Continuamos
con la tercera entrega del análisis de las Elecciones Nacionales 2016, en el
que hemos escrito, en la primera, acerca del complicado entorno internacional
en que le toca bregar al partido de gobierno y a Ortega en particular, toda vez
que con la muerte de Hugo Chávez, el derrumbe del Socialismo del Siglo XXI y el
naufragio de su heredero político, la plata que permitió consolidar un gobierno
autoritario y dictatorial está llegando a su fin, así como la amplia impunidad
que en el concierto latinoamericano le ofrecía Chávez a través de su influencia
política y económica. La OEA de Insulza no es la OEA de Luis Almagro y como
dice Mundo, ya el radar internacional empieza a apuntar a Nicaragua. En la
segunda entrega analizamos la problemática del CSE, en tanto institución al
servicio de Ortega y del orteguismo y no al servicio de la ciudadanía para garantizarle
elecciones libres, transparentes y competitivas. En esta tercera entrega
analizaremos la problemática del partido en el poder, sus demonios internos y
sobre todo el mito de su invencibilidad.
DEL FSLN AL
ORTEGUISMO
Son
muchos los que se preguntan cuándo fue que se inició la transformación del FSLN
en lo que es hoy, el orteguismo, ya que un partido surgido y forjado al calor
de la lucha guerrillera, que vio caer en los difíciles años del clandestinaje a
sus mejores hombres, con un liderazgo legendario que escribió paginas heroicas
en contra el somocismo, es inexplicable, para no pocos que aún se consideran
revolucionarios, la metamorfosis sufrida. Unos consideran que el virus
somocista inoculado durante cerca de 45 años al pueblo nicaragüense infectó y
se mantuvo latente en algunos hasta el día de hoy y es la causa de tanto
retroceso político e ideológico. Otros achacan el cambio surgido al síndrome de
la derrota del 90, cuando una parte del liderazgo de la época, muchos de los
cuales están vigentes aun, se sintió traicionado por el pueblo que le dio el
voto a Doña Violeta y que “no agradeció el sacrificio hecho por ellos durante
los años de la revolución”. Para otros, la causa se origina en que una parte
del sandinismo no estaba preparada para la derrota a manos de la UNO, se
resistía a evolucionar la mentalidad conspirativa, atada a la época de la
guerra fría, alejada de cualquier forma de modernidad política y más bien, por
aquello de que los extremos al final se juntan, se acercaban rápidamente a darle
continuidad al somocismo, bajo el modelo más simple del tradicionalismo político:
pactos, componendas, acomodo a cuotas de poder, enriquecimiento ilícito, uso
del poder para beneficio personal, familiar y partidario, para finalmente,
acceder al poder a cualquier costo para hacer lo que hacen hoy y convertirse en
lo que son actualmente. Sin embargo y
cualesquiera sean las causas de tanta involución, no hay que olvidar que, nacido
luego de las ultimas contradicciones a lo interno del sandinismo y posterior a
la derrota a manos de Violeta Barrios de Chamorro, el orteguismo es la
liquidación física, moral y espiritual del FSLN, un partido construido sobre
las bases del legado de Dignidad, Soberanía, Patria, Libertad y Justicia Social
del General Sandino; de la lucha guerrillera del Chaparral, Raiti y Bocay y de
los valores y principios revolucionarios inculcados por Carlos Fonseca, Silvio
Mayorga, Oscar Turcios, Ricardo Morales Avilés y otros valiosos compañeros caídos.
LA SUCESIÓN: LA MADRE
DEL CORDERO
Como
todo partido que ha involucionado de esa forma, con un caudillo sustituyendo al
liderazgo colectivo, sin programa político más que el prebendarismo y la compra
de conciencias y transformado en una entidad corporativa que parasita del poder
para enriquecerse descomunalmente, el asunto de la sucesión es un tema que se
había postergado por varios años. El mismo problema de todos los caudillos o
aspirantes a serlo, se creen eternos, inmortales e imprescindibles. Sin
embargo, los problemas de salud del comandante y las serias aspiraciones de la
compañera, quien considera que su tiempo ha llegado, han llevado la
incertidumbre en un amplio sector del partido, que no comulga ni confía en que
la primera dama, Rosario Murillo, sea la mejor alternativa a suceder a Ortega
en el poder. Lo que muchos no entienden, es que el asunto no es totalmente
político, es más económico, ya que el enorme capital acumulado a la sombra de
la privatizada cooperación venezolana requiere legitimación. Este es el
verdadero meollo del asunto, quién asumirá el poder en caso de ausencia
temporal o total del comandante y que no ponga en peligro la seguridad de los
más de 3,500 millones de dólares en manos de la familia Ortega Murillo (4,500
para el Congreso venezolano). Entre febrero y marzo del 2014 se le presentó a
la compañera la oportunidad de analizar en detalle el problema de la sucesión,
echando a andar un gobierno paralelo ante la crítica situación de salud que
presento el comandante, quien tuvo que ser enviado de urgencia a la Isla de
Cuba (ver Editorial del 15 de marzo del 2014 “La resurrección de Daniel y el
Gobierno Paralelo”). En ese entonces pudo medir las lealtades del Ejército, de
la Asamblea Nacional y de la Policía, entre las más importantes y comprobó que
si no está en la línea de sucesión constitucional,
las cosas pueden llegar a torcerse, máxime si el Vicepresidente maneja su
propia agenda.
