A pocas horas de finalizar el 2011 y entrar a un nuevo año, el 2012, tan vilipendiado por la imaginación popular provocada por los abundantes descifradores de profecías que concluían que con este llegaba la destrucción del mundo, al igual que aquel viejo western italiano El Bueno, El Malo y El Feo protagonizado por Clint Eastwood, Lee Van Cleef y Eli Wallach, este año que agoniza nos deja a los nicaragüenses algunas cosas buenas, muchas malas y otro tanto feas.
LO BUENO
Dentro de lo bueno que nos deja el 2011, destaca la solida y firme actitud de la Conferencia Episcopal de la Iglesia Católica, que en su misión profética al lado de los que sufren, nunca dudó en expresar con meridiana claridad su voz de denuncia a todas las violaciones del orden constitucional y a la violencia desatada en contra de quienes de una u otra forma protestaron por el abuso de las instituciones publicas y la violación a la Constitución Política. Perseguida, amenazada, chantajeada y presionada hasta el cansancio en este año electoral, la Iglesia Católica tuvo que ofrendar, inclusive, la sangre del sacerdote Marlon Pupiro, un nuevo mártir de la lucha por la democracia, cuyo crimen jamás fue resuelto convincentemente para la mayoría de la opinión publica nacional. En este escenario destaca indudablemente la figura de Monseñor Silvio Báez, un joven sacerdote nicaragüense quien estuvo fuera del país por espacio de 30 años, hecho que le ha permitido analizar la situación del país sin apasionamientos y libre de cualquier tipo de contaminación política o económica. Su voz clara y diáfana llamando al pan, pan y al vino, vino, le ha granjeado no pocos y poderosos enemigos, sin embargo continua su labor evangelizadora sabedor de que cuenta con el apoyo y el cariño de la inmensa mayoría de los católicos nicaragüenses.
Otra de las cosas buenas que nos deja el Año Viejo es, sin duda alguna, la figura de Fabio Gadea Mantilla, candidato presidencial por la Alianza PLI en el proceso electoral recién pasado. Gadea representó el rompimiento del modelo de políticos que Nicaragua había conocido, la mayoría de ellos acostumbrados al tradicionalismo político, que incuba dentro de sus entrañas el nefasto caudillismo autoritario, tan dañino para la cultura política de nuestro país. Señalado por algunos como inocente en política, quizás fue esa su mejor virtud, al presentarse como una persona auténtica, sin falsas coberturas y hablando el idioma de la gente. Para el pueblo, el creador de Pancho Madrigal significó la Esperanza Democrática frente al reeleccionismo ilegal e inconstitucional de Daniel Ortega. Su lenguaje sencillo, claro y convincente lo convirtió en el fenómeno político del año. El norte profundo, años atrás considerado como el fuerte del Arnoldismo, la famosa Marea Roja, se rindió ante la figura de Fabio Gadea, dejando abandonado a su suerte al desprestigiado caudillo liberal. Tuvo que ser mediante un colosal Fraude Electoral, superior inclusive a los ejecutados en la época somocista, el que evitara que haya ganado la Presidencia de Nicaragua en los recién pasados comicios electorales del 6 de Noviembre.
La tercera cosa buena que nos deja el agonizante 2011 es la redención de las bases liberales, atadas durante años y varias elecciones a la suerte del caudillo Arnoldo Alemán. Perseguidos durante los años 80´s y estigmatizados en los 90´s, un grupo de liberales entre los que destacaban Lorenzo Guerrero (QEPD), José Rizo, Antonio Alvarado y el mismo Alemán emprendieron la dura tarea de levantar de las cenizas al Partido Liberal Constitucionalista. Tocó a estos personajes remontar de la imaginación popular la figura del liberalismo, que se encontraba asociada al derrocado somocismo. Muy pronto se transformó, de la mano de Arnoldo y con el apoyo del presupuesto de la Alcaldía de Managua, en un pujante partido ganador de dos elecciones consecutivas. Arrastrado por las corrientes del nepotismo, la corrupción y el tráfico de influencias, muy pronto, el PLC y su líder máximo, tuvieron que doblar su rey ante Ortega en el Pacto del 2000, dejando a los liberales en la ignominia de ser cómplices del mismo, en un remedo del otrora omnipresente Partido Conservador y el Pacto del Kupia Kumi. Gracias a la figura de Fabio Gadea Mantilla y al liderazgo de Maximino Rodríguez, las bases liberales dirigieron su vista hacia el futuro, dejando atrás a un desgastado Arnoldo Alemán y de paso también a Enrique Quiñones, quien pretendía convertirse en el nuevo caudillo y a la postre resulto ser mas falso que un billete de tres córdobas.
