Luego de los desastrosos resultados de los comicios electorales municipales
recién pasados, se ha desatado una inmensa campaña mediática a nivel nacional,
en la que los voceros oficiosos del régimen orteguista tratan por todos los
medios de abrumar a la población con el espejismo de la fortaleza del gobierno, el ascenso en
popularidad de la pareja presidencial, pero sobre todo, informando las cifras
alegres de aprobación de la gestión gubernamental. Pareciera ser, cada vez que
se oyen a los corifeos deshacerse en alabanzas a la pareja presidencial revelando
datos y cifras de encuestas, que vivimos en otro país, el país de las
maravillas, un país ficticio que solo existe en la mente de sus diseñadores y
por supuesto, de sus propagandistas.
Existen algunos elementos que permiten pensar que el régimen orteguista está
a las puertas, o quizás ya en ella, de una etapa de crisis que marcará el rumbo
que se trace a corto y mediano plazo. Esta crisis se verá reflejada en el plano
político, económico y social, y ya existen algunas manifestaciones que avalan
lo que estamos avizorando. Si no veamos:
1.- En el plano político es innegable el descalabro que significó para el régimen
el rechazo de la mayoría de la población, incluyendo un importantísimo sector
de su base de votantes, durante las elecciones municipales. Se confirmó lo que
hemos venido diciendo desde hace tiempo, que el orteguismo es minoría en
Nicaragua y que solo a través del fraude electoral es posible que presente tantas
“victorias” seguidas, utilizando un sistema electoral totalmente corrupto y
subordinado por completo a sus intereses. Las 134 alcaldías “ganadas” con mucho
menos del 38 % de los votos, no legitimaron al régimen, sino que profundizaron
su crisis, ya que nadie en su sano juicio avala el fraude de Noviembre pasado. El
descarado autoritarismo con que obraron para agenciarse la mayoría de los municipios,
no garantiza ni legalidad ni legitimidad a las autoridades impuestas y
solamente la complicidad de algunos mal llamados opositores, es lo que limpia
un poco la sucia cara del fraude.
Para poder legitimar el atraco en las
municipales, están presionando a “la oposición” para que antes de Semana Santa
se sienten a elegir a los Magistrados de las diferentes instituciones del
Estado que actualmente están en la ilegalidad, sabedores que hay unos cuantos “opositores”
que están ansiosos por “sacrificarse” por el país, a quienes no les importa la opinión
de la mayoría de la población, ya que solo piensan en sus propios intereses. A
nadie convencen de que uno o dos magistrados en el Consejo Supremo Electoral harían
la diferencia a la hora de contar los votos o que tendrían incidencia alguna
para limpiar el sistema. Mientras no exista un proceso de escogencia basado en
competencias claramente definidas, eliminando todo intento de colocar fichas
partidarias de cualquier signo, cerrando las puertas a todos los actuales
magistrados, cómplices de cuatro fraudes consecutivos, no habrá futuro
electoral en Nicaragua. Y esta es la primer lucha que hay que librar.
2.- En el plano económico la situación empieza a ponerse cuesta arriba para
el régimen. Hasta el día de hoy, han presentado las cifras record de las
exportaciones, de la Inversión Extranjera Directa y, aunque no lo crean, de la captación
de remesas, lo que significa que mas compatriotas continúan emigrando, con la
consiguiente desintegración familiar. En cuanto a las exportaciones, es
destacable el incremento de las compras por parte de Venezuela, situándose como
el segundo destino de nuestros productos, algo que estaría en riesgo si la situación
política en el país del sur se complica. La desaparición de Chávez implicaría un
reacomodo en el sub continente en la que nosotros podríamos salir mal parados. Todos
los países vecinos conocen los serios déficits de producción alimentaria que
padece Venezuela y tratarán de aprovecharse de la incierta situación política del
sucesor del Ex Presidente venezolano para forzar un mayor intercambio
comercial. Colombia seria uno de estos y podría sustituir, a costos mucho más
bajos, los productos que ahora compran a Nicaragua. En el mejor de los casos,
nuestras exportaciones serían para pagar la inmensa deuda contraída “entre
privados” por el petróleo recibido. La incertidumbre política en Venezuela ha
obligado al gobierno a buscar su “Plan B”, que en el colmo de la miopía vuelven
a amarrar el futuro del país a una sola alternativa, esta vez China Continental,
con la única novedad que toda la ruta trazada pasa forzosamente por los
negocios de la familia presidencial.
