“Un
político pobre, es un pobre político”
Carlos Hank
González, “El Profesor”
Político y empresario mexicano (1927 – 2001)
Corrían los primeros días del mes de Diciembre del año
2007, precisamente el año en que Daniel Ortega regresaba triunfante al poder
luego de estar alejado 16 años del mismo, 16 años que le parecieron una
eternidad ya que para sobrevivir tuvo que aplicarse concienzudamente en las
viejas enseñanzas de los manuales de la política criolla, las que incluían,
entre otras cosas, los consabidos pactos con el adversario para repartirse el
pastel gubernamental en aras de la “estabilidad social y política de la nación”.
Eran los días en que el flamante Presidente, investido 11 meses atrás con el
escrutinio únicamente del 92 % de los votos (nunca se supo del restante 8 %),
se quejaba amargamente de la negativa de la ESSO de almacenar y procesar el
petróleo venezolano. Era tan dramática la situación, que el mismo Ortega la
definió como un asunto de “Seguridad Nacional”, un par de palabras que en todos
lados esconden las peores sorpresas para la ciudadanía. Y a continuación soltó
la famosa frase: “He dado instrucciones
al Ministro de Energía y Minas, Emilio Rapacciolli, para trabajar rápidamente
una propuesta para nacionalizar la
importación de petróleo”.
Durante el año de la crisis con la transnacional ESSO,
“apenas” se habían importado 2 millones de barriles de petróleo, pero se tenía
la promesa venezolana de suministrar 10 millones de barriles anuales, promesa
que garantizaba millonarias ganancias si en vez de nacionalizar la importación
de petróleo esta más bien se convertía en un monopolio privado, que se complementaría
con el monopolio del almacenamiento del crudo para disponer de al menos dos de
cuatro eslabones de la cadena de la industria. De los dos restantes, el
refinamiento y la distribución, ya habría tiempo para pensar. Primero lo
primero. Y pusieron manos a la obra. Privatizaron diligentemente y sin que
nadie se diera cuenta, la cooperación para el abastecimiento del petróleo
venezolano en una suerte de Holding empresarial: ALBANISA, por supuesto, luego
de sacar de la jugada a quien había logrado la firma del convenio, el entonces
Alcalde capitalino Nicho Marenco. Luego vino la presión a la ESSO para “sensibilizarlos”
de vender los tanques de almacenamiento, no al Estado nicaragüense, sino al
naciente pulpo empresarial. Se consumaba entonces el gran golpe que los nicaragüenses
apenas nos enteramos, pues las cortinas de humo echadas a andar en contra de la
transnacional petrolera y la verborrea anti imperialista, nublaban la vista y entorpecían
los oídos de toda la ciudadanía. Tiempo después nos enteraríamos a través de una
entrevista a Nicho Marenco de su plática sostenida con el Presidente Ortega, en
la que este último le confirmaba que el asunto del petróleo venezolano era “su”
negocio personal.
Quedaban dos eslabones pendientes para cerrar el círculo
del floreciente negocio petrolero: el refinamiento y la distribución. Para el
primero, se firmaba un convenio más con el Presidente Chávez: la construcción
de la refinería de petróleo “El Supremo Sueño de Bolívar”, un complejo
industrial cuyo costo cercano a los seis mil millones de dólares hace que sea
solamente eso, un sueño. Al día de hoy, este complejo está más enfocado en
incrementar la capacidad de almacenamiento del crudo y construir una terminal
hacia donde llegue el petróleo sin tener que pasar por el puerto de Corinto. Demás
está decir que al país que llegaba, Chávez prometía construir refinerías. En
determinado momento se juntaron una docena de promesas: Siria, Vietnam,
Ecuador, Paraguay, Uruguay, Cuba, Brasil, Cabruta, Jamaica, Bielorrusia,
Nicaragua e Islas Fiji. A la fecha ninguna ha sido construida.
