sábado, 1 de octubre de 2011

CONTINÚA LA GUERRA EN CONTRA DE LA IGLESIA CATOLICA

No temerás el terror nocturno,
Ni saeta que vuele de día,
Ni pestilencia que ande en oscuridad,
Ni mortandad que en medio del día destruya.
Porque has puesto a Jehová, que es mi esperanza,
Al Altísimo por tu habitación.
Del Salmo 91
Pareciera ser que los asesores o estrategas del orteguismo son los peores enemigos del Presidente Ortega y su inconstitucional esfuerzo por reelegirse nuevamente, pues de otra forma no tiene ningún sentido la lucha sucia, frontal y sin cuartel, que desde las filas del gobierno libran en contra de la Iglesia Católica, una lucha que cualquiera en su sano juicio sabe que está condenada al fracaso más rotundo, no sólo porque al final nunca el mal ha prevalecido sobre el bien, independientemente de que las fuerzas de la oscuridad tengan algunas victorias o “nuevas victorias” temporales, sino porque a la Iglesia le asiste la verdad, la razón y el apoyo de la inmensa mayoría del pueblo cristiano, incluso católicos orteguistas, que no están de acuerdo con lo que están viendo en los últimos días. No está de más recordar aquella frase famosa de que “La Iglesia siempre ha visto pasar los cadáveres de sus enemigos”.
Desde el arranque del gobierno del Presidente Ortega, desenfundaron sus macabras intenciones en el documento “Socialismo del Siglo XXI, Hermandad Revolucionaria”, la plataforma ideológica de este gobierno, cuando en el acápite relacionado con la Iglesia planteaban: “Fortalecer nuestra posición de fuerza contra la iglesia católica oficialista, Resaltando la figura del Cardenal Miquel Obando y Bravo, como símbolo de nuestra alianza con la iglesia que apoya al Gobierno de Reconciliación, Paz y Unidad Nacional. En este momento son decisivos los aportes de los miembros de la Convergencia Nacional y algunos sectores adversos pero actualmente nuestros aliados: La Resistencia Nicaragüense, Pastores Evangélicos, Desmovilizados, Personalidades Notables y otros”. Además, por si fuera poco, planteaban la Creación del Bloque Sandino Vive, en la que enunciaban que había que:Conformarlo con compañeros leales y fogueados, para enfrentar y anteponerlo a cualquier grupo armado que impulse la derecha y especialmente Monseñor Abelardo Mata”.
Esto fue definido desde Enero del 2009 y para cualquiera que lo leyera, hubiera percibido desde entonces una paranoia descomunal de parte del orteguismo o sencillamente identificaría un odio enfermizo hacia la Iglesia y sus principales líderes. Recordemos que la relación entre Ortega y la Institución Religiosa, a como lo analizamos en nuestro artículo del 27 de Agosto: “Ortega y la Iglesia Católica”, siempre fue tirante y agresiva. Durante los años posteriores a la derrota electoral del 90, fue a través de intermediarios que se les agredió, no hay que olvidar el caso de los famosos bombazos en los templos, cuya autoría se le achacó, nada más y nada menos, que a Carlos Fonseca Terán. Hay que recordar también la plaga de robos que se dio en varias iglesias antes de las elecciones del 2006, en los que el blanco de los asaltos era la sustracción del Cáliz y hostias debidamente consagradas. Siempre se sospechó que el destino era para consumar rituales de pactos satánicos, a cargo de gente muy especializada en el tema.
Uno de los principales objetivos de Ortega en su empeño por reconquistar el poder - logrado gracias al favor de cierto personaje acusado de corrupción y condenado a 20 años de prisión - fue recomponer su relación con la Iglesia a través del Cardenal Obando y Bravo. Bajo el principio de que ganar al Jefe significaría ganarse a todos los subordinados, siempre se pensó que un acercamiento con el purpurado y una posterior reconciliación, sería avanzar en el tramo más difícil del camino, ya que éste se había comportado durante los años 80´s y 90´s como un acérrimo enemigo del ahora Presidente y fidelísimo devoto católico. De la forma que haya sido, y de esto se cuentan muchas anécdotas, la realidad es que el Cardenal y algunos pocos sacerdotes que lo siguen, se encuentran hoy en día formando parte del equipo de Ortega y jugando en contra de sus anteriores compañeros. Sin embargo, esto no se ha traducido en la sumisión al orteguismo del resto de los líderes religiosos y sobre todo de la Conferencia Episcopal.
Monseñor Leopoldo Brenes se ha distanciado prudentemente, tanto del Cardenal como de Ortega, a pesar de las muestras de meloso y falso cariño hacia todos los sacerdotes, que había sido ordenado desde la cúpula orteguista a sus adláteres en los territorios. Mediante ordenanzas de la muy diligente Secretaria de Comunicación y Propaganda del Partido, se orientó copar con sus agentes a todos los comités parroquiales, ya sea que fueran estos vestidos con el ropaje de CPC, militantes de base o simples orejas. Así mismo se les indicó a los alcaldes y comisarios políticos municipales, a financiar cuanta actividad religiosa y fiesta patronal hubiera, como una forma de cooptar a los sacerdotes y fomentar la dependencia del dinero que venía desde el Poder. Demás está decir que muy pocos cayeron en la trampa montada.
Hoy en día, las cosas se han salido totalmente de cauce y presagia una escalada de la guerra sucia del orteguismo en contra de la Iglesia, toda vez que esta se convierte, con su voz profética y de denuncia constante, en uno de los principales obstáculos para la reelección inconstitucional de Ortega. Se pretende afanosamente pasar rápidamente un manto de olvido al crimen atroz del Padre Pupiro, un asesinato cuyos autores intelectuales, ya el pueblo con su olfato de sabueso, identifica con facilidad, a pesar de que la versión oficial acusa a un único culpable, rápidamente juzgado y condenado a 30 años de prisión.
Ante la repulsa popular y la no aceptación de las muy simples conclusiones policiales, el Poder ha respondido con amenazas, intimidación y golpes selectivos. Robo en la Iglesia de San Antonio en Jinotepe y agresión al cuidador de la misma; amenazas al Padre Edwin Román Calderón en la Iglesia de Nindirí; amenazas al padre Javier Hernández en Granada; intentos de acallar a la feligresía de La Concha, entre otras, son las acciones que han desplegado quienes temen que la venganza popular, ante tantas fechorías, se exprese con el voto en contra a Ortega el día 6 de Noviembre próximo y mediante el veredicto popular, sean enviados a donde en realidad merecen estar, en el basurero de la historia de este sufrido país.

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