Por otra parte, la crisis en la que ya se
encuentra el sector cafetalero apenas empieza. La Roya y principalmente la
Antracnosis, podrían significar perdidas entre el 30 y 50 % de la producción,
pero el mayor problema es que siendo un cultivo con un proceso bianual, no habría
solución real en los próximos dos años. La crisis de los productores avícolas continua,
seguirán luchando contra los altos costos de producción, la importación de
pollo y la incapacidad del gobierno para dar solución a la problemática del
sector. Igual suerte corren los productores de carne y lácteos, estos últimos
con el mercado informal de queso como su mayor problema. Los primeros, sin créditos
suficientes y con las exigencias de trazabilidad e inocuidad del mercado
internacional de alimentos, tendrán que hacer malabarismos para poder enfrentar
esta situación. Para rematar, la situación
de la microeconomía en lugar de mejorar, cada mes empeora más y más. Las
familias nicaragüenses, la mayor parte en condiciones de pobreza, tienen que hacer
maravillas para acceder a la canasta básica, que en el mes de Diciembre del
2012 se situó en los C$ 10, 844.80, según cifras oficiales. El salario real
promedio nacional a Diciembre del año pasado fue de C$ 1,438.80, ligeramente
inferior al ¡mes de Agosto del 2001!.
3.- En el plano social la cosa se pone más complicada aun. En primer lugar están
las demandas de los viejitos que exigen la entrega de las pensiones reducidas a
las que tienen derecho. Una grita publica y dramática a la que los Cristianos,
Socialistas y Solidarios que están en el poder han hecho oídos sordos desde que
llegaron al gobierno. Han preferido utilizar el dinero aportado por este sector
para hacer negocios oscuros, con ganancias dudosas, financiando empresas que
disponen del dinero suficiente para llevar adelante sus inversiones, que devolvérselos
a sus legítimos dueños ya en el ocaso de sus vidas. Vergonzoso, alevoso y
criminal.
En segundo lugar están las demandas de un importante sector de la
sociedad, los militares retirados, que incluyen a los desmovilizados del SMP.
Mas de 120, 000 ciudadanos que fueron llevados a la guerra, muchos de ellos a
la fuerza, y que ahora, el mismo gobernante por el que fueron a dar sus vidas
en los años 80’s, les da la espalda y los condena al eterno peregrinaje de las
promesas incumplidas. Ya no basta prometer y no cumplir, o dar miserables
migajas, sean estas unas cuantas láminas de zinc o bolsas de comida para tres días.
Tienen que dar soluciones y darlas cuanto antes porque el hambre no espera.
En
tercer lugar hay que sumarle el fracaso del “Sistema Educativo del Poder
Ciudadano”, cuyos “logros” se ven reflejados en los amargos resultados de los exámenes
de admisión que, en el colmo del desastre, ni los profesores los pasaron. Todos
estos aspirantes a profesionales no podrán entrar a la Universidad y por
evidentes problemas económicos, solamente
un pequeño porcentaje de ellos entrarán a las universidades privadas, por lo
que fácilmente se deduce que la mayoría de ellos engrosará el ejército de jóvenes
desempleados cuya plantilla se agranda cada día más. Desempleados y frustrados,
por culpa de un gobierno que se llena la boca presentando cifras alegres totalmente
alejadas de la realidad nacional. Y aquellos que logren encontrar un trabajo, empezarán
a recorrer el largo camino de las 1500 cuotas del INSS que están pensando
imponerle a la juventud que recién inicia su vida laboral. Peor imposible.
Así como están las cosas, la fortaleza del régimen orteguita es un
espejismo. Sin embargo, muchos prefieren hacerse los desentendidos y están a la
espera, entre nerviosos y ansiosos, del llamado de Ortega para sentarse a
negociar por el “bien de la nación”. Como quien no quiere la cosa, el gobierno
a través de uno de sus voceros ha deslizado la necesidad de hablar de un plan
de nación con la oposición, justamente cuando no dice esta boca es mía por el desastre
institucional, la confiscación de la democracia, el colapso del sistema
electoral, el relajo con la cooperación venezolana, el fracaso del sistema
educativo que compromete el futuro de la nación, entre muchas otras cosas.
Sentarse a negociar en estas condiciones equivaldría a asestarle, de nuevo, una
puñalada trapera al pueblo nicaragüense.
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