lunes, 19 de septiembre de 2011

A UN MES DEL CRIMEN, TRES VERSIONES DISTINTAS Y UN SILENCIO COMPLICE

Hoy se cumple un mes del crimen del Padre Marlon Pupiro y nada de la versión oficial, mantenida contra viento y marea hasta el día de hoy, convence ni a la población ni a sus familiares, por más que las autoridades se empeñen en pretender dar por cerrado el caso asumiendo que el asesinato fue cometido por un solitario y auto inculpado criminal, conocido entre la población de La Concha como el “Súper Mesero” o “El Increíble Hulk”. Si no fuera por lo serio del caso esto motivaría a risa, sin embargo, es parte de la burlesca reacción de los habitantes de La Concha ante la respuesta oficial del gobierno por el atroz crimen.
Existen una serie de razones técnicas que no calzan en la versión dada por la Policía y que muchos han abundado en explicaciones a través de los diferentes medios. Estas son, entre otras: 1) El hecho de haber dejado las llaves pegadas en su habitación, luego de que supuestamente iba a llevar a sus casas a algunas personas que se lo solicitaron, después de una boda en la que estuvo antes; 2) Que el supuesto asesino cargaba, muy convenientemente, potentes pastillas para dormir; 3) Que el robo fue la principal motivación, cuando ya el padre estaba dormido bajo el efecto de las famosas pastillas y a merced del supuesto ladrón; 4) El extenso recorrido, de día y de noche, con el cadáver del Padre Marlon, entrando y saliendo de moteles y negocios; 5) Que el peso del cadáver era de aproximadamente 250 libras y el auto inculpado asesino tenía problemas en su columna, según sus familiares; 6) Que de acuerdo a la versión de sus familiares, el Padre no ingería licor, contrastando con la versión de la Policía, de que había estado tomando en el restaurante donde trabajaba su supuesto asesino, hasta altas horas de la madrugada; 7) Las contradicciones entre el primer informe forense y la posterior versión policial, en el que se mencionaba haber sido quemado en los pies, en clara señal de tortura y haber recibido un disparo en la parte trasera de la cabeza, al mejor estilo de una ejecución.  
Sin embargo, aparte de estas evidentes contradicciones y lagunas, hay varios elementos previos y posteriores a la versión oficial que motivan a la reflexión. Primero, de parte interesada se dio un proceso de filtración de información posterior al informe forense, en la cual se colocaba al Padre Pupiro como asiduo visitante del Restaurante La Borgoña, para acondicionar a la población de que este ingería licor regularmente. Segundo, las mismas filtraciones y el retrato hablado (Identikit) del principal sospechoso, convenientemente dibujado, pretenden ubicar al Padre Pupiro ante la opinión pública con claras tendencias homosexuales. Estos dos suspicacias, bebedor y homosexual, persiguen un solo objetivo, acondicionar a la población, sin decirlo, que el móvil del crimen, además del robo, tuvo ribetes pasionales.
Esto, en términos conspirativos, se llama Ablandamiento de la Opinión Pública y persigue que, de previo, la gente haga sus propias conclusiones, poniendo en duda la integridad del sujeto de interés, en este caso el sacerdote y disminuir las dudas relativas a la versión oficial. Tercero, posterior al pronunciamiento de la policía y luego de la valiente reacción de la Conferencia Episcopal rechazando el mismo, elementos del oficialismo se han dado a la tarea de convencer a personas notables de La Concha, para que estos a su vez convenzan a la gente en la que tienen influencia, de que lo dicho por la policía es la verdad y que el único culpable ya declaró, está preso y esperando por una larga condena, que no podrá ser menor de los 30 años.
Pero la población de La Concha maneja otras versiones del crimen, robustecidas estas por la serie de cabos sueltos que ellos mismos han empezado a atar. Posiblemente sean elucubraciones propias de quienes no aceptan como cierto lo que se les pretende hacer creer, sobre todo cuando al interior del círculo más cercano de trabajo y de los familiares del Padre Pupiro, conocen más de cerca como era este en realidad, tanto en su relación con la comunidad católica y en su vida personal.