VIEJA GUARDIA
DANIELISTA VRS. JUVENTUD MURILLISTA
El
eventual nombramiento de la compañera como fórmula de Daniel Ortega en las
elecciones de noviembre de este año despejaría el problema de la sucesión, así
como la salvaguarda y legitimación del capital familiar, sin embargo
ensancharía un flanco peligroso que no ha podido cerrarse: la disputa, unas
veces velada y otras veces frontal y abierta, entre la vieja guardia sandinista
– danielista y la falange juvenil que respalda a la compañera. Críticos,
convencidos de que se merecen mucho más de lo que les han dado y relegados de
casi todas las estructuras de poder, se han convertido en adversarios acérrimos
de Murillo. Con mucha historia que los respalda, resienten que no se les
reconozca su aporte a la lucha revolucionaria, su participación en la guerra de
los 80`s y su lealtad al comandante durante los años de gobiernos neoliberales. No han podido entender, que a diferencia
de los jóvenes Murillistas, ellos ya no son necesarios, se volvieron
imprescindibles, descartables, indeseables para quien tiene su propia agenda de
poder, su particular concepción de ejercerlo y sus propios intereses. Ella no
quiere competencia en el usufructo del capital acumulado, de las empresas
levantadas a la sombra de la cooperación venezolana y tampoco quiere a nadie
que le haga sombra en el poder, así tenga más historia o galones que ella
misma. Es más, a estos los considera un peligro inminente para sus aspiraciones.
EL TRIPODE QUE
SOSTIENE AL REGIMEN
Los
Somoza disfrutaron de largos años en el poder debido a que lograron identificar
y construir sus propias bases de sustento: la Guardia Nacional, el Partido
Liberal Nacionalista (somocista), la alianza con el Gran Capital y un sólido
matrimonio con su adversario político, el Partido Conservador, que inicio con
el “Pacto de los Generales” entre Anastasio Somoza García y Emiliano Chamorro. Era
una mesa de cuatro patas y un razonamiento bien simple: Plata, Palo y Plomo. Fiel
al tradicionalismo político que ha hecho gala Ortega luego del “Pacto de los
Mengalos” entre él y Arnoldo Alemán, también ha construido las bases en las que
sustenta su poder: las Fuerzas Armadas, Ejército y Policía; su alianza con las
cúpulas empresariales y el Gran Capital; y el control total y absoluto del
Estado, del Gobierno y de las Alcaldías Municipales. Desaparecieron al partido,
el FSLN, para licuarlo en algo que se llama orteguismo; compraron, atomizaron,
corrompieron y construyeron una oposición a la medida de sus intereses, usando
para ello el enorme flujo de plata proveniente de Venezuela y el control de las
Instituciones. Superaron a los Somoza en el control de todas las instancias de
poder nacional, local e institucional. Simplemente le cortaron una de las patas
a la mesa y la transformaron en un trípode o una pata de pollo. La oposición
tradicionalista, intrascendente, pactista y prebendaria fue innecesaria como
para tomarla en cuenta. Era la cuarta pata de la mesa de los Somoza, la que
estos descartaron por inútil.
BARRIDA DEL LIDERAZGO
TERRITORIAL
La
pugna entre Danielistas y Murillistas ha conllevado a una barrida de los
cuadros de la vieja guardia en todas las instancias de poder. Esto se ha hecho
sentir sobre todo en el liderazgo territorial, en el que descansaba la
movilización de los barrios a las actividades del partido, la defensa del voto
con las legiones de comandos electorales, que elección tras elección ejecutaban
los fraudes electorales, pero sobre todo, estaban a cargo del activismo
partidario. Todo esto ha ido desapareciendo paulatinamente, no solo porque han
sido sustituidos en los cargos de poder local por la Juventud “Sandinista”, sino
porque también han sido ninguneados, humillados y excluidos de la repartidera
de los panes que llegaron a borbollones de Venezuela. La respuesta de ellos ha
sido aislarse y rechazar a los enviados del partido que les piden volver al
sacrificio ya conocido, que les hablan de mística revolucionaria, de izquierda
y derecha, de defender la segunda etapa
de la revolución, de recordar a los héroes y mártires y su ejemplo inmortal. En
fin, echan mano de todo lo posible y lo imposible para que vuelvan al rebaño,
sin embargo los excluidos, los marginados, los ninguneados saben que ya los
ríos de leche y miel se secaron, igual que se secan las fuentes de agua de
nuestro país, y es ahora, hasta ahora que los buscan cuando ya no hay nada que
repartir, solo las letanías de sacrificio, mística y desvelo.