En relación al cuarto eslabón de la cadena, la
distribución, el procedimiento no fue diferente. A través de la Procuraduría anularon
el contrato de arrendamiento de las gasolineras que administraba la Distribuidora
Nicaragüense de Petróleos, DNP, propiedad de la transnacional GLENCORE y todos
sus bienes fueron “nacionalizados” a favor del Estado nicaragüense. Estos a su
vez fueron “traspasados” a ALBANISA, en una operación de dedo, sin licitación
pública previa y totalmente amañada para favorecer al consorcio de la familia
gubernamental. Al día de hoy, dichas gasolineras tienen el 30 % de la cuota de
mercado en la distribución de combustible. Resumiendo, tienen en sus manos tres
de cuatro eslabones de la cadena nacional de la industria del petróleo:
Monopolio en la importación, monopolio en el almacenamiento y un tercio del
mercado de la distribución. Con la refinería existente en el país no necesitan
otra más ya que esta satisface las necesidades actuales.
Sin embargo hay algunos elementos del “negocio” que hay
que analizar cuidadosamente y todos han sido hallazgos realizados por el economista
independiente Adolfo Acevedo. El primero de ellos es que a partir de Enero del
2011, en promedio hemos pagado 10 dólares más por barril de petróleo en
comparación con el precio de referencia WTI (West Texas Intermidiate). Esto ha
significado que de Enero del 2011 a Mayo del 2012, con un promedio de
importación de 11 millones de barriles, las ganancias por el sobreprecio han
sido de 110 Millones de Dólares. En
segundo lugar, de acuerdo a las cifras oficiales del Banco Central de
Nicaragua, nos hemos convertido a partir del 2011 en exportadores de petróleo y
sus derivados. A mayo del 2011 se habían exportado 6, 692,151.2 Dólares y a
Mayo del 2012 dichas exportaciones se habían incrementado hasta los 36, 399,498.1 Dólares. En tercer lugar,
de acuerdo a datos oficiales, en el año 2011 Nicaragua importó 11.6 millones de barriles de petróleo,
pero según las cifras de PDVSA, la exportación hecha a nuestro país en este
periodo fue de 16.6 millones de
barriles, lo que hace una diferencia de 5
millones de barriles, que al precio promedio de 100 dólares significan nada
más y nada menos que 500 Millones de
Dólares.
Como puede apreciarse, todo este asunto del convenio
petrolero venezolano se ha convertido en un multimillonario negocio a favor de
la familia presidencial que nace precisamente con el monopolio que tienen de la
importación del petróleo. Solamente para comparar las grandes ganancias con las
necesidades de un sector altamente sensible de nuestro país, los adultos
mayores: estos ciudadanos, 60,000 en total, reclaman con justicia una pensión
reducida por todos los años que trabajaron y cotizaron al INSS, aunque no
completaron las 750 semanas de ley. Dicho reclamo, justo y necesario, equivale
a 36 Millones de Dólares al año, un
poco menos que las ganancias obtenidas por la exportación de petróleo a Mayo de
este año. Otro sector: el reclamo que hacen igualmente por una pensión los 12
mil retirados del Ejercito que no están cubiertos por este beneficio y que
durante los 80’s les fueron retenidas sus cotizaciones al Seguro las que no
fueron enteradas ya que sirvieron para capitalizar el Instituto de Previsión
Social Militar, IPSM. Estas pensiones, si entregaran 3 mil córdobas a cada uno
de ellos, equivaldrían a 18.3 Millones
de Dólares anuales, una miseria en comparación con los 500 Millones de
Dólares obtenidos por los famosos 5 millones de barriles que “aparecen de mas”
en las exportaciones venezolanas.
En aras del interés de la nación y pudiéndose tratar esto
nuevamente como un asunto de “Seguridad Nacional”, los diputados de oposición e
incluso los diputados socialistas, cristianos y solidarios del orteguismo,
podrían tomarle la palabra al comandante y seguir las recomendaciones hechas
por su millonario hermano en estos últimos días, para empezar a trabajar una
iniciativa de ley que permita nacionalizar la importación del petróleo, a fin
de que estos recursos sean aprovechados por todos los nicaragüenses, en
especial los sectores menos favorecidos, y no solamente por una cúpula
partidaria, gubernamental y familiar. Habría que hacer propias las palabras del
entonces Presidente Constitucional Daniel Ortega cuando en el 2007 decía: “Están actuando como verdaderos mercenarios
y especuladores. La nacionalización de las importaciones se llevará a cabo
debido a que la ESSO ha sido totalmente negativa, no muestra sensibilidad para
contribuir a que el país pueda resolver el problema energético”.
A confesión de parte, relevo de pruebas. A trabajar pues.
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