La primera versión que se maneja es que al Padre, por alguna vía, le llegó información relacionada con actividad del narcotráfico, que informó a alguien y este alguien filtró la información a quienes posteriormente lo esperaron en su casa de habitación, para, antes de asesinarlo, sacarle toda la información que había comunicado, incluida la fuente por supuesto. El primer informe forense reflejaba quemadura en los pies y disparo en la cabeza, lo que se corresponde con un posible cuadro de tortura y ejecución. El pueblo se pregunta si hay alguien poderoso detrás, como para motivar toda una conspiración.
La segunda versión que el pueblo manifiesta en las calles de La Concha, es que “alguien caído” conspiró contra “los que lo botaron” para montar toda la trama y perjudicar a estos últimos, de cara a las elecciones del próximo 6 de Noviembre. El problema de esta versión es que si ese “alguien caído” no goza de la protección oficial, puede ser inculpado y enjuiciado, a menos que sea lo suficientemente poderoso como para “persuadir” de la “inconveniencia” de estas intenciones.
La tercera versión es que la trama fue montada “desde arriba” para dar una lección a los “curas”, que están atacando mucho al poder y están poniendo en peligro la “estabilidad” del proyecto continuista. El claro mensaje a transmitir es que “haremos lo que tengamos que hacer para no perder el poder”.
Como se puede apreciar, las tres versiones que se manejan en La Concha, producto quizás de la inconsistencia de la versión oficial y por consiguiente su poca credibilidad ante la opinión pública o sencillamente por la imaginación popular, exacerbada en la medida en que considera que no se le está diciendo la verdad, deja mal parados a la institución policial y al gobierno.
A como lo expresaron con toda valentía los miembros de la Conferencia Episcopal, el pueblo quiere LA VERDAD, pues cuando el mismo pueblo considera que no se le está diciendo toda la verdad, saca sus propias conclusiones de los hechos, motivados por la creencia de que se les está escondiendo algo, que hay silencio cómplice de parte de las autoridades y en consecuencia de que todo lo que se les ha dicho es falso.
La Conferencia Episcopal ha demandando con firmeza y contundencia la realidad de los hechos, independientemente de las revelaciones que salgan en el proceso de esclarecimiento del crimen del Padre Pupiro. Si se pretendió chantajear a la Iglesia insinuando lo que quisieron insinuar, que el sacerdote era bebedor y homosexual, fallaron. Esta conferencia ha demostrado entereza y valentía como nunca antes. Saben que Dios y el pueblo están con ellos y que ambos los acompañaran hasta las últimas consecuencias.
Por eso, a un mes del crimen, el pueblo exige JUSTICIA y demanda CASTIGO  para los culpables.

4 comentarios:

Necrossis_nk1 dijo...

Te felicito Roberto, tu comentario està bien fundamentado y el desarrollo del contenido es claro y preciso. No sabìa que tambièn eres articulista.
Pero tambièn me gustò el pensamiento de Martin Luther King: "Lo que mas me preocupa es el silencio de los buenos".
Saludos cordiales
Celso Canelo

Jorge Luis Calderón López dijo...

Buenos días Mayor Roberto, soy Jorge Luis Calderón López, periodista radial de León, doy la bienvenida a una de mis posibles fuentes de información para mi trabajo. Espero de su beneplácito para estar enlazados.

Anónimo dijo...

Mi estimado amigo, a simple vista y sin grande analisis se percibe que es un crimen pasional. Lo que sucede es que la iglesia no quiere reconocer que son un reducto de gay.

Abrazos fraternos,
Sandinsitas sobre todo.

RAFO.

roger perez dijo...

esto es para ANONIMO COMENTARISTA. eres tan bajo y cobarte como el basura de daniel ortega. deberias de quedarte vos mismo con tus comentarios. recorda que si no tenes algo bueno que decir, mejor cerra esas tapas sucia.