Nuevamente y de la mano de
Daniel Ortega se cuece una crisis más en Costa Rica, teniendo como
protagonistas a los refugiados nicaragüenses que por distintas razones han
tomado la decisión de retornar al país que los vio nacer. La crítica situación económica
de la mayoría de los refugiados políticos llegados como consecuencia de la
Crisis de Abril, sumada a los tremendos efectos derivados de la Pandemia, han
profundizado aún más la situación de vulnerabilidad que ya existía, obligando a
muchos a tomar tal decisión. Ortega, ni corto ni perezoso ha aprovechado la ocasión
para desatar su venganza, tanto en contra de los que intentan regresar, como del
Gobierno de Costa Rica, a quien culpa de haberles dado acogida luego de lo que
ellos llaman el “Fallido Golpe de Estado”. Dos golpes en una sola acción.
El régimen de Daniel Ortega,
posterior a la criminal Operación Limpieza ejecutada en Julio del 2018, desató
una feroz persecución de todos aquellos ciudadanos que consideraba sospechosos
de haberse levantado en su contra, obligando a miles de nicaragüenses a salir
de su patria en un éxodo sin precedentes en la historia política nacional, cuando
en apenas dos años más de 100 mil compatriotas fueron forzados a migrar. Desgraciadamente,
se llegó a un país con sus propios problemas, tanto políticos como económicos. Habían
cerrado el 2019 con un nivel de desempleo del 12.4 %, lo que equivalía a casi
300 mil costarricenses en esa condición y con la Pandemia, los niveles han
aumentado en más del 20 %, agregando 200 mil desempleados más aproximadamente, a
los que ya habían. Esto, sumado al alto costo de la vida, ha incrementado la condición
de vulnerabilidad de la inmensa mayoría de refugiados nicaragüenses, que
prefieren el retorno a la patria, por demás inseguro que este sea y no exento
de la represión que el régimen ha desatado en todo el país.
De manera cínica y
desvergonzada, el régimen de Daniel Ortega alega que negar la entrada de los refugiados
que cada día aumentan en la frontera entre Costa Rica y Nicaragua, obedece a
criterios de salud, para evitar que ingrese gente infectada de Covid 19, olvidándose
que desde el inicio de la Pandemia, su gobierno ha provocado, irresponsable y
criminalmente, el contagio masivo de la población nicaragüense bajo el supuesto
absurdo y fallido de la “Inmunización de Rebaño” a propuesta de Gustavo Porras,
flamante Presidente de la Asamblea Nacional y sempiterno dirigente del
sindicato blanco de la salud, FETSALUD. Ortega pretende hacer creer a la
comunidad internacional que sigue al pie de la letra las recomendaciones de la
OMS, cuando realmente ha sido todo lo contrario, ya que desde las instancias
gubernamentales han impulsado miles de actividades masivas entre la población,
desoyendo y desacatando toda la lógica de protección para evitar llegar al
contagio comunitario, sumado al hecho de que desde el inicio de la crisis
sanitaria ha ocultado toda la información oficial de las muertes, contagios y la
afectación en general que esta ha producido.
No contento con esto, en su
continuado afán de provocar daño a la vecina Costa Rica y con la complicidad
del Ejercito Nacional, han permitido y alentado el cruce por puntos ciegos de
miles de migrantes irregulares, los que han sido devueltos hacia territorio nicaragüense
por las autoridades costarricenses posterior a su captura. No se explica de
otra forma, sobre todo si tomamos en cuenta la fanfarria gubernamental y
militar del 25 de marzo de este año, cuando anunciaban pomposamente el
despliegue de los militares para el “resguardo” de la línea fronteriza y el
cierre de todos los puntos fronterizos no autorizados (puntos ciegos), sin
embargo, como dice el refrán popular que “la
mentira tiene patas cortas”, muy pronto se destaparon las evidencias de que
estos mismos militares eran quienes participaban en el lucrativo negocio del “coyotaje”,
cuando en un video de una televisora local se observaba el tráfico de migrantes
y el cobro a los mismos por cruzarlos hacia territorio tico por parte de los militares.
De esto ya había evidencias en el 2016 cuando se dio la crisis de migrantes
extra continentales, ya que después de hacer tremenda alharaca con los
africanos, cubanos y haitianos, que incluso fueron reprimidos violentamente en
Peñas Blancas, posteriormente aparecieron en México una vez que se “enfrió” el
asunto. En esa ocasión, Ortega en su infinita incoherencia, aparecía como el “Border Patrol” de la Administración
Obama en Centroamérica, un contrasentido para el eterno y trasnochado “anti
imperialista” de los discursos. Igual que ahora, las evidencias apuntaron a que
fueron los mismos militares y algunos policías quienes se lucraron a manos
llenas por el traslado hacia Honduras de dichos migrantes a fin de que
continuaran su viaje hacia los Estados Unidos.
La Comunidad Internacional
debe tomar nota de todas las acciones del régimen de Daniel Ortega en contra de
sus propios ciudadanos y sus intentos de desestabilización, por ahora, de Costa
Rica. Los Organismos Multilaterales, sobre todo el BCIE, quien ha estado
financiando al régimen después de la Crisis de Abril, deberían proporcionar los
recursos suficientes al gobierno tico para garantizar de manera gratuita las
pruebas Covid 19 que está exigiendo Ortega y quitarle así el pretexto que ahora
enarbola, recordando que en el colmo de la desfachatez, está ofreciendo las pruebas
que han llegado como donación al pueblo nicaragüense, a un costo de 150 dólares
cada una. El dictador nicaragüense intenta hacer quedar mal al vecino país creándole
una crisis artificial, el gobierno de Don Carlos Alvarado debería pagarle con
la misma moneda decretando un bloqueo al paso del transporte desde Nicaragua,
hasta tanto este no entre en razón, cumpla lo que demanda la Constitución Política
y permita a sus ciudadanos el ingreso a su propio país. Ortega no entiende otro
idioma más que el de la presión y de la fuerza, por lo que habría que devolverle
el reto de exportar crisis a Costa Rica en su mismo idioma.
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