A través del tiempo y durante todos los regímenes que se han sucedido en la historia moderna de nuestro país, la estrecha relación entre el poder político y el capital económico ha sido la base de la falta de equidad existente en nuestra sociedad, lo que ha conllevado a la pérdida de los espacios democráticos, toda vez que los intereses de ambos grupos se conjugan y complementan en detrimento de la voluntad popular. Un grupo da el soporte de legitimidad que el otro ansía, a cambio de la participación de este en la eterna fiesta que se hace a costa del erario público.
Hurgando en el tiempo, comprobamos que fue Anastasio Somoza García quien inaugura un estilo de gobierno que condiciona la participación del capital económico en el presupuesto de la nación a cambio del sometimiento político, o en el mejor de los casos, en la neutralidad de los grupos económicos en su relación con el gobierno. Es Somoza García quien crea y hace celebre la máxima de las 3 P, “Plomo para los enemigos, Plata para los amigos y Palo para los indiferentes”, como la expresión mas sintetizada de un estilo de gobierno que premia a los aliados y castiga a los adversarios. O estás conmigo o estás contra mí, la expresión bíblica llevada al límite del maniqueísmo por quien puede ser considerado el padre del Tradicionalismo Político que hoy se presenta mas vivo que nunca. Anastasio Somoza Debayle, último de la dinastía, mantuvo excelentes vínculos con el capital hasta que decidió violentar el “código de ética” pactado entre él y los empresarios, incursionando en los negocios que eran considerados cotos privados de estos últimos. El gran pastel de la ayuda internacional que venía a Nicaragua a raíz del terremoto del 72, era una enorme tentación y sin medir las consecuencias sucumbió a ella, rompiendo con sus viejos aliados. La historia posterior es harto conocida.
Como era de esperarse, en un grupo que ansiaba mantenerse en el poder a toda costa y que desde hace mucho había dejado atrás todo lo que alguna vez fueron sus soportes políticos, ideológicos y morales, la alianza con el capital era un asunto de primer orden, por lo que el enunciado del sexto lineamiento es altamente revelador: “Impulsar una Alianza táctica con los empresarios concentrando nuestros esfuerzos en el otorgamiento de prebendas y políticas que les generen ciertos espacios mínimos en la que se constituyan un aliado y no en un enemigo del FSLN. Concentrarse en las características de liderazgos personales para ganar su apoyo a nuestro sistema”. Nuevamente el espíritu de Somoza García dictando el quehacer en la política criolla. Nuevamente Sandino, el que nunca quiso ser Presidente, asesinado a mansalva. Una vez mas, los intereses anteponiéndose a los principios. La lección de los años 80´s había sido aprendida, es mejor tenerlos de amigos, que de enemigos y la amistad con ellos se basa en hacerlos partícipes de la comilona, a condición de que no se metan en política.
La Alianza Táctica propuesta fue aceptada de buena gana por los empresarios, enamorados como el ilusionista encanta a los incautos, mediante un famoso plan que contemplaba 11 Ejes Estratégicos de Desarrollo, que solo ha funcionado en la mente de los tontos útiles. La relación mantenida durante estos años ha sido mutuamente conveniente. La familia Ortega - Murillo ha entrado decididamente en el mundo de los negocios de la mano del monopolio del combustible, del oligopolio energético y del control del presupuesto de la nación. Los empresarios han tenido espacio para desarrollarse gracias a las dádivas del dictador. Las negociaciones del salario mínimo siempre se inclinan hacia los intereses del capital, por contraproducente que parezca en un gobierno que se autoproclama defensor de los pobres. Se mantienen, a costa de los desajustes presupuestarios, las exenciones fiscales para los grandes empresarios. Cada vez que ha habido tiranteces a causa de problemas con algún rubro en particular, el gobierno rápidamente acciona para mantener la fiesta en paz. La pérdida de los espacios democráticos que en todos estos años ha ido sufriendo la sociedad nicaragüense, no ha preocupado mayor cosa a los empresarios. El fraude electoral del pasado 6 de Noviembre tampoco a motivado la protesta de estos grupos económicos. Es lo que toca en fiel cumplimiento al pacto no firmado de: uno a la política y el otro a los negocios. Lo que la historia demuestra, implacable como siempre, es que al final uno prepara la soga con que el otro lo ahorcará. Tiempo al tiempo.
El séptimo lineamiento “Recuperación de la Ciudanía Sandinista, que en los gobiernos neoliberales se había sentido derrotada, perdida, desmoralizada, desmovilizada o desertada, haciéndolos protagonistas de su nueva Revolución Sandinista y beneficiarios de las políticas partidarias y gubernamentales”, no es mas que la alegoría ideológica de un proyecto familiar y dinástico, que pregona una falsa revolución, con falsos líderes y falsas premisas. Se pretende la homogenización de la sociedad nicaragüense partiendo del exacerbamiento de las condiciones de pobreza de la inmensa mayoría de los nicaragüenses. Una masa empobrecida, sometida por hambre a los caprichos de los Líderes Supremos, quienes reparten las sobras a los fieles seguidores, ya sea en la forma de parques para los niños, láminas de zinc, cerdos, gallinas, empleos o notas aprobadas, en una discriminación social jamás vista en nuestro país. Los más pobres, escarnecidos cada día, sin que estos lo perciban. Un proyecto para crear autómatas mendigos o mendigos autómatas, dispuestos a gritar consignas o apalear al vecino, a cambio del mendrugo que envilece la propia dignidad. Una “ciudadanía sandinista” que haría saltar desde su tumba al Héroe. Sandino de nuevo vilipendiado y manoseado, queriéndolo hacer protagonista en la construcción de un proyecto fascistoide, absurdo y demencial. El sueño de una sociedad, al mejor estilo norcoreano, en Nicaragua. La vieja ilusión de ver bloques uniformes y uniformados, respondiendo al unísono las consignas, idolatrando ídolos de barro y dioses que orinan. Y el que no brinque es oligarca! Una obsesión enfermiza que ha llevado a millones al sacrificio insensato e innecesario.
El último lineamiento: “Recuperar a cualquier costo los espacios perdidos en el campo mediático, invirtiendo recursos económicos y humanos hasta dominar totalmente este campo tan estratégico para nuestra lucha. Revertir las tendencias en contra del sandinismo, llevando la guerra mediática al seno de la sociedad nicaragüense” es la excusa perfecta para la entrada de la familia en la industria mediática. De la mano de la privatización de la cooperación venezolana, que les ha proporcionado una inmensa fortuna en escasos cinco años, han adquirido de diversas formas una gran cantidad de medios de comunicación que les permite propagar, como hongos después del vendaval, las “buenas nuevas” de la proclamada ciudadanía sandinista. El decálogo Goebbeliano en acción a través de los medios de la familia. La noticia uniforme, única, descontaminada, simplificada y masiva proporcionada desde una gigantesca plataforma, que desde supuestas reivindicaciones ideológicas, esconden los verdaderos motivos: la obsesión enfermiza de acumulación de capital, como antídoto al viejo complejo de clase que los acompaña desde hace muchos años.
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