En los últimos días, dos noticias han contrastado en la Nicaragua de hoy, al decir de los gobernantes de turno, la Nicaragua Cristiana, Socialista y Solidaria. Una de ellas son los datos de reducción de la pobreza ofrecidos por la Fundación Internacional para el Desafío Económico Global, FIDEG, cuyo presidente es el funcionario gubernamental en el Banco Central de Nicaragua, Dr. Alejandro Martínez Cuenca y en la que se destaca la disminución de la pobreza en las zonas rurales. De acuerdo al citado informe, 124, 900 personas salieron de las condiciones de pobreza general rural.
Es precisamente en las zonas rurales en donde se han concentrado la mayoría de los programas de Seguridad Alimentaria financiados por la cooperación internacional, muchos de los cuales han sido despreciados por la soberbia gubernamental y la politiquería ciega de quienes se dicen salvadores de los pobres, abandonando el país y llevándose los tan necesarios recursos para la población más vulnerable. Es en estos territorios donde las condiciones de pobreza y pobreza extrema son altamente preocupantes y que se agravan debido a una serie de elementos entre los que se destacan: las condiciones climáticas negativas que en algunos casos afectan la cosecha campesina, la baja productividad de los factores productivos, núcleos familiares numerosos, atraso tecnológico, limitado acceso al crédito para la actividad agrícola, pocas condiciones para la comercialización de la producción campesina y la dificultad del transporte para sacar la producción, entre otras.
Resulta difícil creer que se haya reducido la pobreza en estos sectores, cuando las condiciones citadas anteriormente apenas han cambiado y los ingresos, de acuerdo a la evidencia que reflejan los programas y proyectos implementados en los municipios más pobres de las zonas rurales, no han tenido mayor variación por mucho que se quieran maquillar las cifras oficiales.
El gobierno ha implementado el programa Hambre Cero a través de la entrega de los Bonos Productivos Alimentarios, BPA, bajo una concepción partidista, excluyente y clientelista y esto no resuelve la inmensa pobreza en el campo, por mucho que los voceros del gobierno, asalariados o de oficio, pretendan hacérnoslo creer. Si tenés carnet del partido, tenés derecho al bono, por lo que se deduce que en el campo hay pobres VIP y pobres de segunda, en cuyo caso, serían los primeros los que han elevado el consumo y han salido, por consiguiente, de los limites de pobreza extrema y pobreza general.
Sería interesante conocer de parte del gobierno las cifras de cuanto de lo entregado todavía existe en manos de los beneficiarios originales, cuánto fue consumido ya (gallinas y cerdos) y cuántas vacas paridas o preñadas fueron vendidas, sin que se hayan cumplido los objetivos pretendidos. Muy probablemente se encontrarán con la misma información relacionada con las láminas de zinc en las zonas urbanas, entregadas sin más criterios que la filiación partidaria. Los verdaderos beneficiarios fueron los dueños de ferreterías y negocios de venta de materiales de construcción, quienes plata en mano, compraron láminas de zinc baratas, resolviendo algunas carencias inmediatas a los premiados, algunos realmente pobres y otros no tanto.
La otra noticia y que contrasta notablemente con la pobreza crónica del campo, es la apertura de un nuevo canal de televisión, que por increíble que parezca y sin rubor alguno, se anuncia con bombos y platillos que los propietarios son tres nóveles empresarios, hijos de la todopoderosa pareja presidencial. Asumimos que esto forma parte de las cifras de diminución del desempleo en nuestro país y que pronto formarán parte de las alegres estadísticas que nos anuncia cada vez y cuando el presidente Ortega, el presidente de los pobres no tan pobres de nuestro país.
Mientras los ricos – ricos se enriquecen mas y sus negocios florecen como hongos después del aguacero, los pobres – pobres salen por decreto de la pobreza. Con el 3 % de desempleo anunciado por el presidente, Nicaragua ha pasado a ser un país con pleno empleo, la aspiración de muchos países del primer mundo, con una base industrial desarrollada, PIB de varios miles de millones de dólares o euros, poseedores de una elevada base tecnológica y con una plataforma educativa e investigativa de primerísimo nivel. De acuerdo al discurso oficial, deberíamos de ser la envidia del resto de países del área, solo que afuera no abundan los tontos que se tragan todo lo que se dice en las comparecencias hechas ante audiencias cautivas y abusando de la paciencia de los televidentes.
Afuera saben, como miles de adentro también lo saben o lo intuyen, que una cosa son las cifras amañadas y acomodadas al gusto de los poderosos y otra cosa es la miseria que viven cientos de miles de nicaragüenses que habitan las zonas rurales, semi rurales y urbanas. Debe ser que es debido al descenso del desempleo que pregona alegremente el Presidente Ortega, que los índices de delincuencia, violencia y prostitución se han disparado en nuestro país. A menos de que esto se haya convertido en un hobby para los nicaragüenses, alguien nos quiere dar atol con el dedo.
Pretender hacer creer que las remesas han elevado el consumo de las familias y han mejorado el nivel de vida de quienes reciben dinero del exterior, es estar completamente ciegos y ajenos al drama que viven las familias, que han visto partir a uno o más de sus miembros para poder tener un empleo que garantice el sustento familiar, a costa de la desintegración de la familia, núcleo principal de nuestra sociedad.
Muy probablemente los negocios de la familia presidencial continuarán creciendo, hay dinero suficiente de la cooperación venezolana, privatizada ilegal e inmoralmente, para hacerlo, pero esto solamente es el reflejo de la prosperidad de quienes tienen el poder para enriquecerse, precisamente al amparo del poder que detentan. El resto del país, pobres y no pobres, continúa como invitado de piedra, viendo los toros de largo y unos pocos recogen las migajas que caen de la mesa de los glotones.
Esto sólo significa, que al igual que en los 45 años del somocismo, una familia que se rodea de parásitos, se enriquece a costa del erario público, mientras la mayoría de los nicaragüenses está condenada a pagar los abusos que se hacen en las alturas, tal a como sucedió con el desvío de los vehículos Lada que venían a cooperativas de transportistas aliados del orteguismo y fueron a parar al canal de televisión de los hijos del presidente; o como la brutal alza de la energía eléctrica anunciada por las autoridades gubernamentales, que como magos de feria, nos sacan el dinero de los bolsillos, nos lo prestan con intereses y tenemos que pagarlo en una factura eléctrica que cada día sube como la espuma, igual que los negocios de la familia presidencial; o como la anunciada reforma al Seguro Social, en la que los actuales jóvenes trabajadores y cotizantes de hoy, tendrán que jubilarse a los 65 años y cotizar el doble de lo que se cotiza actualmente, pasando de 750 semanas a 1500 semanas.
Mas Cristiano, Solidario y Socialista no se puede ser. A como dice el refrán popular, con amigos como estos, para qué queremos enemigos!
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