LA CORRUPCIÓN: EL
TALÓN DE AQUILES
Si
hay algo que ha alejado a la militancia sandinista que comulgaba con el
orteguismo ha sido la rampante y casi generalizada corrupción en los
territorios. Las alcaldías municipales, las secretarias políticas y muchas
instituciones de gobierno se han convertido en focos de esa terrible enfermedad
que perjudica a todos los nicaragüenses, que quita el dinero destinado a
mejorar las condiciones de salud, de educación, de obras sociales, de proyectos
de inversión pública en los municipios. Han visto cómo sus dirigentes
departamentales, municipales y de barrios han ascendido rápidamente en la
pirámide social a costa del robo del dinero público y de los programas
clientelistas del gobierno. El zinc del Plan Techo se queda entre los
familiares de quienes los reparten. Vacas, cerdos y gallinas han ido a parar a
fincas particulares, obtenidas bajo el amparo del robo de tierras e invasiones
de fincas por quienes hace 8 años no tenían ni donde escupir. El colmo es que
hay casos documentados de que hasta los juguetes enviados para los niños pobres
en diciembre pasado fueron vendidos en tiendas propias o ajenas. Y lo peor, lo
que no se tolera en las filas del sandinismo alejado de las estructuras
oficiales, es que existan tantos Alcaldes y Secretarios Políticos defenestrados
por corrupción y ninguno haya sido obligado a devolver lo robado o haya caído
preso. Ni uno.
LA BURBUJA DE LOS
MEGA PROYECTOS
Los
Mega Proyectos sirvieron en su momento para garantizar la “victoria” del 2011.
Muchos nicaragüenses se llenaron de esperanzas por la bonanza prometida. Muchos
creyeron y compraron las ilusiones que se ofertaban a manos llenas. Muchos
llenaron fichas de trabajo que “compañeros” inescrupulosos pero “conectados
arriba” ofrecían, con el obvio pago de una módica suma para “papeleo y
movilización”. Muchos ya se hacían trabajando en la Refinería, en la carretera
que iba a unir la Costa Caribe con el Pacifico; otros se preparaban para irse a
la construcción de Tumarin y no pocos sacaban licencias de manejo de equipos
pesados porque ya pronto los llamaban los encargados de construir el Canal.
Eran miles, muchos miles de empleos bien remunerados, que prometían a diestra y
siniestra Telemaco y “el asesor chele del comandante”, gente seria, que no
miente y que hablan por el mismísimo Daniel. La verdad, la triste realidad es
que: el que iba a dar los reales para la Refinería se murió y se llevó a la
tumba el proyecto; en cuanto a la carretera a la Costa parece que al Batallón
de Ingenieros del Ejército Venezolano se les olvido el mandado; los que iban a
construir Tumarin están presos en Brasil; y la construcción del Canal, bueno,
habrá que esperar, pues desde hace año y medio solo han hecho dos callejones en
Brito. Este último está Igual o peor que la famosa medalla del recordado
Argelio.
EL SÍNDROME DEL 90 Y LA
DECISIÓN CLAVE: HACER FRAUDE DE BAJA O ALTA INTENSIDAD
Puestas
así las cosas, la situación está cuesta arriba. Ni el comandante ni la
compañera creen en las encuestas que les auguran un 70 % de simpatía. De
creerlas hace tiempo que hubieran hecho el llamado a elecciones y no estarían
tan preocupados. Hay variables que no
cuadran, ni dentro ni fuera del país. Están más que claros de las enormes
fisuras a lo interno de la secta. La puja por la sucesión, vale decir la
Vicepresidencia, merece un exhaustivo análisis de costo – beneficio. Hay mucha
plata en juego como para jugarse el poder como en el 90. Ese síndrome terrible,
espantoso, de perder el poder en las urnas, es la fuente de mucho desvelo. Como
conjugar legitimidad sin observación electoral. Sin Fabio la cosa cambia, pero,
y si la gente sale a votar masivamente por perico de los palotes? Y si al fin
los políticos entienden que la manada junta es la que mejor le hace frente al
león? La OEA y la UE dejaron marcadas, por activas y por pasivas, sus “inquietudes”
en contra del CSE. Almagro no es Insulza. Chávez ya no está, a Maduro no le hace
caso ni el perrito de su casa. Vale la pena arriesgarse con un fraude que ponga
en duda la legitimidad del proceso? Dos días antes de la elección nuestra se
conocerá el próximo presidente de los Estados Unidos. “Aguantará” el nuevo
presidente un fraude como lo aguantó el morenito en el 2011? De nuevo, la
situación está cuesta arriba. El mito de la invencibilidad del orteguismo es
eso, un mito, pero muchos se resisten a entenderlo.
2 comentarios:
Roberto, muchas graciasportu escritos, logradosa la perfeccion. Siempre los leo conmuchisimo interes, Michel Neret
Esta correcto. Solo cabe, quien garantiza el respeto al voto y la seguridad del no fraude ? Eso en base a que por compromisos partidarios haces siempre un llmado al voto.Se puede unir toda la oposición y luego del fraude y la legitimación de la nueva DINASTÍA, será el llanto y crujr de dientes, por la ambición de unas cutoas de poder o no dejar los "espacios vacíos" como hicieron estos pasados cinco años que legitimizaron la dictadura preludio de la nueva DINASTIA.
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