domingo, 6 de mayo de 2018

SE ADELANTA 9ª TEMPORADA DE JUEGO DE TRONOS… EN NICARAGUA


Uno de los serios problemas que tenemos los nicaragüenses es que nos encanta irnos por las formas y no por el fondo. Cada vez nos volvemos más predecibles para quienes desde las alturas libran una verdadera lucha por su existencia misma. Que si el Hotel tenia letras azules, que si eran blancas. Que había un edificio que ya no existe. Que de repente apareció más gente de la nada. Nos encantan las banalidades y obviamos lo más importante, que estamos en medio de una lucha que tiene varios frentes abiertos y que tenemos que analizar para que a nadie lo agarren movido.

Primer Frente: La lucha por la supremacía de las calles. Todos sabemos que este régimen ha mantenido la tesis de que quien tiene las calles tiene el poder. Después de la derrota del 90, la famosa consigna de “Gobernaremos desde Abajo” se traducía e interpretaba, ni más ni menos, a que las calles son nuestras y ahí va a residir nuestro poder en contra del poder. Y desde el dominio de las calles pusieron de rodillas a tres gobiernos. A partir del 19/4, la correlación de fuerzas cambio bruscamente por el acumulado de agravios que se juntaron después de 11 años. La chispa que encendió la pradera fue Indio Maíz y el INSS. Por qué perdió las calles Ortega? Porque se quedó solo. Porque abdico en quien no debía, ni podía, como ya lo comprobamos, manejar una crisis de este nivel. Once años despreciando a la fuente del poder callejero tenía que pasar factura. Muchos de ellos estaban ahora del lado contrario. Once años repartiendo migajas y haciendo ostentación de una riqueza obscena pasaron factura.

Segundo Frente: La lucha intestina por el poder. Quizás más feroz que la librada en las calles. Dos bandos diametralmente opuestos en discordia y disputándose el derecho de estar en la toma de decisiones al más alto nivel. Saben que la salud de Ortega es precaria y uno de ellos considera que por historia y galones son los elegidos a ejercer la continuidad del poder. El otro ya lo tiene y no está dispuesto a perderlo. Uno sabe que en un escenario de lucha popular generalizada, paro nacional y paralización total del país, el sandinismo desaparecería irremediablemente como alternativa política ante la conciencia ciudadana, porque para mucha gente, la mayoría me atrevería a decir, no hay ninguna diferencia entre sandinismo y orteguismo. Este bando, un poco más racional y pensante, apuesta por un sandinismo sin Ortega, eso sí, desplazando al otro grupo y disputándose lo acumulado desde el 2007. La presencia de Víctor Tirado López, independientemente de su condición de salud, y de Edén Pastora, es el esfuerzo de quienes tras bambalinas se mueven rápidamente. Como ganancia colateral se asesta un golpe a la credibilidad del MRS, verdadero incordio para el poder.

Tercer Frente: El Dialogo Nacional. Ortega abrió la caja de Pandora con lo del dialogo, habida cuenta de que siempre que ha hecho uso de él ha sacado los mayores réditos. Toncontin, Sapoa,  La Concertación, El Pacto con Arnoldo, El Pacto con Bolaños, El Repacto con Arnoldo. En todos ha ganado y en todos su máxima ha sido “Firmar me Harás, Cumplir Jamás”. Esta vez hay una “pequeña” diferencia, no tiene las calles y cada día que pasa, aunque la expresión ciudadana se perciba tibia, el rechazo a su gobierno es casi generalizado. La Iglesia Católica, otrora dócil en la figura cardenalicia de Obando y Bravo, está abierta y resueltamente al lado del pueblo. La Empresa Privada, socios, aliados, “consensuados”, está en una difícil disyuntiva, hacia qué lado sentarse? La silla del gobierno es excesivamente espinosa y la otra es peligrosa de cara a los intereses que por 11 años han sabido explotar. El tercer invitado, los estudiantes, “los chavalos”, tienen un perfecto aliado, la población nicaragüense. Toda la ciudadanía ha sido lacerada en su conciencia por los asesinatos, algo que no se va ni a olvidar, ni a perdonar. Ortega tendrá que hilar muy fino, si reprime, a como le están sugiriendo los que creen que estarán a salvo, sería su más grande equivocación. En este escenario nadie, repito, nadie, estaría a salvo y un torrente de sangre es lo que le esperaría a Nicaragua. Si negocia en serio, sabe que la demanda de su salida es el objetivo principal y en este escenario, lo que se impone es garantizar la seguridad y el dinero. Penco es el llamado a sacar las castañas del fuego, pero este está más quemado que las mismas castañas. Lo más obvio seria tratar de enfriar la situación, dando largas a todo este asunto, algo a lo que está apostando seriamente.  

Cuarto Frente: La Presión Internacional. Aun no se ha hecho sentir con la fortaleza que se espera y hay dos causas: La primera de ellas es Almagro. Con una actitud timorata, impropia de alguien que acusa furiosamente a Nicolás Maduro por hacer lo que, curiosamente y a un nivel más bajo, está haciendo Ortega y Murillo, no se atreve a acusar al régimen con la misma vehemencia que lo hace con Venezuela. La OEA es clave para que la situación nacional capte la atención del mundo entero. La segunda es la posición de los Estados Unidos. A pesar de la lucha frontal de un grupo de Congresistas y Senadores en contra de Ortega, la Administración Trump no ve una alternativa política clara a Ortega dentro del país. Con una oposición desarticulada y casi totalmente desprestigiada y desnuda de bases, no arriesgara saltar al vacío. La clave es mostrar una opción clara, aceptable, limpia y respaldada por la población en general. El problema es que hablar de esto en estos momentos es casi un anatema.

Puestas así las cosas, no es de extrañar que muy pronto veamos una rápida recomposición de las filas del sandinismo histórico y todos al unísono pedir la cabeza de la Reina. Lo interesante y que queda por ver son los dos factores necesarios y determinantes en esta lucha por el poder: Ejército y Policía, pero esto es motivo de otro análisis. Por lo pronto, todo pareciera indicar que la 9ª temporada de Juego de Tronos se adelantó en Nicaragua.


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