"El hombre que de su patria no exige
ni siquiera un palmo de tierra para su sepultura,
merece no solo ser oido, sino tambien creido"
A. C Sandino
Próximos
a escuchar los “resultados” finales del recién concluido proceso electoral
municipal, el quinto fraude consecutivo, en boca del Magistrado Presidente (a
como le gusta que le llamen) Roberto José Rivas Reyes, El Hacedor de Milagros, será muy difícil que el orteguismo
retroceda en lo andado, 154 alcaldías apropiadas por obra y arte de quien
cambia a su gusto y antojo los votos depositados en las urnas. De acuerdo a lo señalado
por Ética y Transparencia, en 70 municipios se vivieron situaciones anómalas,
por decirlo de manera elegante, lo que significa que el triunfo del oficialismo
en todas ellas es más que dudoso y lo mínimo que se puede pensar es que se hizo
todo lo posible por burlar la voluntad popular de elegir a los candidatos, que
la mayoría de la población en cada uno de estos municipios, deseaba elegir.
Los
casos emblemáticos en estos comicios, como lo fue Managua y León en el 2006,
son Nueva Guinea, Matiguás, El Almendro y Ciudad Darío. Tres de estos
municipios se encuentran en lo que se conoce como el Corredor de la Guerra, llamado
así por ese extenso tramo de la geografía nacional que abarca los territorios
de Jinotega, Matagalpa, Boaco, Chontales y parte de la RAAS donde se
escenificaron los más cruentos combates del último conflicto bélico que enlutó
a nuestra Patria y la presencia de la contra fue permanente, con una gran base social.
Un mensaje perverso dirigido a todos estos ciudadanos y a la nación entera,
para que entiendan que lo que una vez fueran bastiones de la contra, hoy son “territorios
liberados” por el orteguismo. La liberación llegó, por supuesto, de la mano de
Roberto Rivas, quien obrando un nuevo milagro más, “voltea” los resultados dando
a los perdedores una victoria aplastante sobre los que habían ganado en buena
lid. Un mensaje dirigido también a todo el país: La Paz Viene y Nadie la Detiene.
Primero
serán los territorios que una vez fueron la cuna de la rebelión a comienzos de
los años 80’s. No hay contras que valgan, parece decir Ortega. Una parte está
en sus bolsillos, otra esta acéfala, sin dirección y otra se debate entre
seguir su propio rumbo o continuar de furgón de cola de políticos sin escrúpulos.
Una fuerza formidable que bien podría representar un sector más que necesario
en la lucha por restablecer la Democracia en Nicaragua. Miles de ciudadanos
que, habiendo luchado con el fusil en la mano por sus ideales, tienen arraigo
en sus territorios, liderazgo entre las bases campesinas y lo más importante,
la inmensa mayoría de ellos no se han vendido por las migajas del festín. Desde
las alturas del poder se conocen estas cosas y la hoja de ruta de la pacificación
del país pasa por silenciar, domesticar y doblegar el famoso Corredor de la
Guerra del que hablamos. La fuerza desplegada en los municipios que se resisten
a entregarse al fraude es desproporcionada. Las noticias y fotos que aparecen en
los medios de comunicación son más que elocuentes y solo traen a la memoria
cuando en los estertores del somocismo, la Guardia Nacional (GN) bajaba
pasajeros de los buses a la entrada de las ciudades para registrarlos, apartaba
a los jóvenes para ficharlos, en el mejor de los casos, y torturarlos y asesinarlos
ante la más leve sospecha de estar involucrados con los “Sandino – comunistas” en
el peor de los casos. Las escenas del
somocismo se repiten. Los errores del somocismo se repiten. Invariablemente, las
consecuencias que cosechó el somocismo se repetirán también.
Luego
la pacificación se extenderá al resto del país, solo que de la mano de un nuevo
arreglo. Con la zona conflictiva “tranquilizada” y mostrada como ejemplo de lo
que pasa a quienes se resisten a aceptar el nuevo orden orteguista, empujado
por el Gran Capital y los sectores empresariales que parasitan a la sombra del
gobierno y sus siempre tentadoras arcas presupuestarias, vendrá un nuevo pacto político.
Repartición de magistraturas y cargos en las instituciones del estado. La
estabilidad temporal comprada como en los mejores tiempos del somocismo, solo
que antes eran únicamente los conservadores zancudos, ahora hay más comensales
en la mesa, pululan moscas, zancudos, chayules y bocones y todos quieren lo que
ellos piensan que les corresponde. Todos reclamaran su parte por el trabajo
realizado en estos días. De nada servirán los reclamos por favores prestados en
las pasadas elecciones: movilizaciones mediatizadas, préstamo de tendidos
electorales, ceguera durante el conteo de los votos en las JRV y la nueva
enfermedad del zancudismo, amnesia temporal ante los reclamos de las bases de cumplir
las promesas de defender el voto robado. Al final se les darán las cuotas que el
que parte y reparte considere “justo”. Y a partir de aquí, todos a hablar
maravillas del futuro luminoso que nos espera con los grandes proyectos que se empezarán
a ejecutar, donde los invitados comelones también tendrán cabida para hacer sus
pinches negocios, porque es parte de la estrategia de cooptación: comed y
comamos.
Borrón
y cuenta nueva, porque el país necesita vivir en paz para que los negocios
prosperen y estos no serán pocos. Nuevos negocios llevados de la mano del Gran
Pulpo Económico: ALBA BUSSINES. Inversiones en energía eólica, en energía hidroeléctrica,
en energía geo térmica, en chino - comunicaciones, en mataderos, plantas
procesadoras de leche y maíz, coincidentemente estas tres últimas en el
Corredor de la Guerra, la zona donde la pacificación se está llevando a cabo. Muchos
cientos de millones de dólares de la cooperación venezolana al servicio de una
familia y una ínfima parte de ella para comprar las conciencias y voluntades
que sean necesario comprar para mantener una supuesta estabilidad social en el país.
Una estabilidad social que no puede ser alcanzada nunca, en tanto las
condiciones de desigualdad que se mantienen desde el somocismo, continúen. Una
estabilidad social imposible con un sistema económico excluyente, que beneficia
a una cúpula reducida en perjuicio de la inmensa mayoría de la población.
Las enseñanzas
de la historia son contundentes. No puede haber paz cuando la población está
siendo atacada, asaltada, vulnerada, violentada. La paz no llega por decreto
para que unos pocos continúen en su carrera desenfrenada por acumular más riquezas.
No puede haber paz cuando la mayoría de la gente se empobrece cada día más, sin
empleos y salarios que permitan prosperar a las familias nicaragüenses con
dignidad. La paz no es mantener a la población haciendo fila para estirar la mano
y ver que se le ocurrió a la doña regalar ahora. La paz no se alcanza robando elecciones,
mucho menos comprando políticos cobardes, deshonestos y sin escrúpulos. No habrá paz
mientras no haya democracia en el país. No
habrá paz mientras no exista Patria y Libertad para todos. Se podrá intentar la
pacificación del país, pero eso no es paz. Eso es el caldo de cultivo para que
el pueblo se decida por recuperar lo que le han confiscado: Justicia, Democracia
y Paz.
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