LO MALO
Definitivamente lo malo que nos deja el Año Viejo es la demolición consumada del Orden Constitucional, la Institucionalidad y el Estado de Derecho en nuestro país, hecho que se inició desde el mismo día de la toma de posesión del Presidente Ortega. Acostumbrado a gobernar de manera antidemocrática, autoritaria y dictatorial, los frenos a sus ambiciones de poder que le imponía el orden legal y constitucional no detuvieron su paso acelerado hacia una nueva candidatura presidencial, prohibida por dos veces en nuestra Constitución Política. Amparado en una sentencia espuria de una Sala Constitucional igualmente espuria y respaldado por un Consejo Supremo Constitucional de facto, cuyos magistrados, la mayoría de ellos, se encontraban con periodos vencidos, el Presidente Ortega fue habilitado de manera ilegal e inconstitucional para competir en las recién pasadas elecciones nacionales.
Instituciones del estado convertidas en cuarteles de campaña, alcaldías municipales dispuestas con personal y presupuesto en función de la reelección presidencial, estudiantes de los colegios públicos de primaria y secundaria utilizados para hacer proselitismo político y marchando casi a diario como legiones de militantes del partido de gobierno fue el pan de cada día en este proceso electoral que concluyó con el Fraude del 6 de Noviembre. Lejos de contribuir a fortalecer la cultura política de los nicaragüenses, su más que dudosa victoria electoral abre un nuevo periodo de inestabilidad social, política y económica, la que indefectiblemente vendrá acompañada de nuevas presiones internacionales que no traerán, para nada, mejoría al pueblo.
LO FEO
Lo mas feo vivido en este año 2011 que esta por finalizar, ha sido el Fraude Electoral que atravesamos los nicaragüenses, como colofón a las elecciones nacionales del 6 de Noviembre. Un fraude nunca visto en nuestro país, sobrepasando los límites del cinismo que en la época de Anastasio Somoza García imponía un oscuro personaje, Modesto Salmerón, quien siempre contaba al revés los votos y nunca había forma de ganarle al dictador. Esta vez, de la mano del siempre eficiente Roberto José Rivas Reyes, el Presidente Ortega “ganó” con 1, 569, 287 votos que representa el 62.46 % del total de votos de los nicaragüenses. Por increíble que parezca, en la boleta de diputados, tanto nacionales como departamentales, “sacó”, por arte de magia del Hacedor de los Milagros, Robertito José, mayor cantidad de votos que en la boleta de Presidente y Vicepresidente, algo nunca visto en las elecciones anteriores. Esto le permite al partido de gobierno hacerse con 62 diputados, mas uno regalado en virtud del Pacto de los Mengalos del 2000 entre Arnoldo Aleman y Daniel Ortega. Una mayoría absoluta en la Asamblea Nacional que da el marco perfecto para la consumación del absolutismo en nuestro país.
Un fraude que recorrió una extensa ruta hasta llegar al 6 de Noviembre: Sentencia 504, Decreto Presidencial 03 – 2010, Resurrección del Artículo 201 de la Constitución de 1987 con su correspondiente Gacetazo, compra de voluntades en la Asamblea Nacional hasta tener de 52 a 54 diputados en mano, control de las instituciones del estado, adquisición de tendidos electorales de partidos políticos, limitada observación electoral, partidarización de las estructuras electorales, manipulación de la cartografía y del padrón electoral, apertura ilegal de JRV, acreditación de fiscales amañada, urnas preñadas, doble y triple voto, copias de actas inservibles y finalmente, la absolución decretada por la opaca observación oficialista y bendecida por el flamante Magistrado Presidente de Facto Roberto Rivas.
Esperemos que el año que esta por llegar sea abundante en cosas buenas para todos los nicaragüenses, que las cosas malas y feas descritas anteriormente sean solamente referencias de una obsoleta historia de autoritarismos y desfasados caudillismos, que podamos todos vivir en paz y armonía, en democracia plena, bajo un verdadero estado de derecho, disfrutando de la institucionalidad que nos corresponde y cobijados todos por nuestra Carta Magna, la Constitución Política. Soñar no cuesta nada. BIENVENIDO 2012.