A partir del triunfo electoral del Presidente Ortega en las elecciones nacionales del 2006, consistentemente se ha venido desarrollando una campaña mediática por parte de los ideólogos del orteguismo, para hacer creer y dar la sensación que son mayoría, no solamente entre los ciudadanos aptos para votar, sino entre la totalidad de la población nicaragüense. Evidentemente, la estrategia apunta a desmovilizar a los votantes que eventualmente participarán en la contienda del próximo 6 de Noviembre, bajo la premisa de que después de asumir el poder en Enero del 2007, una nueva mayoría se ha consolidado en el espectro político y social nicaragüense bajo la égida de Ortega, el que asume representar a los pobres de nuestro país, quienes efectivamente han sido mayoría desde tiempos inmemoriales.
De acuerdo a los datos oficiales, la pobreza en Nicaragua es del 42,5 por ciento, mientras que la pobreza extrema es del 14,6 por ciento. Se consideran pobres en Nicaragua a quienes viven con 2,08 dólares al día y pobres extremos a los que viven con 1,08 dólares por día. En números concretos y según las cifras anteriores, los pobres en nuestro país suman 2,472,097 habitantes, de los cuales 849,238 ciudadanos se encuentran en condiciones de pobreza extrema si consideramos que la población total es de 5,816,700 habitantes, según el último informe del Banco Central. Si asumimos como verdadero el Mito 2, de que Daniel Ortega es el Presidente de los Pobres de Nicaragua, todas las elecciones anteriores las debió haber ganado por abrumadora mayoría, lo cual demuestra una vez más, que una cosa es el discurso populista, mentiroso y otra la realidad que se sustenta con cifras y hechos concretos que no admiten torpes manipulaciones. Y si no veamos.
En 1984, cuando se realizó la primera elección presidencial, el entonces Coordinador de la Junta de Gobierno obtuvo 735,962 votos de 1,098,943 votos validos, lo que equivalió al 67 % del sufragio electoral. Sin embargo, el total de ciudadanos inscritos para estas elecciones fueron 1,551,597 por lo que los votos obtenidos por el FSLN representaron realmente el 47 %. Recordemos que fue una elección casi sin oposición y en plena guerra civil.
En las elecciones de 1989, el FSLN obtuvo 580,008 votos, una reducción de 155,954 votos en relación a las elecciones del 84. Esto representó el 40.82 % del total de los votos válidos que fueron 1,420,544. El total de inscritos fueron 1,752,088 nicaragüenses, por lo que el porcentaje obtenido realmente fue el 33 %. Fue el año de la victoria de Violeta Barrios de Chamorro y el inicio de los sucesivos gobiernos de abajo, en medio y de al lado del Gallo Ennavajado.
Para las elecciones de 1996, el naciente orteguismo obtuvo 665,142 votos, habiendo incrementado 85,134 votos respecto a la votación anterior. Esto le significó el 37.8 % del sufragio electoral ya que los votos validos en esa elección fueron 1,757,775. Sin embargo, el total de inscritos fueron 2,421,067 ciudadanos, dejándolo en realidad en el 27 % del porcentaje electoral. Fue su segunda derrota al hilo, esta vez a manos del ex alcalde de Managua, Arnoldo Alemán, quien pocos años después se convertiría en su mejor aliado para volver al poder.
Las elecciones del 2001 representaron para Ortega uno de los mejores momentos de su prolongada carrera política, ya que logró 895,666 de 2,117,180 votos validos, para un 42.3 %, el más alto en toda su historia post revolucionaria. No obstante, el total de inscritos para esta elección fue de 2,895,890 votantes, lo que significó que realmente obtuvo el 30.9 % de los votos. Fue el año del debut de la famosa Convergencia, que representó para el orteguismo un aumento de 230,524 votos comparado con la elección anterior. Por tercera vez caía derrotado, ahora a manos de Enrique Bolaños y fue durante este gobierno que sacó lo mejor de su repertorio conspirativo, inspirado en las más puras lecciones de Nicolás de Maquiavelo. Pactó con Bolaños. Encarceló a Alemán. Rompió con Bolaños. Excarceló y re pactó con Alemán. Sometió a Bolaños y mantuvo al filo de la cárcel a Alemán.
Llegamos finalmente a las elecciones del 2006, año del tan ansiado triunfo electoral luego de sus tres intentos fallidos anteriores. En estas elecciones el orteguismo obtuvo 918,764 de 2,438,908 votos validos, para un 37.8 %. Apenas incrementó en 23,098 votos respecto a los obtenidos en el 2001. En relación al total de inscritos, 3,665,133 ciudadanos, su porcentaje electoral fue en realidad del 25 %. Todavía se espera, cuatro años y medio después, que el Consejo Supremo Electoral de a conocer el 8 % de los votos que no han sido reportados, lo que podría significar que el porcentaje alcanzado por el orteguismo se reduzca aun mas.
Como se puede apreciar, Daniel Ortega y el orteguismo están muy lejos de ser mayoría entre los nicaragüenses y a como se demuestra con cifras oficiales, en las elecciones pasadas tuvo un incremento paupérrimo de votantes, convencidos o inocentes creyentes del beneficio que podía traer al país su gobierno. Las causas del triunfo electoral del 2006, aparte del oprobioso “Pacto de los Mengalos” suscrito entre los caudillos Ortega y Alemán, también hay que ubicarlas en la desidia de los nicaragüenses en ir a depositar su voto y mantener con vida el sistema democrático alcanzado en 1990.
El abstencionismo se ha venido incrementando consistentemente en nuestro país, por lo que la culpa de que Ortega esté en el poder y pretenda reelegirse de manera inconstitucional e ilegal, además de Alemán, es también de los que se ausentan a los procesos electorales por las razones que sean. En 1990 el abstencionismo fue del 13.77 %. En las elecciones de 1996 aumentó al 23.61 %. Durante los comicios del 2001 alcanzó el 26.81 % y para las elecciones del 2006 se ubicó en el 33.16 %. En esta ultima, prácticamente un tercio del total de los votantes se quedó tranquilamente en sus casas y es muy probable que durante estos años de desgobierno danielista renieguen de Ortega, de la oposición, de la carestía de la vida, de la conculcación de las libertades ciudadanas, de la pérdida de la institucionalidad y el estado de derecho, del desempleo y de la corrupción gubernamental. Ojala y se den cuenta que ellos también tienen parte de culpa de este desastre de gobierno y no vuelvan a cometer el mismo error.
El mejor escenario para el Presidente Daniel Ortega en las elecciones del próximo 6 de Noviembre es que se mantenga, al menos, el mismo nivel de abstencionismo del 2006, con eso tendría asegurada la victoria por quien sabe cuántos años más, ya que de acuerdo al documento “Proyecto Socialismo del Siglo XXI, Hermandad Revolucionaria” plantean que hay que: Asegurar no entregar el poder hasta después de tres mandatos continuos del sandinismo. Es decir después de 15 años de gobierno revolucionario.
El pueblo nicaragüense, la verdadera mayoría, tiene la última palabra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario