogó los periodos de los 25 funcionarios de los distintos poderes del Estado a los que se les vencían sus periodos. Violación a la Constitución que muy pocos en la Asamblea Nacional quisieron y pudieron revertir. Unos comprados y otros haciendo gala de la complicidad que desde el año 2000 le restriegan a la población con toda la desfachatez del mundo, hicieron imposible que se respetara la Constitución. También hay que decirlo con toda claridad, la gente en las calles tampoco fue capaz de protestar con la vehemencia necesaria, para poner a los violadores en su justo lugar y el mensaje que entendieron los facinerosos era que El que calla otorga.   Parecía ser que la consigna que llegaría en poco tiempo era de: o todos limpios o todos sucios.
Luego fue la búsqueda de la forma como inscribir a Ortega como candidato presidencial. Los sesudos asesores legales, ante la prohibición constitucional, solamente tuvieron como opción y argumento, por increíble que parezca, declarar inconstitucional la propia Constitución Política. Se logró dar el primer paso en la ruta continuista ante la impavidez de toda la nación. Protestaron unos, guardaron silencio otros, pero la candidatura ya es un hecho y no importa si en su logro se demolió el Estado de Derecho que poco a poco se había venido construyendo y, en alguna medida, respetando por los gobiernos anteriores. Muy pocos protestaron. Nuevamente los aliados de ocasión permitiendo la violación a la Constitución y los falsos opositores hablando hasta por los codos en contra del hecho consumado, pero siempre sumisos al dictador.
Tocó el turno en la impunidad y la ilegalidad a los árbitros del juego. Revestidos de la más absoluta ausencia de calidades morales, sobrepasando con excesiva holgura los límites de la decencia y rayando en la más pura delincuencia, los jueces nombrados para dirimir la contienda son algo así como zorros hambrientos cuidando un gallinero. El jefe de los árbitros encargados de pitar el partido, ha sido denunciado públicamente de asaltar a su gusto y antojo al erario público, se muestran día a día los sacos de plumas de miles de gallinas peladas rampantemente frente a todos nosotros.
Condominios, vehículos de lujo, casas de playa, aviones, fincas, dinero a manos llenas del presupuesto de la institución, estilo de vida que choca y lastima a la inmensa mayoría de la población que transita entre la pobreza y la pobreza extrema, son las credenciales de quien debiera de ser el más pulcro, creíble y transparente de los ciudadanos de este país. O todos sucios o todos limpios, y en estas condiciones entre más sucio mejor, total, si Ortega quiere celeste que le cueste, pareciera ser la lógica de tan escandaloso personaje.
Paralelo a esto, se nombra un Fiscal Electoral que al mejor estilo de los tres monitos, el hombre no ve, no oye y tampoco habla. Se comete transgresión tras transgresión a las normas electorales y no hay problema. Se sacan a niños de colegios y a trabajadores del estado a hacer propaganda partidista al orteguismo casi todos los días y no pasa nada. Las instituciones del estado convertidas en casas de campaña del partido de gobierno y todo tranquilo. “Se investigará, hasta el momento no he visto nada, nadie ha venido a denunciar, mandaremos una comisión a verificar las denuncias”. Una cantinela que pretende matar por aburrimiento a la ciudadanía o que se acostumbre a que este es el reinado de la impunidad, en la que Ortega es el Rey. 
Y para rematar la cosa, el 5 recién pasado, haciendo uso de los poderes omnímodos que Ortega mismo se ha recetado, decreta la continuidad de la Primer Comisionada Aminta Granera al frente de la Policía Nacional. Todos los poderes del estado en la ilegalidad. Hacían falta las Fuerzas Armadas para consumar el que todos estén sucios y que la suciedad propia no se note mucho. Con el Ejército no se pudo, ya que para el traspaso de mando todavía falta tiempo, sin embargo no desaprovechó el 2 de Septiembre, para dar su paseadita con el General Avilés en las calles de Managua, con la intención de decirle a la gente que la institución castrense lo acompaña en esta sarta de ilegalidades e impunidades. Una pringadita que no esta demás.
Con la Policía fue más fácil ya que las condiciones se prestaron para la ensuciada. Se aprovechó la celebración del 32 aniversario de su fundación, para consumar un acto que transgrede las leyes propias de la Institución. Se deja indefinidamente en su cargo a la Primer Comisionada Granera, creando un verdadero tapón en el escalafón y dándole tiempo a que el consuegro esté en la línea de sucesión.
Ilegalidad e Impunidad a toda hora para propiciar el hastío en la población que genere la abstención necesaria y no tener que hacer fraude para continuar en el poder hasta donde sea posible. Ante esto, la respuesta de todos los nicaraguenses debe ser el voto masivo de la población que, ansiosa de Justicia, Democracia y Paz frene el 6 de Noviembre las pretensiones reeleccionistas, continuistas y dictatoriales de un candidato inconstitucional, como todos los funcionarios que lo acompañan camino al abismo.